martes, 13 de septiembre de 2011

190.- Etapa 11 del CN del Guadiana. Molinos y miscelania (Corral de Calatrava - Ciudad Real)



190.1.- Etapa 11 del CN del Guadiana. Meandros (Corral de Calatrava - Ciudad Real).

Tenía señalado en el mapa escala 1:25.000 del Instituto Goegráfico Nacional con una flecha de post-it un supuesto molino en ruínas. Después de investigar la etapa en la cartografía y en las páginas web de los ayuntamientos del entorno, resultaba ser lo más relevante de lo que podía verse en el entorno de la ruta. No había más remedio que buscar esas ruínas. Y la búsqueda me obligo a atravesar un pastizal-cañaveral muy denso y más alto que yo que bordeaba el río, sin éxito alguno. Tal vez estuviese unos metros más allá o más acá, pero de lo que puedo dar fe es que no había una sola piedra con aspecto de ruina en el meandro del Guadiana donde se suponía que debía estar el Molino de Geldres. Por lo menos la excursión me sirvió para captar una buena foto del Río Guadiana, algo más crecido que unos kilómetros aguas arriba. Tanteando con los pies busqué una ubicación con suelo firme en lo alto del talud de la orilla, que muchas ganas de caer al agua no traía, y al menos no me fui de vacío.

Dios, como odio esas plantas que asoman en primer término. Cuando aparecen suelo troncharlas o arrancarlas sin miramientos, y si no condigo haciendo el bestia un tiro de cámara limpio y sin obstáculos visuales desisto normalmente de hacer la foto. Pero es que estas caña crecían al borde del barranco y era arriesgado eliminarlas, como hice con las que crecían alrededor en puntos menos comprometidos, y no quería volver al coche, bien recalentado por el sol en mi media hora de ausencia sin al menos una foto para el reportaje.



190.2.- Etapa 11 del CN del Guadiana. Restos de un puente (Corral de Calatrava - Ciudad Real).

Más suerte tuve a la hora de localizar el segundo objetivo en orden de importancia. Aunque todo es opinable. Además, el éxito no fue inmediato, y supuso esfuerzo y sufrimiento. El primer día de campo llegué como he dicho en la entrada anterior hacia el final de la mañana. Apenas dos horas de trabajo, pero a pleno sol. Sol de justicia e inmisericorde. Y no llevaba agua. Años atrás era capaz de soportar estas calorinas, pero lo cierto es que con los años las cosas cada vez me cuestan más esfuerzo. Cuando bajé a comer a Corral de Calatrava, solo en el comedor, servicio personalizado, me bebí la botella de litro y medio una velocidad que hubiera causado pasmo a cualquiera que me hubiera visto. ¿Cuántas veces habré oído en mi vida el reproche: "Te va a sentar mal si bebes tan rápido"?¿Un millón de veces? Y sin nada que narrar. Pero siempre hay una primera vez. Toda aquella tarde la pasé con las tripas descolocadas, rugiendo desaforadas, y con un mareo que el Sol tuvo a bien agudizarme y darle la compañía de un fuerte dolor de cabeza.

Busqué la orilla del río, y entre ella y yo, donde erróneamente había fijado la posición del Molino de Valbuena, que ya digo que no andaba muy centrado, apareció una zona de cañaveral que hube de atravesar a pulso. Es que del otro lado de las cañas algo se veía. Cuando pude acceder al sitio vi que se trataba de dos arcos de puente, sin tablero superior, las ruinas de alguna estructura antigua. Pensé que eran los restos del puente asociado al molino, así que escalé los arcos uno detrás del otro, casi reptando, para ganar el otro extremo. Y allí no había nada. Tras recorrer el entorno no vi nada de nada por ningún sitio. Así que me volví con un par de fotografías malas que son más documento que otra cosa. Días después considero que el resultado de la aventura fue muy fructífero porque me equivoque de lugar, y allí donde investigué, que pude situar en el mapa sin problemas una vez que mi tripa dejó de meter baza y en la quietud de mi casa en Madrid, el mapa no indicaba que hubiera nada. En otras palabras: había realizado un modesto hallazgo de patrimonio.

Lo se, en la imagen el segundo arco, que está fotografiado desde lo alto del primero, no parece ni tan fiero ni tan relevante. Haced vosotros un hallazgo de patrimonio y comparamos, que estoy harto de tanto listo. Me sentí aquella tarde como Don Quijote luchando en tierras manchegas contra molinos, aunque en este caso fluviales. Y aquellos dos arcos con las tripas en zafarrancho de combate y el cerebro amotinado, doy fe que parecían gigantes. Estampe las huellas de mis pies sobre sus piedras cubiertas de rala hierba seca, y en la imagen que capté dejé mi firma en la esquina inferior derecha en forma de silueta. para que conste en los anales de aquí en adelante. Bueno, más bien por descuido. Buena muestra de lo mal que andaba es que dejé que apareciese mi sombra en una fotografía.



190.3.- Etapa 11 del CN del Guadiana. Molino de Valbuena (Corral de Calatrava - Ciudad Real).

Tras luchar con el cañaveral, muy crecidito al verme tan indefenso, después de reptar y arrastrarte de vuelta al coche, acabé la etapa como buena mente pude. Osea, mal. De camino al hotel en Piedrabuena, tras desandar el último trecho de camino para cabras y acceder a la carretera CR-4124, vi de refilón al tomar una curva el segundo de los molinos que había andado buscando aquella tarde. Estaba donde menos lo podía esperar, junto a un descampado, en el borde del bosque de galería del Guadiana. para ser más visible habría hecho falta que se pusiera uno se esos chalecos fluorescentes que usan los operarios de mantenimiento de las autopistas. Anoté la tarea de visitarlo para el día siguiente. No estaba ni para una parada. Si algo me ha enseñado el trabajo de campo es que ninguna tarea debe posponerse cuando encuentras la oportunidad de realizarla. Nunca se sabe que ocurrirá después, si volverás al sitio donde te encuentras, si al hacerlo ya no habrá oportunidad deshacer fotos por falta de luz o cualquier otra circunstancia. Pero al día siguiente, mucho mejor pude dedicarle todo el tiempo al principal objetivo de la Etapa 11 del CN del Guadiana.

Si las cosas han de juzgarse por su apariencia aquellas ruinas pintarrajeadas no merecían ni medio minuto de mi tiempo. Ninguna de las fotos que hice sirve para enmascarar lo que ahora es el molino, una construcción que parece una chabola de extrarradio tras ser derribada por los bulldozer del ayuntamiento. Los molinos de agua no fueron construidos para embellecer el paisaje sino para ser útiles. He visto muchos en estos años en un estado lamentable. Pero a veces topas con uno que compensa todas las desilusiones. No fue esta vez. pero seguiré participando en este juego de azar. A veces se gana. Alguna entrada de este mismo blog da fe de que es cierto lo que digo.



190.4.- Etapa 11 del CN del Guadiana. Puente del Molino de Valbuena (Corral de Calatrava - Ciudad Real).

Después de atravesar el molino, de recorrer todas sus estancias, que eran muchas, algunas de ellas ya sin techumbre o parte de algunas de las paredes, accedí a la fachada que daba al río. Tal como decía el mapa, allí había un puente antiguo, de mampostería de piedra. Medio en ruinas. Pero los trocos de puente tienen mucha más prestancia, señorío, caché, que los trozos de molino. Era el puente que el día anterior había confundido con los dos arcos encontrados junto a un cañaveral del Guadiana. Y aquellas ruinas me trajeron un misterio gozoso. ¿Cómo diablos había logrado acceder aquella furgoneta hasta la mitad de su plataforma. Si no lo ha traslado hasta allí desde el aire un Chinook. Estuve por preguntárselo a la señora que me encontré trasteando en su zona de carga. Pero era extranjero y daba la impresión de no haber oído en su vida a gente hablando en Castellano. Y yo en plena Ruta de don Quijote. Hice las fotos con cierta rapidez. Sin prisa pero sin pausa. Después de 14 años recorriendo los lugares más recóndidos del mapa ya me va tocando ser víctima de algún psicópata o ser abducido por extraterrestres para un encuentro en la cuarta fase. Toco madera.

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