martes, 30 de agosto de 2011

188.- Ejemplar de olivo (Olea europaea) en Molina de Segura (Murcia)



188.1.- Ejemplar de olivo (Olea europaea) en Molina de Segura (Murcia).

A veces el trabajo es sencillo y el principal esfuerzo reside en la conducción durante el desplazamiento al lugar y la vuelta a casa. Algo menos de 400 kilómetros separan Madrid de Molina de Aragón. Pero la conducción hace tiempo que dejó de resultarme fatigosa. El coche con el que "eche los dientes" como conductor fue un viejo Volkswagen Passat sin aire acondicionado y sin más compañía que una radio medio estropeada. Los viajes largos en aquel automóvil si que eran duros. Uno como el que realicé el viernes pasado a Molina de Aragón, en pleno agosto ni os lo imagináis lo que eran. Recuerdo viajes a Murcia, que era un lugar de destino habitual,  con las ventanillas bajadas para poder ventilarme con el viento tórrido de fuera, y el ruido del roce del aire con el coche atronando en los oídos que me impedía oir la radio, ya de por sí difícil de escuchar. Si a esos inconvenientes sumamos el estrés en la conducción por querer llegar pronto para tener más tiempo para poder trabajar sobre el terreno, el resultado es que acababa agotado. Antes solía hacer viajes de un solo día. A las 7 de la mañana ya estaba en la autovía correspondiente camino de mi destino. En cierta ocasión despache un trabajo en Huelva en una sola y disparatada jornada. 1.300 kilómetros más las tres o cuatro horas gastadas en fotografiar el recorrido de una tubería. Ahora hago los desplazamientos la tarde anterior. Sin embargo, no me cansa viajar. Tal vez me aburra a ratos algunas veces y otras me haga enloquecer si me desplazo con el ánimo alterado. Que se yo, por estar enamorado, por ejemplo. Eso siempre anima a la locura a hacer acto de presencia cuando estás solas con tus pensamientos durante muchas horas.

El jueves pasado viajé hasta Toldo de Minateda, a la altura del kilómetro sesenta y tantos de la N-301. Dormí en un hostal de carretera situado un poco más allá de Hellín, donde Albacete se transforma en otra cosa para poder parecerse a Murcia en la frontera entre ambas provincias. La mañana del viernes recorrí los 60 kilómetros entre Toldo de Minateda y Molina de Aragón, hice el trabajo, que no me llevó más de una hora. Y de vuelta a casa. Sencillo. Habrá quien lo considere absurdo o excesivo, injustificado, pero fueron 800 kilómetros de contemplar paisajes. Algunos únicos, como los existentes en la zona de fricción entre La Mancha y Levante, con montañas color verde limón por estar forradas por un manto de esparto como única vegetación.

La obra que me llevó hasta allí pretende la construcción de una estación de bombeo en unas instalaciones de Aguas de Murcia, la empresa seudo-estatal que gestiona el agua en aquella región. Han decidido construirla justo en el sitio que ahora ocupan un grupo de olivos, 7 en total, bastante añosos, plantados con fines ornamentales en una parcela situada junto a la verja de cerramiento. Así que se han decidido trasplantar esos árboles a otro lugar. Desde el punto de vista ambiental ese es el único aspecto relevante de las obras, así que fotografíe los 7 árboles repetidas veces. También sus 6 compañeros salvados de la quema situados unos cuantos metros al sur. Y por dejar constancia de mi presencia allí y porque los árboles, más los olivos con años y con carácter, siempre resultan fotogénicos, dejo un par de fotografías en el blog.



188.2.- Ejemplar de olivo (Olea europaea) en Molina de Segura (Murcia).

La idea de usar olivos añosos como elemento ornamental es una idea feliz relativamente reciente. Se trata de árboles torturados por las sucesivas podas con fines productivos que sufrieron cuando vegetaban en una era. Con estas podas se trata de eliminar la melena superior de ramas para permitir que la luz penetre en la copa y así aumente la producción de fruto. Las podas acortan la vida del árbol pero le confieren personalidad. Igual que se la confieren a un tullido o un manco. Los troncos gruesos, nudosos y retorcidos, como con nervaduras, son muy vistosos. Un ejemplar de este tipo es capaz de llenar visualmente el interior de una rotonda de carretera, una pequeña parcela a ajardinar, un parterre en que no se sabe muy bien que poner. Al lado de mi casa, junto al Corte Inglés de castellana, al pie del edificio Windsor, pusieron uno en una parcelilla terriza y queda la mar de propio. Si además le dotas al conjunto de un sistema de riego por goteo el apaño es total, porque garantizas unas condiciones de vida a los árboles que les permitirán un retiro estable y tranquilo. Se acabaron las podas, los vareos para arrancar la aceituna de los ramillos del año, los ajetreos del trabajo. Ahora a disfrutar de la jubilación ornando algún parquecillo, o tapando unas instalaciones con su mera presencia testimonial. Espero que el lugar en el que se les realoje sea igual de bueno que el que ahora gozan, y que en la mudanza no se lleven por delante a alguno. Sobrevivieron a la llegada a la ciudad, así que hay que ser optimistas. Momento: 25 de agosto de 2011.

domingo, 21 de agosto de 2011

187.- Puentes sobre el Río Voltoya a la altura de Vicolozano (Ávila).



187.1.- Río Voltoya a la altura de Ojos Albos (Ávila).

Desde una posición tan elevado y con tanta vegetación de ribera es difícil ver el caudal del agua. Se me habrá de creer si digo que en el fondo de la hendidura discurre el Río Voltoya. Fresnos y sauces ocultan el agua. Se trata de un cauce de montaña en todo caso. Este río tiene la rareza de que a pesar de discurrir por la ladera norte de la Sierra de Guadarrama nace en Madrid. No, no es que cruce las montañas. La solución al misterio es que lo hace en un enclavado de la provincia madrileña situado en la vertiente abulense.



187.2.- Puentes sobre el Río Voltoya a la altura de Ojos Albos (Ávila).

Esta parada fue ya fuera de mi horario de trabajo. Nada tenía que ver este con el Río Voltoya. Pero los dos viajes de ida y vuelta ya realizados a Vicolozano me habían permitido descubrir un nuevo ejemplo de un hecho que he podido constatar en mis viajes. En realidad es algo elemental y sobrado de lógica. A lo largo del tiempo los camino que unos puntos distantes tienden a discurrir por los mismos parajes. Por eso es relativamente frecuente ver alineados varios puentes en un mismo tramo de río. Las sucesivas carreteras que se construyen a lo largo de los años son trazadas por los mismo sitios. En cuanto a los secretos de la geografía, que itinerarios convienen, no hemos avanzado casi nada desde los tiempos de los romanos, que son quienes trazaron la primera red de caminos. Este punto del Río Voltoya es un buen ejemplo. En el se alinean cuatro puentes. En la imagen pueden verse tres de ellos. El más evidente es el de la autopista de peaje A-51, construida hace muy pocos años, y que sirve de acceso a Ávila desde la autovía A-6, casi desde la entrada norte del túnel de Guadarrama. El segundo es el puente antiguo que puede verse medio oculto entre la vegetación arbolada del Voltoya, en primer término. El tercero es el que permite a la carretera N-110 el cruce del cauce, y que se puede ver bajo las pilas del viaducto de la A-51, a la izquierda de la imagen. El cuarto es desde donde se realizó la imagen, el puente de un antiguo tramo de la N-110, en desuso tras la mejora del trazado de esta carretera. Los 4 puentes se alinean en un espacio de menos de 400 metros de longitud.



187.3.- Puentes sobre el Río Voltoya a la altura de Ojos Albos (Ávila).

El puente en último termino es desde donde se tomó la imagen anterior. En esta puede verse con más claridad  el puente antiguo. Se trata probablemente de un puente romano, fabricado con granito, de un solo arco, con restos de calzada en ambos extremos. Probablemente se trate de un ramal con dirección a Ávila de la Calzada Romana Intercatia-Complutum. Debí bajar hasta el cauce para documentar mejor el puente y la calzada adyacente. Pero es complicado resistirse a las ganas de subirse al coche cuando llevas horas de trabajo de campo. Hacer esta parada me costó lo suyo, a pesar de lo que me interesaba hacerla. Además, tres años han hecho falta para que vayan a verse estas fotos, además del jurado del concurso de adjudicación de la obra. Tengo que reconocer que este blog es una bendición. Aunque no lo frecuentará mucha gente. Son años de trabajo que al final parece que vana  servir para algo. prometo bajar la próxima vez que recorra la N-110 camino de Ávila.

186.- Iglesia Parroquial de Vicolozano (Ávila)



186.- Iglesia Parroquial de Vicolozano (Ávila).

Algo más lejos de Ávila capital, cerca del polígono industrial que iba a abastecer el tendido de tubería, se sitúa el pueblo de Vicolozano, que conserva una iglesia románica del siglo XV, elegante y hermosa, con esbelto campanario con el que avisara a sus muy escasos feligreses, y que parece posterior al resto. Construida con granito, como corresponde a los aledaños de la Sierra de Guadarrama. Piedra clara. Bien cuidada. Casi un regalo aquella mañana. No recuerdo si el tendido discurría por sus alrededores. Creo que sí. Las matas en primer término me recuerdan que ésta es tierra de moras.

185.- Cordel de las Merinas (Ávila)



185.1.- Cordel de las Merinas (Ávila).

Tenía que revisar una vía pecuaria, el Cordel de las Merinas, junto a la que iba a discurrir un tendido de tubería. Esta colada discurre al norte de la ciudad de Ávila, cruza la Autovía A-51 mediante un paso inferior y se atreve a adentrarse en el casco urbano de la ciudad. Fue un agradable paseo, entre encinares, jaras, tomillos, lavandas y otras subarbustivas aromáticas. me cruce con ciclistas y paseantes dominicales. Como su nombre indica, el cordel se usaba, entre otras cosas, para llevar ovejas merinas al mercado de Medina, partiendo de Salamanca, con un recorrido total de unos 100 kilómetros.



185.2.- Cordel de las Merinas (Ávila).

El camino era apto para el coche, que me ha aguantado muchos caprichos el pobre. Pero lo dejé al inicio, junto a la A-51, bajo una encina con sombra amplia, y estuve por espacio de una hora caminando por esta vía pecuaria reconvertida en camino vecinal y para paseantes de las urbanizaciones del entorno de Ávila. Llama la atención la presencia del tendido eléctrico de alta tensión. Casi todos los tendidos de comunicación discurren por las mismas rutas. Tienen mucha lógica, aunque afee el paseo a quien decida usar esta trocha para hacer ejercicio.



185.- Encinar en el entorno del Cordel de las Merinas (Ávila).

No me puedo resistir a incluir otra imagen del encinar, que evoca mi infancia, con los berroques de granito manchados de musgo. Son suelos a veces poco profundos. Las raíces de las encinas tienen trabajo. La abundancia de roca en el perfil explica también el escaso desarrollo de estos árboles.

184.- Encinar sobre berroques al norte de la ciudad de Ávila (Ávila)



184.1.- Encinar sobre berroques al norte de la ciudad de Ávila (Ávila).

La raíz de las montañas, lo que queda cuando han envejecido y han perdido su envoltura de material blando sedimentario, es el granito, una roca formada por cuarzo, feldespato y ferromagnesiano. El granito en bruto ha nacido para ser muro. Se quiebra cuando el impacto es terrible, pero jamás cede al empuje. El norte de Madrid, la propia sierra de Guadarrama en sus dos faldas, es un campo de berroques, de bloques de granito sobresaliendo del suelo, creando colinas de piedra, donde las encinas y enebros se apoderan del territorio. Difícil distinguir una vertiente de Guadarrama de la otra. Si el sur de Madrid es manchego, con suelos margosos y calizos, el norte es serrano. Y la encina está en ambas partes, porque se amolda a casi todo. Solo elude los extremos, el frío de las montañas y la aridez de los páramos donde la lluvia es una extraña sin una hora precisa de visita. En paisajes como este paseaba con mi familia cuando era niño. Pedía campo sin atisbo de ciudad y me daban esto, el país de la encina y el berroque, para que lo recorriera investigando hormigueros, persiguiendo caballitos del diablo, observando el yoga y la meditación de las lagartijas sobre las piedras calientes al sol y capturando saltamontes.

La encina es un árbol con carácter cuando procede de semilla, como el ejemplar de la imagen. Tronco tortuoso, corto, pero robusto, y una copa densa, irregular, que en el pie de la imagen está descompensada y se prolonga hacia la izquierda, pero que le confiere personalidad al árbol. No hay dos encinas iguales, como no hay dos pinos piñoneros. Son especies que mejoran cuando no crecen en masa. La soledad les otorga belleza., un porte elegante, una razón para apropiarse de nuestra mirada.



184.2.- Encinar sobre berroques al norte de la ciudad de Ávila (Ávila).

Podría parecer sorprendente en principal la existencia de un encinar de esta calidad al lado de la Ciudad de Ávila, cuyo límite se sitúa a menos de un kilómetro de donde está tomada la fotografía. Pero es que todo lo que no es ciudad es monte o campo, y este se adentro en el ámbito urbano como el agua del mar en la tierra en una ría. Ávila no necesita jardines contando con encinares como este a la distancia de un paseo. Bajar a comprar el par y volver a casa dando un rodeo que te adentra en el monte. Me imagino que en ese detalle hay mucha calidad de vida. Aunque cuando obtienes algo normalmente has de dar algo a cambio. La naturaleza alcanza su esplendor allá donde la ciudad y los inventos del hombre, entre los que se encuentra la agricultura, retrocede. Allá donde un arado lo tiene difícil es donde el bosque tiene más posibilidades de tener voz y palabra. Y aquí, en Ávila, los berroques son un serio hándicap para quienes quisieran roturar estas tierras. Las faldas de Guadarrama son tierras sobre todo para el ganado, no estabulado principalmente. Ni tuyo ni mio, le dice el monte a la ciudad, lo agrícola a lo urbano. Los cuatro pies de encina juntan sus copas para formar una sola, toda la imagen es tan solo un manchón verde donde las hojas de las encinas se confunden con las de las jaras en el sotobosque.



184.3.- Encinar sobre berroques al norte de la ciudad de Ávila (Ávila).

Si esto fuera un cuadro hablaría sobre diagonales, que es de lo que se suele comentar sin falta en los análisis de pinturas. hay una clara que conduce desde la esquina superior derecha a la esquina inferior izquierda, trazada por la copa de la encina. Una segunda, como contrapeso, marcado el aspa en la imagen, es insinuada por la nube arriba, secundada por el árbol de copa clara, tal vez un olivo, abajo en la esquina contraria. Fotografiar encinas puede llegar a ser adictivo, puede que a alguien le haga sonreir esta afirmación, pero aseguro que es cierto. Luego llegan los problemas si has de escoger entre muchas imágenes las que has de utilizar en un reportaje fotográfico, porque el encinar es de los tipos de masa forestal más cambiantes cuando los recorres por dentro. Una encina por si sola varía según desde donde la mires. Desde un perfil puede ser cuadrangular, como esta, y desde el punto de vista contrario redondeada o alargada. Cierto que ocurre en general con todos los árboles, pero con las encinas de forma más acusada. Por eso es conveniente fotografiarlas desde varios sitios, porque a menudo te sorprende un perfil respecto a los demás.



184.4.- Encinar sobre berroques al norte de la ciudad de Ávila (Ávila).

Donde el encinar se abre y está representado por pies aislados procedentes de brotes de raíz la estepa negra (Cistus salviifolius) rellena los huecos y colorea el suelo con sus flores de pétalos blancos y estambres colo yema. Parecen huevos fritos de codorniz. Se que la fecha grabada en los archivos de las imágenes es incorrecta. Julio es demasiado tarde para que florezcan este tipo de jara. En realidad casi cualquier matorral o árbol. Probablemente estrenara cámara. También eso explicaría las fotos apaisadas. Aunque se agradezcan.

sábado, 20 de agosto de 2011

183.- Río Pisuerga a la Altura de Soto de Cerrato (Palencia)



183.1.- Río Pisuerga a la Altura de Soto de Cerrato (Palencia).

A medida que el río avanzaba hacia el oeste el cauce iba perdiendo la cintura. No se la razón, y es posible que en parte se debiera a las abundantes lluvias de los últimos años. En la foto da la sensación de que una isla interior ha quedado bajo la lámina del agua, con los esqueletos de los chopos sobresaliendo, árboles que tienen enterradas su raíces en tierras anegadas. El tronco delgado en primer término señala el sentido que sigue la corriente, y es indicio de que probablemente hubo una crecida hace relativamente poco que, con el ímpetu del agua, lo obliga a inclinarse hasta casi quedar horizontal.



183.2.- Río Pisuerga a la Altura de Soto de Cerrato (Palencia).

En los meandros en torno a Soto de Cerrato el río acaba por desfondarse. No siquiera queda claro donde está la otra orilla. El río parece un embalse, y uno entiende perfectamente que en un lugar resguardado del hombre, con una superficie de lámina de agua tan extensa tiene que ser un paraíso para las aves acuáticas. Toda esta zona bañada en agua de forma tan generosa será salvada por el tren de alta velocidad mediante un largo viaducto, cuyos pilares eludirán el lecho del río en la medida que se pueda, y con la plataforma protegida con pantallas bien visibles para evitar el choque de las aves. El agua parece trazar remolinos para evitar discurrir en la dirección que le corresponde. Es un río renuente a acatar su destino, no me cabe otra explicación a lo que he visto a lo largo del día.

viernes, 19 de agosto de 2011

182.- Iglesia de La Asunción de Nuestra Señora de Soto de Cerrato (Palencia)



182.- Iglesia de La Asunción de Nuestra Señora de Soto de Cerrato (Palencia).

La iglesia parroquial de La Asunción de Nuestra Señora, de Soto de Cerrato, es un templo del siglo XVIII de una sola nave, con cubierta plana, adornada con yeserías. Lo más interesante para mí en el momento que tomé la foto eran los cuatro ejemplares de cigüeña blanca (Ciconia ciconia) encaramados al techo del campanario. Es exagerar, pero se suelen imponer condiciones a las obras públicas de tramos de carreteras o de tren de AV si el trazado discurre cerca de nidos de cigüeña. Se prohíben entonces las actuaciones ruidosas durante el periodo de cría. La especie hace mucho que dejó de estar en peligro de extinción, siquiera amenazada. Lo más probable es que haya superpoblación. Además, no tengo claro de que el ruido de la actividad humana les perturbe demasiado. Pero quedan muchos viejos hábitos de pensamiento en temas ambientales. Se diría que los tres ejemplares situados en el borde del nido son crías del año al final del periodo de cría, de unos 3 meses de edad tal vez, y el otro ejemplar un progenitor. Momento: 26 de junio de 2009.

181.- Llanuras cerealistas de la Comarca de Cerrato (Palencia)



181.1.- Campos de trigo de la Comarca del Cerrato (Palencia).

En la Castilla situada entre la dos sierras, la de Guadarrama y la de los Picos de Europa, la que ocupa las tierras más llanas, el oleaje del mar es sustituido por el del cereal a punto de ser cosechado. El Pisuerga está tanto ante mí como a mis espaldas, porque en las llanuras cercanas a la ciudad de Palencia el río traza amplios meandros, algunos cercanos al giro completo, como si quisiera regresar por donde vino. Hay un aspersor en mitad del campo de cereal que delata el uso de esta parcela en el pasado para el cultivo en regadío, del maíz probablemente.



181.2.- Campos de trigo de la Comarca del Cerrato (Palencia).

Los campos de trigo, salpicados de pequeñas parcelas de regadío, ocupan la llanura que media entre el Pisuerga y las lomas que discurren paralelas al río, creadas por alguna falla en el terreno, como delata su contorno cuadrangular. Al pie de esos altos una alfombra verde cubierta por la bruma de agua de los aspersores. El paisaje castellano apenas deja rincones que no sean accesibles a la vista, todo es fácilmente comprensible al primer vistazo, sin enigmas, con referencias claras. El paisaje castellano apenas ofrece dobleces

180.- Río Pisuerga a su paso por Reinoso de Cerrato (Palencia)



180.1.- Río Pisuerga a su paso por Reinoso de Cerrato (Palencia).

El Río Pisuerga a su paso por Reinoso de Cerrato se empereza. Las aguas son tranquilas y oscuras, con plantas acuáticas que pintan de verde claro la superficie del agua junto a las orillas. Hay un puente ya sin uso que cruce el cauce. Medio derruido, la hierba crece en la que ha dejado de ser una plataforma regular, nivelada. Se adivina incluso que falta la mitad del puente que oculta el arbolado. Chopos, sauces y fresnos, la infantería habitual en las riberas de los ríos, cubren ambas orillas por completo. Castilla y León es tierra de silencios. Solo el rumor del agua, apenas audible, me separa de la quietud absoluta.



180.2.- Río Pisuerga a su paso por Reinoso de Cerrato (Palencia).

Algo más allá, cerca, aguas abajo, la vegetación de la ribera se abre y me deja acceder a la orilla, hasta la cabecera del talud de la ribera. En la margen en la que me encuentro predominan las formaciones de juncos, y en el inicio del meandro se inicia una alineación de chopos que mejoran el encuadre. En la otra son los fresnos, de porte arbustivo aun, quienes ocupan la primera línea junto al agua. Castilla y León bien puede ser el punto de partida o el último refugio. La nieve y el calor asfixiante del sol son igual de congruentes en estas tierras. Y los ríos son anchos y calmados, una herida de labios arbolados en el desierto de vegetación que los rodea.

martes, 9 de agosto de 2011

179.- Embalse del Portaje (Cáceres)



179.1.- Charca segregada de la lámina principal del Embalse del Portaje (Cáceres).

Cualquier charca en Extremadura luce como una princesa, adornada por los ranúnculos blancos y amarillos. Y si refleja lo que la rodea muy probablemente lo hará embelleciendolo, mejorándolo de forma sustancial. Se diría que la disposición en la imagen, la elección de los colores y su mezcla, es obra de un estilista, por que mayor acierto no cabe para que la composición sea tan hermosa, hasta extremos de no parecer natural, de dudar y llegar a pensar que se trata de un montaje. La pequeña laguna probablemente sea parte de la lámina de agua principal del embalse, que ha quedado aislada al bajar el calado del pantano.

Quizás sea esta una de las imágenes que sobre el terreno me han parecido más hermosas de todos mis viajes de trabajo. Otras veces al llegar a casa descubres tesoros visuales que en parte solo tenías conciencia de llevarte contigo en el regreso. A veces por que vas saturado de paisajes, o por que llevas prisa y no te detienes el suficiente tiempo a sopesar la calidad de lo que ves. Pero ya en el momento en que paré el coche, precisamente para poder arrebatarle al paisaje esta panorámica, sabía que algo extraordinario llevaba en la cámara de fotos. Esto es algo que solo puede verse en Extremadura, y además con cierta frecuencia. Por que solo allí se dan los ingredientes: masas arboladas abiertas, profusión de láminas de agua de todos los tamaños y orígenes, humedad constante en el suelo, salvo en verano, y ese regalo para los ojos que son los ranúnculos.



179.2.- Embalse del Portaje desde la Presa (Cáceres).

El destino final de aquel día es la Presa del Portaje. Son las siete y media de la tarde y apenas hay luz. Muchas de las imágenes que capto en esos últimos momentos quedan desvirtuadas por el juego de sombras y luces, por un sol que irradia demasiado cerca del horizonte. Desde el camino que corona la presa obtengo algunas instantáneas. Hay islas en el pantano, arboladas y con césped, lo que le da al conjunto una apariencia de campo de golf. El azul del agua oscuro y metálico, su superficie rizada son indicios del frío en un atardecer de febrero. Este el el punto de partida del camino del agua que le llevará a recorrer muchos kilómetros hasta arribar en el Embalse de Guadiloba. Y he recorrido ese camino en sentido contrario desde su desenlace hasta su inicio. Porque hay algo que te lleva a dejar para el final el punto más alejado de todos. Es esa necesidad de poner a prueba los vínculos invisibles que te ligan a tu hogar, a tu propio punto de partida, exigirlos para comprobar que no se rompen, que son fuertes y sólidos. He tenido suerte con la orientación de la panorámica, el sol queda a mis espaldas, aun colabora en estos últimos minutos de trabajo.



179.3.- Embalse del Portaje desde la presa (Cáceres).

La presa se construyó al lado de la Ermita de la Virgen del Casar, Patrona de Portaje. Basta orientar el objetivo de la cámara un tanto a la izquierda para obtener una imagen que difiera mucho de la anterior, por mucho que una mirada atenta detecte enseguida el parentesco entre ambas fotos, la zona de solape.El agua comienza a tener la piel de gallina por el frío, como yo. La puesta de sol es rápida y solo me demoro porque se que he acabado el trabajo.



179.4.- Embalse del Portaje desde la presa (Cáceres).

Esta imagen me recuerda aquella explicación en cierta conferencia sobre Rubens. El orador nos dijo que había comprendido la maestría del pintor al percatar el reflejo en el río de las túnicas de colores de las bañistas del cuadro Diana y Calixto. Ver en que forma sutil los azules y rojos de las vestimentas tenían su rastro en la corriente de agua le había convencido del virtuosismo del pintor flamenco. Algo parecido pasa aquí, no con el fotógrafo, claro, sino con lo que nos ofrece la naturaleza. Ese rubor del agua en la orilla, junto a la escollera, no es otra cosa que el reflejo de las nubes que quedan más lejos del influjo del sol al caer la tarde. Nubes bajas en levante, al oeste, que faltas de luz enrojecen y tiñen el cielo de violetas y fucsias. Colores que también dejan su impronta en la lámina de agua del embalse. La última foto de la jornada, y en ella fotografío un ocaso, y además de forma indirecta, como en un truco de magia. El día no puede haber sido más provechoso. Y Cáceres queda relativamente cerca. Un paraíso al alcance de la jornada. Quisiera quedarme, pero las aguas rizadas, que parecen abiertas, y las montañas lejanas, terminan por convencerme de que el frío es real. Otro día será que lo disfrute.

178.- Alcornocal en el entorno de Portezuelo (Cáceres)



178.1.- Camino de Riva en el tramo que atraviesa los alcornocales de Portezuelo (Cáceres).

Por el camino de la Riva iba a discurrir el tendido de tubería procedente del Embalse de Guadiloba. El alcornocal (Quercus suber) es una de las señas de identidad de Extremadura, junto a la dehesa. casi toda la producción mundial de corcho radica en la Península Ibérica, más en España que en Portugal. La industria vitivinícola lleva siglos buscando buscando una alternativa al puñetero tapón de corcho sin éxito, así que hablamos de una industria con cierto interés. Que sería aun mayor si españoles y portugueses, sobre todo nosotros, supiésemos aprovechar nuestros propios recursos. Tantas cosas que son casi exclusivas de nuestras tierras y que apenas se conocen fuera. Medio mundo desconoce la existencia siquiera del aceite de oliva. En Sudamérica, por ejemplo, que debería tenerlo presente por los lazos culturales.

Las sombras son alargadas. Son las seis y media de la tarde y me queda poco tiempo de luz. En los claros de la masa han plantado pies de alcorque de una sola savia, protegidos por rubos de rejilla metálica para evitar que se los coma el ganado. Algunos árboles muestran el tronco desnudo al haber sido descorchado hace pocas temporadas. No es mucho el tiempo que deambulo por allí. El camino no es muy propicio para el coche, así que doy la media vuelta sin haber recorrido mucho camino. Me queda el principal objetivo, el origen del tendido de tubería.



178.2.- Masas de encinar en el entorno de Portezuelo (Cáceres).

No estoy seguro, pero creo que el pueblo que se ve al fondo de la imagen es Pedroso de Acim. Entre la localidad y el punto donde se hizo la fotografía las masas de alcornocal lo cubren todo. El claro en primer término ha sido repoblado recientemente. En este caso los plantones no cuentan con protecciones de malla metálica, aunque se adivina la existencia de un vallado que delimita y acota para el ganado la zona plantada.



178.3.- Masas de encinar en el entorno de Portezuelo (Cáceres).

Si la anterior imagen estaba dirigida hacia el norte, tal como delatan las sombras de los árboles, ésta lo está hacia el sur. Y también al fondo puede verse un elemento geográfico importante. En este caso se trata del Castillo de Portezuelo, antigua fortaleza en ruinas que pude fotografiar horas atrás.

domingo, 7 de agosto de 2011

177.- Rodal de eucaliptos (Eucalyptus globulus) en el Embalse de Alcántara 2 (Cáceres).




177.- Rodal de eucaliptos (Eucalyptus globulus) en el Embalse de Alcántara 2 (Cáceres).

Justo al otro lado de la carretera secundaria que conduce hasta el Puente de Alconétar existe un rodal de eucalipto (Eucalyptis globulus). Se trata de un tipo de vegetación muy inusual en la zona. Nada menos que la especie proscrita por los ecologistas. Pero el contraste entre el verde intenso del follaje, el pardo rojizo de los troncos, el azul del cielo y el blanco de las nubes dan un colorido de tarjeta postal a la imagen. Son cerca de las cinco de la tarde y el día pesa. A las 7 de la mañana ya estaba en la carretera y no he parado desde entonces. La comida incluso ha sido despachada con un bocadillo para no invertir un tiempo del que no dispongo. Es invierno aun y los días son cortos. Aunque estemos en el oeste los minutos extra de luz no vana ser muchos. El cansancio comienza a hacer aflorar cierta melancolía. No es que lo recuerde con exactitud, es una constante en los días de trabajo intenso y prolongado, cuando te agobio el saber que no podrás ver todo lo programado. Es el momento de hacer una llamada. Si hay suerte me contestarán y tendré algunos horas más de combustible anímico. La soledad es como el vuelo sin motor, estás a merced del viento y si sabes aprovechar las corrientes de aire podrás llegara  donde quieras. Pero una vez aterrizas, que tocas tierra, que te haces cargo de tu situación y la asumes, no puedes volver a retomar el vuelo, has de resignarte a quedar varado allá donde hayas posado tus ilusiones,

176.- Puente de Alconetar en la Vía de la Plata (Cáceres)



176.1.- Puente de Alconetar en la Vía de la Plata (Cáceres).

El Puente de Alconétar fue uno de los damnificados por la construcción del Pantano de Alcántara 2, aunque no derrotado, ya que otros también de carácter histórico desaparecieron bajo las aguas. Su precio para sobrevivir fue verse desplazado seis kilómetros hacia el norte, hasta situarse cerca de la localidad de Garrovillas de Alconétar. Me queda la duda de si es por eso que el puente en la actualidad no cubre todo el trecho de agua que se supone que debe salvar. La mayor parte de él queda en una margen, situándose en el extremo opuesto tan solo algunos restos, sin nada entre medias.

Este puente formaba parte de la antigua calzada romana Iter ab Emerita Caesaraugustam, más tarde llamada Via de la Plata. Junto al Camino de Santiago, el principal camino histórico de la Península. Su misión era facilitar los desplazamientos de las legiones que habían de defender las minas de oro y plata de Hispania. Sí, en un tiempo fuimos explotadores de recursos de otros, y bien que se recuerda, aunque América era considerada como parte de España. Pero lo que poca gente sabe es que las minas de metales preciosos más importantes de la Antigüedad se situaban aquí. Los bárquidas, con Asdrúbal y su hijo Aníbal al frente, financiaron el imperio cartaginés a expensas del oro que se extraía en España. La disputa por su posesión entre Roma y Cartago, más bien su subsede en Cartago Nova (Cartagena), dio lugar a la Segunda Guerra Púnica, tal como la primera tuvo su origen en la disputa por los campos de trigo de Sicilia. Algo más al norte, la Décima Legión, la encargada entonces de la custodia de las minas, principalmente las de la Maragatería, estableció su cuartel en la propia ruta, dando origen a la ciudad de León, cuyo nombre deriva de Legio no del animal.

175.- Confluencia de los ríos Almonte y Tajo en el Embalse de Alcántara 2 (Cáceres)



175.1.- Río Almonte justo antes de su desembocadura del Tajo (Cáceres).

Si accedes al Embalse de Alcántara 2 por la N-630 desde el sur, que es lo normal si llegas procedente de Cáceres, el primer cruce del pantano se produce justo en la desembocadura del Río Almonte, que confluye en el embalse procedente del este. La crecida del río provocada por la llegada hasta el humedal ha inundado las vaguadas y regatos de ambas orillas. Por eso da la sensación de no tener un trazado claro, de existir un laberinto de ríos que confluyen en un mismo lugar. No hay arbolado en las riberas, solo matorral. Algo en todo caso que ya vamos viendo en este blog que es habitual en Cáceres, y que ni mucho menos es impedimento para la belleza sacuda nuestros ojos al mirar. Las aguas son oscuras por el resol que atraviesa las nubes. La imagen está captada desde el puente, que recorro en ambas direcciones por el arcén, ante el asombro y el enfado de los escasos conductores que circulan por la carretera nacional. Hace poco que se inauguró el tramo de la Autovía de la Plata (A-66) que suplirá la N-630 en esta zona.



175.2.- Puente Almonte en la N-630 (Cáceres).

El puente toma el nombre del río que cruza. Es una viga sostenida por varios pilares. Hormigón armado con una capa de asfalto. Pero tiene su aquel. La curvatura del tablero en el inicio es producto de la fusión imperfecta de las dos fotografías que dan lugar a la imagen. La línea de costura es evidente. Pero aun así me gusta. La reverberación de la viga y ese arco final me resultan curiosos. Además, un puente tan largo en que se vean ambas orillas es demasiada golosina para dejarse vencer por los escrúpulos. Desecho todas las composiciones que no estén cerca de ser perfectas, pero esta es un capricho. Un puente partido es demasiado aburrido. Cuatro pilares dentro del lecho del río son muchos pilares. Las restricciones ambientales del proyecto habrían sido muy duras ahora. Pero se trata de un puente antiguo.



175.3.- Río Tajo en la cola del Embalse Alcántara 2 (Cáceres).

Otra vez esas curiosas marcas blancas en el agua. Viendo el río Tajo en este tramo no cabe decir que no se pueden dibujar rayas en el agua. Se puede, pueden ser incluso paralelas y trazadas con la precisión de un deliniante. En la orilla izquierda la menor pendiente del talud permite la aparición de un encinar denso, aunque formado por individuos de porte rastrero. La orilla derecha, con taludes con mayor caída, está cubierta por matorral. Es febrero y el mismo viento que usa el río como lámina de dibujo amenaza con congelarme. Aun así disparo varias fotos a ambas orillas, porque quiero tener entre lo que escoger en casa cuando haya de armar el reportaje fotográfico.



175.4.- Puente de Tajo de la N-630 (Cáceres).

El puente quizás sea el otro gran invento del hombre tras el libro. El puente para unir lo que está separado y poder seguir avanzando. El libro para poder recopilar lo aprendido mientras se efectúa un alto en el camino. A pesar de su arrogancia he de confesar que admiro a los ingenieros de caminos. Construir, dejar un legado. Tan noble y necesario como escribir. Se diría que no hay arte en lo que hacen y sin embargo son quienes dejan nuestra huella en los sitios que habitamos y por donde discurrimos. Un puente que sirve tanto para la carretera como el ferrocarril. Incluso para el tendido telefónico. La viga que sostiene el tablero es hueca para permitir el paso del tren por su interior. Que apañados son estos ingenieros. Lo que no sean capaces de hacer es porque no se puede.

174.- Embalse de José María Oriol - Alcántara 2 (Cáceres)



174.1.- Club Náutico Tajomar en el Embalse de José María Oriol - Alcántara 2 (Cáceres).

No debería sorprender que el Embalse de Alcántara 2, cerca de la frontera con Portugal, tenga su propio club náutico. La lámina de agua es inmensa, 10.400 ha de superficie inundada. Y esas rayas blancas sobre el agua oscura dan una apariencia de mar al pantano. Si no hay referencias en la imagen una fotografía de un superficie de agua apenas dice nada. Pero el oleaje traza líneas paralelas que evocan la espuma de mar. Solo en la desembocadura del Río Tajo. En otras zonas no se produce este fenómeno, y no deja de ser un misterio.



174.2.- Embalse de José María Oriol - Alcántara 2 (Cáceres).

Fuera de la zona de influencia del Tajo la lámina de agua es un espejo. Esta imagen ofrece una idea de las dimensiones de este humedal artificial. El otro extremo se ve muy distante, tal vez a 4 ó 5 kilómetros. El embalse fue creado en la confluencia de los ríos Tajo y Almonte. La presa fue finaliza en 1969, no hace mucho por lo tanto. Un humedal artificial es un paraíso inesperado para las aves en sus migraciones. Recuerdo la fascinación de un compañero de trabajo con el que realicé un inventario de humedales de la provincia de Soria al ver en un  embalse un ejemplar de pelícano. Era ornitólogo aficionado y me aseguraba que aquello era rarísimo, que jamás lo había visto o tenido noticia de algo así. El pantano era de inauguración reciente y es posible que un pelícano despistado hubiera encontrado en él una salvación in extremis. El mapa que consulto me dice que las tierras que se divisan a lo lejos tienen por topónimos Dehesa del Rincón y Dehesa de la Sevillana. Son tierras despobladas y de relieve movido. Las cumbres de las colinas han formado varias islas en la superficie de este mar de agua dulce.

viernes, 5 de agosto de 2011

173.- Práctica de la ganadería extensiva en el entorno de Cáceres (Cáceres)



173.1.- Prados del entorno de Cáceres (Cáceres).

Los rebaños de ovejas no solo son habituales en el entorno de la ciudad de Cáceres sino que son la razón de ser en esos extensos prados. Fue aquí donde surgió la raza ovina que durante varios siglos fue la mejor del mundo, la que financió el imperio español hasta que llegaron las primeras remesas de oro y plata procedentes de América. Las del fondo son nubes que traen lluvia en la panza. Mientras realizo esta foto me encuentro en algún lugar entre la autovía A-58 y el Embalse de Guadiloba, al sureste de Cáceres. Todas las ovejas orientan su cuerpo hacia la izquierda, lo que nos indica su dirección de avance, es un ejército alimentándose en marcha, desperdigado, abarcando la máxima anchura de terreno posible. Cuando llegué el momento de trasladarse a otro prado o volver a los rediles para pasar la noche se agruparán y formarán un pelotón compacto.



173.2.- Regato sin nombre en la pradera entorno a Cáceres (Cáceres).

La pradera está surcada de pequeños regatos que son como resquebrajaduras en un tepe de césped. La hierba de la orilla derecha está moteada por diminutas flores blancas, los ya mencionados ranúnculos acuáticos (Ranunculus aquatilis), mientras que la de la orilla izquierda está salpicada de ranúnculos de flores amarillas (Ranunculus repens). Dos ejércitos separados por el curso del arroyo, con una pequeña avanzadilla blanca. Las dos encinas de la esquina superior derecha muestran el mismo gesto en el tronco, como si las hubiera captado en mitad de una danza. El arroyo tuerce en dirección contraria como si de alguna manera estuviera implicado en la ejecución de ese ballet. A veces uno se pregunta por que la naturaleza se esfuerza tanto por ofrecer al fotógrafo una escenografía tan lograda.



173.3.- Rebaño de ovejas en la pradera en torno a Cáceres (Cáceres).

Dos perros pastores preceden al rebaño. Uno es enorme y el otro diminuto. Áquel se mueve de forma parsimoniosa. Su compañero es nervioso y para de correr. Me ve, y mientras el chico duda el grande sopesa que peligro represento. Es desdén hacia mi me indica que he sido aceptado. Su compañero reanudo su juego de azuzar a las ovejas para que mantengan juntas. Avanzamos en direcciones contrarias. He conseguido una imagen del grupo en la que sale el rebaño en su totalidad, pero queda excesivamente lejos. Quiero otra en que el rebaño sea el protagonista. Es difícil manejar el encuadre, tratar de mantener las ovejas de los extremos dentro de él.



173.4.- Rebaño de ovejas en la pradera en torno a Cáceres (Cáceres).

Al final tomo la imagen en el instante justo en que el rebaño abarca la totalidad del encuadre, de un extremo a otro a lo ancho. Los perros han desaparecido, me han dejado obrar a mi gusto. Parece fácil, pero fotografiar un rebaño de ovejas es verdaderamente difícil. Pero he tenido suerte. Aquellas llanuras están surcadas de vías pecuarias y la imagen vale su peso en oro para mi reportaje.

172.- Río Guadiloba aguas abajo de la Presa de Guadiloba (Cáceres)



172.1.- Entorno del Río Guadiloba aguas abajo de la Presa de Guadiloba (Cáceres).

Aguas abajo de la presa el terreno deja de ser llano y se complica, aunque tampoco de tal manera que uno llegara a pensar que es el emplazamiento idóneo para una presa. Donde el suelo se ondula crece el arbolado, encinas (Quercus ilex) y coscojas (Quercus coccifera), con su cortejo de matorral, formado por retamas (Retama sphaerocarpa), tomillos (Thymus sp.) y aromáticas (Lavandula, Rosmarinus, etc.). El Río Guadiloba discurre por el centro de la imagen, donde puede verse uno de sus meandros entre afloramientos rocosos.



172.2.- Río Guadiloba aguas abajo de la Presa de Guadiloba (Cáceres).

El día es gris, y me lloverá a ratos tanto durante la mañana como la tarde, con algún aguacero intenso esporádico. Llevo los bajos de las perneras de los pantalones completamente mojados, pero sin un asomo de barro. El suelo es una inmensa alfombra verde que rezuma agua como si fuera una esponja de baño. El río no es gran cosa y tiene un trazado extraño. El agua apenas fluye, no parece haber corriente, y más que un tramo de río aquello parece una charca. Aun así es ancho, aunque de poco calado. Veo a través de la lámina de agua las piedras del lecho. Tanto verde me recuerda al norte.



172.3.- Encinar en el entorno del Río Guadiloba (Cáceres).

El tomillo y la lavanda harán de este lugar en unos mese un prodigio para el olfato. Ahora lo son para la vista. Es un invierno lleno de vida. Las encinas y las coscojas evitan la imagen de árboles dormidos dentro se du propio esqueleto. Las copas desnudas del arbolado se asocian instintivamente con la vida paralizada, en suspendo. Por eso las encinas alargan en apariencia la primavera anticipándola. Esa estrategia de reducir la hoja y blindarla para evitar la pérdida de agua por transpiración durante el verano es una bendición para los ojos en invierno. Miras estos paisajes y te cuesta situarte en el momento del año en el que te encuentras. Momento: 23 de febrero de 2007.

171.- Embalse de Guadiloba (Cáceres)



171.1.- Embalse de Guadiloba (Cáceres).

Lo acabo de ver en fotografía de satélite. Desde el cielo el Pantano de Guadiloba tiene forma de dragón, de la subespecie año nuevo chino. En mitad de una inmensa llanura de pastos, de prados verdes moteados por el blanco de los ranúnculos de agua (Ranunculus aquatilis) y otras flores propias de los suelos húmedos de Extremadura. Este trabajo fue un viaje a través del agua por el territorio de Cáceres, que comencé por su desenlace. La capital de la provincia requería mejorar su abastecimiento de agua para consumo humano y se había decidido traerla del Embalse del Portaje mediante su correspondiente tubería, hasta el Embalse de Guadiloba, uno de los que suministra el agua que se bebe en la ciudad. Va que ir reconociendo la evidencia, Cáceres es una de las provincias más hermosas de España. También una de las más singulares. Verde y húmeda en buena parte del año, su verano es sofocante, aunque menos que el de Badajoz, menos proclibe a convertirse en un secarral polvoriento, como le ocurre a ésta otra. La panorámica tiene defectos porque la secuencia de fotos que realice está demasiado extendida. Aun así he preferido agruparlas en vez de ofrecer una sola de ellas, porque el conjunto da una visión más clara de lo que es el pantano, una lámina de agua creada en un pliegue del terreno, en mitad de la inmensa pradera situada al este de Cáceres.



171.2.- Embalse de Guadiloba (Cáceres).

Y si lo que acabo de decir no queda claro en la panorámica, si que quedará patente en esta otra imagen, obtenida en el entorno de la Autovía A-58, desde el camino de acceso al pantano. Como ya hemos visto en anteriores recorridos, las presas suelen aprovechar los accidentes del terreno. El que aprovecha el azud de este embalse queda enmascarado en el paisaje desde este punto de vista. Aunque en todo caso difiere radicalmente de las ubicaciones habituales entre montañas o en la puerta de acceso a un cañón natural. Tanto es así que parece la clásica laguna natural de los altiplanos, como las de Cáceres y Ciudad Real, por ejemplo. Las construcciones de la izquierda son las instalaciones asociadas a la presa, a las que me dirigí, comprobando con mucha sorpresa que eran administradas por el Canal de Isabel II, empresa propietaria de las infraestructuras, aunque supongo que no de los recursos, es decir, del agua.



171.3.- Presa de Guadiloba (Cáceres).

Como puede verse en la imagen, la presa de Guadiloba aprovecha un mínimo desnivel en la planicie asociado al Río Guadiloba, Aguas abajo del azud la pradera es sustituida por un pastizal-matorral arbolado, con encinas dispersas, que no se puede considerar dehesa por que la densidad es muy baja y los pies tienen tendencia a agruparse. Quise hacer algunas fotos desde el camino que corona la presa, tanto del pantano como del río aguas abajo. Me acerque hasta su inicio y la puerta de la verja que impedía el paso estaba abierta. Pero cometí el error de pedir permiso al operario de guardia. Su escueto, rotundo y antipático no lo recuerdo aun, después de los años transcurridos. La último vez que estuve en el Puerto de Bilbao, el año pasado, decidí no volver a solicitarlo y pude acceder a donde no debía estar.



171.4.- Presa del Embalse de Guadiloba (Cáceres).

jueves, 4 de agosto de 2011

170.- Ermita de la Soledad. Fuente El Saz del Jarama (Madrid).



170.1.- Ermita de la Soledad. Fuente El Saz del Jarama (Madrid).

La Ermita de la soledad es apenas un dado de ladrillo, de muy reducidas dimensiones para ser un edificio, con un tejado a cuatro aguas, según reza la Resolución de 1995 de la Comunidad de Madrid que la convierte en Bien de Interés Cultural. El lenguaje de la Arquitectura es fascinante. es uno de los que menos comprendo, y a menudo me digo que tengo solucionar ese problema. El conocimiento de los lenguajes descriptivos ayuda a mejorar la calidad de lo que uno escribe. Uno de los más ricos es el de la botánica, cuyos conceptos y vocablos son fáciles de encajar en otros contextos, de aplicar a personas o situaciones. Más difícil resulta con el arquitectónico, cuyo uso fuera de su propio ámbito es más forzado. Aun así me encantaría dominarlo, y enterarme al menos de la mitad de lo que dicen las descripciones de los edificios históricos. Lo mejor de la ermita parecen ser los artesonados de su interior, así que la foto nos hurta lo mejor del pequeño edificio. Construcción del siglo XVI, con ascendente árabe en ese arco que orla la puerta.



170.2.- Ermita de la Soledad. Fuente El Saz del Jarama (Madrid).

Junto a la ermita hay una cruz, con una inscripción. Las cunetas de muchas carreteras de España están ocupadas por cruces conmemorativas. La mayoría aluden a muertos en accidentes de tráfico ocurridos en el sitio donde se emplazan. Pero también las hay que recuerdan gente ajusticiada durante la Guerra Civil. Creo que esta tenía este sentido, pero no recuerdo que decía la placa.

miércoles, 3 de agosto de 2011

169.- Arroyo Parque a su paso por Fuente El Saz del Jarama (Madrid)



169.1.- Arroyo Paeque a su paso por Fuente El Saz del Jarama (Madrid).

El Arroyo Paeque es incluso menos de lo que da a entender la imagen. Apenas un surco en el terreno de medio metro de ancho y otro tanto de profundidad. Sin embargo, en el lugar donde realice la imagen el caudal estaba estancado. El tono verdoso del agua causado por los reflejos de la vegetación enmascaran la suciedad. Me costó acercarme al borde del agua en el badén que cruzaba el cauce por los enjambres de mosquitos. Sin embargo, como ya he dicho en el anterior post, la vegetación de ribera asociada es bastante densa y de considerable anchura en ambas márgenes. Es especial a medida que el arroyo se acerca a Alalpardo. Si que he visto ríos con corrientes de color verdoso en Andalucía, en las zonas olivareras. Y el olor a alpechín que desprendían delataba el origen del fenómeno en los vertidos de los restos de la aceituna ya trataba para la extracción del aceite. Ignoro si es una práctica legal, pero me reafirmo en lo que digo.



169.2.- Ejemplar de peral (Pyrus communis) cerca del Arroyo Paeque. Fuente el Saz del Jarama (Madrid).

Hay tres casas deshabitadas cerca del arroyo. En dos de ellas el sendero que conducía hasta las mismas, apenas trochas entre los trigales, estaban flanqueados por perales (Pyrus communis). Se trata de un árbol de pequeño tamaño, de unos 3-4 metros. Lo que más sorprende es la densidad de su copa, que parece demasiado peso para un tronco tan corto. Tenía las peras al alcance de la mano, pero no estaban maduras aun. Los 30 perales que vi suponían una buena cosecha futura. Espero que alguien la aproveche.

168.- Campos de trigo en Fuente El Saz del Jarama (Madrid)



168.1.- Campo de trigo en Fuente El Saz del Jarama (Madrid).

Cada día soy más aficionado a los paisajes elementales. En este blog hay abundantes muestras de que en los más sencillo, lo que no merece mucha atención en plantearse, esconde muchísima belleza. Los campos de girasoles quizás sean el mejor ejemplo. Pero también los maizales, los viñedos. Incluso los campos recién arados esconden su poesía visual. Creo que nunca había visto de cerca hasta entonces un trigal a punto de ser segado. Plantarse en la primera fila del cereal era un espectáculo. Las espigas pesadas por el grano maduro doblaban los tallos por la cabeza en un gesto de como quien ofrece la cerviz para ser ajusticiado. Antes las cuchillas de las segadoras. Tuve que ir dos veces a realizar la visita, relacionada con un tendido de tubería de saneamiento, por que durante la primera mañana se me agotó la batería de la cámara fotográfica. Es nueva y tenía que agotar la pila antes de recargarla, y realicé un mal cálculo. El segundo día algunos campos que había visto el día anterior rebosantes de trigo agostado habían sido cosechados por las máquinas. Es probable que entre los dos días realizase un centenar de fotografías de los trigales. Tienen el poder de hiptotizarme. Más bien de relajarme. El de la imagen se situaba junto a una finca del extrarradio de Fuente El Saz del Jarama.



168.2.- Trigales al norte del Arroyo Paeque. Fuente el Saz del Jarama (Madrid).

Esta es la imagen que pensaba utilizar, o una de sus casi gemelas, para ilustrar el tema del trigales, pero en el último momento me sedujo más la anterior. El poblado está bien encuadrado y la textura del trigal es fascinante. Pero esta otra me gusta también mucho. Mi trabajo consistía en fotografiar el entorno de un tramo de tubería que va a ser modificado. Son pocos metros. Lo que media entre 4 ó 5 pozos de registro. La tubería de saneamiento discurre junto a un camino de tierra que conecta Fuente El Saz del Jarama y la localizad situada al este de Alalpardo. Paralelo al sendero discurre el Arroyo Paeque, que ahora apenas lleva caudal, sustraído en parte por la propia red de saneamiento, aunque paradójicamente presenta unas formaciones de vegetación riparia bastante estimables, con profusión de arbolado. Lo habitual en estos casos: fresnos (Fraxinus angustifolia), chopos (Populus nigra) y sauces (Salix sp.). El terreno que media entre el arroyo, que se adivina por el arbolado que cierra la imagen, y el sendero está ocupado por tierras de labor, este último año sembradas con trigo. El curso fluvial traza un meandro con forma de herradura, en el cual se acerca al observador, al punto donde se ha realizado la imagen. Y es precisamente en ese plano donde la vegetación arbolada alcanza máximo esplendor. Más atrás, a ambos lados del rodal, se adivinan tramos del arroyo donde la vegetación de ribera está compuesta solo por matorral.



168.2.- Trigal recién segado al norte del Arroyo Paeque. Fuente el Saz del Jarama (Madrid).

En esa misma zona, algo más cerca de Fuente El Saz, algunos campos de trigo ya habían sido cosechados cuando llegué. El contraste entre estos y los aun sin segar es impactante. Más fáciles de captar con el pincel, suelen ser un motivo habitual en la pintura de paisajes. El arroyo discurre en el tramo incluido en la imagen casi sin vegetación. Algún ejemplar de arbolado aislado o en pequeños grupos, pero el trazado del curso puede distinguirse claramente como un trazo verde en mitad del color paja de los campos de cereal. Vi actuar a una cosechadora y me dio la impresión de que sustraía las espigas al mismo tiempo que realizaba el corte. Imagino que en las tripas de la máquina se realiza en ese mismo momento la trilla, la separación del grano. Lo que queda sobre el terreno es pajas, distribuida en hileras. Que algunos días después serán recoginas para formar las pacas. Momento: 25 de junio de 2011.