sábado, 30 de octubre de 2010

68.- Campo de Níjar (Almería)



68.- Campo de Níjar (Almería)

Una persona puede defraudar. Uno mismo puede notar que defrauda. Pero, ¿defrauda un paisaje? Es difícil explicar a alguien del norte el alma del sureste español, donde la tierra es casi ceniza y los cauces solo caudales fantasmas. Acostumbrados al verde, al prado y la montaña arbolado, al haya, el pino radiata, al roble, hacer que comprendan los otros colores, cuando el viento se vuelve, rojo, amarillo o verde, como en infinidad de veces he visto sucedes en los desiertos de Almería, es casi una causa perdida. Volví a Cabo de Gata el año pasado, a la Venta del Pobre, y lo que vieron mis ojos aun me espanta. Hasta allí había llegado el país de las rotondas, el urbanismo salvaje que antes pone las calles y las calzadas que las casas. El entorno de Níjar, donde estuve es un mar de basura superpoblado de desheredados. Allí donde depositaras la mirada solo había latas, plásticos, envases vacíos, basura perfectamente legible. Al fondo las montañas peladas, en mitad de la planicie los laberintos de plástico y en primer término el pasto seco cuajado de residuos. La irrupción desordenada del hombre aquí ha sido devastadora. El paríso que recordaba haber visitado con mi padre hace tantos años había desaparecido. En cierta ocasión, recorriendo el territorio al azar, con el rastro del mar a la derecha como único referente, recuerdo como una ráfaga de viento nos trajo una nube de polvo que borro la carretera. Cuando volvimos a tener visión de nuestro entorno más allá de los cristales del coche la calzada había desaparecido, y avanzabamos despacio por una planicie de tierra. Cuando volver no parece traer mayores ventajas que avanzar, dar la vuelta es condenar el futuro por lo ya vivido. así que seguimos y no sin cierto alivio volvimos a retomar una ruta perfectamente dibujada en el mapa de carreteras.

miércoles, 27 de octubre de 2010

67.- Acantilados al sur de Ciutadella (Menorca)



67.1.- Acantilados al sur de Ciutadella (Menorca)

Todos conocemos la afición del agua a esculpir en la roca caliza. El agua salada no es una excepción. Entiendo que la fuerza del oleaje tiene mayor ímpetu, más capacidad de horadar en la piedra que el agua de escorrentía. No deja de ser un capricho esta fotografía. Lo fue sin duda. Pero, bien mirado, ahora este puente de piedra solo subsiste en la imagen que muestro. Momento: 23 de marzo de 2007.



67.2.- Acantilados al sur de Ciutadella (Menorca)

Al asomarme a la línea del acantilado esto es lo que vi. Parecían las fauces del Kraken que debora la nave de Ulises y sus compañeros, y el agua batiendo la saliva del monstruo. Bueno, ahí sentaditos no os dará miedo, pero respeto daba. Más a alguien de tierra adentro que supo de la existencia del mar antes por los libros que por verlo con sus propios ojos. Pero no, los rayos de las tormentas solo conmueven si caen a tu alrededor. Yo he tenido que sufrir algunas tormentas en el monte y aseguro que nada hay más aterrador, por que los rayos caen donde quieren, no hay reglas, y si llega el percance habrá sido por mero capricho de la naturaleza. Nada hay más angustioso que saber que no puedes hacer nada, porco o mucho, algo que te permita siquiera sumar otra cifra de decimal a tus probabilidades de superviviencia.

66.- Ubicación del nuevo Puerto Exterior de Ciutadella (Menorca)



66.- Ubicación del nuevo Puerto Exterior de Ciutadella (Menorca)

Es en este lugar donde se decidió ubicar el nuevo puerto de Ciutadella, fuera de su casco urbano, no como el actual. Y es una pena por que los crestones blancos, los acantilados de roca caliza de este trozo de litoral son verdaderamente singulares. Imagino que a nadie importarán mucho por que carecen de playa. Es de suponer que ahora mismo estén llenos de maquinaria y en proceso de desaparecer, si es que no han sido borrados del mapa ya.

Imagino que se emplearán explosivos para desmontarlos. Otra no queda. Y eso me da pie para contar algo interesante, una técnica nueva que se emplea para minimizar el impacto de las voladuras sobre la fauna marina, las infraestructuras de la costa e incluso los bañistas. Se la denomina cortina de burbujas. Ya el mismo nombre tiene su dosis de poesía. Se trata simplemente de situar un tubo de plástico en el fondo marino, perforado a intervalos regulares y dibujando un círculo. Si se insufla aire en la tubería éste sale por las ranuras practicadas en forma de burbujas. En función del número de agujeros, la presión del aire, el diámetro del tubo el número el tamaño de las burbujitas variará. Al ascender hacia la superficie del mar burbujas crean un cilindro. Si se sitúa el explpsivo en el interior del círculo, al explotar la onda expansiva, la onda de sobrepresión, chocará con la cortina de burbujas, viendo muy reducido su poder destructor. Lo que queda dentro del cilindro no podrá sobrevivir, pero los peces situados fuera es muy probable que puedan sobrellevar el trance de experimentar una explosión próxima si se da con los valores adecuados para las variables implicadas (presión, díametros del círculo y agujeros, tamaño de éstos últimos). También sufrirán menos las instalaciones protuarias próximas, como diques, muelles, etc.

65.- Puerto de Ciutadella (Menorca)



65.2.- Puerto de Ciutadella (Menorca)

Nunca sabes como va a quedar la foto. Buscas el encuadre y pulsas. Y a veces un sol de cara arranca esquirlas plateadas al agua, y convierta la superficie del agua en una bandeja de alpaca. Hubo unos años en que a Fomento le dió un repentino ataque de furor portuario. Vigo, La Coruña, Gijón, Laredo y hasta Ciutadella reclamaron mejoras en sus puertos. Para esta ciudad incluso de proyecto uno nuevo, pero fuera del casco urbano, como era el entonces existente. No estoy seguro de preferirla, pero Menorca es sinónimo de calma. Seguramente también de familiaridad. Era gracioso ver a los pasajeros del avión de ida saludarse entre sí como los vecinos de portal que coinciden en un supermercado. Aquel fue un dia de esos que parecen hechos para caminar sobre el musgo, con la cabeza descalza.



65.2.- Puerto de Ciutadella (Vista contraria a la anterior)

Me está entrando tanto relax mirando la foto, el mar verde y quieto, los barcos amarrados sin casi movimiento, las calles vacias, las grúas mudas, que casi estoy con quedarme mirando y no decir nada. A ver si va a resultar que el día para caminar con la cabeza descalza sobre el musgo no fue aquel sino hoy.

64.- Vestigios de la Muralla Árabe de Madrid en la Cuesta de la Vega



64.1.- Vestigios de la Muralla Árabe de Madrid en la Cuesta de la Vega

A mi amiga Aicha le decía a menudo que Madrid era la única capital de Europa de origen musulmán, fundada por ellos. Si, es una variante a aquello que le dijo una vez aquel andaluz acerca de que por ser de esa tierra era tan o más árabe que ella. El dato, no obstante, creo que es correcto. Es más si aplica al ámbito de España, las capitales de provincia de origen musulmán son escasísimas. Que yo sepa Málaga y Granada. Tal vez Almería. en resumidas cuentas, el sureste de la península, donde se refugiaron los musulmanes en su repliegue por el avance cristiano.

Madrid tiene su origen en el cinturón defensivo que los árabes organizaron en torno a Toledo para su defensa, una vez la capturaron. En Madrid, en donde se sitúa actualmente el Palacio Real, en un promontorio sobre el río Manzanares, se construyó una pequeña fortaleza, ni siquiera la más importante de las 4 que defendían la ciudad del Tajo. Para su protección se construyó una muralla a su alrededor, de la que quedan algunos pocos vestigios en la zona más antigua de madrid, el entorno del real sitio.

Los restos de mayor relevancia, con valor más arqueológico que artístico, son los que se hallan en la Cuesta de la Vega, junto a la entrada a la cripta de la Catedral de la Almudena, y son los que pueden verse en la imagen. Han sido integrados en el parque denominado de Mohamed I de Córdoba, en honor a quien se considera el fundador de Madrid, entonces emir independiente de Al-Andalus.



64.2.- Vestigios de la Muralla Árabe de Madrid (vista contraria a la anterior)

Hasta que punto tiene sentido preservar un montón de cascotes antiguos instalados en mitad de la ciudad, y que en algunas urbes importantes entorpecen su progreso. La pregunta es más difícil de contestar de lo que en principio parece. Si los vestigios del pasado tienen además calidad estética la respuesta es inmediata. Pero, ¿hasta que punto tiene sentido acotar lo que casi más parece una escombrera y organizar un parquecillo alrededor? Francamente, yo no se responder. Si estos restos desapareciesen sería una pérdida emotiva que los que nos sucederán seguramente no nos perdonarían, pero cuesta acostumbrase a la herida visual que estos restos causan en un entorno privilegiado. Además, lo que hoy es una ignominia por agredir al pasado será pasado en un futuro más o menos cercano. Cuando reformaron la Plaza de Oriente aparecieron parte de los cimientos de construcciones antiguas ligadas al Palacio Real y los edificios que le precedieron (Alcazaba árabe y Alcázar de Madrid). Fue un auténtico suplicio asitir en la prensa al debate de que es lo que había que hacer, si renunciar a la propia plaza para preservar aquellos restos arqueológicos o seguir con el proyecto de reforma a costa de dañarlos. ¿Quien decide que merece ser conservado o no? En atenas los ingenieros tiemblan cada vez que tienen que ejecutar un tramo d metro. En eso quizás Madrid encuentre una ventaja a su relativa falta de pasado histórico. Cortito, pero muy intenso.

63.- Praderas de las Vistas del Sol (Madrid)



63.- Praderas de las Vistas del Sol (Madrid)

Esta imagen es una de las más habituales en las postales de Madrid. Me temo que los turistas que la ven en una tienda de souvenirs normalmente vuelven a casa sin saber donde está este lugar. Pues en el Campor del Moro. Las Praderas de las Vistas del Sol es su paseo central, aunque diría que no traza su eje de simetría. Al fondo de la imagen puede verse la fachada trasera del Palacio Real, que le da sentido a la hermosa lengua de hierba verde en pendiente ascendente. La fotografía es incapaz de transmitir la sensación de haber realizado un hallazgo nada más acceder al parque y darse de bruces con esta insólita perspectiva del real sitio.

A media ladera puede verse la famosa Fuente de los Tritones, de origen desconocido, pero de la que existen datos ya en los tiempos de Felipe IV, a mitad del siglo XVII, cuando este rey ordenó situarla en los jardines del Palacio de Aranjuez. Aparece en los cuadros de Velázquez, lo cual es refrendo de su importancia, al menos para la Historia del Arte. Probablemente se trate de un conjunto escultórico de origen italiano, labrado en el siglo XVI, en los tiempos en que el estilo barroco acababa de presentar sus credenciales, ofreciendo una alternativa al tardío estilo renacentista que ya empezaba a sestear en brazos de los dulces cuadros de Corregio, llenos de querubines y angelotes traviesos.

En al menos dos ocasiones que recuerde he visto novios recién casados o preparando un book del futuro evento, pululando por aquí para hacerse fotos con el uniforme de guerra. En una de esas ocasiones eran varias las chicas vestidas con el traje de novia, así que me imagino que alguna agencia que organiza enlaces matrimoniales debe ofertar la visita al Campo del Moro para dar empaque real a algo cuya trascendecia se me escapa, no por nada, sino por que probablemente jamás vaya a vivirlo.

Y más allá de ambas márgenes de este riachuelo de hierba se extienden los bosques domesticados del Campo del Moro. Ärboles que tal vez conocen los acontecimientos de varios siglos. Siempre es doloroso traspasar la cancela del recinto real y abandonar esta isla de quietud a un tiro de piedra de la M-30 y del lugar donde La Roja celebró su primer Campeonato del Mundo de Fútbol.

62.- Paseo flanqueado por plátanos en el Campo del Moro (Madrid)



62.1.- Parque del Campo del Moro (Madrid)

Dicen que a Robert Redford le preguntaron una vez que cual era su ciudad preferida, y el contestó: "Otoño en Madrid, Nueva York el resto del año". Tal vez sea una anécdota falsa, pero lo cierto es que Madrid, a pesar del frío, es ahora cuando se muestra más hermosa. El Parque del Campo del Moro es un secreto que os rebelo y que espero que sepais apreciarlo. Sin contar con árboles verdaderamente sobresalientes, como si puede presumir El Retiro o el entorno del Museo del Prado, es probablemente el parque mejor cuidado de España. Y esto es así simplemente por pertenecer a Patrimonio Nacional, que lo cuida con verdadero mimo, con tratamientos específicos para cada ejemplar de arbolado.

La obsesión de Madrid por el arbolado es emocionante. Ninguna ciudad de España cuenta con tantas plantaciones lineales en sus aceras. Es habitual que las fachadas de los edificios más destacados, por ejemplo, la sede central del Banco de España en la Plaza de la Cibeles, queden ocultos por una cortina de vegetación. De hecho es una de las ciudades más arboladas de Europa. Oí decir que la segunda tras otra que creo recordar que era Praga. Plátanos, acacias de tres púas, robinias, sóforas, cedros , ciruelos de Pissard y chopos, esas son las especies más comunes. La curación de los primeros por causas que desconezco es una gran noticia para la ciudad, por que plantaron ejemplares de esta especie durante años, casi décadas, por decenas de miles seguramente.

Otoño en Madrid en el Campo del Moro, en el Parterre del Retiro, en el Parque de Berlín, en el Parque de El Capricho de la Alameda de Osuna, el la Fuente del Berro, en la Ribera del Manzanares a su paso por Villaverde, en la Dehesa de la Villa, en la Casa de campo, en tantos y tantos rincones.



62.2.- Paseo flanqueado por plátanos en el Campo del Moro (Madrid)

De los innumerables parques que existen en Madrid quizás sea este el menos conocido. Se sitúa dentro del Recinto del Palacio Real, en la ladera que desde la fachada trasera del edificio se dirige al Río Manzanares. El nombre del paraje se debe a uno de los asedios que el antiguo alcázar sufrió a manos de los musulmanes que trataban de recuperar la fortaleza. Allí montaron sus tiendas, dice la leyenda, mientras esperaban que la plaza cayera como fruta madura.

El otoño está pensado para caminar sobre la hojarasca, arrastrando los pies para levantarla. Ay, esa obsesión por barrerla de todas partes, de privarnos de contemplarla miestras desdibujan los senderos. Otoño en Madrid. También el resto del año. Momento: 18 de noviembre de 2009.

61.- Panera en la localidad de Lagar (Asturias)



61.- Panera en la localidad de Lagar (Asturias)

¿Que se puede comentar acerca de esta fotografía? En primer lugar, que la construcción que puede verse es una panera, elemento típico de Asturias, que con los años adquiere un mayor valor patrimonial. Su función es muy similar a la de los hórreos, elementos característicos también de Asturias y muy abundantes en Galicia. Se trata de despensas situadas fuera de las casas, donde se guarda el grano, comestibles y otras materias primas alimentarias, por ejemplo, mazorcas de maís. Están elevedas sobre el suelo para tratar de hacerlas inaccesibles a los pequeños animales, en especial los roedores. Las paneras suelen descansar sobre muchos pilares, denominados pegollos, mientras que los hórreos lo normal es que se eleven sobre cuatro. La distinción estricta, sin embargo, entre hórreo y panera no es el número de pegollos, sino la forma del tejado. Los hórreos tienen tejados a cuatro aguas, que se unen en el punto superior, mientras que las paneras tienen tejado con caballete. Otra distinción es que las paneras tienen planta cuadrada mientras que la de los hórreos, más pequeños de tamaño, la tienen rectangular. Su valor no deriva tanto de la calidad estética, ya que lo habitual es que carezcan de adornos y elementos decorativos, primando estrictamente su funcionalidad a la hora de construirlos, al menos los antiguos, sino el ser vestigios de como vivían la gente en el pasado.

En los pueblos de Asturias pueden verse muchas paneras en el ámbito rural. Incluso en las ciudades. Muchos de estos elementos son modernos, y se sitúan en jardines como elemento estrictamente decorativo y para concederles un sabor local a los recintos de las casas. A los antiguos, si están bien conservados, se les adjudica un gran valor patrimonial, y hasta pueden ser causa de una variación en el trazado de una carretera u otra infraestructura lineal, u obligar a su traslado a un nuevo emplazamiento si no existe otra opción para garantizar su preservación.

Otra cosa que se puede decir es que a veces son utilizados para muy peregrinos cometidos. En el caso que nos ocupa como garaje. Se puede añadir que mientras el coche rojo estaba a resguardo yo me veía a merced de la lluvia que, como puede apreciarse en la imagen, traía unos gotones de cuidado. También es cierto que el principal culpable fui yo con mi manía de dejarme el paraguas del coche. Cuando tome la imagen, que repetí para evitar sopresas desagradables en casa a la hora de evaluar el trabajo, corrí de vuelta al vehículo. Asturias bajo la lluvia es una imagen bastante más creíble.

60.- Cordón de vegetación ripario del Río Raices



60.1.- Río Raices a su paso por La Riega (Asturias)

El Río Raíces no parece gran cosa. Sin embargo guarda un pequeño tesoro según dice el proyecto: su vegetación de ribera. Los bosques de galería que crecen en sus escuetas riberas están incluidos en el Inventario de árboles y bosques notables del concejo de Castrillón, con la denominación de Alisedas de Quiloño. La tubería de saneamiento que va a instalarse cruzará el cauce justo por este punto, y hay que ver al promotor de la actuación, el Gobierno del Principado de Asturias, que la constructora defenderá estos árboles hasta el último hombre, que los jalonará para crear un espacio al margen de la obra y los señalizará para que los trabajadores no graben el nombre de su novia en su corteza o transiten con los buldozers muy cerca de ellos.



60.2.- Cordón de vegetación ripario del Río Raices

El curso del río lo delata el cordón de arbolado. Para ser un cauce tan chico muestra una buena masa de vegetación, incluyendo árboles. Momento: 30 de marzo de 2010.

59.- Valle del Río Raíces bajo la lluvia (Asturias)



59.- Valle del Río Raíces bajo la lluvia (Asturias)

¿Qué hago aquí si no estás tú? Bajo la lluvia, caminando sobre la hierba mojada, lejos de todas partes. El viento abofetea mi cara con gotas de agua helada. Solo protejo el objetivo de mi cámara. Los bajos del pantalón mojados, el jersey empapado, el paraguas que amenaza con salir volando. Solo trabajo, me digo, mientras seco una brizna de agua que ha manchado la lente. ¿Que hago aquí si la noche se acerca, si la lluvia le sirve de atajo para su llegada? Tal vez las montañas de León estén nevadas, tal vez la niebla me engulla en el Puerto de Pajares. Y mientras trato de sostener el plano cuyas esquinas se rizan por la humedad, mientras el paraguas que forcejea conmigo, mientras la camara que procuro mantener a resguardo se alinea con el mundo antes de que se difumine y desaparezca, trato de sostener el encuadre para tener obtener una imagen lo más parecida posible a la realidad. La necesito para el informe. Un valle petrificado por el invierno tardío. Aun me quedan muchos objetivos por visitar. ¿Qué hago aquí? Dimelo. Marzo se obstina en agarrarse al invierno. El frío me recuerda lo friolera que eres y te imagino bajo una manta tendida en el sofá de tu diminuta casa, soñando despierta con los mares calidos donde te bañabas de niña. El agua también escurrirá por la Calle Ribera de Curtidores más allá del portal de tu casa, el mismo agua que aquí diluye los colores y enmudece el paisaje. Llevo dos días sin hablar contigo y eso es mucho tiempo. Tengo que llamarte cuando encuentre cobertura. Para preguntarte que hago aquí, para pedirte que vengas a rescatarme, para que me reclames de vuelta. Llueve y eso invalida todas las respuestas.

58.- Castaño (Castanea sativa) en el patio del colegio de Pillarno (Asturias)



58.- Castaño (Castanea sativa) en el patio del colegio de Pillarno (Asturias)

En los tiempos en que estaba atento a esas cosas era capaz de predecir la llegada de la primavera. Un día salía a la calle y, nada más cruzar el umbral de mi portal, notaba que el aire tenía otra textura, rozaba de otra manera, exhibía otro aroma. Si me acordaba lo comentaba con alguien, que indefectiblememnte lo considera pie para hacerme blanco de sus bromas. El caso es que uno o dos días después florecían los almendros. Si volvía a encontrar a quien se lo dijera me hablaba entonces de calendarios, equinocios y mañanitas demasiado frescas. Dejé de advertir estas cosas cuando empezar a ser frecuentes las nevadas tardías, y no tanto por las risas.

Si alguno hay atento a estas cosas sabrá que primero florecen los almendros, que se cuajan de flores blancas e insectos zumbones. Casi se diría que al arbolillo vibra como un diapasón con el vuelo de los enjambres de abejas. Apenas un par de días o tres sobreviven las flores, que se desahacen en una lluvia de pétalos del color de la nieve pura. Después frutifican los olmos, como siquisieran llevar la contraria al resto de especies, antes incluso de echar las hojas. Después es el turno de los ciruelos de hojas rojas y flores color hueso, que al mezclarse dan una tonalidad rosa a la copa. Y así se van quemando etapas hasta el verano, que es el tiempo de los magnolios. Si es osadía aventurarse como lo hacen los almendros cuando el viento hiela, no lo es menos hacerlo cuando el aire abrasa. Se gusta observar esta secuencia, que en Madrid es perfectamente clara, con la obsesión que se tiene aquí por llenarlo todo de arbolado. Plazas, aceras y parques.

Pero lo cierto es que mucho antes que los almendros hayan soñado siquiera con abanderar la primavera, los árboles engrosan las yemas de sus ramas preparando la foliación siguiente. Mucho antes que llegue el calor, en lo más crudo del crudo invierno, y cuanto más con más tesón. Entonces sus siluetas se esqueletizan contra el cielo, como le ocurre a este Castaño. La vida es puro impulso, coger carrerilla desde mucho antes, aventurarse cuando aun hay peligro. Siempre nieva después de que los almendros florezcan. Siempre hay un cretino que me lo recrimina entre risas. Y yo me asombro de la osadía de algunos que creen saber más que la naturaleza.

57.- Río Guadajoz a su Paso por Puente Viejo (Córdoba)



57.- Río Guadajoz a su Paso por Puente Viejo (Córdoba)

Sin otro motivo que seguir ampliando el catálogo de ríos que incorpora este tutorial inserto la imagen del Guadajoz, río secundario que labra su curso como una trinchera a través de los campos de cultivo próximos a Córdoba Capital, excavando el terreno margoso y calizo, y sin apenas vegetación en sus márgenes. Tan solo algún ejemplar de taray (Tamarix sp.), especie típica de formaciones riparia degradadas o de cursos fluviales con pocas posbilidades de tenerlas por la aridez del clima o la escasa calidad del suelo. Inmediatamente después del punto en que se efectuó la imagen, el río bordea la colina de la imagen anterior, cruza la Autopista A-4, y unos centenares de metros más allá muere en el Guadalquivir casi de forma anónima.

56.- Puente viejo, al suroeste de Córdoba Capital



56.- Puente viejo, al suroeste de Córdoba Capital

En mi opinión ni el mísmísimo Taj Mahal es más hermoso que un mar de trigo. Si sirve para defender mi afirmación diré que vi el monumento con mis propios ojos y que al menos hablo con conocimiento de causa. Me impresionó mucho más que el mausoléo ver los cadáveres en el río que discurre a los pies de el peñasco en el que fue construido mientras eran devorados por los buitres con tranquilidad y parsimonia. Un campo de trigo con unas sola amapola. Lástima, por que el verde y el rojo combinan fabulosamente en el paisaje.

Debereis creerme si os digo que esta imagen muestra una colina situada entre la Autovía A-4 y el Río Guadajoz. La excusa para tomarla fue que esta zona iba a ser usada como préstamo para la obra del acceso al aeropuerto. ¿Que no sabeis lo que es un préstamo? Pues aquí estoy para explicar las cosas. Cuando haces una obra civil, en especial una carretera o línea ferroviaria, avanzas excavando el terreno en zonas de colinas y lomas, es decir, donde sobra, o aportando material en las zonas de hondanada y vaguada, es decir, donde sobra. Se trata de pegar la plataforma de la vía lo máximo posible al terreno, sin que haya cuestas pronunciadas. Si no es posible se excava un túnel o se construye un viaducto y Santas Pascuas. es lo que ocurre en el País, en general en el norte, donde las carreteras y líneas de ferrocarril apenas se entran en contanto con la superficie del terreno, o flotan sobre ella o bucean por el subsuelo. Uno de los objetivos en estas obras es lograr un equilibrio entre lo que sustraes (desmonte) y lo que aportas (terraplén). Si te falta material lo deberás buscarlo en otro sitio, excavarlo y transportarlo, y si te sobra tendrás que ocupar volumen de vertedero. Cualquiera de las dos opciones tiene un impacto notable sobre el medio ambiente. Una de ellas será en alguna medida inevitable, por que el equilibrio perfecto casi siempre es una quimera. Ver una obra en marcha de una carretera es como contemplar la labor de un gigante caprichoso. Una vez vi una en As Pontes que me dejó impresionado. En unos sitios parecía que un ser inmenso habia trazado surcos en las colinas con las manos. En otras que hubiera estado modelando, como con plastelina, estribos para los puentes o zonas de terraplenes. Construir una carretera tiene mucho de modelar el paisaje con voluntad de alfarero. Cuando las ves en proceso lo entiendes claramente.

La tierra del campo de cereal de la imagen fue extraida para ayudar a construir los estribos de los viaductos de paso del acceso al aeropuerto sobre la autopista la Autovía A-4 y el Río Guadajoz. Espero que tras los años volviese a subir la marea verde para anegar los ojos de los viajeros por aquellos parajes.

55.- Molino y azuda de Casillas (Córdoba Capital)



55.1.- Molino y azuda de Casillas (Córdoba Capital)

Vamos a investigar esto. ¿Teneis otra cosa mejor que hacer? Parece que la azuda tiene una pequeña vía de escape para el agua en su zona central. El agua se riza al caer y le me da un detalle que mejora la narrativa de la imagen, haciendo el relato más ameno. Es que el entorno hay que reconocer que es un espanto. Creo que ya lo dije una vez, cuando se evalúa la calidad pasiajística de un lugar la presencia de agua es una de las cosas que más se valoran. El potencial de esta zona es enorme, pero el desorden de las riberas, el color del agua, la presencia de tendidos eléctricos aéreos y de polígonos industriales en ambas márgenes que se asoman hasta la misma orilla del río fustran estas espectativas. Otra cosa, el sol te da bastantes disgustos cuando sales de caza fotográfica, por que tiene la manía de ponerse siempre delante. Gracioso que es el muchacho. Me llevo un buen rato dar con la perpectiva que no me destrozaba del todo la imagen.



55.2.- Molino de Casillas (Córdoba Capital)

El agua es reconducida hacia esta parte del cauce. A la derecha, por que siempre se asignan las posiciones derecha e izquierda dirigiendo la mirada en el mismo sentido que la corriente. Hay tres pequeñas esclusas para aprovechar la fuerza del agua. Si se cerrasen en la imagen anterior tendriamos una hermosa escalera hecha de peldaños de agua y no de cemento. Hace unos años se creo una disciplina llamada arqueología industrial, dedicada a rescatar elementos de enorme influencia sobre el paisaje de origen totalmente humano. Este molino creo que casi entraría en este apartado, por que su estética es dudosa. Carece de detalles ornamentales, es plenamente funcional sin concesiones a la estética. Sin embargo, tiene algo que lo hace valioso. Dice mucho de nuestro pasado y está totalmente superado por el progreso. Todo lo que el tiempo arroja a la cuneta se convierte en valioso.



55.3.- Molino de Casillas (Córdoba Capital)

Una última imagen más, por si hay algún cordobés en la sala. Esos remates escalonados en los tejados le dan un aire industria decimonónica al molino. Las columnas de hormigón delatan que aquí se trataba de construir algo útil, no de adornar.

54.- Río Guadalquivir aguas abajo de Córdoba



54.- Río Guadalquivir aguas abajo de Córdoba

La fragilidad de la memoria. Ya no me acuerdo de los detalles de este viaje. Del sitio sí. Por un salual he estado en este mismo meandro del río en tres ocasiones para tres asuntos distintos. ¿De que iba esto? Ya me acuerdo. De construir un nuevo acceso al aeropuerto. En este tramo del Guadalquivir iban a construir un puente de diseño. Era la época en que las ciudades se peleaban por contratar los arquitectos más afamados y en darle toques arquitectónicos fashion a su acabado. En puente se iba a llamar Ibbâs Ibn Firmâs, tal cual lo escribo, con signos de puntuación exóticos incluidos. Aicha me contaba un día desternillándose de risa que le había dicho un andaluz, muy ofendido por no advertir en mi amiga el suficiente crédito a sus palabras, que él era incluso más árabe que ella por el pasado de su tierra. Se conoce que ignoraba que en Al-Andalus, que abarcaba dos tercios de España, lo que había sobre todo era moros no musulmanes de raza árabe, y que cuando se reconquistó Andalucía se echó a patadas a todos los que no se pudo de entre los que no quisieron bautizarse, rumbo a África, o a Aragón y Valencia en todo caso, donde tampoco duraron mucho. La Catedral de Sevilla, una de las más mastodónticas de Europa, no se si la tercera en este ranking en particular, se edificó entre otras cosas para amedrentar a los infieles que no querían ni emigrar ni convertirse al cristianismo. "Hagamos una Iglesia tan hermosa y tan grandiosa que los que la vieren labrada nos tengan por locos", dijeron los canónimos, y alzaron un edificio que podía ser visto desde cualquier punto de la urbe, para que los infieles se sintieran vigilados por Dios allí donde estuvieren. Ahora se les pone a los hitos urbanos nombres que ni siquiera sabemos pronunciar por que la herencia real parece poca para distinguirnos del vecino. Como gemelos que quieren vestirse diferente para no ser confundidos.

En esta zona las aguas del río se enturbian. Es lógico pensar que justo tras el paso de la ciudad sea cuando la calidad sea menor. Pero las aguas parecen también arrastrar maeriales de su lecho, cieno y tierra. La estructura que atraviesa el río es un pequeño represamiento para reconducir la corriente hacia la izquierda del cauce. Por que esa construcción medio en ruínas es un molino en trance de ser declarado Bien de Interés Cultural. Molino y azuda de Casillas, es como dicen mis apuntes que se llaman. Azud es simplemente una presa. El por que se le da nombre femenino en este caso ya se escapa de mis conocimientos.

La imagen está captada desde el Cerro del Cañuelo Alto, junto a la Carretera CV-234 el 20 de bril de 2004. Imagino que a estas alturas el puente ya habrá asentado sus reales sobre el paisaje. Creo que fue en este viaje en el que me devoré un bocata para comer mientras veía deslizarse el agua mansamente ladera abajo.

53.- Presa de Santa Lucía, T.M. de Cabañas del Castillo (Cáceres)



53.- Presa de Santa Lucía, T.M. de Cabañas del Castillo (Cáceres)

Este lugar tan hermoso era mi destino, la Presa de Santa Lucía, que embalsa las aguas de un pequeño arroyo que escurre entre la Sierra del Castillejo (a la izquierda) y la Sierra del Local (a la derecha). No parece gran cosa, pero da de beber a Trujillo y todo su entorno. Bueno, el sistema anda escaso de efectividad y se va a recrecer la presa para poder incrementar el volumen de agua almacenada. Entre la lámina azul y yo se interpone un mar de jaras y brezos. La primavera Extremadura parece nevada no solo por las flores de los almendros sino también por las de las jaras, del mismo color, enormes, y presentes en todas partes. Y el brezo da una tonalidad rosáceas a las laderas. Momento: 17 de julio de 2010. Ahora veo que era pleno verano y el monte no estaba seco. Llevamos unos años muy húmedos en general en toda España. Igual que dan la lata con el tema de las sequías deberían hablar también de los años con cantidades razonables de precipitaciones. Cuando se habla de medio ambiente siempre es para alarmar. Dicen que en el futuro en España lloverá menos, y es algo que no acabo de ver claro. Pero es que estos temas siempre se exponen para crear una sensación de culpabilidad en la gente. Las cosas irán a peor por nuestros pecados. La ecología militante es una pseudo-religión que utiliza los mismos mecanismos para hacer que germinen en nuestras cabezas sus postulados que las religiones teológicas. Es como si necesitásemos que se nos reprochase siempre algo. Como la iglesia Católica ha perdido poder sobre nosotros a la hora de recriminarnos nuestros actos inmorales, los ecologistas han han encontrado un hueco en nuestras conciencias para hacernos sentir pecadores y amenazarnos con desastres de los que nosotros somos culpables. Bueno, en vez de un doluvio, la diosa Gea hará que cesen las lluvias, pero la estrategia viene a ser la misma.

52.- Vista desde la Sierra del Castillejo (Cáceres): El Alcornocalejo



52.1.- Vista desde la Sierra del Castillejo (Cáceres): El Alcornocalejo

Ya lo creo que sí. Tarde un buen rato en recorrer los pocos kilómetros que me separaban de mi destino, por que me detenía constantemente a tomar fotografías. En esta puede verse la ruta seguida para el ascenso a la sierra. Me asomé entre el balcón de jaras pringosas (Cistus ladanifer) que bordeaba el camino de tierra para poder captar la imagen. Al fondo en el centro se adivina el trazado de la carretera, incluso el arranque del caminito de ascenso, oculto en su mayor parte por la masa de alcornoques. Masa que no es pura por que algunos ejemplares de encina, de tonalidad más oscura, se intercalan entre la arboleda. Masa compacta que probablemente no tenga mucho aprovechamiento corchero, por que la luz es imprescindible para el crecimiento en grosor de un árbol.



52.2.- Vista desde la Sierra del Castillejo (Cáceres): La Solana

Un poco más adelante pude captar esta otra imagen. Abajo, en primer término, el pueblo La Solana. Inmediatamente después el valle del Río Berzocana, cuyo trazado se adivina como un pliegue del terreno rotulado con una linea de vegetación casi imperceptible. Más allá, una sucesión de pequeñas montañas, las primeras calvas y las posteriores cubiertas de bosques de encinas. Todo un territorio desprovisto de población que había atravesado aquella mañana y que tendría que volver a recorrer.

51.- Alcornocal en la Sierra del Castillejo (Cáceres)



51.- Alcornocal en la Sierra del Castillejo (Cáceres)

Mira, otro elemento muy propio de extremadura, los alcornocales. Los árboles de la imagen han sido recientemente aprovechados, para arrancarle al árbol la corteza muerta, lo que se denomina la pana, y de las que se extrae el corcho. Lo digo siempre, me encantan estas imagenes tomadas desde el interior de las arboledas y bosques.

Deje Berzocana atrás y abandoné la carretera local CCV-224, en un camino que al principio tenía buena pinta. Tras una primera cuesta, había un brusco viraje a la izquierda con un alcornocal plantado en mitad de la curva. Me bajé del coche y al mirar alrededor caí en la cuenta de que estaba atravesando un alcornocal. En el mapa 1:25.000 el paraje recibe el muy apropiado nombre de Alcornocalejo. Más allá del árbol el camino dejaba de estar asfaltado. Le doy muy mala vida a mi coche, así que seguí la ruta. Yo me llevo la gloria haciendo unos reportajes fotográficos bastante pintureros y el se queda con las cicatrices, el polvo y el barro. Pero es que ascender generalmente trae premio.

50.- Río Garciaz a su paso por el T.M. de Aldeacentenera (Cáceres)



50.1.- Río Garciaz a su paso por el T.M. de Aldeacentenera (Cáceres)

Extremadura y el agua. Es un tema de capital importancia, por que es uno de los factores que configuran como somos. Rezumante de agua en invierno y primavera, buena parte de su terrirorio más parece un desierto y un erial en verano. La necesidad de procurar pastos frescos al ganado lanar durante el estío determinó la necesidad de la práctica de la transhumancia. La longitud de vías pecuarias en España es espectacular. Seguramente es un fenómeno único en el mundo. Y no solo la red de vías es importante para conocer quienes fuimos y por tanto quienes somos. Las administraciones han caido en la cuenta de que se trata de suelo que puede reclamar como suyo, como propiedad del común. Regiones que hace poco renegaban de esta huella del pasado, como Cataluña y el País Vasco, estudian actualmente que senderos reclamar como vías pecuarias para sumarlas a la superficie de suelo público. España apenas tiene suelo de propiedad del Estado, y por eso es difícil aplicar estrategias forestales efectivas. Ha de saberse que el imperio español, que abarcaba los dos lados del Atlántico y los dos del Mediterráneo, comenzó a financiarse con la lana de las merinas, cuyo origen está Extremadura. La raza más valorada en el mundo en su tiempo. El material llegaba a Burgos y salía rumbo al extranjero, en especial Los Paises Bajos, en los barcos que atracaban en el Puerto de Bilbao. Y los paises extranjeros, en especial los Paises Bajos, nos vendían la lana en forma de paños y otros productos manufacturados, lógicamente más cara que antes de ser transformada. Mal negocio a la larga. Fue imposible establecer una industra textil en España, a pesar de que se intentó, por que iba en contra de los intereses de quienes controlaban las rutas del negocio de la lana, desde el interior de la Meseta, pasando por los caminos de la trashumancia, hasta los puertos del norte.

Extremadura y el agua. Los ríos de la tierra de mis antepasados son siempre de aspecto salvaje, carecen del don apacible. Labrados sobre la piedra, retorcidos en meandros obligados por las montañas de granito, discurren por tierras a menudo desprovistas del elemento humano. Extremadura es el territorio de la encina, el agua y los berroques. Agua que discurre por sus ríos y se aquieta en las innumerables balsas ganaderas. Agua que se tiñe de verde siempre que tiene excusa.



50.2.- Río Garciaz en Aldeacentenera (Cáceres)
Imagen contraria a la anterior. Vista del río ahora hacia aguas arriba. No lo parece, pero es el mismo. Un puente piedra cierra casi la imagen. Y una silueta, casi inapreciable, sobre la loma de la izquierda, delata el vuelo de lo que parece una rapaz de tamaño medio. Ojalá estuviese pertrechado de cámara con tele-objetivo.

49.- Ermita de San Blas, cerca de Antzuola (Gipuzkoa)



49.- Ermita de San Blas, cerca de Antzuola (Gipuzkoa)

El País Vasco está repleto de caminos secretos que llevan a la cima de la ladera o tal vez a ninguna parte. Recorri algunos senderos equivocados en el entorno de Andoain y Urnieta, con la música de Nelly Furtado en el CD. Supongo que fue ahí cuando empezó a derretirse el paisaje. Tome rumbo a Bergara a primera hora de la tarde. Segui el rastro de las obras de la Y-Vasca entre paisajes montañosos repletos de bosques y de las cicatrices del progreso. Eche pie a tierra en Atzuola. En el mapa habia marcada una ermita. Recorrí un camino local paralelo a un arroyo. El agua parloteaba y no me dejaba escuchar el paisaje. Por eso quizás fue una sorpresa. Al final de la recta había un edificio modesto coronado con un campanario, subido a una loma y custodiado por un haya. Eran plegarias atendidas. También las mías supongo. Mientras miraba aquella casualidad tan congruente de vegetación y piedra encalada, cai en la cuenta de que la nieve se había derretido por completo, que el agua rezaba a un ritmo distinto al del árbol. Por que las oraciones de un haya necesariamente han de durar siglos. Tal vez fue en ese momento cuando esbocé la primera sonrisa en días. Tomé tres imágenes para estar seguro de poder perdurar el momento. Después estuve unos instantes contemplando las manos del haya tratando de adivinar las palabras. El gesto no me pareció crispado. Tal vez fuese una petición para otro. ¿Que puede ser lo que motive a un ser que tiene la posesión del tiempo? Camino del coche marqué un número en el teléfono. Las vías de comulación estaban de nuevo abiertas. "Tienes la voz ronca de haber dormido una siesta". "En el trono del sofá llevo arrebujada todo el día". "Pues yo he tenido una revelación". "Rico, ¿no?". Aproveché las circunstancias propicias para iniciar el regreso a casa. Habia una nota curiosa, casi cómica, en el hablar del agua del arroyo al arrastrar tanta nieve. Momento: Al filo de las 4:15 del 18 de septiembre de 2010.

48.- Río Oria a su paso por Andoain



48.- Río Oria a su paso por Andoain

Nevaba en Alaska el jueves. Doy fe de ello. Lo estuvo haciendo toda la tarde noche. En la madrugada hacia el viernes todas la líneas de comunicación estaban cortadas. El viernes amaneció con el cielo despejado y un paisaje blanco y glacial. Solo cabia seguir la rutas hacia el interior. Guadarrama, Burgos, Álava, Navarra y Gipuzkoa fueron las etapas del repligue. Llegué a Lasarte al filo de las diez de la noche. Apenas pegué ojo. Tenía las cervicales frágiles como el cartón. A las 8 me puese en marcha. El primer objetivo era alcanzar la orilla del Río Oria, enjaulado entre los dos sentidos de la Autovía A-1. Me costo mucho esfuerzo. Primero tuve que cruzar la calzada en dirección norte, repleta de coches. Después sortear las naves abandonadas de una antigua instalación industrial. La ribera del río estaba repleta de zarzas como última defensa. La imagen carece de la dirección adecuada. El reflejo de la vegetación en el agua la hace confusa. Vi una garza volar aguas arriba. Sorprende una vegetación riparia tan densa a un tiro de piedra de san Sebastián. Con esta ciudad se hace auténtica esa frase de que todo lo que no es ciudad es monte.

47.- Puente sobre el Río Aramaiona (Bizkaia)



47.- Puente sobre el Río Aramaiona (Bizkaia)

El dormir es como un puente
que va del hoy al mañana.
Por debajo, como un sueño,
pasa el agua, pasa el alma.

(Juan Ramón Joménez)

El pie de foto en el informe fue este: "Puente sobre el Río Aramaiona, junto a la confluencia entre las carreteras A-3920 y A-2620, no catalogado y es posiblemente de la época mediaval, inventariado en la prospección arqueológica de la traza. No se estima en riesgo por las obras". Tomo la imagen desde un puento situado justo al lado. Una cosa que he aprendido viajando es que la geografía tiene sus rutas casi ineludibles. Los puentes casi siempre se trazan en los mismos sitios. Alguna vez he visto hasta cuatro puentes de épocas diferentes amontonados en el mismo recodo de un río. No es falta de imaginación sino tratar de trazar el avance donde la geografía nos lo propone.

Los puentos son hermosos no solo por su arquitectura. También por lo que prometen. Nada hay más distante entre si que las dos orillas de un río. Por eso un puente es como una promesa de reconciliación. Hace mucho tiempo en Castilla había que recorrer un largo camino para cruzar el Tajo en la zona de Toledo más cercana a Extremadura. Puente del Arzobispo creció y se hizo importante con la excusa de poseer el único puente del entorno. Una pasarela peatonal es la promesa más arriesgada de todas, la que más me conmueve. Caminar sobre el río con los propios pies. Debajo el agua discurre furiosa, con prisa, tratando de recorrer la máxima distancia posible antes de que llegue el verano. En mis sueños los puentes son siempre pequeños y angostos, como éste. Hace años que soy incapaz de dormir más de dos o tres horas seguidas.

46.- Edificación con fines recreativos junto a las ruínas del Molino de Suñabolueta - Valle del Río Aramaiona (Bizkaia)



46.- Edificación con fines recreativos junto a las ruínas del Molino de Suñabolueta - Valle del Río Aramaiona (Bizkaia)

No puedo evitar tener la sensación de que la ladera del valle es un tsunami que amenaza con tragarse la pequeña edificación y después a mi. Un mar verde donde están los pinos, que rompe y se vuelve espuma donde crecen los robles. Por eso quizás me doy excesiva prisa al tomar la imagen y fallo un tanto el encuadre. El norte, más Bizkaia en lo que la conozco, está llena de valles angostos. Reconozco que la primera vez que estuve por aquí sentí algo de claustrofobia. Me sentí encajonado entre dos altas paredes. Soy una persona de la planicie, de donde la orografia se aquieta. Los ríos avanzan rápido en Bizkaia, como si tuvieran prisa por ver el mar. No se les puede reprochar. El Atlántico es un regalo que solo nos es dado tras haber superado las montañas.

45.- Vista de Zabola desde la Carretera A-4021 (Bizkaia)



45.- Vista de Zabola desde la Carretera A-4021 (Bizkaia)

Alejado de las carreteras principales discurro arriba y abajo por la red de carreteras secundarias. Bizkaia es verde y es desnivel, es calma y es montaña. Solo al norte el mar da una alternativa a su geografia. Nada te prepara para un paisaje así. Asciendes por que es tu trabajo, y en la cumbre es cuando comprendes el camino recorrido. El norte apenas tiene profundidad de campo, puedes extraviarte en cualquier recodo, rondar la meta durante tiempo sin dar con ella. En Castilla cualquier punto de vista puede ser el centro, puedes comprender el paisaje al primer vistazo, donde están las localidades, por donde hiere y abre una hendidura en la tierra el río, si el bosque tiene su hueco entre los campos labrados. En el norte todo es provisional, a cada paso el paisaje se transforma, se reconstruye de nuevo para que tengas que descifrarlo de nuevo, apenas hay puntos de referencia. Es por eso que la cumbre ha de ser el destino lógico. En Biskaia o estás arriba de o abajo de, rara vez a su mismo nivel. Puede darse el caso de que sobre tu cabeza discurran una autopista y una línea de tren, volando sobre tu cielo, sin apoyos visibles sobre el terreno. No tengo cobertura, así que no puedo llamar para explicárselo a alguien. En todo caso, ¿como me haría entender? Las laderas que tengo ante mi serán el corredor de la Y-Vasca, que avanzará metro a metro por Bizkaia gracias a un esfuerzo sobrehumano de ingenieria. Los ingleses pensaban que España jamás sería un lugar civilizado y abierto al progreso por que era imposible trazar líneas de tren que conectarán sus rincones entre sí. Hizo falta formar a uno de los mejores cuerpos de ingenieros del mundo para hacer posible las comunicaciones. Me siento ajeno a lo que me rodea. No soy de aquí. Por eso me demoro, tardo en volver al camino, para tratar de transformarme, para ser de donde estoy aunque sea solo un poco. Montañas blancas y laderas verdes. Se me llenan los ojos de colores. Momento: 9 de febrero de 2007.

44.- Cruce de la N-120 sobre el Río Sil. Castro de Abaixo (Lugo)



44.- Cruce de la N-120 sobre el Río Sil. Castro de Abaixo (Lugo)

La N-120 une Ponferrada con Monforte de Lemos. Zona de orografía complicada, la imagino divertida para la conducción en invierno. La Autovía de la Rías Baixas, que discurre más al sur, más pegada a Portugal, es propensa a verse cortada cunado llegan los temporales de nieve. La carretera discurre en casi todos su recorrido por el valle del Río Sil, con una corriente que se adivina rápida y con laderas de gran pendiente en las márgenes. Luego, ya cerca de Monforte, discurre por uno de sus afluentes, el Río Lor. Así que el paseo es bonito. Fiché el lugar en el viaje de ida, cuando apenas quedaba luz en el día. Imposible no detenerse a la vuelta. Si el mundo es hermoso, es cierto que es en los ríos donde alcanza su máximo potencial. Cuando se valora la calidad de un paisaje que, pásmense, señores míos, es algo que se puede hacer de forma matemática, asignando un valor numérico indicativo a dicha calidad, la presencia de agua en la cuenca visual es uno de los factores mejor valorados. A mi me gustan los ríos que pueden abarcarse de orilla a orilla en un golpe vista. El agua tiene el color acerado del frío. Si se fijan, podrán saber hasta donde llega el calado del río en avenida máxima. Lo marca la línea de vegetación arbustiva y arbolada. Debe ser un espectáculo ver la corriente cuando el río se enfadada, ver el valle nevado. El viaje de ida y el de vuelta los hice machacando mi cerebro con U2. Creo que empiezo por fin a supurarlo. He amanecido con algo de fiebre. Se acaba el verano. Espero que se me perdone pero no se me ocurre nada que decir, tengo la cabeza ralentizada. Otro día pondré un pie de foto algo más largo.

43.- Río Cabe a su paso por Monforte de Lemos (Lugo)



43.- Río Cabe a su paso por Monforte de Lemos (Lugo)
(Momento: 28 de agosto de 2010)

Paseo, no tengo prisa. Recorro ambas orillas del río. Hasta compongo poemas. Tengo los ecos de When I Look at The World de U2 en la cabeza. El cielo está tan quieto abajo como arriba. Me detengo a escribir en uno de los planos de trabajo.

Si al tocar la nube me mancho de cieno,
si lo que es abajo es lo que es arriba
y el bogar del agua es el fluir del cielo,
¿dónde he de buscar si encontrarte puedo?

Luego cambio de rumbo y me dirijo al monasterio. Está encaramado en lo alto de la colina. Voy haciendo camino por si algún dia me dejas encontrarte.

42.- Playa de San Lorenzo (Gijón)



42.- Playa de San Lorenzo (Gijón)
(Momento: 7 de septiembre de 2010)

Mar de otoño, por que las estaciones frías llegan antes al norte y también se marchan más tarde. Que llueva sobre el mar siempre me pareció una paradoja, derramar el agua sobre el agua para volver el mundo cristalino. Tal vez la gente que, como usted, es de la costa le encuentre una lógica. A mi me desarma de argumentos y me incita a la melancolía. La Playa vista desde su extremo oriental es un esbozo del próximo invierno. El Río Piles desemboca ante mi para morir mansamente en un mar en calma. Sin un reproche. Tras tomar esta imagen remontaré su curso hasta alcanzar el Molinón. Mi destino está próximo al estadio. No hay prisas en la ciudad. Acostumbrado al ritmo de Madrid esta quietud me adormece y deja que los pensamientos fluyan lentos como las aguas del río. Lo creo o no, profesor Bishop, en ese momento pensaba en usted, le estaba hablando. Le agradecía todo lo que ha hecho por mi. Una amistad cargada de virtualidad cercana a hacerse imprescindible. No dude que algún dia nos veremos a la orilla de un mar de verano. Pero deme tiempo a encontrar la ruta para escapar de Matrix. El cielo era azul hace un momento y en un instante estaba totalmente cubierto de nubes. Fue como si se hubiera producido un salto en el tiempo o una discontinuidad en la realidad y en lo que pensaba que eran certezas. Tal vez ese futuro si sea posible después de todo. Sospecho que ha puesto usted la máquina en marcha, profesor Bishop. Si es así se lo agradezco. A su disposición quedo para cualquier cosa que usted demande. Atentamente le saluda su amigo Rokko.

41.- Río Nansa a la altura de Rábago (Cantabria)



41.- Río Nansa a la altura de Rábago (Cantabria)

Como se hizo. Pues si la foto si hizo a ras de agua no queda otra que pensar que me metí en el río. Pues eso. Que para eso se inventó el gorotex digo yo. Pero es que el calado parece ser mucho. Aprovechar la oportunidad. Caminar al filo de un resalto, con sumo cuidado, equilibrarse para intentar no moverse demasiado mientras tomas la imagen con la cámara digital. Y luego retroceder con lentitud, que queda mucha plancha todavía, y si te caes al agua va a ser muy divertido el resto del trabajo. Algún día me ocurrira y verás que risa contarlo. Prometo hacerlo.



40.- Campo de maiz junto a la Carretera CA-181 (S-223) cerca de Camijanes (Cantabria)

Esta imagen siempre que la veo me hace sonreir por que me recuerda a cierta pequeña anécdota de la mili. Vale que podría hablar de otras cosas. Quizás del cultivo del maíz, cuyo incremento vertiginoso en España esta teniendo consecuencias sobre el entorno visual. Ya habrá tiempo para eso, que creo que voy a estar por aquí mucho tiempo. También podría hablar del contenido desorden del paisaje cántabro, a medio camino entre el desorden absoluto de Galicia y el orden total de Asturias. Hay más profundidad de campo en esta imagen de la que suele ser habitual en el norte, donde el terreno a menudo parece que se te echa encima, en especial si eres una persona como yo educada en cuanto a mirar en la amplitud de las dos Castillas, sobre todo en la del más al sur. Pero es esa sensación de que la casa se asoma para atisbar sobre el maiz la que despierta mi imaginación. Cualquiera diria que lleva toda la vida agazapada en el suelo, del que se acaba de levantar para comprobar al fin si hay enemigos al acecho.

En cierta ocasión nos llevaron a hacer el indio a un campo de tiro del ejército. El Cetme era solo para las guardias. Pero aquel día había que llevárselo consigo. No se a donde fuimos, a algún lugar de Guadalajara creo. Alli estuvimos jugando a la guerra toda la tarde. En un momento dado el sargento de la compañía nos desplegó a lo ancho y nos hizo avanzar en paralelo con distancias de varios metros entre nosotros. Yo ocupaba el penúltimo lugar en el extremo más alejado de la posición por donde avanzaba el sargento. Anduvimos con aire fiero y a trechos corrimos, ordenándose echar cuerpo a tierra de vez en cuando. Si entonces hubieran estado emitiendo The Unit lo más probable es que hubiera podido hacer todo aquello de forma más gallarda y con un aire más marcial. Lo que en realidad ocurrio es que aproveche la lejanía del mando en la operación para tumbarme en el suelo a cámara lenta. La última vez que nos ordenaron tirarnos de panza al suelo fue en un denso herbazal cuya talla debia rondar el metro y medio. Ahí permanecimos el tipo del final de la lína y yo un buen rato. En un momento dado le pregunté si habia escuchado la orden de incorporarse al sargento. Me dijo que no. Le dije yo que entonces habria que asomarse y atisbar por ecima del pasto por que aquello duraba sospechosamente demasiado. Me dijo que el no lo hacia por nada del mundo. Aquel tipo vivia aterrorizado evitando a toda costa meter la pata de forma desastrosa. Y motivos tenía. El caso es que me asome a mirar y vi comoa dos kilómetros a la compañia. Le grité a mi camarada de aquel día que se ivan sin nosotros, y ahí que corrimos como si nos fuera la vida en ello hasta alcanzar al resto de la tropa. Hubiera tenido gracia: “La compañía vuelve al cuartel tras las maniobras con dos bajas por causas desconocidas”. El fuego amigo de la propia estupidez. La nuestra y al del sargento. Es que era un ejército de opereta. Aun asi estuvieron sopesando la idea de mandarnos a la Guerra del Golfo, a la Infantería de Marina en pleno. Se contentaron con enviar a Marta Sánchez y a unos cuantos marineros para que le dijeran gorrinadas en sus conciertos televisados. Nada que temer por que ella era la única que tenía micrófono.

Cuando estabamos dispuestos a montar en los camiones, mi compañero de extravío se dio cuenta que le faltaba un cargador. Dios mio la que se organizó. Se lo notificó al cabo primero, y este a su vez al sargento, que se lo dijo al teniente, que a su vez dio parte al capitán, que transmitió la novedad al comandante, que a su vez se lo hizo saber al coronel. Para quien no haya estado en el ejército aclaro que las novedades se dan con la tropa en posición de firmes. “En sus puestos firmes Arrr. A sus órdenes mi teniente. Formando la compañía de seguridad con x efectivos y con novedades”. “Infórmeme, sargento”. “Se ha extraviado un cargador durante las prácticas de despliegue de la tropa”. “Entendido. Mande posición de descanso mientras me acerco al capitán a notificarle la novedad”. Así que estuvimos unos 10 minutos de reloj alternativamente en posición de descanso y firmes para que aquellos señores de caqui se fueran informando unos a otros del grave problema surgido. Menos mal que el capellán no tenía mando de tropa, ni el cocinero ni el brigada, por que sino a lo peor el ballet hubiera durado un cuarto de hora. Al llegar la noticia del problema a la cúpula de mando, ésta decidio que procedía inspeccionar el terreno para recuperar el material bélico. Quizás dos bajas humanas eran asumibles, pero no la pérdida de un cargador. Estuvimos que se yo cuanto tiempo buscando, en especial en la zona de trigales silvestres, hasta que la falta de luz hizo inútil nuestros esfuerzos. Se decidió, tras nuevamente trasmitirse por toda la cadena de mando el fracaso de la operación, embarcar en los camiones y poner rumbo a casa, es decir, al cuartel de Arturo Soria. Cuando nos subimos al nuestro vimos algo debajo de una de las tablas de asiento. Eso mismo: el cargador. Pobre muchacho, la cara de terror que tenía mientras el sargento lo alzaba en vilo agarrándole por el cuello. Trataba de mantener los pies quietos pero le pataleaban un poco como si estuviera nadando. Supongo que debería decir que me dio pena, pero está claro que la mili me hizo más malo. Las cosas siempre le pasaban a él. Y el caso es que obro de forma correcta. Pero manda webos. El mismísimo ejército de Gila. No se que hacen nuestros compatriotas en Afganistán y en el Líbano.

39.- Puente de la Autovía del Cantábrico sobre el Río Nansa (Cantabria)



39.- Puente de la Autovía del Cantábrico sobre el Río Nansa (Cantabria)

Lo cierto es que cada día me gustan más están intrusiones de la ingeniería más desaforada en el paisaje. Hay que reconocer que van quedando pocos paisajes realmente naturales si tenemos en cuenta que la agricultura es una practica de las que más incide en el paisaje, y que la práctica forestal también transforma al antojo del hombre, aunque sea en menor medida. En el norte las autovías y las infraestructuras de transporte lineales avanzan básicamente a golpe de túneles y viaductos. La Y Vasca en los tramos que yo conozco, que son bastantes, apenas tiene tramos en que la plataforma del tren de alta velocidad se asiente sobre el terreno. Un viaducto cruza un estrecho valle y es seguido por un túnel que permite salvar la colina que hay a continuación. Y volver a empezar hasta que la repetición del bucle convierte la idea de la obra en una serpentina. En la desembocadura de Río Nansa se forma la Río Tina Mayor. Se adivina la proximidad del mar por la anchura que adquiere el río. Tal vez sea la belleza de cantabria la más fácil de asimilar. Incluso un viaducto de proporciones titánicas es asimilado sin problemas por el entorno.

38.- La Encinona. Cabanzón (Cantabria)



38.- La Encinona. Cabanzón (Cantabria)

La “Encinona de Cabanzón” es un ejemplar de encina (Quercus ilex) ubicada dentro del casco urbano de esta pequeña localidad de la Ría Tina Mayor. Está incluida en el Catálogo de Árboles Singulares de Cantabria. La red de abastecimiento del pueblo, y la de toda la comarca, iba a ser mejorada y se trataba de unos de los elementos más relevantes del entorno. Lo cierto es que la foto tenía más bien escasa justificación porque los tendidos de tubería iban a pasar lo suficientemente lejos como para suponer el riesgo de las obras nulo. Pero dedique una media hora en conducir hasta allí y unos cuantos minutos en buscar los mejores encuadre y en disparar 4 fotos. Esta sería perfecta si hubiera apuntado ligeramente más hacia arriba y se viera la totalidad de la copa. Aunque casi es más hermoso su entorno que la propia encina.

Ahora que veo la foto me arrepiento de no haberme sentado en el banco que hay bajo la copa. No imagino muy necesaria en Cantabria la sombra de la encina para protegerse del calor. Tal vez si de la lluvia. Ver llover sentado en ese lugar debe ser algo digno de hacerse. Porque además la majestuosidad del árbol invita a pensar a su cobijo en asuntos importantes o en absolutamente nada. Meditar sobre Dios o prepararse para la siesta. La lluvia procura la calma y vacia la cabeza de urgencias. Pero iba con prisa. En realidad siempre es así. Mucho que ver y muy poco tiempo para hacerlo. Pero, 5 minutos, tío, que te hubiera costado. Tal vez si hubiera estado lloviendo. Momento: 19 de julio de 2006.

37.- Masa de pino resinero (Pinus pinaster) en el valle del Arroyo Carballeiros, cerca de Navia (Asturias)



37.- Masa de pino resinero (Pinus pinaster) en el valle del Arroyo Carballeiros, cerca de Navia (Asturias)

Una de las cosas que más apasiona fotografiar es el interior de las masas arboladas. Empecé a hacerlo por mera necesidad, para documentar bosques siendome muy dificil encontrar el encuadre adecuado. Gataba mucho tiempo en buscar el lugar adecuado para que el rodal o o arboleda quedase bien reflejado en la imagen. Un dia probé hacerlo desde el interior, y cada día me convence más la idea. Al tiempo que hay recogimiento también hay profundidad de campo, sensación de continuidad más allá de donde la mirada alcanza. Hago media docena de fotos y al mirarlas en el PC lo normal es que al menos una sea prodigiosa. Como esta en la que los árboles parecen levitar, suspendidos en el aire gracias a la masa de helechos que cubre el sotobosque.

36.- Río Porcia, en el entorno de Tapia de Casariego (Asturias)



36.- Río Porcia, en el entorno de Tapia de Casariego (Asturias)

El reflejo de la vegetación en el agua, el verde amarillento, casi color sabia de la corriente, me ha recordado a algo que le escuché una vez a un experto en la pintura de Rubens. Tras años de estudiarlo y apreciar su arte, solo había comprendido su maestria una vez que mirando un cuadro del Prado, uno en que unas mujeres están reunidas en un prado, vio que el rojo de la tela sobre la que estaba sentada una de ellas tiena ecos en su piel pálida. Algo tan sútil, tan innecesario solo puede ser preocupación de un genio. Si eso es así la naturaleza también goza de esa genialidad.

El lienzo en cuestión es "Diana y Calisto", obra de tema mitológico del pintor flamenco. Como esta es la primera foto que amplia la colección primitiva de imágenes de viajes lo voy a celebrar contando una historia que si puedo meto con calzador en algunas conversaciones cuando de lo que se discute es de como se supone que somos los españoles como pueblo. Tema del que se dicen muchas tonterias basadas en los tópicos interesados. Decir lo que dice todo el mundo evita el esfuerzo de tener que pensar, que es algo cansado, suele colocarte en el bando exiguo de los que opinan lo contrario y rara vez produce frutos. El mito a desmontar sería la supuesta mojigatería de los españoles. Si, supongo que habreis visto muchas películas en las que nos explican lo progresistas que han sido siempre los franceses en el asunto de los lances amorosos. Ja. Felipe II le encargó a Corregio una serie de lienzos de tema mitológico, con anécdota, vamos a decirlo así, picante. Las andanzas de Zeus cepillándose a todo ser de buen parecer, hombre o mujer, que tenia al alcance de la vista. La gracia estaba en que en cada empresa se transformaba en un animal o elemento extraño para burlar las defensas de sus presas. Para llevarse a Europa al catre se transformó en toro alado, para hacer lo propio con Danae se transformó en lluvia de oro, para capturar a Calixto se convirtió en águila. En el caso de Leda se presentó ante ella en forma de cisne, y un día que la muchacha estaba a la orilla de un río, se subió a su regazo y, vamos a decirlo así, tuvo un momento Kit-kat. Este momento de relax lo plasmó Corregio en uno de los cuadros de la serie, en el que pudía verse algo bastante novedoso, la cara de Leda orientada hacia el espectador monstrando la expresión durante un orgasmo. Todo esto en el siglo XVI, que hay gente que se piensa que el progreso acaba de llegar a la estación de Atrocha gracias a los clips de Lady Gagá. El cuadro fue copiado por algunos de los pintores de cámara del Rey, entre ellos creo recordar Maino y Martínez del Mazo, el yerno de Velázquez. Pintores de primera categoría. Por visicitudes el lienzo terminó recalando en francia y ahora se exhibe en la Gemäldegalerie de Berlín. Lo cierto es que si la colección completa de la corona española hubiese quedado intacta, no solo tendríamos en el Prado la mejor pinacoteca del mundo sino la mitad de lo que merece la pena verse en el mundo. El caso es que en su paso por Francia el cuadro fue mutilado para eliminar esa expresión de éxtasis en la cara de Leda, por que se juzagaba escándaloso mostrar el placer sexual de las mujeres. Como era el cuadro que pintó Corregio puede saberse por que durante su larga estancia en la muy mojigata España no solo se respetó la voluntad del pintor sino que se hicieron copias para preservar su obra y propagar su idea. Por eso cuando me cuentan historietas sobre la Inquisición, para ver si el complejo por ser españoles acaba cuajando por fin, me río por dentro a base de bien.

35.- Molino de Casa Miudeira (Asturias)



35.- Molino de Casa Miudeira (Asturias)

Aquel buen señor me decía: "¿Cree usted que tiene sentido? Llevo cuidando este molino desde hace muchos años, sin ayuda de nadie. La administración todo lo más me exigen pero no aportan ni dinero ni esfuerzo. Me exigen que cuide el molino por que está catalogado. Y ahora hacen que pase el viaducto por encima". "Ni sentido ni perdón de Dios". Tapar algo tan hermoso con la sombra de una autopista. Pero es el progreso. Ahí seguirá espero, el molino, su canal de derivación, el verdín y las plantas flotantes en la corriente estancada pero clara. "¿Y la vivienda? ¿Van a hacer pasar la autovía frente a las ventanas de de mi casa?". "No se lo digo como disculpa, pero le pondrán una pantalla acústica. La carretera podría pasar por ahí -Estoy señalando a un lugar inconcreto, que trato que se entienda que es lejos por como estiro el brazo y lo dejo rígico-, pero alguien ha decidido optar por lo más molesto para usted". Momento: 11 de abril de 2006.

A veces me ocurren estas cosas. En una ocasión un anciano me estuvo interrogando acerca de cuando pensábamos pagarle las indemnizaciones por las expropiaciones de sus terrenos. No hubo manera de que entendiera que yo no era ni de Hacienda ni de Fomento. A otro le abrí los ojos, por que no se le había ocurrido nada mejor a la Consejería de Obras Públicas del Principado que plantarle una depuradora junto a la parte trasera de su casa. Tubo gracia. Es un decir. Llegue a una explotación agrícola. Y cuando salieron a mi encuentro los propietarios, un matrimonio, les dije que iba buscando el emplazamiento de una pequeña depuradora que iban a construir. "Ah, sí, dijo él. Ve usted ese poste de la línea de alta tensión que hay allí a lo lejos, pues justo al lado, en el recodo del río". "Me temo que no, según mi mapa la van a construir aquí". "¿Como que aquí - dijo ella-, ¿junto a la ventana de mi dormitorio? Eso no tiene sentido. Además, ya nos explicaron en la reunión de vecinos...". "Señora, puedo estar perfectamente equivocado, pero en el mapa que tengo aquí queda perfectamente claro que va a ser donde le digo. Habrán cambiado de parecer, habrán rectificado el proyecto. Pero por lo que se desprende de la información que aquí pueden ver, va a ser donde les indico, y bien que lo siento". Les di copia de los planos. Espero que montaran una bien gorda. Por que si realmente no hubo rectificación del proyecto, que creo que no, les habían mentido como a bellacos.

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Jordi Culé escribió:
Rokko, y ante esas "aventuras", no sufres por tu integridad física? que marrones te tienes que tragar macho!


No, mi integridad física no ha corrido peligro nunca por causa de la gente. Más bien al revés. Los habitantes de los pueblecitos suelen agradecer las visitas desde lo más profundo del alma. A veces me he quedado charlando con alguien en mitad de ninguno sitio por que los dos agradecíamos una presencia humana después de un largo día a solas. En Madrid soy hasta huraño, por en los viajes me vuelvo muy locuaz a veces. Conversaciones y situaciones curiosas he tenido algunas. Lo que si hago si se presta la ocasión es advertir a algunos de los desmanes que van a cometer en sus propiedades. Pero lo normal es que pase el día entero sin hablar con nadie. Lo que está claro es que si existen las abducciones yo tengo que tener implantado en el cuerpo el kit completo de chips extraterrestres, por que he estado en sitios sin el menor rastro de presencia humana.

Espera, ahora que recuerdo me pasó hace poco en Cabo de Gata algo que me alteró bastante. Conducía por un caminito asfaltado que serpenteaba por el desierto en busca de una rambla. Tenía que fotografiarla por que iba a ser cruzado por un tendido de tubería para riego. Cuanto más árido es un territorio en España más rentable es regarlo. Paradojas de la piel de toro. Como el camino se pegaba al terreno y la rambla estaba excavada casi a dos metros de profundidad, el cruce con la carretera quedaba perfectamente oculto del resto del camino y del entorno. Cuando llegué vi un coche aparcado y a unos tipos con bastante mala pinta. Aclaro que estuve casado una vez con una marroquí, así que estoy perfectamente al tanto de que los moros pueden tener también una pinta estupenda. El caso es que pasé de largo. Al cabo de unos minutos di la vuelta. Y cuando volví al cruce de la rambla, vi que dos de las personas discutían con cierta violencia, bueno la violencia la ponía uno solo, y que un tercero después de buscar en el maletero corría hacia los que forcejeaban con una llave inglesa monstruosa entre las manos y una expresión en la cara de tener muchas ganas de crujir cráneos. Sabía que el grupo lo completaba una chica por mi primera pasada. El momento que pasé junto a ellos pareció eterno y me dio tiempo a meditar sobre la necesidad, oportunidad y conveniencia ética de parar el coche. Hubiera podido escribir un tratado sobre el asunto por que el tiempo se dilató de forma absurda. El caso es que volví a pasar de largo. Un kilómetro más adelante vi a la chica caminando sola por el borde de la carretera. Había abandonado aquella compañía tan poco agradable. Cuando llegué a una carretera algo más principal me sentí fatal. Tanto que sentí la necesidad de parar el coche. Hice una llamada telefónica a alguien a quien quiero mucho. Le expliqué lo que había pasado y lo mal que me sentía por no haber hecho nada. Me dijo que había hecho bien, etcétera. Como creció en Medellín sabe cosas de las que yo jamás llegaré a enterarme, siquiera a imaginarme. Algunas pocas me las ha contado cuando el vino le ha suavizado sus inhibiciones. Ella me prefiere cobarde y vivo por que perdió a un hermano en un tiroteo. Pero cuando colgué me dije a mi mismo: "Tu verás lo que haces pero hay que volver". Yo no se tú, Jordi, pero yo a Pepito Grillo lo odio con una pasión que traspasa fronteras y épocas. Por tercera vez recorrí el caminito asfaltado, esta vez con muy poquitas ganas. Iba sopesando mis opciones. Sacar mi Star de la guantera. Bueno eso no que no voy armado. Embestir con el coche y rezar para atropellar a la gente correcta. Comenzar a armar bulla con el claxon. Desempolvar mi árabe. Inshala y sucram es todo lo que se. ¿Por que prestaría más atención a mi mujer, puñetas? Bueno, ya llegaría allí e improvisaría como buen español. Pero muy poquito antes de llegar a la rambla me cruce con el coche. Conté tres cabezas humanas y todas me parecieron erguidas y sanas, pero tampoco podría jurarlo. Me pareció significativo que ninguna persona ocupara el asiento del copiloto. Supongo que nadie corrió peligro aquella tarde, pero mientras te escribía esto he recordado la cara de terror de aquel pobre diablo, suplicando a gritos mientras veía acercarse a todo correr al tipo de la llave inglesa. ¿Un susto para que se diera prisa en pagar una deuda pendiente? Lo más probable. Yo pagaría. Si pudiera. Por que lo que vi en Cabo de Gata fue mucha basura, basura real me refiero, los campos regados de latas, plásticos y escombros, laberintos inmensos de invernaderos y mucha gente deambulando por los caminos de tierra, las ramblas, las trochas y los descampados como sin propósito alguno y sin destino concreto. Estuve el resto de la tarde, ya quedaba poco tiempo de sol, bastante abstraido. No había recordado todo esto hasta empezar a escribirlo. Tampoco en este lance corrí realmente peligro. Pero si bastante vergüenza. Otro día colgaré alguna foto de este viaje. En especial una que al hacerla me permitió hacerme una idea aproximada de lo que supone ser un esclavo en pleno siglo XXI. Otro día quizás. Ahora no, por que me noto demasiado propenso a estas horas hacia la melancolía. Buenas Noches, Jordi. Mañana me voy a Asturias y según parece me lloverá durante todo el viaje. Lo considero apropiado.

34.- Cabezo del Gordo (Murcia)



34.- Cabezo del Gordo (Murcia)

A los que sois del norte de España, en especial del noroeste, os parecerá que no hay para tanto, pero lo que se ve en este imagen es casi un milagro. Un mar verduzco de pinos azotando como un oleaje un farallón en el Puerto de la Cadena, a un tiro de piedra de Murcia capital. Y el casi lo uso por que el supuesto milagro se debe a la mano del hombre, y en esos casos se impone la búsqueda de una explicación lógica. El esfuerzo y la tenacidad en una labor callada de décadas, bastante incomprendida, y peor agradecida. En un lugar donde es posible que no llueva con verdaderas ganas durante 2 ó 3 años, con unas temperaturas infernales en verano y donde los ríos llevan casi siempre en su corriente piedras y arenas, ¿como es posible un bosque? Alguien debió excavar hoyos en la ladera con su azada, plantar un arbolito de un par de savias, llevado hasta allá con su propias manos, después regar con el agua portada en cubos, y en los subsiguientes años reponer pacientemente las marras y eliminar los árboles dominados, enfermos o rezagados respecto al resto de sus coetáneos. Murcia es un planicie llena de pequeñas elevaciones, algunas incluso notables, como Sierra Espuña. Y casi todas esas sierrecitas están cubiertas de un manto verde-musgo de pinos carrascos, obligados a medrar en el límite de sus fuerzas. Y todo ese esfuerzo de años puede verse convertido en cenizas en una sola tarde de furia y fuego. A veces también con causa en el hombre. El hombre nos lo da y el hombre nos lo quita, esa es su alocada voluntad por que sus designios son inescrutables. El hombre escribe en zig-zag con renglones torcidos, por que la naturaleza detesta las rectas y el vientre del mundo es curvo por que está preñado de amaneceres malvas. Los ecologistas querrían que en vez de pinos carrascos se plantaran hayas y robles, que arden peor y propician la lluvia. Dicen ellos y quienes los escuchan, osea el resto del rebaño. Extender una sábana sobre las sierras de Murcia para cubrirlas de robledales, y así convertirla en la quinta provincia de Galicia que, mire usted por donde, contra todo pronóstico, arde mejor que el sureste de la Península. Los milagros del hombre, desde luego. Contentémosnos con los pinares, que no es poco. A mi me parecen mucho. El pinarico nuestro de todos los días dánosle hoy, que si el territorio medra ya habrá tiempo para que los robledales medren con él. Aunque aquí más que robles serán encinas, en el mejor de los casos, rezando mucho para que llegue por fin ese cambio climático, por que mucho me temo que no pasaremos de las coscojas que, para quien no lo sepa, no son árboles sino matorrales. Lo único seguro, los palmitos, las pitas, y hasta algunos lentiscos si no todas las tormentas son secas.

Murcia y Asturias son las dos provincias que prefiero. Y no es por que me gusten los extremos. Simplemente son los dos territorios que más veces he visitado. Para mi las reglas del juego no se basan en buscar la belleza con desesperación como si fuera un tesoro escondido, sino de encontrarla allí donde te encuentre. Si sabes mirar ni siquiera tendrás que excavar en el paisaje. Por que lo realmente valioso nadie podrá saquearlo para apropiárselo y enterrarlo fuera del alcance de todos. Una vez traté de explicarle a una asturiana la belleza del desierto español, y fue tarea imposible. Sentía vértigo en ausencia de los bosques umbríos y los suelos verdes rezumantes de agua. Y no sentí envidia por los maravillosos paisajes de su tierra, sino lástima por no tener capacidad para albergar otros en su corazón y en su cabeza. Si no te conmueve trata de racionalizarlo. A mi a veces me funciona y soy capaz de estar a la altura de lo que se me ofrece. Murcia me costó un poco, pero ahora me parece una verdad evidente. El agua no discurre por sus ríos sino que se aquieta en los millares de balsas.

Mis notas dicen que lo que se ve en la imagen es el Cabezo del Gordo, una elevación más de la Sierra de la Cadena, en cuya cumbre se sitúa el Castillo de la Asomada, del siglo XII. Su entorno es zona de alto potencial arqueológico, por eso lo fotografié un 5 de octubre de 2005, con el sol sobre mis hombros a pesar del otoño en ciernes. Entiendo el respeto por las piedras medievales, pero que mis pinos no los toquen, que son frágiles e inexplicables, como todos los milagros. De mayor quiero ser ingeniero de montes. Ya me saqué el título en su día por ir adelantando.

33.- Rodal de pino carrasco (Pinus halepensis) junto a la AP-7, en Almenara



33.- Rodal de pino carrasco (Pinus halepensis) junto a la AP-7, en Almenara

Claro que sí, árboles alineados, como si estuvieran en formación en el patio de armas para iniciar la instrucción, su forma de agruparse delata el origen del rodal de pino en una plantación. ¿Que se puede decir del pino carrasco? Pues que sus masas constituyen la última frontera en el paisaje arbolado de España. Esta especie es capaz de vivir en unas condiciones que no soportaría ninguna otra especie arbórea creadora de bosques. Siquiera la encina. En ocasiones se le obliga a medrar en condiciones tan extremas que unos cuantos años con calor superior al habitual o con cierta sequía amenazan con "llevarse por delante" masas que ha costado décadas crear. El Monte de Torrero en Zaragoza capital es un buen ejemplo de esto. Con el calor, la falta de precipitaciones, y para complicar aun más las cosas, el viento incesante, apenas hay posibilidad de plantar árboles con fines forestales en el entorno de la ciudad. La idea en su momento fue poner en riego los pinares de este parque. No se a los demás, pero mi regar los pinos me parece casi un contra-Dios. En Murcia pasa algo parecido. Los pinares debilitados son presa fácil de esos "marditos roedores" de la madera viva, los escolítidos (Tomicus destruens. Ips sexdentatus), capaces de devorarlos por dentro hasta dejarlos muertos en pie. Cuanta maldad puede haber encerrada en un pequeño escarabajo. Pero estos árboles parecen sanos, ni siquiera dan muestras del ataque de la procesionaria. Aquí me quedo ensayando una de las suertes que más me gustan y me divierten, retratar el arbolado desde dentro. Una pequeña confesión, el suelo está inclinado en la imagen y los árboles rectos. En la realidad era al revés. Aunque todo es relativo, supongo.

32.- Campos de cítricos en Almenara (Valencia) (dedicada a Trippy)



32.- Campos de cítricos en Almenara (Valencia) (dedicada a Trippy)

En cierta ocasión escuché un discurso de un político de primer rango de la Comunidad Valenciana, en el que defendía el trasvase del Ebro, entonces en plena disputa acerca de su necesidad o no, para poder preservar los cultivos de cítricos en Valencia. Reconozco que en su momento pensé que era muy exagerado lo que decía aquel señor, no ya por las intenciones políticas de sus palabras, que también, sino por la exaltación que realizaba de este tipo de cultivo tan característico, al que otorgaba unos valores ecológicos de primera magnitud. Un manto verde todo el año, que protegía el suelo y procuraba una cobertura vegetal arbolada en buena parte del territorio de la comunidad autónoma. Bueno, pues con los años cada día estoy más de acuerdo con aquellas palabras. La imagen no deja se apoyarse en un truco de cámara, pero lo cierto es que perpectivas similares, con campos de naranjos, limoneros o mandarinos que parecen selvas en miniatura los he visto en muchas partes. Y si fuera pleno invierno se vería algo prácticamente idéntico. Y la imagen, a la par que espectacular es muy característica, propia de la Comunidad Valenciana y de algunas zonas de Murcia. Ya se R. que tu vives en el otro extremo de la provincia e imagino que los paisajes de Quesa son muy diferentes. Ya te haré una dedicatoria más apropiada cuando pueda, pero es que no he estado en todas partes. Aunque todo se andara. Por cierto, ni siquiera es Valencia, por que al hacer la foto tenía mis pies plantados en la carretera que marca la divisoria con Castellón, que es en realidad lo que se ve en la foto. Contentate con lo que te doy, que el que da lo que tiene lo está obligado a más. Momento: día de san José de 2010.

31.- Campo de cítricos en Sagunto (Valencia) (dedicado a Jordi Culé Senior)



31.- Campo de cítricos en Sagunto (Valencia) (dedicado a Jordi Culé Senior)

Esta foto da lugar a muchos equívocos. Es hermoso el colorido del naranjal, pero esa profusión de flores por el suelo delata que el frutal ha dejado de ser cuidado, que está en plena fase de abandono. Es que por aquí pasará la línea de Alta Velocidad Valencia-Tarragona. Estos árbolillos tienen sus días contados. Pero es que hay más, lo que estamos viendo en realidad es un yacimiento arqueológico, esa es su relevancia de cara a las obras. Habrá que hacer eso que tanto les gusta a las constructoras, paralizar las obras hasta que los arqueólogos hayan valorado el yacimiento y hayan dicho lo que hay que hacer durante la ejecución del proyecto para preservarlo. Pero a mi me da igual, la foto me encanta por el colorido que tiene. Estreno cámara digital. A lo mejor es eso. Por cierto, las torres de luz que se ven al fondo a la izquierda son del peaje que hay al inicio de la AP-7, por si le sirven de guía a alguien.

30.- Ejemplar de acebuche (Olea europaea var. sylvestris) en un descampado de Castellón



30.- Ejemplar de acebuche (Olea europaea var. sylvestris) en un descampado de Castellón.

Hasta en el lugar más insospechado es factible un árbol. Y siendo posibles los árboles puede aspirarse a la belleza. Verde en pleno invierno, como las encinas, como los madroños y las coscojas, como todos los cítricos. Siempre verde, siempre vivo, semper virens. Los árboles mediterráneos tienen vocación de inmortales. No hay otoños en los trópicos. No he podido hacer acceder el coche al interior del descampado, así que esta vez tendreis que calcular sus dimensiones vosotros solos. Solo es posible la fealdad en un árbol si es a causa del hombre. No los podemos sin motivo. Tampoco los hagamos ardan aunque los haya. El grado de civilización de una sociedad se mide por su capacidad de respetar a los árboles. Madrid está entre las ciudades más arboladas del mundo. Tranquilo todo el mundo que es solo un dato que me acaba de venir a la cabeza.

29.- Límite norte de la ciudad de Castellón



29.- Límite norte de la ciudad de Castellón

(Hasta podríamos ponerle la musiquilla de Star Trek:) El espacio urbano, la última frontera. Estos son los viajes de mi Peogeot 206 por España. Bitácora de vuelo. Fecha estelar: 8 de febrero del año 2010. La urbana es una frontera que avanza, que en pocos lugares se repliega. Tal vez en el interior, donde el lobo ocupa poco a poco la cada vez más amplia tierra de nadie. No he visitado esta vez la mejor versión de Castellón, pero solo es imposible no encontrar belleza si no se quiere ver. Esta imagen narra muchas cosas. El lugar que se ve dentro de poco será un gran complejo urbano, con edificios altos y aparcamientos subterráneos. Se excavará tanto en el cielo como en el subsuelo. Aun malviven algunos ejemplares de naranjos y limoneros entre la maleza dando pistas de lo que alguna vez fue este sitio. Pero a mis espaldas, a pocos metros de mi, se inicia el mar verde claro de los cultivos de cítricos. Estoy en el país de las rotondas, que se extiende por el perímetro de todas las ciudades, en el país de los descampados, de las chabolas sin techo. Tres grupos que ocupan construcciones ruinosas que se escapan al encuadre deberán ser desalojados antes de que entren las máquinas en escena. Un cielo blanco y pastoso difumina los contornos de las cosas. No se si estoy viendo el pasado o el futuro, eso es lo que tienen de anacrónico las fronteras. El presente dura tan poco que no da tiempo a capturarlo en una imagen fotográfica.