lunes, 20 de diciembre de 2010

87.- Vista del complejo de Zubieta desde el Camino de Santiago



87.- Vista del complejo de Zubieta desde el Camino de Santiago

Esta pequeña serie de fotos es un pequeñito regalo para Nerea. Lo cierto es que se lo debo hace tiempo. El esbozo de narración de aquella jornada está escrito en aquel mismo mes de junio. Entonces apenas la conocía y por eso en el texto la llamo La Taberna de Mou. Ya entonces me impresionó su forma de escribir y su aplomo. Luego me enteré de que tenía 17 y bromeaba con ella acerca del miedo que me provocaba. El contacto entonces era esporádico por dificultoso. Vamos a dejarlo ahí para que nadie se ponga nervioso más de lo que conviene. Con el correr de los meses la he ido conociendo mejor, y el miedo (es broma, mujer) ha ido siendo sustituido por admiración y cariño. Bastante hay de ambas cosas. Tengo la sensación de que muy pocos la conoceis de verdad. Incluso que hay quien la juzga al revés de como es. Suele suceder. Pero hay tiempo para rectificar. A mi me suelen recriminar el que trate de acercarme demasiado a la gente aquí en Matrix. Francamente, no se que otra cosa que merezca la pena se puede hacer aquí. Diferentes puntos de vista de las cosas. Y como tiendo a aceptar el criterio de los demás poco a poco me voy desenroscando de este maravillosa Galaxia de PuntoPelota, y desplazandome hacia otros dominios del Universo Matrix. Hacia el Planeta Twitter, por ejemplo, o hacia la Constelación Messenger.

Llevo meses pensando colgar estas fotos, que tampoco son tanto. Una casualidad en realidad, por que llegué a la entrada de Zubieta sin saber lo que era justo al tiempo, más o menos, de saber que Nerea era aficionada a La Real. En realidad más que eso. En su familia es una liturgia. Ojalá un día escriba sobre eso. Ahí tiene un tema precioso. Pero es que tenía la idea de abrir otro hilo dedicado a campos de fútbol e instalaciones deportivas de toda España, aprovechando mis viajes. La idea la tengo desde hace más de un año y he perdido la oportunidad de fotografiar muchos estadios por no decidirme a arrancarme. Estuve por plasmarla aquí. Hubiera empezado por estas fotos y las del Molinón. Pero mi idea es ir cerrando temas. En todo caso no plantear más de los que ya hay. Por que un día te muelen a palos y a donde vas con tanto equipaje. Además, hace meses que estoy en el dique seco, varado en Madrid, con hambre de carretera.

En fin. Hoy Nerea tiene un mal día y he sacudido la pereza para con este pequeño presente tratar de ayudarla a vadear el día por la zona menos profunda. Mañana las fotos no tendran espacial propósito.

86.- Camino de Santiago, al sur de Usurbil (Guipúzkoa)



86.1.- Camino de Santiago, al sur de Usurbil (Guipúzkoa)

La encuentro casi dejándome guiar por mi oído. Allá donde creo que el camino deja de ser practicable para vehículos abandono el coche y comienzo la caminata. Ladera arriba, primero entre prados arbolados y luego adentrándome en un pinar de talla elevada. No hago caso de los perros que me saludan al pasar. Pude haber conducido algo más, pero no me arrepiento.

Tercera regla del explorador: Conduce solo hasta donde haya certeza de que es posible dar la vuelta, sino tarde o temprano la ruta te obligará a seguirla hasta donde desaparezca y no haya posibilidad de retorno.


86.2.- Camino de Santiago, al sur de Usurbil (Guipúzkoa)

Cuando alcanzo los robledales descubro un grupo de escursionistas siguiendo mis pasos. Me demoro y me dejo alcanzar. Intercambio algunas palabras. Les dejo distanciarse. Vuelvo a una zona de claros y aprovecho la circunstancia para hacer una llamada. "¿Qué tal el viajero?". "Emboscado en los bosques". Algo se cruza en mi camino. "Acabo de ver un zorrito". Siempre abuso de los diminutivos cuando hablo con ella. "¿Cuando vuelves?". "No lo se. Me lo estoy pasando muy bien". Sigo la ruta hasta donde me lleva, mientras fotografío todo lo que permanece inmóvil. Soboreo esa sensación de vértigo que procura el saber que a cada paso estás medio metro más lejos de casa. Me cruzo con una cabra apostada en mitad del sendero. Al alcanzarla se queja ante mí de forma casi lastimera. Tras sobrepasarla y recorrer unos metros descubro por qué. Hay un chivito ramoneando medio oculto entre el matorral. Traer vástagos al mundo para vivir ya siempre aterrados por su seguridad. Cuando el bosque se vuelve ordenado llego a una bifurcación y comienzo el camino de regreso. Mentalmente ya he iniciado la ruta a casa.



85.- Cauce del Arroyo Urrupel, afluente del Latxaga (Lasarte, Guipuzkoa)

Segunda regla del explorador: Nunca abandones la ruta una vez encontrada. Síguela hasta tu destino sean cuales sean los obtáculos, por que todas las demás alternativas llevarán al desvarío de los pasos.

En la parte de atrás de las instalaciones, en la parte más alta de la ladera, la parcela limita con un bosquete de robles. En ese lado la verja en más baja. Me encaramo y salto sobre la hojarasca húmeda. Me adentro en el bosquecillo y salgo a lo que es un claro inmeso abierto por maquinaria pesada. Hay un todo-terreno junto al sendero que persigo. El luego me dirá que no, pero dormita con la cabeza recostaba sobre el regazo. Saludo en voz alta y se despierta. Me hace señas para que permanezca quieto y se acerca conduciendo el vehículo. Me explico y descubró en el un aliado. Mientras me lleva a donde quiero ir me descubro locuaz y comunicativo. En Madrid puedo llegar a ser un ermitaño sin palabras. Pero en los viajes mi discurso se vuelve fluido, lleno de intenciones, comunicativo. Los caminos están mal, llenos de barro. El todo-terreno avanza con dificultad. A nuestra derecha queda un sendero embarrado que sospecho que es el que me llevaría a mi destivo. Pasamos de largo y subimos una ladera empedrada. Hay un lugareño, bastón en mano, con más edad que los dos que transitamos en el vehículo, pero que trepa como si tuviese pezuñas de capra hispánica. Mi improvisado aliado me explica que no se ha sentido con fuerza moral para prohibirle el paso. Le replico que no se pueden poner puertas al campo. Pasé un año entero de mi vida haciendo guardias militares y me consta que la mayoría de las prohibiciones son solo para quien quiera cumplirlas. El resto para quienes les arredren los supuestos castigos. Si no hay voluntad de obedecer ni miedo a las represalias las leyes se vuelven musgo, mera apariencia sobre la corteza de las cosas.

84.- Campo de juego del complejo de Zubieta (Lasarte, Guipuzkoa)



84.1.- Campo de juego principal del complejo de Zubieta (Lasarte, Guipuzkoa)

Me despierto hacia las 9 y media. Día laboral pero sábado al fin y al cabo. Es difícil ser responsable cuando se está solo y nadie te vigila. Hacia las Diez y media ya estoy buscando la forma de cruzar la autopista. De una margen a otra de la A-1. Lasarte al este y Oria al oeste. Me sorpendió lo agreste de aquellas tierras. A un tiro de piedra de San Sebastián, esos bosques de pino radiata, robles y rebollos tan densos y ocupando laderas tan escarpadas. "Ahí es donde tienes que ir. Pedazo de melón, pensaste que iba a ser fácil. ¿Qué le dijiste a Patricia? Ah, si, que iba a ser una rápida acción de comandos. Llegar, recoger la información, y salir antes de que el territorio le tiempo a hacerte suyo".

Recorro con el coche la orilla occidental de la autovía. Al pasar junto al hipódromo de Lasarte advierto la decadencia del lugar, y no puedo reprimir una cierta sensación de melancolía. Miro la fotografía de satélite bucando una ruta hacia el objetivo. Veo lo que parece el rastro de un camino que bordea unas instalaciones deportivas. Cuando accedo a ellas descubro con sorpresa que son los campos de entrenamiento de la ciudad deportiva de la Real Sociedad. Dejo el vehículo en el parking de las instalaciones y me adentro en ellas. Se que es zona privada, pero las puertas están abiertas. Momento: 19 de junio de 2010.



84.2.- Campo de entrenamiento aledaño al principal en Zubieta (Lasarte, Guipuzcoa)

Primera regla del explorador: No detenerse nunca mientras no haya instrucciones inequívocas al respecto, mientras no te topes con un prohibido el paso. Y aun así vulnerar instrucciones y prohibiciones si se sospecha que nadie habrá para hacer que las cumpla el viajero.

Subo por la ladera, y mientras lo hago me acuerdo de quien nos arrendó la Taberna de Mou. Son más fotos de las necesarias las que hago. Tal vez alguna sirva para lucirla en la pared tras la barra. Era de esperar: un cerramiento de seguridad delimita la parcela de la ciudad deportiva, una verja alta que me impirde el paso. Sopeso la idea de saltarla. Sería posible, pero no quiero que nadie me sorprenda en una acción tan sospechosa. Podría desandar mis pasos, pero he visto que el sendero que busco flanquea las instalaciones por su margen sur. Está justó delante de mí.

domingo, 12 de diciembre de 2010

83.- Peñalba de Ávila (Ávila)



83.- Peñalba de Ávila (Ávila)

Pero antes de bajar y recibir la lección, capturé varias panorámicas hacia el Norte desde el Alto de la Silla. La localidad de la imagen es Peñalba de Ávila. Puede apreciarse el discurrir del Arroyo del Valle por la vegetación arbolada. Un poco más abajo de donde se captó la imagen puede verse un rebaño de ovejas. Estamos viendo la transición entre el pie de la ladera de la Sierra de Guadarrana y la zona de llano donde la agricultura campa a sus anchas. Para los forestales queda aquel territorio que por yermo o escarpado es inútil para la agricultura, que esquilma los suelos y los empobrece favoreciendo la erosión. Por el contrario, los forestales llevan aplicando el concepto de la sostenibilidad desde hace dos siglos. Mucho antes que los políticos de hoy le hayan inventado un nombre para apropiárselo. La permanenecia del monte es la primera premisa, el primer mandamiento que hay que obedecer de forma ineludible cuando se ordena y aprovecha un monte. Máxima rentabilidad, pero garantizando su permanencia. Se llama turno al tiempo en años que se tarda en extraer toda la madera de un monte arbolado. En los pinares ronda los 100 años. pues al cabo de esos 100 años la masa arbolada será exactamente la misma que al principio. ¿Nos vamos entendiendo?

82.- Cordel del Arroyo del Obispo (Ávila)



82.1.- Cordel del Arroyo del Obispo (Ávila)

Lo que decía el reportaje fotográfico: Cordel del Arroyo del Obispo en el tramo en que es interceptado por la traza (P.K. 10+600). Será repuesta mediante un camino y un paso superior a la altura del P.K. 10+400.

Dos pájaros de un tiro: la vía pecuaria interceptada y el Crucero del Alto de la Silla, que puede adivinarse al fondo del camino, en la margen derecha. Me encanta fotografiar vías pecuarias, los caminos en general, asfaltados también, por que tienen elegancia, narran una historia, trazan una flecha en el espacio y en el tiempo, señalan un lugar más allá y después. Más si son caminos devenidos en sendas que solo recorre el ganado, sin las huellas del hombre y sus vehículos de transporte, si se pegan a las curvas del terreno como si fuesen su amante. Las vías pecuarias cuentan una historia, y esta en concreto una que a mi atañe.



82.2.- Cordel del Arroyo del Obispo (Ávila)

Al descender la colina, con Cardeñosa al fondo como horizonte visual, sucedió algo extraordinario, que ya he relatado mil veces, puede que incluso en este blog. Algo que he narrado montones de veces. A Sonia se lo conté en un MP desde el exilio una madrugada de Matrix en que estaba en el exilio del 1.0. Una lección de vida que espero haber sabido comprender. Mientras andaba divisé a unas decenas de metros un zorro que recorría un sendero que se cruzaba con el mío. Casi coincidimos en el punto de cruce. Yo andaba despacio para no espantarlo y para evitar que me considerara una amenaza. La gente creerá otra cosa, pero es raro ver animales en el monte. Y casi mejor así. En mi último viaje a Guipúzcoa, al entrar en un paztizal de cierta talla para poder fotografiar desde atrás una ermita que incluyo en otra página, noté como algo reptaba por el suelo. Volví al borde del pastizal sin ganas de envestigar que era. No se tanto de zoología como para estar seguro que la única víbora venenosa de españa no tenga población en el País Vasco. A los animales los ves fugazmente, con el ravillo del ojo las más de las veces, y si no estás atento al instante es muy probable que te lo pierdas. Pero aquel zorro iba tranquilo y a lo suyo. Sin prisas. Paso ante mi y ni siquiera me dedicó una mirada. Ese ignorarme me estuvo atormentando largo tiempo. Hasta que recordé las enseñanzas de Miriam un invierno en Pegerinos, no muy lejos de allí, en la misma Ávila. En la vertical de Cuelgamuros, en unos montes avulenses cercanos a otra cruz, la del Valle de los Caidos. Quien quiera saber la moraleja, que la busque por ahí. Está escrita, no se la llevará el viento. Verba volant, scripta manent.

81.- Crucero del Alto de la Silla (Ávila)



81.1.- Crucero de Cardeñosa (Ávila)

La información aportada por el EsIA del proyecto era ésta: Elemento etnográfico-cultural-religioso situado a la altura del P.K. 6+780 del tramo de autovía (Autovía A-50 Ávila-Salamanca. Tramo: Navarrillos de San Leonardo-Peñalba de Ávila). Se verá directamente afectado por las obras. Se trata de una pequeña cruz latina de granito de sección cuadrada, asentada sobre un bloque granítico, y edad contemporánea.

Este tipo de cruces son más habituales de lo que la gente cree. En realidad la geografía de España está repleta de pequeños hitos religiosos: santuarios, elementos votivos, cruces. A veces vas buscando algo que en el mapa se indica que es una ermita, y cuando la encuentras no es una pequeña construcción, como pensabas, sino a lo mejor una imagen de la virgen en el hueco de una roca que le sirve de altar y al tiempo de estrado. La devoción de la gente del mundo rural por estos elementos no debería ser tan despreciada. Cuando viajas adentrándote por el territorio, es decir, abandonando las autopistas y recorriendo camino secundarios, ves que algo muy normal al caer la tarde es el paseo de la gente del pueblo entre la localidad y la ermita o iglesia que queda algo apartada de las casas. Le pese a quien le pese, el cristianismo es algo que llevamos en los genes. No digo que se tenga que manisfestar en nosotros. No en balde compartimos caracteres con los reptiles, los anfibios y los primates. Pero odiar la religión cristiana es como odiarnos a nosotros mismos, al material del que estamos hechos. Es una opción, sin ánimo de entrar en polémica.

El lugar donde se sitúa la cruz es desde donde se captó la imagen tan taurina anterior. Cualquier lugar elevado es bueno para una panorámica.



81.2.- Crucero del Alto de la Silla (Ávila)

En el reportaje fotográfico que hice el pie de foto para la imagen fue este: "Crucero del Alto de la Silla. Situado en el P.K. 10+660 del tramo, se verá directamente afectado por las obras". En otras palabras, la autovía iba a pasar justo por donde estaba la cruz, igual que en el caso de la anterior. Ya no recuerdo la solución. En estos casos lo que se suele hacer es un traslado. Se reubica el elemento en un lugar próximo. Dejar que las obras lo destruyan tampoco tiene mucho sentido, a pesar de que no se trate de un elemento de gran valor en sí mismo.

Pue allá estaba yo, de safari fotográfico, a la caza y captura en imágenes de cruceros, vías pecuarias y, ya de paso, de paisajes en la frontera entre la llanura y la montaña, en la linde entre lo agrícola y lo forestal. Y ascendí una colina para alcanzar tomar esta instantánea y al tomar el camino de vuelta cambió todo. ¿Saben ustedes de aquella película que se titulaba "El hombre que subio una colina y bajo una montaña"? Pues eso mismo, pero sin truco y siendo el elemento transformado no el geográfico sino el humano. Momento: 22 de octubre de 2005.

80.- Entorno de Cardeñosa (Ávila).



80.- Entorno de Cardeñosa (Ávila).

Un rebaño de toros bravos pastando. La hierba entre las piedras. Los berruecos y la roca aflorando del suelo. Las encinas achaparradas, probablemente producto de renuevos de raices. Los lienzos de granito para delimitar las parcelas. Hasta las nubes con las panzad grises. Todo sugiere la Sierra de Guadarrama, la parte baja de su ladera. En este caso en la ladera norte. Al sur Madrid, con paisajes que no difieren mucho de este. Podría ser Torrelodones, Galapalar, Collado Villalba. Seguramente tras subie el escalón que supone atravesar la sierra, este paraje se sitúe a mayor cota que su equivalente madrileño. Me he subido a una pequeña loma rocosa donde hay plantado un crucero. Esta mañana voy a la caza de cruces, como si estuviera en Galicia. El día está cargado de humedad. La lluvia me hará perder más de media hora, que habré de pasar dentro del coche meditando. justo lo que todo el mundo dice que no haga. Los toros no pareces tener interés en mi. Están a lo suyo. A vivir a cuerpo de rey. La tauromaquia es el pretexto para que la especie más privilegiada de nuestra fauna sobreviva. Por qué, ¿qué otra productividad puede obtenerse de estos lugares? ¿Introducimos la agricultura? ¿Hasta que profundidad llegarían los rejones de los tractores en unos suelos en los que la roca madre aflora la superficie para besar el cielo? Este es el paisaje de mi niñez. Cuando decía a mis padres que quería ir al campo, y si me hacían caso claro, me llevaban a sitios como éste. Al territorio de la encina y de la jara, un poco más abajo del país de los reboyos. Ahora recuerdo que cazaba mariposas con una red en forma de cono al extremo de un palo. Mariposas y libélulas. Los caballitos del diablo eran demasiado escurridizos. Solo me faltan los rodales de pino piñonero. Le pidía a mi padre permiso para ir a buscar piñones y me daba la parte baja del envoltorio de celofan de su cajetilla de cigarrillos. Luego nos los comíamos después de partirlos a pedradas. Un arte en si mismo, porque hay que buscar el yunque idóneo y aplicar la fuerza de impacto precisa. La fuerza justa para partir sin espachurrar y poder extraer lo que hay dentro intacto. Exactamente lo mismo que ha de hacerse con las personas.

sábado, 11 de diciembre de 2010

79.- Hospedería de Arguis (Huesca).



79.- Hospedería de Arguis (Huesca).

Este viaje por Huesca acaba en la Hospedería de Arguís, enmarcada dondro del paisaje, entre el embalse y la montaña. El otro día me enteré que una de las obras que paralizó el gobierno recientemente fue uno de los tres tramos de futura autopista que visité: Congosto de Isuela-Arguis y Arguis-Alto de Monrepós, es decir, el que acababa junto al hotel y el que arrancaba a la altura del mismo, así como Caldearenas-La Nave. Cerraron el hotel antes del tercer viaje, supongo que por las obras. Espero que lo reabran por que era un lugar mágico. Probablemente sin más aliciente que la propia naturaleza. Casi nada. Demasiado.

78.- Río Guarga a su paso por Caldearenas (Huesca).



78.1.- Río Guarga a su paso por Caldearenas (Huesca).

El Río Guarga será interceptado por la nueva autovía justo en este punto. Este curso fluvial está declarado Lugar de Interés Comunitario (LIC), lo que quiere decir que albarga valores ecológicos que obligan a extremar la vigilancia ante posibles agresiones. ¿Construir una carretera es una agresión al medio ambiente? La verdad es que no conozco otra más grave. Se trata de un curso de alta montaña. La gran cantidad de piedras depositadas en el lecho indican que en determinados momentos la corriente es muy fuerte y es capaz de arrastrarlas, aunque el caudal habitual sea escaso, como el que se ve en la imagen, y queden inpertérritas allí donde las dejó la última avenida extraordinaria. Cuanto más cerca está un tramo fluvial de la cabecera de la cuenca más abruptos son los cambios en el caudal. Lo que llueve es desalojado rápido, y si es mucho se forma una crecida capaz de escarbar en el lecho.



78.2.- Laderas del valle del Río Guargua (Huesca).

Volvemos a ver a nuestro amigo el pino silvestre. Esta es una de las últimas fotos captadas en el entorno de Arguis la última vez que estuve por allí. Se hacía tarde y urgía emprender la vuelta. Unos 500 kilómetros hasta Madrid. Partir es grato pero volver lo es más. Huesca es una provincia que me gusta especialmente por que tiene paisajes de todo tipo: de montaña en los Pirineos, estepas cerealistas, desiertos en los Monegros, zonas de vid y olivo al sur. En eso se parece a Lérida, otra de mis preferidas. Aunque ya lo he dicho alguna vez, amo lo que conozco, y cuanto más conozco más amo. Y no me gusta escoger cuando no hay motivo, por muy dispares que sean las opciones.

77.- Sierra de Belarre (Huesca).



77.1.- Sierra de Belarre (Huesca).

Tras dejar atrás el Alto de Monrepós uno se encuentra un paisaje sin domesticar, con la carretera discurriendo entre pinares, en los que al silvestre se un el Pinus uncinata, más hecho a vivir en las cumbres, al viento. Si en un libro veis una foto de un pino con el clásico porte en bandera, es decir, con la copa hacia un lado para adaptarse al empuje del viento, seguramente es de esta especie. Nevaba desde las nubes bajas que pueden verse en la imagen. Y sin embargo las ganas de volver eras escasas.



77.2.- Tramo de la carretera N-330 entre túneles a si paso por la Sierra de Belarre (Huesca).

Discurrí por un tramo antiguo clausurado de la actual carretera y pude acceder al lugar donde capté esta imagen. Hube de recorrer un tune de mina de varios centenares de metros de longitud, excavado a pico, con una oscuridad que los faros de mi coche apenas eran capaces de horadar. Me sentí aventurero, siguiendo rutas olvidadas. Fue como acceder a una estación de metro abandonada.

Lo se, son muchas imágenes del mismo lugar. pero he de decir en mi defensa que son de tres viajes diferentes. No quiero volver a este lugar más que en cuerpo, no más en espíritu en este blog. Todo esto me está recordando que llevo meses sin viajar.

76.- Valle del Río Isuela (Huesca).



76.1.- Valle del Río Isuela (Huesca).

El camino entre Congosto de Isuela, en la llanura de Huesca, y Arguis, ya en el inicio de la montaña, es bastante accidentado. Sinónimo de sorprendente, hermoso, adictivo. Buscaba no recuerdo cual elemento etnográfico y empecé a subir la ladera. Como llevas cámara digital no paras de sacar imágenes. No sabes cual será la certera. Un poco más arriba piensas que incluso será mejor, y vuelves a pulsar el botón de disparo. ¿Quién va a reprochártelo sin seres humanos a muchos kilómetros a la redonda? Estuve ascendiendo casi una hora y creo que esta fue la cota más alta que alcance. La carretera que ha de convertirse en autovía serpenteaba ahí abajo.



76.2.- Cruce de la N-330 sobre el Río Isuela (Huesca).

El valle visto al ras de la carretera es también sorprendente. Para convertir esta ruta en autovía haran una nueva calzada y dejaran la actual carretera para un solo sentido. Esta forma de abordar el problema no deja de ser una chapuza, por que carreteras y autovías siguen patrones diferentes de trazado, con radios de giro y pendientes diferentes. Pero es lo que hay, nos e puede ensanchar el valle. La única ruta posible ya esta prácticamente copada con la vía actual. Abajo del viaducto, que a mi me parece hermoso, por más que sea la inclusión de algo artificial en un marco natural, discurre el Río Isuela, sin apenas caudal, hurtado por el embalse de Arguis. Río que se empereza por el incierno casi perpetuo. La mañana es fría a pesar del sol, pero trae una sensación de calma. Camino por una ruta minera que discurre junto a la actual carretera.

75.- Formaciones de pino silvestre en la ladera sur de Monrepós (Huesca)



75.1.- Formaciones de pino silvestre en la ladera sur de Monrepós (Huesca)

Y si cruzas la carretera que discurre junto a Arguis te encuentras estos bosques, cubriendo las laderas desde su pie hasta su último tercio, donde el viento es ya demadiado fuerte. El árbol que hay en primer término me da oportunidad de contar algo sobre esta especie. Las ramas de los árboles forman nudos en su inserción en el tronco que luego serán visibles en la madera. Si son grandes las ramas, y por tanto los nudos, la madera será menos resistente. Por eso se podas algunos árboles, para reducir este problema si lo que se trata es de aprovechar el ejemplar para la industria maderera. El pino silvestre tiene una gran cualidad, la decurtación, que significa que la poda se produce de forma natural. Los pies de pino tienden a perder las ramas inferiores y a conformar una copa pequeña. Más si están en espesura. La madera tendrá nudos pequeños, que le darán un aspecto hasta bonito, y todos contentos.



75.2.- Ladera sur de Monrepós (Huesca).

Las mismas formaciones de pinar vista desde lejos, desde la antigua carretera N-330, la que antes cruzaba estás sierras, sustituida por la que discurre al pie de la montaña de la imagen y que, a su vez, será sustituida por la nueva autopista. Siempre los mismos senderos, las mismas rutas. Migramos por los mismos lugares siempre, como los salmones. El día es otro también, uno en que las nubes bajas absorben los colores. Día con el frío en la piel, en que la soledad del viajero pesa un poquito más. No es que me disguste. Me gusta estar solo por que lo reduce todo a su mínima expresión. Es como partir de cero, como deshacerse de lo superfluo en espera que lo que haya de arraigar después sea más sólido y no lo derribe la primera ventisca, el próximo rayo.

74.- Paisaje en el entorno de Caldearenas (Huesca)



74.1.- Matorral rastrero en torno al Alto de Monrepós (Huesca).

Tras sobrepasar Arguís y recorrer el primer túnel parace como si se entrase en el país de Papá Nöel. De repente te parece muy convincente el paisaje, que se ajuste a lo que debe ser. Norte, frío, bosques, matorrales ateridos.

La imagen ofrece un detalle de formaciones tapizantes del suelo de una especie llamada vulgarmente erizón (Echinospartum horridum). Se trata de una especie espinosa que con su porte rastrero trata de contrarrestar el efecto negativo de los fuertes vientos. El Es lo que hay que hacer cuando el aire sopla frío y feroz, apegarse a la tierra, robustecer las raíces, ofrecer el menor perfil posible al devenir de las cosas, crecer hacia los lados y no hacia arriba, dejar de aspirar a imposibles en el aire, mullir el terreno como una esperanza de tiempos mejores. No, no es el calor lo que deseca a las plantas sino el viento. Contra las temperaturas hay defensa pero no contra el viento incesante. Por eso las cumbres de las montañas están desiertas de vegetación. Ríos de aire, corrientes que remontan una ladera y descienden por la contraria. Y aquellos que están a su merced se adaptan o perecen ahogados, pero resecándose por dentro. Ojalá sangrase savia por las heridas para tener una estrategia contra este huracán de vida.



74.2.- Paisaje en el entorno de Caldearenas (Huesca)

Si sigues la carretera y bajas la ladera del Monrepós por su vertiente norte, encuentras paisajes como este, típicos de paramera. En primer término pueden verse las formaciones de erizon, y la imagen sirve para integrarlas mejor en el paisaje en el que insertan. Los matorrales verdes presumo que son enebros (Juniperus oxycedrus), y los que ofrecen un aspecto de estar moribundos por su color marronáceo son ejemplares de boj (Buxus sempervirens). ¿Y esto por qué? El caso es que estamos en febrero y quizás el invierno ha sido demasiado duro. Tal vez esos días de sol hayan acabado con él. El sol y el frío es una mala combinación. la planta suda, por así decirlo, pero no es capaz de reponer la humedad que pierde a través los estomas por que la que hay en el suelo está helada y es inaccesible para las raíces. En resumidas cuentas: y yo que sé. Las plantas no hablan, no dicen donce les duele. El diagnóstico rara vez es una certeza. Tan parecidas a veces a las personas que no quieren darnos pistas de los males que las aquejan.

73.- Embalse de Arguis (Huesca)



73.1.- Embalse de Arguis (Huesca). 17 de octubre de 2006

¿Sabíais que las nubes son blancas por que están hechas de cristales de hielo? No, es cierto, no estoy recitando un pasaje de “El Principito”. Son de hielo, y cuando éste se derrite se vuelven grises y hasta negras por que el agua capta la luz que intenta traspasarla y la refracta, no la refleja. Arguis es una localidad que hay al norte de la Ciudad de Huesca. “Coges” la A-23, la misma que te “trae” desde Zaragoza, la Autovía Mudéjar, y cuando se acaba la vía con sentidos separados y comienza la carretera insistes en la ruta. A la derecha, antes de entrar en el primer túnel, hay un pueblo pequeñito junto a un embalse. Eso es Arguis. Si vais acordaros de mí por que algo de mi corazón se esparce por aquellas laderas. En su hospedería dormí dos veces. Hubieran sido tres si no la hubieran clausurado hace un par de años. Las hospederías son algo así como el equivalente en la Comunidad de Aragón de la Red de Paradores Nacionales, hostelería de primera calidad, aunque a precios muy asequibles. Las tres veces que visité aquel lugar, por que fueron tres tramos de autovía casi consecutivos los que tuve que examinar, el embalse me ofreció tres aspectos completamente diferentes: la primera vez estaba seco, la segunda con placas de hielo en la lámina de agua y la tercera con el aspecto que uno le supone a un lago. En las cumbres de las pequeñas sierras del entorno anidan el águila real y el quebrantahuesos. Casi nada al aparato. Pero es que debéis saber que la salvaje, la naturaleza en mayúsculas, habita lo que la civilización desdeña por inhóspito o remoto. Haya donde no se puede sembrar es donde hay una esperanza para la fauna. La vegetación no es muy variada. Predominan los pinares de silvestre y los matorrales casi uni-específicos de boj (Buxus sempervirens), Y allí donde la vegetación apenas se puede despegar del suelo por causa de los vientos tienen su dominio los matorrales rastreros. Estamos cerca de las cumbres señores, a media ladera de las sierras, vayamos con tiento.



73.2. Embalse de Arguis (Huesca). 4 de enero de 2007.

Si, es el mismo Lugar. Luce un sol de invierno y el cielo se refleja en el agua y en el cielo del lago. La prueba está en las montañas que nos hurtan el horizonte al fondo de la imagen. Quien quiera que juegue a las coincidencias. Aquí un frío que enmascaran los colores de la imagen. Antes un frío que es perfectamente comprensible por el aspecto grisáceo y desabrido de lo que vemos. Todo es cuestión del aspecto. Puedo parecer hermoso y estar helándome desde la superficie. Puedo parecer estéril y turbulento y quizás sea por estar quemándome por dentro. Las apariencias lo son todo para quien no escarba con la mirada. El momento varía y lo inmutable parace transformarse. No es cuestión siquiera de perspectivas, que en este caso es la misma, sino de circunstancias. El paisaje se estremece, devuelve lo que recibe. Viento, lluvia, sol, calor, soledad.