lunes, 20 de diciembre de 2010

87.- Vista del complejo de Zubieta desde el Camino de Santiago



87.- Vista del complejo de Zubieta desde el Camino de Santiago

Esta pequeña serie de fotos es un pequeñito regalo para Nerea. Lo cierto es que se lo debo hace tiempo. El esbozo de narración de aquella jornada está escrito en aquel mismo mes de junio. Entonces apenas la conocía y por eso en el texto la llamo La Taberna de Mou. Ya entonces me impresionó su forma de escribir y su aplomo. Luego me enteré de que tenía 17 y bromeaba con ella acerca del miedo que me provocaba. El contacto entonces era esporádico por dificultoso. Vamos a dejarlo ahí para que nadie se ponga nervioso más de lo que conviene. Con el correr de los meses la he ido conociendo mejor, y el miedo (es broma, mujer) ha ido siendo sustituido por admiración y cariño. Bastante hay de ambas cosas. Tengo la sensación de que muy pocos la conoceis de verdad. Incluso que hay quien la juzga al revés de como es. Suele suceder. Pero hay tiempo para rectificar. A mi me suelen recriminar el que trate de acercarme demasiado a la gente aquí en Matrix. Francamente, no se que otra cosa que merezca la pena se puede hacer aquí. Diferentes puntos de vista de las cosas. Y como tiendo a aceptar el criterio de los demás poco a poco me voy desenroscando de este maravillosa Galaxia de PuntoPelota, y desplazandome hacia otros dominios del Universo Matrix. Hacia el Planeta Twitter, por ejemplo, o hacia la Constelación Messenger.

Llevo meses pensando colgar estas fotos, que tampoco son tanto. Una casualidad en realidad, por que llegué a la entrada de Zubieta sin saber lo que era justo al tiempo, más o menos, de saber que Nerea era aficionada a La Real. En realidad más que eso. En su familia es una liturgia. Ojalá un día escriba sobre eso. Ahí tiene un tema precioso. Pero es que tenía la idea de abrir otro hilo dedicado a campos de fútbol e instalaciones deportivas de toda España, aprovechando mis viajes. La idea la tengo desde hace más de un año y he perdido la oportunidad de fotografiar muchos estadios por no decidirme a arrancarme. Estuve por plasmarla aquí. Hubiera empezado por estas fotos y las del Molinón. Pero mi idea es ir cerrando temas. En todo caso no plantear más de los que ya hay. Por que un día te muelen a palos y a donde vas con tanto equipaje. Además, hace meses que estoy en el dique seco, varado en Madrid, con hambre de carretera.

En fin. Hoy Nerea tiene un mal día y he sacudido la pereza para con este pequeño presente tratar de ayudarla a vadear el día por la zona menos profunda. Mañana las fotos no tendran espacial propósito.

86.- Camino de Santiago, al sur de Usurbil (Guipúzkoa)



86.1.- Camino de Santiago, al sur de Usurbil (Guipúzkoa)

La encuentro casi dejándome guiar por mi oído. Allá donde creo que el camino deja de ser practicable para vehículos abandono el coche y comienzo la caminata. Ladera arriba, primero entre prados arbolados y luego adentrándome en un pinar de talla elevada. No hago caso de los perros que me saludan al pasar. Pude haber conducido algo más, pero no me arrepiento.

Tercera regla del explorador: Conduce solo hasta donde haya certeza de que es posible dar la vuelta, sino tarde o temprano la ruta te obligará a seguirla hasta donde desaparezca y no haya posibilidad de retorno.


86.2.- Camino de Santiago, al sur de Usurbil (Guipúzkoa)

Cuando alcanzo los robledales descubro un grupo de escursionistas siguiendo mis pasos. Me demoro y me dejo alcanzar. Intercambio algunas palabras. Les dejo distanciarse. Vuelvo a una zona de claros y aprovecho la circunstancia para hacer una llamada. "¿Qué tal el viajero?". "Emboscado en los bosques". Algo se cruza en mi camino. "Acabo de ver un zorrito". Siempre abuso de los diminutivos cuando hablo con ella. "¿Cuando vuelves?". "No lo se. Me lo estoy pasando muy bien". Sigo la ruta hasta donde me lleva, mientras fotografío todo lo que permanece inmóvil. Soboreo esa sensación de vértigo que procura el saber que a cada paso estás medio metro más lejos de casa. Me cruzo con una cabra apostada en mitad del sendero. Al alcanzarla se queja ante mí de forma casi lastimera. Tras sobrepasarla y recorrer unos metros descubro por qué. Hay un chivito ramoneando medio oculto entre el matorral. Traer vástagos al mundo para vivir ya siempre aterrados por su seguridad. Cuando el bosque se vuelve ordenado llego a una bifurcación y comienzo el camino de regreso. Mentalmente ya he iniciado la ruta a casa.



85.- Cauce del Arroyo Urrupel, afluente del Latxaga (Lasarte, Guipuzkoa)

Segunda regla del explorador: Nunca abandones la ruta una vez encontrada. Síguela hasta tu destino sean cuales sean los obtáculos, por que todas las demás alternativas llevarán al desvarío de los pasos.

En la parte de atrás de las instalaciones, en la parte más alta de la ladera, la parcela limita con un bosquete de robles. En ese lado la verja en más baja. Me encaramo y salto sobre la hojarasca húmeda. Me adentro en el bosquecillo y salgo a lo que es un claro inmeso abierto por maquinaria pesada. Hay un todo-terreno junto al sendero que persigo. El luego me dirá que no, pero dormita con la cabeza recostaba sobre el regazo. Saludo en voz alta y se despierta. Me hace señas para que permanezca quieto y se acerca conduciendo el vehículo. Me explico y descubró en el un aliado. Mientras me lleva a donde quiero ir me descubro locuaz y comunicativo. En Madrid puedo llegar a ser un ermitaño sin palabras. Pero en los viajes mi discurso se vuelve fluido, lleno de intenciones, comunicativo. Los caminos están mal, llenos de barro. El todo-terreno avanza con dificultad. A nuestra derecha queda un sendero embarrado que sospecho que es el que me llevaría a mi destivo. Pasamos de largo y subimos una ladera empedrada. Hay un lugareño, bastón en mano, con más edad que los dos que transitamos en el vehículo, pero que trepa como si tuviese pezuñas de capra hispánica. Mi improvisado aliado me explica que no se ha sentido con fuerza moral para prohibirle el paso. Le replico que no se pueden poner puertas al campo. Pasé un año entero de mi vida haciendo guardias militares y me consta que la mayoría de las prohibiciones son solo para quien quiera cumplirlas. El resto para quienes les arredren los supuestos castigos. Si no hay voluntad de obedecer ni miedo a las represalias las leyes se vuelven musgo, mera apariencia sobre la corteza de las cosas.

84.- Campo de juego del complejo de Zubieta (Lasarte, Guipuzkoa)



84.1.- Campo de juego principal del complejo de Zubieta (Lasarte, Guipuzkoa)

Me despierto hacia las 9 y media. Día laboral pero sábado al fin y al cabo. Es difícil ser responsable cuando se está solo y nadie te vigila. Hacia las Diez y media ya estoy buscando la forma de cruzar la autopista. De una margen a otra de la A-1. Lasarte al este y Oria al oeste. Me sorpendió lo agreste de aquellas tierras. A un tiro de piedra de San Sebastián, esos bosques de pino radiata, robles y rebollos tan densos y ocupando laderas tan escarpadas. "Ahí es donde tienes que ir. Pedazo de melón, pensaste que iba a ser fácil. ¿Qué le dijiste a Patricia? Ah, si, que iba a ser una rápida acción de comandos. Llegar, recoger la información, y salir antes de que el territorio le tiempo a hacerte suyo".

Recorro con el coche la orilla occidental de la autovía. Al pasar junto al hipódromo de Lasarte advierto la decadencia del lugar, y no puedo reprimir una cierta sensación de melancolía. Miro la fotografía de satélite bucando una ruta hacia el objetivo. Veo lo que parece el rastro de un camino que bordea unas instalaciones deportivas. Cuando accedo a ellas descubro con sorpresa que son los campos de entrenamiento de la ciudad deportiva de la Real Sociedad. Dejo el vehículo en el parking de las instalaciones y me adentro en ellas. Se que es zona privada, pero las puertas están abiertas. Momento: 19 de junio de 2010.



84.2.- Campo de entrenamiento aledaño al principal en Zubieta (Lasarte, Guipuzcoa)

Primera regla del explorador: No detenerse nunca mientras no haya instrucciones inequívocas al respecto, mientras no te topes con un prohibido el paso. Y aun así vulnerar instrucciones y prohibiciones si se sospecha que nadie habrá para hacer que las cumpla el viajero.

Subo por la ladera, y mientras lo hago me acuerdo de quien nos arrendó la Taberna de Mou. Son más fotos de las necesarias las que hago. Tal vez alguna sirva para lucirla en la pared tras la barra. Era de esperar: un cerramiento de seguridad delimita la parcela de la ciudad deportiva, una verja alta que me impirde el paso. Sopeso la idea de saltarla. Sería posible, pero no quiero que nadie me sorprenda en una acción tan sospechosa. Podría desandar mis pasos, pero he visto que el sendero que busco flanquea las instalaciones por su margen sur. Está justó delante de mí.

domingo, 12 de diciembre de 2010

83.- Peñalba de Ávila (Ávila)



83.- Peñalba de Ávila (Ávila)

Pero antes de bajar y recibir la lección, capturé varias panorámicas hacia el Norte desde el Alto de la Silla. La localidad de la imagen es Peñalba de Ávila. Puede apreciarse el discurrir del Arroyo del Valle por la vegetación arbolada. Un poco más abajo de donde se captó la imagen puede verse un rebaño de ovejas. Estamos viendo la transición entre el pie de la ladera de la Sierra de Guadarrana y la zona de llano donde la agricultura campa a sus anchas. Para los forestales queda aquel territorio que por yermo o escarpado es inútil para la agricultura, que esquilma los suelos y los empobrece favoreciendo la erosión. Por el contrario, los forestales llevan aplicando el concepto de la sostenibilidad desde hace dos siglos. Mucho antes que los políticos de hoy le hayan inventado un nombre para apropiárselo. La permanenecia del monte es la primera premisa, el primer mandamiento que hay que obedecer de forma ineludible cuando se ordena y aprovecha un monte. Máxima rentabilidad, pero garantizando su permanencia. Se llama turno al tiempo en años que se tarda en extraer toda la madera de un monte arbolado. En los pinares ronda los 100 años. pues al cabo de esos 100 años la masa arbolada será exactamente la misma que al principio. ¿Nos vamos entendiendo?

82.- Cordel del Arroyo del Obispo (Ávila)



82.1.- Cordel del Arroyo del Obispo (Ávila)

Lo que decía el reportaje fotográfico: Cordel del Arroyo del Obispo en el tramo en que es interceptado por la traza (P.K. 10+600). Será repuesta mediante un camino y un paso superior a la altura del P.K. 10+400.

Dos pájaros de un tiro: la vía pecuaria interceptada y el Crucero del Alto de la Silla, que puede adivinarse al fondo del camino, en la margen derecha. Me encanta fotografiar vías pecuarias, los caminos en general, asfaltados también, por que tienen elegancia, narran una historia, trazan una flecha en el espacio y en el tiempo, señalan un lugar más allá y después. Más si son caminos devenidos en sendas que solo recorre el ganado, sin las huellas del hombre y sus vehículos de transporte, si se pegan a las curvas del terreno como si fuesen su amante. Las vías pecuarias cuentan una historia, y esta en concreto una que a mi atañe.



82.2.- Cordel del Arroyo del Obispo (Ávila)

Al descender la colina, con Cardeñosa al fondo como horizonte visual, sucedió algo extraordinario, que ya he relatado mil veces, puede que incluso en este blog. Algo que he narrado montones de veces. A Sonia se lo conté en un MP desde el exilio una madrugada de Matrix en que estaba en el exilio del 1.0. Una lección de vida que espero haber sabido comprender. Mientras andaba divisé a unas decenas de metros un zorro que recorría un sendero que se cruzaba con el mío. Casi coincidimos en el punto de cruce. Yo andaba despacio para no espantarlo y para evitar que me considerara una amenaza. La gente creerá otra cosa, pero es raro ver animales en el monte. Y casi mejor así. En mi último viaje a Guipúzcoa, al entrar en un paztizal de cierta talla para poder fotografiar desde atrás una ermita que incluyo en otra página, noté como algo reptaba por el suelo. Volví al borde del pastizal sin ganas de envestigar que era. No se tanto de zoología como para estar seguro que la única víbora venenosa de españa no tenga población en el País Vasco. A los animales los ves fugazmente, con el ravillo del ojo las más de las veces, y si no estás atento al instante es muy probable que te lo pierdas. Pero aquel zorro iba tranquilo y a lo suyo. Sin prisas. Paso ante mi y ni siquiera me dedicó una mirada. Ese ignorarme me estuvo atormentando largo tiempo. Hasta que recordé las enseñanzas de Miriam un invierno en Pegerinos, no muy lejos de allí, en la misma Ávila. En la vertical de Cuelgamuros, en unos montes avulenses cercanos a otra cruz, la del Valle de los Caidos. Quien quiera saber la moraleja, que la busque por ahí. Está escrita, no se la llevará el viento. Verba volant, scripta manent.

81.- Crucero del Alto de la Silla (Ávila)



81.1.- Crucero de Cardeñosa (Ávila)

La información aportada por el EsIA del proyecto era ésta: Elemento etnográfico-cultural-religioso situado a la altura del P.K. 6+780 del tramo de autovía (Autovía A-50 Ávila-Salamanca. Tramo: Navarrillos de San Leonardo-Peñalba de Ávila). Se verá directamente afectado por las obras. Se trata de una pequeña cruz latina de granito de sección cuadrada, asentada sobre un bloque granítico, y edad contemporánea.

Este tipo de cruces son más habituales de lo que la gente cree. En realidad la geografía de España está repleta de pequeños hitos religiosos: santuarios, elementos votivos, cruces. A veces vas buscando algo que en el mapa se indica que es una ermita, y cuando la encuentras no es una pequeña construcción, como pensabas, sino a lo mejor una imagen de la virgen en el hueco de una roca que le sirve de altar y al tiempo de estrado. La devoción de la gente del mundo rural por estos elementos no debería ser tan despreciada. Cuando viajas adentrándote por el territorio, es decir, abandonando las autopistas y recorriendo camino secundarios, ves que algo muy normal al caer la tarde es el paseo de la gente del pueblo entre la localidad y la ermita o iglesia que queda algo apartada de las casas. Le pese a quien le pese, el cristianismo es algo que llevamos en los genes. No digo que se tenga que manisfestar en nosotros. No en balde compartimos caracteres con los reptiles, los anfibios y los primates. Pero odiar la religión cristiana es como odiarnos a nosotros mismos, al material del que estamos hechos. Es una opción, sin ánimo de entrar en polémica.

El lugar donde se sitúa la cruz es desde donde se captó la imagen tan taurina anterior. Cualquier lugar elevado es bueno para una panorámica.



81.2.- Crucero del Alto de la Silla (Ávila)

En el reportaje fotográfico que hice el pie de foto para la imagen fue este: "Crucero del Alto de la Silla. Situado en el P.K. 10+660 del tramo, se verá directamente afectado por las obras". En otras palabras, la autovía iba a pasar justo por donde estaba la cruz, igual que en el caso de la anterior. Ya no recuerdo la solución. En estos casos lo que se suele hacer es un traslado. Se reubica el elemento en un lugar próximo. Dejar que las obras lo destruyan tampoco tiene mucho sentido, a pesar de que no se trate de un elemento de gran valor en sí mismo.

Pue allá estaba yo, de safari fotográfico, a la caza y captura en imágenes de cruceros, vías pecuarias y, ya de paso, de paisajes en la frontera entre la llanura y la montaña, en la linde entre lo agrícola y lo forestal. Y ascendí una colina para alcanzar tomar esta instantánea y al tomar el camino de vuelta cambió todo. ¿Saben ustedes de aquella película que se titulaba "El hombre que subio una colina y bajo una montaña"? Pues eso mismo, pero sin truco y siendo el elemento transformado no el geográfico sino el humano. Momento: 22 de octubre de 2005.

80.- Entorno de Cardeñosa (Ávila).



80.- Entorno de Cardeñosa (Ávila).

Un rebaño de toros bravos pastando. La hierba entre las piedras. Los berruecos y la roca aflorando del suelo. Las encinas achaparradas, probablemente producto de renuevos de raices. Los lienzos de granito para delimitar las parcelas. Hasta las nubes con las panzad grises. Todo sugiere la Sierra de Guadarrama, la parte baja de su ladera. En este caso en la ladera norte. Al sur Madrid, con paisajes que no difieren mucho de este. Podría ser Torrelodones, Galapalar, Collado Villalba. Seguramente tras subie el escalón que supone atravesar la sierra, este paraje se sitúe a mayor cota que su equivalente madrileño. Me he subido a una pequeña loma rocosa donde hay plantado un crucero. Esta mañana voy a la caza de cruces, como si estuviera en Galicia. El día está cargado de humedad. La lluvia me hará perder más de media hora, que habré de pasar dentro del coche meditando. justo lo que todo el mundo dice que no haga. Los toros no pareces tener interés en mi. Están a lo suyo. A vivir a cuerpo de rey. La tauromaquia es el pretexto para que la especie más privilegiada de nuestra fauna sobreviva. Por qué, ¿qué otra productividad puede obtenerse de estos lugares? ¿Introducimos la agricultura? ¿Hasta que profundidad llegarían los rejones de los tractores en unos suelos en los que la roca madre aflora la superficie para besar el cielo? Este es el paisaje de mi niñez. Cuando decía a mis padres que quería ir al campo, y si me hacían caso claro, me llevaban a sitios como éste. Al territorio de la encina y de la jara, un poco más abajo del país de los reboyos. Ahora recuerdo que cazaba mariposas con una red en forma de cono al extremo de un palo. Mariposas y libélulas. Los caballitos del diablo eran demasiado escurridizos. Solo me faltan los rodales de pino piñonero. Le pidía a mi padre permiso para ir a buscar piñones y me daba la parte baja del envoltorio de celofan de su cajetilla de cigarrillos. Luego nos los comíamos después de partirlos a pedradas. Un arte en si mismo, porque hay que buscar el yunque idóneo y aplicar la fuerza de impacto precisa. La fuerza justa para partir sin espachurrar y poder extraer lo que hay dentro intacto. Exactamente lo mismo que ha de hacerse con las personas.

sábado, 11 de diciembre de 2010

79.- Hospedería de Arguis (Huesca).



79.- Hospedería de Arguis (Huesca).

Este viaje por Huesca acaba en la Hospedería de Arguís, enmarcada dondro del paisaje, entre el embalse y la montaña. El otro día me enteré que una de las obras que paralizó el gobierno recientemente fue uno de los tres tramos de futura autopista que visité: Congosto de Isuela-Arguis y Arguis-Alto de Monrepós, es decir, el que acababa junto al hotel y el que arrancaba a la altura del mismo, así como Caldearenas-La Nave. Cerraron el hotel antes del tercer viaje, supongo que por las obras. Espero que lo reabran por que era un lugar mágico. Probablemente sin más aliciente que la propia naturaleza. Casi nada. Demasiado.

78.- Río Guarga a su paso por Caldearenas (Huesca).



78.1.- Río Guarga a su paso por Caldearenas (Huesca).

El Río Guarga será interceptado por la nueva autovía justo en este punto. Este curso fluvial está declarado Lugar de Interés Comunitario (LIC), lo que quiere decir que albarga valores ecológicos que obligan a extremar la vigilancia ante posibles agresiones. ¿Construir una carretera es una agresión al medio ambiente? La verdad es que no conozco otra más grave. Se trata de un curso de alta montaña. La gran cantidad de piedras depositadas en el lecho indican que en determinados momentos la corriente es muy fuerte y es capaz de arrastrarlas, aunque el caudal habitual sea escaso, como el que se ve en la imagen, y queden inpertérritas allí donde las dejó la última avenida extraordinaria. Cuanto más cerca está un tramo fluvial de la cabecera de la cuenca más abruptos son los cambios en el caudal. Lo que llueve es desalojado rápido, y si es mucho se forma una crecida capaz de escarbar en el lecho.



78.2.- Laderas del valle del Río Guargua (Huesca).

Volvemos a ver a nuestro amigo el pino silvestre. Esta es una de las últimas fotos captadas en el entorno de Arguis la última vez que estuve por allí. Se hacía tarde y urgía emprender la vuelta. Unos 500 kilómetros hasta Madrid. Partir es grato pero volver lo es más. Huesca es una provincia que me gusta especialmente por que tiene paisajes de todo tipo: de montaña en los Pirineos, estepas cerealistas, desiertos en los Monegros, zonas de vid y olivo al sur. En eso se parece a Lérida, otra de mis preferidas. Aunque ya lo he dicho alguna vez, amo lo que conozco, y cuanto más conozco más amo. Y no me gusta escoger cuando no hay motivo, por muy dispares que sean las opciones.

77.- Sierra de Belarre (Huesca).



77.1.- Sierra de Belarre (Huesca).

Tras dejar atrás el Alto de Monrepós uno se encuentra un paisaje sin domesticar, con la carretera discurriendo entre pinares, en los que al silvestre se un el Pinus uncinata, más hecho a vivir en las cumbres, al viento. Si en un libro veis una foto de un pino con el clásico porte en bandera, es decir, con la copa hacia un lado para adaptarse al empuje del viento, seguramente es de esta especie. Nevaba desde las nubes bajas que pueden verse en la imagen. Y sin embargo las ganas de volver eras escasas.



77.2.- Tramo de la carretera N-330 entre túneles a si paso por la Sierra de Belarre (Huesca).

Discurrí por un tramo antiguo clausurado de la actual carretera y pude acceder al lugar donde capté esta imagen. Hube de recorrer un tune de mina de varios centenares de metros de longitud, excavado a pico, con una oscuridad que los faros de mi coche apenas eran capaces de horadar. Me sentí aventurero, siguiendo rutas olvidadas. Fue como acceder a una estación de metro abandonada.

Lo se, son muchas imágenes del mismo lugar. pero he de decir en mi defensa que son de tres viajes diferentes. No quiero volver a este lugar más que en cuerpo, no más en espíritu en este blog. Todo esto me está recordando que llevo meses sin viajar.

76.- Valle del Río Isuela (Huesca).



76.1.- Valle del Río Isuela (Huesca).

El camino entre Congosto de Isuela, en la llanura de Huesca, y Arguis, ya en el inicio de la montaña, es bastante accidentado. Sinónimo de sorprendente, hermoso, adictivo. Buscaba no recuerdo cual elemento etnográfico y empecé a subir la ladera. Como llevas cámara digital no paras de sacar imágenes. No sabes cual será la certera. Un poco más arriba piensas que incluso será mejor, y vuelves a pulsar el botón de disparo. ¿Quién va a reprochártelo sin seres humanos a muchos kilómetros a la redonda? Estuve ascendiendo casi una hora y creo que esta fue la cota más alta que alcance. La carretera que ha de convertirse en autovía serpenteaba ahí abajo.



76.2.- Cruce de la N-330 sobre el Río Isuela (Huesca).

El valle visto al ras de la carretera es también sorprendente. Para convertir esta ruta en autovía haran una nueva calzada y dejaran la actual carretera para un solo sentido. Esta forma de abordar el problema no deja de ser una chapuza, por que carreteras y autovías siguen patrones diferentes de trazado, con radios de giro y pendientes diferentes. Pero es lo que hay, nos e puede ensanchar el valle. La única ruta posible ya esta prácticamente copada con la vía actual. Abajo del viaducto, que a mi me parece hermoso, por más que sea la inclusión de algo artificial en un marco natural, discurre el Río Isuela, sin apenas caudal, hurtado por el embalse de Arguis. Río que se empereza por el incierno casi perpetuo. La mañana es fría a pesar del sol, pero trae una sensación de calma. Camino por una ruta minera que discurre junto a la actual carretera.

75.- Formaciones de pino silvestre en la ladera sur de Monrepós (Huesca)



75.1.- Formaciones de pino silvestre en la ladera sur de Monrepós (Huesca)

Y si cruzas la carretera que discurre junto a Arguis te encuentras estos bosques, cubriendo las laderas desde su pie hasta su último tercio, donde el viento es ya demadiado fuerte. El árbol que hay en primer término me da oportunidad de contar algo sobre esta especie. Las ramas de los árboles forman nudos en su inserción en el tronco que luego serán visibles en la madera. Si son grandes las ramas, y por tanto los nudos, la madera será menos resistente. Por eso se podas algunos árboles, para reducir este problema si lo que se trata es de aprovechar el ejemplar para la industria maderera. El pino silvestre tiene una gran cualidad, la decurtación, que significa que la poda se produce de forma natural. Los pies de pino tienden a perder las ramas inferiores y a conformar una copa pequeña. Más si están en espesura. La madera tendrá nudos pequeños, que le darán un aspecto hasta bonito, y todos contentos.



75.2.- Ladera sur de Monrepós (Huesca).

Las mismas formaciones de pinar vista desde lejos, desde la antigua carretera N-330, la que antes cruzaba estás sierras, sustituida por la que discurre al pie de la montaña de la imagen y que, a su vez, será sustituida por la nueva autopista. Siempre los mismos senderos, las mismas rutas. Migramos por los mismos lugares siempre, como los salmones. El día es otro también, uno en que las nubes bajas absorben los colores. Día con el frío en la piel, en que la soledad del viajero pesa un poquito más. No es que me disguste. Me gusta estar solo por que lo reduce todo a su mínima expresión. Es como partir de cero, como deshacerse de lo superfluo en espera que lo que haya de arraigar después sea más sólido y no lo derribe la primera ventisca, el próximo rayo.

74.- Paisaje en el entorno de Caldearenas (Huesca)



74.1.- Matorral rastrero en torno al Alto de Monrepós (Huesca).

Tras sobrepasar Arguís y recorrer el primer túnel parace como si se entrase en el país de Papá Nöel. De repente te parece muy convincente el paisaje, que se ajuste a lo que debe ser. Norte, frío, bosques, matorrales ateridos.

La imagen ofrece un detalle de formaciones tapizantes del suelo de una especie llamada vulgarmente erizón (Echinospartum horridum). Se trata de una especie espinosa que con su porte rastrero trata de contrarrestar el efecto negativo de los fuertes vientos. El Es lo que hay que hacer cuando el aire sopla frío y feroz, apegarse a la tierra, robustecer las raíces, ofrecer el menor perfil posible al devenir de las cosas, crecer hacia los lados y no hacia arriba, dejar de aspirar a imposibles en el aire, mullir el terreno como una esperanza de tiempos mejores. No, no es el calor lo que deseca a las plantas sino el viento. Contra las temperaturas hay defensa pero no contra el viento incesante. Por eso las cumbres de las montañas están desiertas de vegetación. Ríos de aire, corrientes que remontan una ladera y descienden por la contraria. Y aquellos que están a su merced se adaptan o perecen ahogados, pero resecándose por dentro. Ojalá sangrase savia por las heridas para tener una estrategia contra este huracán de vida.



74.2.- Paisaje en el entorno de Caldearenas (Huesca)

Si sigues la carretera y bajas la ladera del Monrepós por su vertiente norte, encuentras paisajes como este, típicos de paramera. En primer término pueden verse las formaciones de erizon, y la imagen sirve para integrarlas mejor en el paisaje en el que insertan. Los matorrales verdes presumo que son enebros (Juniperus oxycedrus), y los que ofrecen un aspecto de estar moribundos por su color marronáceo son ejemplares de boj (Buxus sempervirens). ¿Y esto por qué? El caso es que estamos en febrero y quizás el invierno ha sido demasiado duro. Tal vez esos días de sol hayan acabado con él. El sol y el frío es una mala combinación. la planta suda, por así decirlo, pero no es capaz de reponer la humedad que pierde a través los estomas por que la que hay en el suelo está helada y es inaccesible para las raíces. En resumidas cuentas: y yo que sé. Las plantas no hablan, no dicen donce les duele. El diagnóstico rara vez es una certeza. Tan parecidas a veces a las personas que no quieren darnos pistas de los males que las aquejan.

73.- Embalse de Arguis (Huesca)



73.1.- Embalse de Arguis (Huesca). 17 de octubre de 2006

¿Sabíais que las nubes son blancas por que están hechas de cristales de hielo? No, es cierto, no estoy recitando un pasaje de “El Principito”. Son de hielo, y cuando éste se derrite se vuelven grises y hasta negras por que el agua capta la luz que intenta traspasarla y la refracta, no la refleja. Arguis es una localidad que hay al norte de la Ciudad de Huesca. “Coges” la A-23, la misma que te “trae” desde Zaragoza, la Autovía Mudéjar, y cuando se acaba la vía con sentidos separados y comienza la carretera insistes en la ruta. A la derecha, antes de entrar en el primer túnel, hay un pueblo pequeñito junto a un embalse. Eso es Arguis. Si vais acordaros de mí por que algo de mi corazón se esparce por aquellas laderas. En su hospedería dormí dos veces. Hubieran sido tres si no la hubieran clausurado hace un par de años. Las hospederías son algo así como el equivalente en la Comunidad de Aragón de la Red de Paradores Nacionales, hostelería de primera calidad, aunque a precios muy asequibles. Las tres veces que visité aquel lugar, por que fueron tres tramos de autovía casi consecutivos los que tuve que examinar, el embalse me ofreció tres aspectos completamente diferentes: la primera vez estaba seco, la segunda con placas de hielo en la lámina de agua y la tercera con el aspecto que uno le supone a un lago. En las cumbres de las pequeñas sierras del entorno anidan el águila real y el quebrantahuesos. Casi nada al aparato. Pero es que debéis saber que la salvaje, la naturaleza en mayúsculas, habita lo que la civilización desdeña por inhóspito o remoto. Haya donde no se puede sembrar es donde hay una esperanza para la fauna. La vegetación no es muy variada. Predominan los pinares de silvestre y los matorrales casi uni-específicos de boj (Buxus sempervirens), Y allí donde la vegetación apenas se puede despegar del suelo por causa de los vientos tienen su dominio los matorrales rastreros. Estamos cerca de las cumbres señores, a media ladera de las sierras, vayamos con tiento.



73.2. Embalse de Arguis (Huesca). 4 de enero de 2007.

Si, es el mismo Lugar. Luce un sol de invierno y el cielo se refleja en el agua y en el cielo del lago. La prueba está en las montañas que nos hurtan el horizonte al fondo de la imagen. Quien quiera que juegue a las coincidencias. Aquí un frío que enmascaran los colores de la imagen. Antes un frío que es perfectamente comprensible por el aspecto grisáceo y desabrido de lo que vemos. Todo es cuestión del aspecto. Puedo parecer hermoso y estar helándome desde la superficie. Puedo parecer estéril y turbulento y quizás sea por estar quemándome por dentro. Las apariencias lo son todo para quien no escarba con la mirada. El momento varía y lo inmutable parace transformarse. No es cuestión siquiera de perspectivas, que en este caso es la misma, sino de circunstancias. El paisaje se estremece, devuelve lo que recibe. Viento, lluvia, sol, calor, soledad.

lunes, 1 de noviembre de 2010

72.- Vista del P.N. Cabo de Gata desde La Serrata (Almería)



72.1.- Vista del P.N. Cabo de Gata desde La Serrata (Almería)

La calima en pleno agosto, con el suelo sudando la poca humedad que tiene, la mala calidad de la imagen, impide apreciar el esplendor del paisaje. El Parque Natural de Cabo de Gata es diferente a todo lo demás, como puedan serlo los paisajes de Lanzarote. Entre la pequeña sierra en cuya estribación sur me encuentro, La Serrata, y la que puede divisarse al fondo, solo una planicie ondulada ocupada por formaciones de albardín o esparto (Lygeum spartum), los famosos albardinales. Ni un árbol, siquiera matorral, solo formaciones de gramíneas adaptadas a la aridez, las mismas que pueden verse al sur de Madrid, en el entorno de Aranjuez, y que dan un extraño colorido a las laderas. Esto si que es la Almería que yo recordaba. Preservado del devastador efecto del hombre el Parque Natural de Cabo de Gata es un lugar ajeno a lo que se haya conocido antes. Más en pleno agosto. Un reto para la gente del norte. Seguramente para cualquiera. La belleza del desierto, que se extiende por varias provincias españolas y tiene aquí su núcleo.



72.2.- Cerro Colorado. Sierra de la Serrata (Almería)

Muy acertadamente estas pequeñas elevaciones reciben el nombre de Cerro Colorado. Sin embargo, tengo otras imágenes en la colección en que la coloración vira al verde y el amarillo. Si comparo las imágenes me recuerdan a las antiguas series de sellos: silueta de tal señor, color sanguina; silueta del mismo individuo en verde oliva. Seguramente estuve trasteando con las funciones de la cámara digital y active la que aumenta el colorido. Más color no uno distinto, pero bueno, la cámara me engaña pero puede que mis ojos también. Y el recuerdo no ha archivado datos cromáticos de aquel momento. Así que no se cual de las imagenes que tengo ha capturado el color real del lugar, pero me quedo con esta, coherente con la denominación del paraje y de por sí sorprendente. A veces una mentira ayuda a embellecer el mundo. Momento: 19 de agosto de 2009.

71.- Interior de un invernadero en el campo de Níjar (Almería)



71.- Interior de un invernadero en el campo de Níjar (Almería)

Por la costa y el interior de Granada, Almería, Murcia, han surgido de la noche la mañana ciudades de plástico blanco, que al verlas de lejos, con los reflejos del sol parecen salinas. Organizadas con orden dentro de su miseria, las estructuras con estramados de palos y suelos surcados por tuberías de plárico para el riego por goteo, se organizan ocupando todo el terreno disponible, aprovechando las ramblas, caminos y las carreteras para formar las calles de estos poblados fantasmas. A cualquier hora del día ves gente deambulando de aquí para allá, como sonámbulos. Te los cruzas y casi ni te dirigen la mirada. Salen desde detrás de algún sitio, como por ensalmo y, tras recorrer tu espacio visual, desaparecen detrés de algún otro. Tuve curiosidad por conocer el interior de estos invernaderos. Me asomé desde el umbral de la entrada de uno de ellos donde se oían voces. Dos moros casi desprovistos de ropa trajinaban en el interior apuntalando las pequeñas columnas de aquel remedo en cutre de la Mezquita de Córdoba. Pedí permiso para entrar y tirar dos fotos. El diálogo fue complicado por la falta de un idioma común con muchos vocablos útiles. Como en sus plabaras no adiviné un no rotundo traspasé el umbral con cierto descaro para tomar las fotos. Juro que antes de acabarse el primer minuto ya estaba sofocado. La bofetada de calor fue tremenda. No creo que llegase a aguantar 5 minutos. A la segunda fotografía me largué casi corriendo, ávido, desesperado por alcanzar el exterior. Estábamos en pleno agosto pero la brisa tórrida me pareció uana ventsca de invierno nafa más salir. Los 40 grados me parecieron mejores que el aire acondicionado de unos grandes almacenes. Dentro no se que temperatura habría. Me da miedo solo pensarlo. Quizás 60 grados. Mientras el sudor resbalaba por todo mi cuerpo les comenté: “pues si que hace calor aquí”. Uno de ellos me aseguro en su mal Español que cuando pintaran de blanco los techos de aquellas jaimas de polietileno el calor sería mucho mayor. Me pareció pura ciencia ficción. Más calor que aquel tendría que achicharrar a las plantas, cocerlas en su jugo. Vaya locura tener a gente durante horas realizando un trabajo físico en aquellas condiciones. La esclavitud existe y se practica en España. Ya lo creo.

70.- Ejemplar de pita (Agave americana) en el talud de una rambla en Nijar (Almería)



70.1.- Ejemplar de pita (Agave americana) en el talud de una rambla en Nijar (Almería)

Otro elemento caracteristico del paisaje almeriense, u¡y de las zonas áridas del sureste español, es el Agave americana, conocida como pita. Esta planta, al contrario de lo que mucha gente creyó en el pasado, no es una premonición de la cercana África, del norte de este conteninte. En realidad su prsencia al otro lado del Estrecho de Gibraltar se debe a una emigración con dirección sur. Su procedencia es americana, del Caribe, y fue traida a España ya en los primeros viajes de Colón.

Cuando he visto la imagen hace un momento me ha parecido más un decorado cinematográfico que la fotografía de un pasiaje real, por la escasa profundidad de campo y el cielo demasiado efectista en cuanto a su colorido y la diseminación de las nubes.



70.2.- Conjunto de pitas y aljibe en el entorno de Níjar (Almería)

La pita florece una sola vez a lo largo de su vida. Su inflorescencia, de gran tamaño y forma piramidal, es muy característica. Las hojas, totalmente adaptadas a las condiciones de aridez, son muy parecidas a las de la planta de la aleo vera, estando provistas de espinas gruesas. La imagen muestra un grupo de tres, uno de cuyas inflorescencias se inclina hacia la de otra planta, tal vez por estar en parte tronchada o por un gesto de cariño. ¿Quién sabe? El aljibe es de los del tipo de aspecto de iglú.

69.- Aljibe junto al Camino de los Pipaces en Níjar (Almería)



69.- Aljibe junto al Camino de los Pipaces en Níjar (Almería)

Una constante en el territorio almeriense son los aljibes de agua. Se trata de depósitos que recogen la escorrentía de la lluvia y la almacenan para su uso por las personas y el ganado. Uchos de los caminos e incluso las propias ramblas que surcan el territorio son vias pecuarias por las que discurria el ganado antaño. Es fácil encontrar aljibes en las margenes y encricijadas de cañadas, coladas y cordeles para el ganado. Los que yo he podido ver por esas tirras tien en básicamente dos formas. Para entendernos, una de ellas es la clásica del iglú esquimal,la forma que nos viene a la mente cuando oismos ese término. La otra es la de un medio cilindro bastante alargado. Se trata, al igual que otros elementos de patrimonio etnográfico, de elementos con un fin industrial, económico o de mejora de las condiciones de vida, como los lavaderos, hórreos y paneras del norte, o los molinos de casi todas las cuencas fluviales. Carecen de adornos, incluso podría llegarse a calificarlos de feos a la vista, sobre todo por las lamentables condiciones de conservación que muestran la mayoría de ellos. En uno de mis primeros viajes a esta provincia tuve que buscar un aljibe en el interior de un campo de plástico, y el lograrlo lo considero como uno de los mayores logros que he conseguido en esta especie de ginkana que parece a veces mi trabajo, que básicamente consiste en encontrar lugares u elementos concretos ayudado por los mapas y fotografiarlos.

sábado, 30 de octubre de 2010

68.- Campo de Níjar (Almería)



68.- Campo de Níjar (Almería)

Una persona puede defraudar. Uno mismo puede notar que defrauda. Pero, ¿defrauda un paisaje? Es difícil explicar a alguien del norte el alma del sureste español, donde la tierra es casi ceniza y los cauces solo caudales fantasmas. Acostumbrados al verde, al prado y la montaña arbolado, al haya, el pino radiata, al roble, hacer que comprendan los otros colores, cuando el viento se vuelve, rojo, amarillo o verde, como en infinidad de veces he visto sucedes en los desiertos de Almería, es casi una causa perdida. Volví a Cabo de Gata el año pasado, a la Venta del Pobre, y lo que vieron mis ojos aun me espanta. Hasta allí había llegado el país de las rotondas, el urbanismo salvaje que antes pone las calles y las calzadas que las casas. El entorno de Níjar, donde estuve es un mar de basura superpoblado de desheredados. Allí donde depositaras la mirada solo había latas, plásticos, envases vacíos, basura perfectamente legible. Al fondo las montañas peladas, en mitad de la planicie los laberintos de plástico y en primer término el pasto seco cuajado de residuos. La irrupción desordenada del hombre aquí ha sido devastadora. El paríso que recordaba haber visitado con mi padre hace tantos años había desaparecido. En cierta ocasión, recorriendo el territorio al azar, con el rastro del mar a la derecha como único referente, recuerdo como una ráfaga de viento nos trajo una nube de polvo que borro la carretera. Cuando volvimos a tener visión de nuestro entorno más allá de los cristales del coche la calzada había desaparecido, y avanzabamos despacio por una planicie de tierra. Cuando volver no parece traer mayores ventajas que avanzar, dar la vuelta es condenar el futuro por lo ya vivido. así que seguimos y no sin cierto alivio volvimos a retomar una ruta perfectamente dibujada en el mapa de carreteras.

miércoles, 27 de octubre de 2010

67.- Acantilados al sur de Ciutadella (Menorca)



67.1.- Acantilados al sur de Ciutadella (Menorca)

Todos conocemos la afición del agua a esculpir en la roca caliza. El agua salada no es una excepción. Entiendo que la fuerza del oleaje tiene mayor ímpetu, más capacidad de horadar en la piedra que el agua de escorrentía. No deja de ser un capricho esta fotografía. Lo fue sin duda. Pero, bien mirado, ahora este puente de piedra solo subsiste en la imagen que muestro. Momento: 23 de marzo de 2007.



67.2.- Acantilados al sur de Ciutadella (Menorca)

Al asomarme a la línea del acantilado esto es lo que vi. Parecían las fauces del Kraken que debora la nave de Ulises y sus compañeros, y el agua batiendo la saliva del monstruo. Bueno, ahí sentaditos no os dará miedo, pero respeto daba. Más a alguien de tierra adentro que supo de la existencia del mar antes por los libros que por verlo con sus propios ojos. Pero no, los rayos de las tormentas solo conmueven si caen a tu alrededor. Yo he tenido que sufrir algunas tormentas en el monte y aseguro que nada hay más aterrador, por que los rayos caen donde quieren, no hay reglas, y si llega el percance habrá sido por mero capricho de la naturaleza. Nada hay más angustioso que saber que no puedes hacer nada, porco o mucho, algo que te permita siquiera sumar otra cifra de decimal a tus probabilidades de superviviencia.

66.- Ubicación del nuevo Puerto Exterior de Ciutadella (Menorca)



66.- Ubicación del nuevo Puerto Exterior de Ciutadella (Menorca)

Es en este lugar donde se decidió ubicar el nuevo puerto de Ciutadella, fuera de su casco urbano, no como el actual. Y es una pena por que los crestones blancos, los acantilados de roca caliza de este trozo de litoral son verdaderamente singulares. Imagino que a nadie importarán mucho por que carecen de playa. Es de suponer que ahora mismo estén llenos de maquinaria y en proceso de desaparecer, si es que no han sido borrados del mapa ya.

Imagino que se emplearán explosivos para desmontarlos. Otra no queda. Y eso me da pie para contar algo interesante, una técnica nueva que se emplea para minimizar el impacto de las voladuras sobre la fauna marina, las infraestructuras de la costa e incluso los bañistas. Se la denomina cortina de burbujas. Ya el mismo nombre tiene su dosis de poesía. Se trata simplemente de situar un tubo de plástico en el fondo marino, perforado a intervalos regulares y dibujando un círculo. Si se insufla aire en la tubería éste sale por las ranuras practicadas en forma de burbujas. En función del número de agujeros, la presión del aire, el diámetro del tubo el número el tamaño de las burbujitas variará. Al ascender hacia la superficie del mar burbujas crean un cilindro. Si se sitúa el explpsivo en el interior del círculo, al explotar la onda expansiva, la onda de sobrepresión, chocará con la cortina de burbujas, viendo muy reducido su poder destructor. Lo que queda dentro del cilindro no podrá sobrevivir, pero los peces situados fuera es muy probable que puedan sobrellevar el trance de experimentar una explosión próxima si se da con los valores adecuados para las variables implicadas (presión, díametros del círculo y agujeros, tamaño de éstos últimos). También sufrirán menos las instalaciones protuarias próximas, como diques, muelles, etc.

65.- Puerto de Ciutadella (Menorca)



65.2.- Puerto de Ciutadella (Menorca)

Nunca sabes como va a quedar la foto. Buscas el encuadre y pulsas. Y a veces un sol de cara arranca esquirlas plateadas al agua, y convierta la superficie del agua en una bandeja de alpaca. Hubo unos años en que a Fomento le dió un repentino ataque de furor portuario. Vigo, La Coruña, Gijón, Laredo y hasta Ciutadella reclamaron mejoras en sus puertos. Para esta ciudad incluso de proyecto uno nuevo, pero fuera del casco urbano, como era el entonces existente. No estoy seguro de preferirla, pero Menorca es sinónimo de calma. Seguramente también de familiaridad. Era gracioso ver a los pasajeros del avión de ida saludarse entre sí como los vecinos de portal que coinciden en un supermercado. Aquel fue un dia de esos que parecen hechos para caminar sobre el musgo, con la cabeza descalza.



65.2.- Puerto de Ciutadella (Vista contraria a la anterior)

Me está entrando tanto relax mirando la foto, el mar verde y quieto, los barcos amarrados sin casi movimiento, las calles vacias, las grúas mudas, que casi estoy con quedarme mirando y no decir nada. A ver si va a resultar que el día para caminar con la cabeza descalza sobre el musgo no fue aquel sino hoy.

64.- Vestigios de la Muralla Árabe de Madrid en la Cuesta de la Vega



64.1.- Vestigios de la Muralla Árabe de Madrid en la Cuesta de la Vega

A mi amiga Aicha le decía a menudo que Madrid era la única capital de Europa de origen musulmán, fundada por ellos. Si, es una variante a aquello que le dijo una vez aquel andaluz acerca de que por ser de esa tierra era tan o más árabe que ella. El dato, no obstante, creo que es correcto. Es más si aplica al ámbito de España, las capitales de provincia de origen musulmán son escasísimas. Que yo sepa Málaga y Granada. Tal vez Almería. en resumidas cuentas, el sureste de la península, donde se refugiaron los musulmanes en su repliegue por el avance cristiano.

Madrid tiene su origen en el cinturón defensivo que los árabes organizaron en torno a Toledo para su defensa, una vez la capturaron. En Madrid, en donde se sitúa actualmente el Palacio Real, en un promontorio sobre el río Manzanares, se construyó una pequeña fortaleza, ni siquiera la más importante de las 4 que defendían la ciudad del Tajo. Para su protección se construyó una muralla a su alrededor, de la que quedan algunos pocos vestigios en la zona más antigua de madrid, el entorno del real sitio.

Los restos de mayor relevancia, con valor más arqueológico que artístico, son los que se hallan en la Cuesta de la Vega, junto a la entrada a la cripta de la Catedral de la Almudena, y son los que pueden verse en la imagen. Han sido integrados en el parque denominado de Mohamed I de Córdoba, en honor a quien se considera el fundador de Madrid, entonces emir independiente de Al-Andalus.



64.2.- Vestigios de la Muralla Árabe de Madrid (vista contraria a la anterior)

Hasta que punto tiene sentido preservar un montón de cascotes antiguos instalados en mitad de la ciudad, y que en algunas urbes importantes entorpecen su progreso. La pregunta es más difícil de contestar de lo que en principio parece. Si los vestigios del pasado tienen además calidad estética la respuesta es inmediata. Pero, ¿hasta que punto tiene sentido acotar lo que casi más parece una escombrera y organizar un parquecillo alrededor? Francamente, yo no se responder. Si estos restos desapareciesen sería una pérdida emotiva que los que nos sucederán seguramente no nos perdonarían, pero cuesta acostumbrase a la herida visual que estos restos causan en un entorno privilegiado. Además, lo que hoy es una ignominia por agredir al pasado será pasado en un futuro más o menos cercano. Cuando reformaron la Plaza de Oriente aparecieron parte de los cimientos de construcciones antiguas ligadas al Palacio Real y los edificios que le precedieron (Alcazaba árabe y Alcázar de Madrid). Fue un auténtico suplicio asitir en la prensa al debate de que es lo que había que hacer, si renunciar a la propia plaza para preservar aquellos restos arqueológicos o seguir con el proyecto de reforma a costa de dañarlos. ¿Quien decide que merece ser conservado o no? En atenas los ingenieros tiemblan cada vez que tienen que ejecutar un tramo d metro. En eso quizás Madrid encuentre una ventaja a su relativa falta de pasado histórico. Cortito, pero muy intenso.

63.- Praderas de las Vistas del Sol (Madrid)



63.- Praderas de las Vistas del Sol (Madrid)

Esta imagen es una de las más habituales en las postales de Madrid. Me temo que los turistas que la ven en una tienda de souvenirs normalmente vuelven a casa sin saber donde está este lugar. Pues en el Campor del Moro. Las Praderas de las Vistas del Sol es su paseo central, aunque diría que no traza su eje de simetría. Al fondo de la imagen puede verse la fachada trasera del Palacio Real, que le da sentido a la hermosa lengua de hierba verde en pendiente ascendente. La fotografía es incapaz de transmitir la sensación de haber realizado un hallazgo nada más acceder al parque y darse de bruces con esta insólita perspectiva del real sitio.

A media ladera puede verse la famosa Fuente de los Tritones, de origen desconocido, pero de la que existen datos ya en los tiempos de Felipe IV, a mitad del siglo XVII, cuando este rey ordenó situarla en los jardines del Palacio de Aranjuez. Aparece en los cuadros de Velázquez, lo cual es refrendo de su importancia, al menos para la Historia del Arte. Probablemente se trate de un conjunto escultórico de origen italiano, labrado en el siglo XVI, en los tiempos en que el estilo barroco acababa de presentar sus credenciales, ofreciendo una alternativa al tardío estilo renacentista que ya empezaba a sestear en brazos de los dulces cuadros de Corregio, llenos de querubines y angelotes traviesos.

En al menos dos ocasiones que recuerde he visto novios recién casados o preparando un book del futuro evento, pululando por aquí para hacerse fotos con el uniforme de guerra. En una de esas ocasiones eran varias las chicas vestidas con el traje de novia, así que me imagino que alguna agencia que organiza enlaces matrimoniales debe ofertar la visita al Campo del Moro para dar empaque real a algo cuya trascendecia se me escapa, no por nada, sino por que probablemente jamás vaya a vivirlo.

Y más allá de ambas márgenes de este riachuelo de hierba se extienden los bosques domesticados del Campo del Moro. Ärboles que tal vez conocen los acontecimientos de varios siglos. Siempre es doloroso traspasar la cancela del recinto real y abandonar esta isla de quietud a un tiro de piedra de la M-30 y del lugar donde La Roja celebró su primer Campeonato del Mundo de Fútbol.

62.- Paseo flanqueado por plátanos en el Campo del Moro (Madrid)



62.1.- Parque del Campo del Moro (Madrid)

Dicen que a Robert Redford le preguntaron una vez que cual era su ciudad preferida, y el contestó: "Otoño en Madrid, Nueva York el resto del año". Tal vez sea una anécdota falsa, pero lo cierto es que Madrid, a pesar del frío, es ahora cuando se muestra más hermosa. El Parque del Campo del Moro es un secreto que os rebelo y que espero que sepais apreciarlo. Sin contar con árboles verdaderamente sobresalientes, como si puede presumir El Retiro o el entorno del Museo del Prado, es probablemente el parque mejor cuidado de España. Y esto es así simplemente por pertenecer a Patrimonio Nacional, que lo cuida con verdadero mimo, con tratamientos específicos para cada ejemplar de arbolado.

La obsesión de Madrid por el arbolado es emocionante. Ninguna ciudad de España cuenta con tantas plantaciones lineales en sus aceras. Es habitual que las fachadas de los edificios más destacados, por ejemplo, la sede central del Banco de España en la Plaza de la Cibeles, queden ocultos por una cortina de vegetación. De hecho es una de las ciudades más arboladas de Europa. Oí decir que la segunda tras otra que creo recordar que era Praga. Plátanos, acacias de tres púas, robinias, sóforas, cedros , ciruelos de Pissard y chopos, esas son las especies más comunes. La curación de los primeros por causas que desconezco es una gran noticia para la ciudad, por que plantaron ejemplares de esta especie durante años, casi décadas, por decenas de miles seguramente.

Otoño en Madrid en el Campo del Moro, en el Parterre del Retiro, en el Parque de Berlín, en el Parque de El Capricho de la Alameda de Osuna, el la Fuente del Berro, en la Ribera del Manzanares a su paso por Villaverde, en la Dehesa de la Villa, en la Casa de campo, en tantos y tantos rincones.



62.2.- Paseo flanqueado por plátanos en el Campo del Moro (Madrid)

De los innumerables parques que existen en Madrid quizás sea este el menos conocido. Se sitúa dentro del Recinto del Palacio Real, en la ladera que desde la fachada trasera del edificio se dirige al Río Manzanares. El nombre del paraje se debe a uno de los asedios que el antiguo alcázar sufrió a manos de los musulmanes que trataban de recuperar la fortaleza. Allí montaron sus tiendas, dice la leyenda, mientras esperaban que la plaza cayera como fruta madura.

El otoño está pensado para caminar sobre la hojarasca, arrastrando los pies para levantarla. Ay, esa obsesión por barrerla de todas partes, de privarnos de contemplarla miestras desdibujan los senderos. Otoño en Madrid. También el resto del año. Momento: 18 de noviembre de 2009.

61.- Panera en la localidad de Lagar (Asturias)



61.- Panera en la localidad de Lagar (Asturias)

¿Que se puede comentar acerca de esta fotografía? En primer lugar, que la construcción que puede verse es una panera, elemento típico de Asturias, que con los años adquiere un mayor valor patrimonial. Su función es muy similar a la de los hórreos, elementos característicos también de Asturias y muy abundantes en Galicia. Se trata de despensas situadas fuera de las casas, donde se guarda el grano, comestibles y otras materias primas alimentarias, por ejemplo, mazorcas de maís. Están elevedas sobre el suelo para tratar de hacerlas inaccesibles a los pequeños animales, en especial los roedores. Las paneras suelen descansar sobre muchos pilares, denominados pegollos, mientras que los hórreos lo normal es que se eleven sobre cuatro. La distinción estricta, sin embargo, entre hórreo y panera no es el número de pegollos, sino la forma del tejado. Los hórreos tienen tejados a cuatro aguas, que se unen en el punto superior, mientras que las paneras tienen tejado con caballete. Otra distinción es que las paneras tienen planta cuadrada mientras que la de los hórreos, más pequeños de tamaño, la tienen rectangular. Su valor no deriva tanto de la calidad estética, ya que lo habitual es que carezcan de adornos y elementos decorativos, primando estrictamente su funcionalidad a la hora de construirlos, al menos los antiguos, sino el ser vestigios de como vivían la gente en el pasado.

En los pueblos de Asturias pueden verse muchas paneras en el ámbito rural. Incluso en las ciudades. Muchos de estos elementos son modernos, y se sitúan en jardines como elemento estrictamente decorativo y para concederles un sabor local a los recintos de las casas. A los antiguos, si están bien conservados, se les adjudica un gran valor patrimonial, y hasta pueden ser causa de una variación en el trazado de una carretera u otra infraestructura lineal, u obligar a su traslado a un nuevo emplazamiento si no existe otra opción para garantizar su preservación.

Otra cosa que se puede decir es que a veces son utilizados para muy peregrinos cometidos. En el caso que nos ocupa como garaje. Se puede añadir que mientras el coche rojo estaba a resguardo yo me veía a merced de la lluvia que, como puede apreciarse en la imagen, traía unos gotones de cuidado. También es cierto que el principal culpable fui yo con mi manía de dejarme el paraguas del coche. Cuando tome la imagen, que repetí para evitar sopresas desagradables en casa a la hora de evaluar el trabajo, corrí de vuelta al vehículo. Asturias bajo la lluvia es una imagen bastante más creíble.

60.- Cordón de vegetación ripario del Río Raices



60.1.- Río Raices a su paso por La Riega (Asturias)

El Río Raíces no parece gran cosa. Sin embargo guarda un pequeño tesoro según dice el proyecto: su vegetación de ribera. Los bosques de galería que crecen en sus escuetas riberas están incluidos en el Inventario de árboles y bosques notables del concejo de Castrillón, con la denominación de Alisedas de Quiloño. La tubería de saneamiento que va a instalarse cruzará el cauce justo por este punto, y hay que ver al promotor de la actuación, el Gobierno del Principado de Asturias, que la constructora defenderá estos árboles hasta el último hombre, que los jalonará para crear un espacio al margen de la obra y los señalizará para que los trabajadores no graben el nombre de su novia en su corteza o transiten con los buldozers muy cerca de ellos.



60.2.- Cordón de vegetación ripario del Río Raices

El curso del río lo delata el cordón de arbolado. Para ser un cauce tan chico muestra una buena masa de vegetación, incluyendo árboles. Momento: 30 de marzo de 2010.

59.- Valle del Río Raíces bajo la lluvia (Asturias)



59.- Valle del Río Raíces bajo la lluvia (Asturias)

¿Qué hago aquí si no estás tú? Bajo la lluvia, caminando sobre la hierba mojada, lejos de todas partes. El viento abofetea mi cara con gotas de agua helada. Solo protejo el objetivo de mi cámara. Los bajos del pantalón mojados, el jersey empapado, el paraguas que amenaza con salir volando. Solo trabajo, me digo, mientras seco una brizna de agua que ha manchado la lente. ¿Que hago aquí si la noche se acerca, si la lluvia le sirve de atajo para su llegada? Tal vez las montañas de León estén nevadas, tal vez la niebla me engulla en el Puerto de Pajares. Y mientras trato de sostener el plano cuyas esquinas se rizan por la humedad, mientras el paraguas que forcejea conmigo, mientras la camara que procuro mantener a resguardo se alinea con el mundo antes de que se difumine y desaparezca, trato de sostener el encuadre para tener obtener una imagen lo más parecida posible a la realidad. La necesito para el informe. Un valle petrificado por el invierno tardío. Aun me quedan muchos objetivos por visitar. ¿Qué hago aquí? Dimelo. Marzo se obstina en agarrarse al invierno. El frío me recuerda lo friolera que eres y te imagino bajo una manta tendida en el sofá de tu diminuta casa, soñando despierta con los mares calidos donde te bañabas de niña. El agua también escurrirá por la Calle Ribera de Curtidores más allá del portal de tu casa, el mismo agua que aquí diluye los colores y enmudece el paisaje. Llevo dos días sin hablar contigo y eso es mucho tiempo. Tengo que llamarte cuando encuentre cobertura. Para preguntarte que hago aquí, para pedirte que vengas a rescatarme, para que me reclames de vuelta. Llueve y eso invalida todas las respuestas.

58.- Castaño (Castanea sativa) en el patio del colegio de Pillarno (Asturias)



58.- Castaño (Castanea sativa) en el patio del colegio de Pillarno (Asturias)

En los tiempos en que estaba atento a esas cosas era capaz de predecir la llegada de la primavera. Un día salía a la calle y, nada más cruzar el umbral de mi portal, notaba que el aire tenía otra textura, rozaba de otra manera, exhibía otro aroma. Si me acordaba lo comentaba con alguien, que indefectiblememnte lo considera pie para hacerme blanco de sus bromas. El caso es que uno o dos días después florecían los almendros. Si volvía a encontrar a quien se lo dijera me hablaba entonces de calendarios, equinocios y mañanitas demasiado frescas. Dejé de advertir estas cosas cuando empezar a ser frecuentes las nevadas tardías, y no tanto por las risas.

Si alguno hay atento a estas cosas sabrá que primero florecen los almendros, que se cuajan de flores blancas e insectos zumbones. Casi se diría que al arbolillo vibra como un diapasón con el vuelo de los enjambres de abejas. Apenas un par de días o tres sobreviven las flores, que se desahacen en una lluvia de pétalos del color de la nieve pura. Después frutifican los olmos, como siquisieran llevar la contraria al resto de especies, antes incluso de echar las hojas. Después es el turno de los ciruelos de hojas rojas y flores color hueso, que al mezclarse dan una tonalidad rosa a la copa. Y así se van quemando etapas hasta el verano, que es el tiempo de los magnolios. Si es osadía aventurarse como lo hacen los almendros cuando el viento hiela, no lo es menos hacerlo cuando el aire abrasa. Se gusta observar esta secuencia, que en Madrid es perfectamente clara, con la obsesión que se tiene aquí por llenarlo todo de arbolado. Plazas, aceras y parques.

Pero lo cierto es que mucho antes que los almendros hayan soñado siquiera con abanderar la primavera, los árboles engrosan las yemas de sus ramas preparando la foliación siguiente. Mucho antes que llegue el calor, en lo más crudo del crudo invierno, y cuanto más con más tesón. Entonces sus siluetas se esqueletizan contra el cielo, como le ocurre a este Castaño. La vida es puro impulso, coger carrerilla desde mucho antes, aventurarse cuando aun hay peligro. Siempre nieva después de que los almendros florezcan. Siempre hay un cretino que me lo recrimina entre risas. Y yo me asombro de la osadía de algunos que creen saber más que la naturaleza.

57.- Río Guadajoz a su Paso por Puente Viejo (Córdoba)



57.- Río Guadajoz a su Paso por Puente Viejo (Córdoba)

Sin otro motivo que seguir ampliando el catálogo de ríos que incorpora este tutorial inserto la imagen del Guadajoz, río secundario que labra su curso como una trinchera a través de los campos de cultivo próximos a Córdoba Capital, excavando el terreno margoso y calizo, y sin apenas vegetación en sus márgenes. Tan solo algún ejemplar de taray (Tamarix sp.), especie típica de formaciones riparia degradadas o de cursos fluviales con pocas posbilidades de tenerlas por la aridez del clima o la escasa calidad del suelo. Inmediatamente después del punto en que se efectuó la imagen, el río bordea la colina de la imagen anterior, cruza la Autopista A-4, y unos centenares de metros más allá muere en el Guadalquivir casi de forma anónima.

56.- Puente viejo, al suroeste de Córdoba Capital



56.- Puente viejo, al suroeste de Córdoba Capital

En mi opinión ni el mísmísimo Taj Mahal es más hermoso que un mar de trigo. Si sirve para defender mi afirmación diré que vi el monumento con mis propios ojos y que al menos hablo con conocimiento de causa. Me impresionó mucho más que el mausoléo ver los cadáveres en el río que discurre a los pies de el peñasco en el que fue construido mientras eran devorados por los buitres con tranquilidad y parsimonia. Un campo de trigo con unas sola amapola. Lástima, por que el verde y el rojo combinan fabulosamente en el paisaje.

Debereis creerme si os digo que esta imagen muestra una colina situada entre la Autovía A-4 y el Río Guadajoz. La excusa para tomarla fue que esta zona iba a ser usada como préstamo para la obra del acceso al aeropuerto. ¿Que no sabeis lo que es un préstamo? Pues aquí estoy para explicar las cosas. Cuando haces una obra civil, en especial una carretera o línea ferroviaria, avanzas excavando el terreno en zonas de colinas y lomas, es decir, donde sobra, o aportando material en las zonas de hondanada y vaguada, es decir, donde sobra. Se trata de pegar la plataforma de la vía lo máximo posible al terreno, sin que haya cuestas pronunciadas. Si no es posible se excava un túnel o se construye un viaducto y Santas Pascuas. es lo que ocurre en el País, en general en el norte, donde las carreteras y líneas de ferrocarril apenas se entran en contanto con la superficie del terreno, o flotan sobre ella o bucean por el subsuelo. Uno de los objetivos en estas obras es lograr un equilibrio entre lo que sustraes (desmonte) y lo que aportas (terraplén). Si te falta material lo deberás buscarlo en otro sitio, excavarlo y transportarlo, y si te sobra tendrás que ocupar volumen de vertedero. Cualquiera de las dos opciones tiene un impacto notable sobre el medio ambiente. Una de ellas será en alguna medida inevitable, por que el equilibrio perfecto casi siempre es una quimera. Ver una obra en marcha de una carretera es como contemplar la labor de un gigante caprichoso. Una vez vi una en As Pontes que me dejó impresionado. En unos sitios parecía que un ser inmenso habia trazado surcos en las colinas con las manos. En otras que hubiera estado modelando, como con plastelina, estribos para los puentes o zonas de terraplenes. Construir una carretera tiene mucho de modelar el paisaje con voluntad de alfarero. Cuando las ves en proceso lo entiendes claramente.

La tierra del campo de cereal de la imagen fue extraida para ayudar a construir los estribos de los viaductos de paso del acceso al aeropuerto sobre la autopista la Autovía A-4 y el Río Guadajoz. Espero que tras los años volviese a subir la marea verde para anegar los ojos de los viajeros por aquellos parajes.

55.- Molino y azuda de Casillas (Córdoba Capital)



55.1.- Molino y azuda de Casillas (Córdoba Capital)

Vamos a investigar esto. ¿Teneis otra cosa mejor que hacer? Parece que la azuda tiene una pequeña vía de escape para el agua en su zona central. El agua se riza al caer y le me da un detalle que mejora la narrativa de la imagen, haciendo el relato más ameno. Es que el entorno hay que reconocer que es un espanto. Creo que ya lo dije una vez, cuando se evalúa la calidad pasiajística de un lugar la presencia de agua es una de las cosas que más se valoran. El potencial de esta zona es enorme, pero el desorden de las riberas, el color del agua, la presencia de tendidos eléctricos aéreos y de polígonos industriales en ambas márgenes que se asoman hasta la misma orilla del río fustran estas espectativas. Otra cosa, el sol te da bastantes disgustos cuando sales de caza fotográfica, por que tiene la manía de ponerse siempre delante. Gracioso que es el muchacho. Me llevo un buen rato dar con la perpectiva que no me destrozaba del todo la imagen.



55.2.- Molino de Casillas (Córdoba Capital)

El agua es reconducida hacia esta parte del cauce. A la derecha, por que siempre se asignan las posiciones derecha e izquierda dirigiendo la mirada en el mismo sentido que la corriente. Hay tres pequeñas esclusas para aprovechar la fuerza del agua. Si se cerrasen en la imagen anterior tendriamos una hermosa escalera hecha de peldaños de agua y no de cemento. Hace unos años se creo una disciplina llamada arqueología industrial, dedicada a rescatar elementos de enorme influencia sobre el paisaje de origen totalmente humano. Este molino creo que casi entraría en este apartado, por que su estética es dudosa. Carece de detalles ornamentales, es plenamente funcional sin concesiones a la estética. Sin embargo, tiene algo que lo hace valioso. Dice mucho de nuestro pasado y está totalmente superado por el progreso. Todo lo que el tiempo arroja a la cuneta se convierte en valioso.



55.3.- Molino de Casillas (Córdoba Capital)

Una última imagen más, por si hay algún cordobés en la sala. Esos remates escalonados en los tejados le dan un aire industria decimonónica al molino. Las columnas de hormigón delatan que aquí se trataba de construir algo útil, no de adornar.