viernes, 26 de octubre de 2012

334.- Etapa 17 del CN del Guadiana. La Sepultura (Helechosa de los Montes - Badajoz)



334.1.- Etapa 17 del CN del Guadiana. La Sepultura (Helechosa de los Montes - Badajoz).

La Sepultura es el nombre que recibe la explanada situada al final de la etapa, justo en el arranque del ramal del Camino Natural del Guadiana que se dirige al pueblo de Helechosa de los Montes, que la delimita por el oeste. Al sur sería la propia ruta el límite y a sus espaldas y al este sería la Sierra de la Rinconada y las masas de pinar sus límites natural. La sensación es que en esta llanura de unas pocas hectáreas de extensión se practicaba la agricultura y que hace poco fue abandonado este uso, siendo el suelo repoblado con plantas de coscoja con testigos y protección frente a los ciervos y gamos, así como otros animales. Se agradece la presencia de una zona abierta después de tanto recorrido por el interior del bosque. También el contraste y singularidad de este paisaje frente a otros. También parecen agradecerlo los tres pinos resineros de la llanura, hasta las jaras de la izquierda de la imagen, que han crecido sin trabas, fuertes y frondosos a plena luz del sol, sin tener que esquivar las sombras de sus iguales.



334.2.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Masa de pino resinero (Pinus pinea) en el final de la etapa (Helechosa de los Montes - Badajoz).

Hacia tiempo que no podía incluir una foto de este "genero" que tanto me gusta en el blog: Bosques fotografiados desde su interior. Y con esta ha habido suerte, porque el borde de la masa está muy próximo, a la izquierda, y en absoluto lo parece. Hasta puede apreciarse un integrante de la última hilera de arbolado, la que flanquea la senda del Camino Natural, aunque parezca que el rodal continua a espaldas suyas. Es ese árbol esbelto, completamente erecto y que se cruza formando aspa con el que le precede. Si se aguza la vista o se amplia la imagen puede verse junto a su tronco un elemento recto de color blanco que no puede ser una rama. Es un travesaño de metal de una torre de un tendido eléctrico de alta tensión. Sin embargo el encuadre otorga una gran profundidad de campo al pinar y permite hacerse la ilusión de que continua indefinidamente en todas direcciones. En realidad es un rodal pequeñito situado a la izquierda del ramal a Helechosa de los Montes en sus primeras decenas de metros. Pero guardarme el secreto.



334.3.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Tramo final y arranque del ramal a Helechosa de los Montes (Badajoz).

Vuelve a acumularse en esta imagen, como en una de la entrada anterior del blog, el tono blanquecino en el fondo del recipiente del cielo, y alguna explicación habrá de tener este hecho tan curioso. El cielo en el margen superior de la foto es azul cobalto y torna progresivamente hasta ser de un blanco azulado en la raya del horizonte, que en este casi dibujan las crestas de la Sierra de la Rinconada. La explanada de La Sepultura se sitúa a la izquierda del camino, tras el rodal de pinos resineros que, como puede apreciarse aquí, no es tan denso como parece en la imagen precedente. El camino se ensancha justo en primer término porque ahí arranca el ramal a Helechosa de los Montes, que integraré en el inicio de la descripción de la Etapa 18.

jueves, 25 de octubre de 2012

333.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Collado de la Maribarba (Helechosa de los Montes)



333.1.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Collado de la Maribarba (Helechosa de los Montes).

Recuerdo que fue aquí donde nos comimos los bocadillos que nos habían preparado en el hotel. Eran cerca de las tres y media de la tarde y habíamos realizado la etapa 18. Lo hicimos junto a esta cabaña de paja polvorienta, que más parecía una choza del poblado de una tribu africana. Lejos de la civilización, al menos medida la distancia en tiempo, solo teníamos la alternativa de comer lo que lleváramos con nosotros. Quizá no fue el mejor sitio, el aspecto descuidado del lugar no invitaba a comer. Olía claramente a polvo desde el todo terreno, del que no bajamos siquiera para acabar la comida. Hasta los pinos que le daban sombra, aunque frondosos, tenían un aspecto poco saludable, con algunas ramas bajas exageradamente alargadas, como individuos cheposos o deformes. Cuando dimos cuenta de los bocadillos de bacon hicimos una bola el papel albal en que estaban envueltos y reanudamos la marcha. Nos quedaba toda la etapa 17 prácticamente entera. Miré a mi acompañante y tuve la sensación de que de haber podido me hubiera pedido la vuelta a casa en ese momento.



333.2.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Collado de la Maribarba (Helechosa de los Montes).

A estas alturas ya deberías saber distinguir entre los pinos piñoneros (a la derecha del camino y en las masas de las laderas del fondo) y los pinos resineros (a la izquierda del sendero). Pero no podría culparos sin no fuera así. Yo dudo a menudo y casi se puede decir que la materia prima con la que trabaja un ingeniero de montes son los pinos. Esta imagen explica bien mi estilo como fotógrafo. En mi inmensa torpeza como tal solo domino el encuadre. La luz es una variable fuera de mi control. El camino como eje de fuga, perfectamente paralelo a la dirección de la mirada. No demasiado cielo, que si es excesivo parece aplastar  la tierra al tiempo que da la sensación de que la imagen, demasiado liviana, saldrá volando en cualquier momento como una hoja caída arrastrada por el viento. El árbol más alto integro en la imagen, marcando el límite superior para todo lo demás. Los elementos de los extremos integrados en su totalidad, sin que los márgenes los corten y eliminen parte alguna. Si no es posible se reorganiza el encuadre. En un primer vistazo da la sensación de que el pino piñonero en el extremo de la derecha incumple la regla, pero es porque otro pino en segundo término da continuidad al verde de su copa dando la sensación de que ésta está cortada por el encuadre. Si se sitúan bien los límites todo adquirirá sentido por si solo. La naturaleza tiene sus propias reglas, inclusa la organizada por el hombre, como es un pinar de repoblación. Ese tono rosado, apenas un rumor, de la tierra en la calzada del camino rima con el verde claro del arbolado. Los piñoneros salen indemnes al mezclarse con sus sombras mientras que los resineros parecen enredarse en ellas y desdibujarse en la imagen. Es la luz que obra por cuenta propia, sin que yo sepa como aprovechar sus caprichos y sus manías. Es solo una camino que asciende hasta un collado, pero parece narrar una historia. Todos los senderos tienen su propia prosa y nos cuentan una historia que nos explica como llegamos hasta donde estamos.



333.3.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Collado de la Maribarba (Helechosa de los Montes).

Subir un collado para acto seguido bajarlo, esa es la lógica del camino. Los obstáculos que se superan son la trama de la historia. Ni de donde partimos, que es un lugar que abandonamos de forma voluntaria, ni a donde vamos, que es lo desconocido, son elementos claves. El cielo es azul cobalto en el margen superior y se va tornando blanquecino a medida que se desciende en la imagen. Algo contiene el aire que pesa más que el resto y tiende a acumularse en el fondo. Algo blanquecino. Es el juego de la luz que tal vez haga que alguna nube se transparente hasta hacer parecer que no existe, o sea el contrate con el verde de los pinos. El árbol de la derecha se asoma solo a la imagen pero rinde la sombra completa de su copa, compensando así el desequilibrio de aparecer de forma incompleta. Esa sombra pesa y suple la materia que falta. La luz penetra en la fronda por la derecha e ilumina el rostro de los árboles a la siniestra del sendero, que parecen menos densos, más livianos, que los del otro margen. La luz marca diferencias entre lo que a priori es lo mismo y crea para mi, sin mi ayuda, un texto que solo puede ser recitado en silencio.



333.4.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Refugio forestal en el Collado de la Maribarba (Helechosa de los Montes).

Viendo el interior del refugio forestal casi parece la choza de Robinson Crusoe. No imagino quien pudiera querer usarlo. En los meses secos el polvo impregna el aire y en los lluviosos nada impide al agua escurrir por el piso. Aunque lo que parece ser una solera de hormigón evitaría al menos que se embarrase. Llegar hasta aquí caminando se me antoja complicado, no tanto por la dificultad como la voluntad de hacerlo, aunque ese sea el espíritu ciertamente del Camino Natural. Y si el acceso es en vehículo mucho más acogedor resultaría este casi con completa seguridad que la casamata de techo de paja. Además, esa cubierta de lona incompleta, rasgada y abombada, me ofrece escasas garantías de ser suficiente protección contra un aguacero fuerte. La choza ciertamente me resulta un misterio porque, a pesar de su aire descuidado, algo me dice que no ha sido improvisada hace mucho. Cuando la vi no se por qué pensé en una aduana entre países del tercer mundo, como a veces se ven en las películas y nos quieren indicar que a donde se dirigen los personajes está más allá de los confines de la civilización. Extremadura, como otras muchas provincias españolas en algunos puntos los está, doy fe después de 10 años de recorrer la Península y las islas.

miércoles, 24 de octubre de 2012

332.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Peña de la Visera (Helechosa de los Montes)



332.1.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Vista del Embalse de Cíjara a la altura de la Peña de la Visera (Helechosa de los Montes).

Me resulta difícil ubicar el lugar exacto donde tomé la imagen a pesar del uso de Google Maps y de cartografía Escala 1:50.000. Si tuviera que dar una respuesta diría que es un lugar de la pista forestal por la que discurre el Camino Natural próximo a pequeño alto denominado como la Peña de la Visera. De este lado del embalse veríamos la península denominado como El Hoyo, de carácter casi plano, y del otro la Sierra de Lobera, en la divisoria entre Helechosa de los Montes y Villarta de los Montes. Es una imagen que se viene repitiendo y volverá a verse en posteriores etapas, pero que no deja de sorprender, en especial la ausencia de evidencias de la presencia del hombre. Siempre y cuando, claro, obviemos que las repoblaciones forestales y los embalses son obra suya. Pero no hay poblaciones ni caminos ni infraestructuras en ningún lugar de lo que abarca la vista. Tampoco edificaciones aisladas, habituales en casi cualquier punto de la geografía de España, aunque se trate de viviendas o haciendas agrarias abandonadas.



332.2.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Masas de Pinar en la vaguada del Arroyo Tamujoso (Helechosa de los Montes).

Otra imagen recurrente de gran belleza en las etapas del Camino Natural son las masas de pinar en las laderas de las vaguadas que podían fotografiarse cuando se abría un claro junto al sendero en la ladera contraria. Masas de pinar de piñonero (Pinus pinea) muy compactas, que requerirán realizar clareos si se pretende potenciar la obtención de fruto, ya que es la luz la que fomenta la producción de fruto, ya sea en frondosas o en coníferas. La sombra favorece el crecimiento en altura y la luz la maduración de los individuos (crecimiento en grosor y fructificación). El fondo de la vaguada está ocupado por pinos resineros (Pinus pinaster), más esbeltos, de mayor talla y con copa piramidal en vez de globosa. El nombre del arroyo que discurre por la vaguada alude a la presencia del tamujo (Securinega tinctoria), arbusto característico del Parque Nacional de Cabañeros que, como sabemos se encuentra bastante cerca, del otro lado de la divisoria con la provincia de Ciudad Real, y que aquí hace acto de presencia en los claros, sobre todo, cercanos al arroyo.



332.3.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Sendero a la altura de la vaguada del Arroyo Tamujoso (Helechosa de los Montes).

Reconstruyendo la jugada, justo en el tramo de camino que oculta la curva, ya que más atrás vuelve a ser visible, sería el lugar donde se tomó la primera imagen de esta entrada del blog. Como en aquella, es bien visible en el embalse una península de tierra, esta vez en la otra orilla. Se trata del pareja denominado como Morrillos de la Lobera, en la estribación sur de la Sierra de la Lobera. Tanto topónimo que lo alude a uno y otro lado del Río Guadiana obliga a pensar que el lobo era frecuente en estos lares en el pasado. Imagen ésta en el que se produce ese pequeño golpe de fortuna en que un elemento del paisaje pone el contrapunto y la redondea. En este caso el pino que aparece a la derecha, aislado, rodeado de roquedos. La complicada orografía por la que discurre el río a lo lejos hace parecer el embalse dividido hasta en tres láminas de agua diferentes. Los embalses y lagos de montaña tienden por lógica a adquirir formas parecidas a las de las figuras fractales, mientras que en zonas llanas suelen ser ovalados. A veces, como en La Mancha, cuando el terreno es completamente plano, adquieren incluso forma circular.



332.4.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Masas de Pinar en la vaguada del Arroyo Tamujoso (Helechosa de los Montes).

El árbol que vemos aislado en primer en término, creo no equivocarme, es lo que en ordenación de Montes se denomina un "árbol padre". La gente tiende a creer, entre otras cosas porque cierto sector del ecologismo difunde esa idea, que la ordenación de montes, la explotación de los mismos con fines madereros, rinde al final del ciclo productivo un monte sin arbolado. Según esta creencia el ingeniero de montes se dedica únicamente a talar para obtener madera, y cuando ésta se agota se va al monte colindante a seguir con su labor, cual plaga de langosta. Nada más lejos de la realidad. Lo que ocurre es exactamente lo contrario. El concepto tan sobado hoy en día, tan idolatrado por quienes lo copiaron sin entenderlo, de "sostenibilidad", es un concepto, oh sorpresa, inventado por los ingenieros de montes europeos en el siglo XIX, sobre todo rusos, alemanes y franceses. Los bienes, cuando son escasos, tienden a ahorrarse. Europa no es el Amazonas o el África Tropical, donde la vegetación crece de forma exhuberante e incesante. Se gestiona cuando hay escasez, no cuando un bien es ilimitado o abundante. Cuando se trazan las bases para ordenar un monte lo primero que se hace es calcular por procedimientos estadísticos el volumen de madera en pie. Se estima dicho volumen y una vez que se sabe la cifra se divide esa cantidad por el turno fijado. Se conoce por turno la edad a la que se aprovecha el arbolado. Los pinos suelen talarse en torno a los 100 años, algo antes o algo después dependiendo de la especie y las características de suelo, orografía y clima del lugar. Es decir, si el turno que se ha fijado es, por ejemplo y redondeando, de 100 años, cada año se extraerá una centésima parte del arbolado en pie y se plantará la superficie desarbolada. Al cabo de un turno completo habremos extraído la totalidad del volumen de madera disponible, pero tendremos grosso modo, fíjate que curioso, el mismo número de árboles que al principio. La persistencia del monte es una de las máximas, uno de los grandes mandamientos de la ordenación de montes. Se debe obtener de el máximo rendimiento posible tanto económico, como ecológico y social, pero sin alterar el monte. Si nos fijamos bien en la imagen veremos que el árbol solitario está rodeado de tocones. Uno de los procedimientos para la tala de parcelas es lo que se denomina el aclareo sucesivo uniforme. En vez de talar la totalidad de la parcela y plantar a continuación, el apeo de árboles se realiza en varias etapas, dejando para el final los árboles que se considera que tienen mejor porte, más talla o vigor vegetativo. La semilla de estos árboles será la que de forma natural repueble la parcela, con la idea de que se transmitirá a la siguiente generación el mejor patrimonio genético disponible.



332.5.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Masas de Pinar en la vaguada del Arroyo Tamujoso (Helechosa de los Montes).

A veces no entiendo ese afán que tenemos todos, diría que yo también, porque lean nuestros blog. Pienso que es pura vanidad, además de la que conlleva además inconsciencia y contradicción. Cada vez publicito menos mis blogs y empiezan a ser clandestinos. ¿De verdad quiero que me lean? Tengo que responder sí para ser totalmente honrado y evitar cometer trampas, pero reconozco que me también me preocupa la idea. En realidad solo quiero que me lea ella, y estoy casi seguro que no atiende a mis escritos. En otro tiempo si lo hacía, pero creo que me ha olvidado. Soy apenas ya para ella una rutina de su memoria que cada vez espacia más en el tiempo sus momentos. Tal vez una curiosidad que se ha vuelto obligada cortesía. Sólo ama quien indaga, quien pregunta, de viva voz o en secreto, sin articular las preguntas tal vez, pero consumiéndose en la espera por saber las respuestas. Quiero que me lean porque quiero que me amen. Quiero que me lea ella, que es para quien escribo, para que sus ojos calmos reciten mis palabras y me aprendan. La distancia no es el problema sino el silencio. No poder hacer llegar el mensaje. El olvido es un pecado de indisciplina. Se ama mientras arde el misterio. Todo lo demás son cenizas frías que tiznan las yemas de los dedos con la plata vieja del recuerdo que ya carece de acertijos.

domingo, 21 de octubre de 2012

331.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Área de descanso del Arroyo de Macegoso (Helechosa de los Montes - Badajoz)



231.1.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Área de descanso del Arroyo de Macegoso (Helechosa de los Montes - Badajoz).

No se me ocurre un lugar más solitario para comerse un bocadillo. A bastantes kilómetros de distancia de cualquier pueblo, sin un alma que utilice estos caminos ni recorran estos bosques, sin rastros en el horizonte del resto de seres humanos. Aun siendo la inversión mínima, ya que no se puede decir tampoco que se haya realizado, en general, un derroche para dotar al camino Natural de infraestructuras, tal vez se trate de dinero invertido sin recompensa. Sin una señal que advierta de su presencia, que además está oculta en una vaguada, solo gente avisada podría utilizar estas mesas para despachar el almuerzo. Tendría que coincidir que quien la usase pasase a su altura por el camino a una hora propicia. En caso contrario cualquier lugar parecerá tan bueno como otro para despachar el bocadillo. 4 ó 5 mesas rústicas de madera con bancos adosados, sin barnizar, una fuente de mampostería de piedra, no se si en operativa, y una escalera de listones de madera para salvar el desnivel entre el camino y la vaguada, a eso se reduce todo. Es un lugar con buena sombra y fresco por la presencia del arroyo, en ese momento seco.



331.2.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Arroyo de Macegoso (Helechosa de los Montes - Badajoz).

El arroyo de Macegoso se pega a una de la paredes de la vaguada por la que discurre en el tramo que intercepta el Camino Natural del Guadiana. El lecho pedregoso delata su carácter de torrentera con cauce habitualmente seco. Forma parte de la red de barrancos y rieras que desaguan la escorrentía de las tormentas y aguaceros que caen sobre la Sierra de la Rinconada. Hay varios tocones en el fondo de la vaguada y se han plantado recientemente pies de frondosas con testigos y malla de protección para evitar que el ganado y ungulados se coman hojas y brotes de las plantas.



331.3.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Área de descanso del Arroyo de Macegoso. Escala de madera (Helechosa de los Montes - Badajoz).

Lo mismo soy el único que ha utilizado la escala desde que la instalaron. Se trata de un detalle. Ciertamente entre el fondo de la vaguada y la pista forestal existe un desnivel, y la solución adoptada para facilitar el acceso es bien elegante. Hubiera bastado con tender el talud, rebajar su pendiente, pero el uso de la madera en un bosque parece una propuesta acertada. Bajar esta escalera es algo así como acceder al sótano del bosque, sumirse en la penumbra, como claramente muestra la imagen. Hay más desnivel de luz que de cota. Me gusta fotografiar estás pequeñas obras en el monte porque hubo un tiempo en que proponía actuaciones en las que invertir parte del dinero de las obras públicas. El famoso 1% para actuaciones de patrimonio, cultura y fomento del turismo. Tal vez aun me quede trabajo por realizar en el futuro en el que poder verter y aplicar lo mucho que he visto.














331.4.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Arroyo de Macegoso (Helechosa de los Montes - Badajoz).

Echarte de menos es ya una rutina. Estoy hecho a eso. Pero a veces pesa tanto que me siento incapaz de aguantarlo. Es verdad, a menudo me digo: "Da igual que no vuelva a saber de ella. Seguro que ya ni se acuerda de mí. ¿Qué sentido tiene mantener una llama que solo quiere apagarse?". Pero otras, las menos, a Dios gracias, me invade una pena infinita por no tenerte. Pena resignada que se que se me pasará, generalmente en estricto silencio. Porque se que da igual que te hable o no, que llame tu atención o me confunda con las cenizas del fuego, erraré igualmente. Y lo más probable es que mis palabras las engulla un silencio glotón y reacio a atender a lo que le diga. El mismo silencio al que me arrepentiré no haberlas consagrado desde el principio, sin un reproche, sin ningún testigo. El tiempo escurre por los días como la escorrentía de lluvia por la ladera, siempre pendiente abajo, hacia el olvido. Eres feliz, me lo confesaste el otro día. Y luego callaste. Como he de callar yo para que el agua llegue finalmente al cauce y se confunda con la corriente. Sumido en la rutina de la llanura, el caminar perezoso del río que nos lleva. El delta de tu nombre, donde el curso de las cosas se abre en abanico y es imposible divisar una orilla desde la otra orilla. Caudal de las horas mediocres que arrastra despacio los sueños y luego los deposita al poco trecho en el limo.



331.5.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Pinar de piñonero (Pinus pinea) en la ladera del Arroyo de Macegoso (Helechosa de los Montes - Badajoz).

Ayer el blog alcanzó las 30 mil entradas. Son muchas. Bastantes más de las que merece. Decidí hace tiempo no hacer publicidad a este blog, en el que trabajo de forma constante desde hace unos pocos años. Quería evitar la avalancha de cliqueos que suceden a un anuncio en Twitter y que no siempre obedecen a un interés real de la gente. Sí, cierto, que sabré yo de quienes y por qué entran en mis blogs. En este creo que la mayoría entra a través del buscador de Google, aunque quiero creer que me he hecho una pequeña clientela, tengo algún indicio sobre ello, que si sabe lo que va a encontrar cuando entra. Después de tantos post tengo la sensación de repetirme y empiezo a experimentar la tentación de suprimir los pies de foto, que no siempre tienen que ver con la imagen, como, por ejemplo, en la foto anterior. Lo cierto es que este blog ha asumido la función que antes tenía el otro, Varykino, de servirme para expresar mis inquietudes cuando siento que necesito desahogarme o decir algo, aunque sea en clave. 30 mil entradas son muchas, y he de agradecer las visitas. Es demasiada gente leyendo cosas que quizás no debería decir. Pero esa es la magia de los blog, la sensación de hablar en la oscuridad sin saber quien se agazapa en ella junto a tí.

sábado, 20 de octubre de 2012

330.- Etapa 17 del CN del Guadiana. El Hoyo (Helechosa de los Montes - Badajoz)



330.1.- Etapa 17 del CN del Guadiana. El Hoyo (Helechosa de los Montes - Badajoz).

La fotografía está captada cerca de Puerto Lobo, que se situaría del otro lado de la loma que intercepta la pista forestal y que le obliga a trazar una doble curva circular. En la margen izquierda un pilote de madera con la banda roja correspondiente indica que la pista pertenece a la red de Caminos Naturales. La imagen se orienta hacia el inicio de la etapa, en realidad la dirección en la que la recorríamos. Es interesante confrontar el pino piñonero (Pinus pinea), que se sitúa en la ladera a cota más baja la calzada, a la izquierda, con su copa redondeada y más compacta y con una tonalidad verde claro, con el pino resinero (Pinus pinea), que se situa en la ladera de la derecha a mayor cota, con una tonalidad algo más oscura y un porte más propio de las coníferas, es decir, cónico. En la ladera que cierra la imagen hay pies mezclados de ambas especies.



330.2.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Masa de pino piñonero (Pinus pinea) en El Hoyo (Helechosa de los Montes - Badajoz).

La ladera que queda a menor cota que la calzada está ocupada prácticamente toda ella por pino piñonero. Algún pie aislado de pino resinero y el sotobosque de encinas confieren esa curiosa tonalidad a la imagen, en la que parece que hubiera vetas de intenso verde claro entre un verde más apagado. Como en casi todas estas imágenes de masas cerradas algún individuo se destaca entre todos, generalmente en la primera hilera, y aparece como bañado en luz cenital y que emana el propio individuo. A la izquierda, en primer término, un pino piñonero que se inclina suavemente hacia la derecha, como intentando ocupar más espacio en la perspectiva para así tapar el gentío tras él, verbervera en una luz que no parece proceder de ninguna parte. Así es como te visualizo a veces, como un ser de luz que arde en una luz fría por la distancia. Una distancia que se acrecienta cuando tratas de acercarte a mí. Nadie más que tú entre la multitud, irreal, la única auténtica, porque mi día se construye con fragmentos de sueños.



330.3.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Masa de pino resinero (Pinus pinaster) en El Hoyo (Helechosa de los Montes - Badajoz).

Es sorprendente que en dos ubicaciones contiguas, como la de esta imagen y la de la anterior, se obtengan paisajes tan diferentes. Sin embargo, tras las primeras hileras de pinos resineros se adivinan pies de pino piñonero. No parece que la obtención de madera sea una prioridad en estos montes, que imagino están más orientados a la protección ambiental, ya que la mezcla de especies y la presencia de un sotobosque con encinas, complica su ordenación y gestión. Es complicado de apreciar, pero da la sensación de la existencia de algunos bolsones de procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) en en el ejemplar más cercanos. Los ataques moderados de este lepidóptero se producen en pies aislados del borde la masa. Algunos ramillos de este y ejemplares próximos parecen afectados, faltos de frondosidad y vigor, y con acículas secas. Septiembre sería la época en que las orugas empezarían a formar los bolsones característicos de hilos blancos, que les sirven para refugiarse del frío exterior durante el invierno. Por eso no serían tan evidentes todavía en los pies de la imagen de estar infectado el pinar por el insecto.

viernes, 19 de octubre de 2012

329.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Puerto Lobo (Helechosa de los Montes - Badajoz)



329.1.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Refugio Forestal de Puerto Lobo (Helechosa de los Montes - Badajoz).

Puerto Lobo es el puerto para el cruce de la Sierra de la Rinconada en las rutas con dirección Noreste-Sureoeste, si bien hacia el norte el Embalse de Cíjara impide el avance y deja de tener sentido. Es probable que antes de que se construyera el Embalse de Cíjara uniera ambas vertientes de la sierra. De hecho el Camino Natural se cruza en el puerto con una vía pecuaria que sigue esta dirección y que hacia el noreste se pierde en la orilla del Río Guadiana. El refugio tiene adosado en la fachada posterior un puesto de vigilancia para la detección de incendios forestales. Sirve también como oficina y puesto de control para la labor de lucha contra incendios y otras actuaciones en los montes. Mientras recorríamos su entorno podíamos escuchar la berrea de los ciervos.



329.2.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Encrucijada de Puerto Lobo (Helechosa de los Montes - Badajoz).

La imagen, captada desde la colina donde se sitúa el refugio forestal, muestra la encrucijada de caminos de Puerto Lobo. El Camino Natural del Guadiana es el que arranca en el paso canadiense. Nos conduciría a Villarta de los Montes, es decir, al inicio de la Etapa 17. El camino que discurre ante nosotros es la vía pecuaria que antes se mencionó marca la ruta para el cruce de la Sierra de la Rinconada, cuyo último pico antes de Puerto Lobo es el que vemos enfrente, con un cortafuegos que sube por la ladera hasta la cumbre rocosa. La continuación del Camino Natural hacia Helecosa de los Montes es el camino que parte hacia la izquierda. En la otra dirección, hacia la derecha, esta pista forestal conduce al Observatorio de la Berrea de Puerto Lobo y al centro de interpretación anejo. Las puertas del todoterreno las dejamos abiertas al salir porque se suponía que iba a ser una parada breve.



329.3.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Pista forestal al observatorio de la berrea (Helechosa de los Montes - Badajoz).

Esta pista forestal conduce al observatorio de la Berrea de la Reserva Regional de Caza de Cíjara. Este centro de interpretación consiste en una torreta desde la que se pueden observar a los ciervos y los gamos. El observatorio se sitúa junto al Centro de Interpretación de los Robledillos, donde se aporta información ambiental sobre la reserva nacional de caza. No fui hasta allí. Es posible que si la etapa la hubiera hecho solo me hubiera acercado. El mero hecho de ir acompañado descartó tal opción. El árbol más cercano situado en la linde derecha del camino es un alcornoque (Quercus suber), mientras que las masas de pinar lo son de pino resinero (Pinus pinaster), de tronco grisáceo y follaje más oscuro que el pino piñonero (Pinus pinea), la otra especie utilizada en las repoblaciones forestales de la Sierra de la Rinconada.



329.4.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Vista del Embalse de Cíjara desde Puerto Lobo (Helechosa de los Montes - Badajoz).

La imagen está captada muy cerca de Puerto Lobo. La perspectiva es prácticamente la misma que en la entrada anterior. Se trata del mismo brazo del pantano, aunque visto algo más de lado. En el arbolado que cubre la ladera e impide ver la bajada hasta el río se mezclan pinos piñoneros, pinos resineros y alcornoques. La otra ribera del río es más descarnada y presenta zonas amplias total ausencia total de arbolado o vegetación arbustiva.

jueves, 18 de octubre de 2012

328.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Altos de la Sierra de la Rinconada (Villarta de los Montes - Badajoz)



328.1.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Altos de la Sierra de la Rinconada (Villarta de los Montes - Badajoz).

Apenas a cinco minutos de recorrido por el Camino de Herrera del Duque de la anterior ubicación, y muy cerca del Puerto del Lobo, siguiente hito geográfico en la etapa del CN del Guadiana, detuve el coche para tomar imágenes de la Sierra de la Rinconada, por cuya vertiente noreste descendíamos, y del embalse de Cíjara, uno de cuyos brazos se proyectaba hacia nosotros. Me sorprendió ayer al colgar la imagen en Twitpic, la presencia de olivos en primer término. Parece tratarse de una pequeña parcela de olivar ya abandonada e invadida por la jara. El pino piñonero cubre las cumbres más adelante, y a la derecha de mezcla con la encina.



328.2.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Altos de la Sierra de la Rinconada (Villarta de los Montes - Badajoz).

Montañas hasta el confín del mundo. De no demasiada altura. Las cumbres no alcanzan los 800 metros en ningún pico y el camino apenas si llega a una altura sobre el nivel del mar superior a la de Madrid. Es algo que se puede deducir de la identidad de la especie utilizada en la repoblación forestal, el pino piñonero (Pinus pinea), cuyo óptimo se sitúa aproximadamente a estas cotas, y por eso es tan habitual en localidades y urbanizaciones del norte de Madrid. Para las laderas de Guadarrama y sus cumbres queda el pino silvestre, que aquí estaría desubicado. Todo es relativo. También en la biogeografía. El camino que discurre por la ladera de enfrente lo hace ya por el municipio colindante de Helechosa de los Montes. El puerto para el cruce de la Sierra de la Rinconada se sitúa a la izquierda, fuera del encuadre.



328.3.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Vista del Embalse de Cíjara desde la Sierra de la Rinconada (Villarta de los Montes - Badajoz).

Desde donde me encuentro se puede divisar uno de los brazos del Embalse de Cíjara. El eje del mismo marca la divisoria entre los municipios de Villarta y Helechosa de los Montes. Un sonido acapara nuestra atención, la berrea de los ciervos, que impregna el aire y se escucha por toda la sierra. El sonido es parecido al de un cuerno, grave y que rápidamente se expande ladera arriba hacia la cumbre. No vemos movimiento alguno. Los machos que berrean se deben de encontrar a varios kilómetros de distancia.

miércoles, 17 de octubre de 2012

327.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Paraje de Herrera (Villarta de los Montes - Badajoz).



327.1.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Camino de Herrera del Duque a la altura del Paraje de Herrera (Villarta de los Montes - Badajoz).

A la altura de un paraje que el mapa a escala 1:50.000 denomina Herrera el Camino de Herrera del Duque, que lleva a las cumbres de la Sierra de la Rinconada, deja de estar asfalta, pasa a ser una pista con firme de tierra con un hermoso color ocre claro con tonalidades rojizas. El contraste con el verde de las laderas parece anticipar Portugal, que es hacia donde nos dirigiríamos si perseveráramos en la dirección tomada. Las pendientes están ocupadas por matorral, donde la jara (Cistus sp.) se enseñorea y se apropia la práctica totalidad de la superficie. El claro color beige que se visualiza más adelante, junto a la cuesta final del camino, ala derecha, es una zona de pastos aun en activo, aunque ahora agostada al ser el final del verano. Se ve incluso un aprisco y una cabaña de piedra. Muy probablemente el matorral se haya ido adueñando los últimos años de otros pastizales, abandonados por la disminución de la cabaña ganadera. Las retamas y la jara invaden pronto los prados si el ganado no hace uso de ellos. La siguiente etapa será la aparición del arbolado. Encinas si el proceso es natural. Ya se ven algunas en la cumbre de la ladera derecha allá a lo lejos. Pinos si se opta por repoblar.



327.2.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Vertiente de las Canalejas (Villarta de los Montes - Badajoz).

Algo más arriba en la ascensión por la Sierra de la Rinconada el paisaje se complica. A la derecha, hacia el norte, se extiende una explanada, que quizá antaño fuera zona de pastos pero que ahora está ocupada por la jara. De adivina el Río Guadiana, en el ensanche de su cauce en el Embalse de Cíjara. Al otro lado del río, cerrando la imagen, la Sierra de la Lobera, de nombre muy sugerente, y que también es territorio del municipio de Villarta de los Montes. No tengo referencia de la existencia de lobos. Extraño sería en una zona tan volcada en la ganadería, más en el pasado. Tal vez la expansión de este animal hacia el sur por la Península acabe trayéndolo a estos parajes solitarios, donde haría estragos. Dos solitarias encinas, la más cercana dentro de un calvero prácticamente circular, dan el contrapunto a la imagen.



327.3.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Vertiente de las Canalejas (Villarta de los Montes - Badajoz).

Hacia la izquierda, hacia el sur, se extiende un valle abrupto, con una balsa de recogida de escorrentías, presumiblemente para el ganado. Si en Murcia las grandes balsas de riego se abastecen mediante tuberías hidráulicas, en Badajoz proliferan las pequeñas obras de represamiento de arroyos y barrancos para procurar agua al ganado en los meses de verano, que aquí son duros. Quizá en la Siberia menos que en otras comarcas pacenses. El manto de jaras, como un pequeño mar, se derrama por la ladera hasta la balsa, y en la otra ladera hay una repoblación reciente, como queda en evidencia por los testigos, los cilindros que protegen a la planta instalada del ataque del ganado. Al fondo de la imagen, en la cumbre de la Sierra de la Rinconada, se ve el verde claro de los pinos.



327.4.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Ladera de la Sierra de la Rinconada (Villarta de los Montes - Badajoz).

Imposible saber que esconden los testigos. Apuesto por pinos. La pendiente de la ladera induce a pensar que será una especie forestal y no agraria, como frutales. Los olivos requerirían un alcorque amplio. Entre encinas y pinos opto por lo segundo porque quizá las primeras se expanden de forma natural. Hay un camino secundario arriba de la ladera que conecta distintos ramales de la red de pistas forestales de la sierra

martes, 16 de octubre de 2012

326.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Piscina Natural El Castañar (Villarta de los Montes - Badajoz)



326.1.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Cuesta final de la Sierra de la Rinconada (Villarta de los Montes - Badajoz).

Desde lo alto de la última cuesta en nuestra bajada desde la cumbre de la Sierra de la Rinconada divisamos al pie de la misma un macizo rocoso bien hermoso de por sí. Podría considerarse la última estribación hacia el este de la Sierra de la Rinconada, siendo el Alto del Moro y la Sierra de la Iglesia, junto a Villarta de los Montes, altos intermedios entre ésta y la Sierra de la Umbría. El macizo, de carácter calizo, ha sido excavado por el Arroyo del Castañar, creando piletas naturales y pequeñas cascadas. Al ver el macizo desde lejos (a la izquierda en la imagen) ya nos sorprendió, pero al acercarnos la sorpresa fue total. La roca desnuda de color gris grafito destaca claramente del entorno, con laderas verdes por los bosques de encinas. También los ángulos vivos rompen con el predominio de las curvas suaves. Es claramente un intruso en el paisaje.



326.2.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Piscina Natural El Castañar (Villarta de los Montes - Badajoz).

La Piscina Natural del Castañar en realidad no está alimentada por un manantial que sugiera del macizo, sino por el propio Arroyo del Castañar que saja en dos la roca para encontrar su camino, y a lo largo de este crea diminutas cascadas y piletas naturales que han sido aprovechadas para el baño. Recientemente, en 2010, se ha rehabilitado la piscina principal, aprovechando los fondos del Plan E, por importe de 40 mil euros, tal como reza un inmenso cartel informativo. Por propaganda que no quede. La piscina está dividida en dos piletas, unidas entre sí por un rebosadero, con un amplio espacio a su izquierda para que la gente, y al fondo la pequeña cascada, como si fuera el grifo de la bañera. Llegamos en el momento justo para que el lugar ofreciera todo su encanto, aunque el sol ya un poco bajo vetaba algunos puntos de vista para las fotografías. Por suerte no la perspectiva principal, con el macizo como telón de fondo, que se situaba justo al suroeste.



326.3.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Piscina Natural El Castañar (Villarta de los Montes - Badajoz).

Con el sol a las espaldas, la luz hacía resplandecer la piedra y el agua, que reverberaba en algunas superficies del macizo de caliza. La persona que aparece en la imagen fue mi acompañante. Solo por dos días. Pero esa es una historia que no se si debo contar. Pero me apetecía que apareciera en las fotos, aunque fuese en último término. Además sirve de referencia para calibrar el tamaño de la roca que se asoma a la alberca y el ancho del pasillo disponible para extender las toallas de baño en el suelo. Bañarse en un río causa cierto reparo. Por muy limpio que esté no es raro que en un remanso se agolpen los insectos zapateros o haya renacuajos nadando en el fondo. Si la piscina está limpia de vegetación las posibilidades disminuyen mucho, pero eso exige unos cuidados de mantenimiento. En realidad nadar en un río no difiere en este sentido de nadar en el mar.



326.4.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Piscina Natural El Castañar (Villarta de los Montes - Badajoz).

La perspectiva contraria fue complicada de obtener. Tuve que buscar el filo de las sombras, caminar en la frontera de la luz hasta alcanzar un lugar de equilibrio. Ya tenéis otra pista. La chica que me acompañó tiene un móvil o una cámara de color rojo. Creo que era un iPod, pero no me hagáis caso, porque no sabría diferenciar uno de esos artilugios de una BlackBerry. Para mí todos esos aparatos son como móviles con elefantiasis. El elemento de la derecha pegado al muro del recinto es una caseta de madera, diría que recién instalada cuando estuvimos allí por la pulcritud de los tablones. No llegue a saber si se trataba de un vestuario o un servicio. Quizá ninguna de esas dos cosas y solo un habitáculo o almacén para ser utilizado por quien sea que regule el uso de la piscina. El lugar es hermoso, está perfectamente cuidado e invita a visitarlo, incluso para bañarse. Pero, es triste decirlo, nadie parece frecuentar el lugar. Pleno verano, con buen tiempo y hacia el final de la tarde, alguien debería haber si es que la piscina tiene clientela fija. Tal vez la proximidad del Embalse de Cíjara sea disuasoria. El lugar está en mitad de ningún sitio. Se accede a él utilizando carreteras largas e incómodas o atravesando sierras por pistas forestales. Solo parece razonable que lo conozcan y frecuenten los habitantes de la propia Villarta de los Montes, y quizá éstos tengan mejores opciones para pasar la tarde. Momento: 24 de septiembre de 2011.



326.5.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Piscina particular (Villarta de los Montes - Badajoz).

Justo en frente de la Piscina Natural del Castañar, al otro lado de la carretera por la que discurre el CN del Guadiana, hay otra piscina. Está dentro de una parcela particular, al lado del cauce del Arroyo del castaño. Lo que induce a pensar, bien que el hueco también tenía un origen natural, aunque ahora tal circunstancia haya podido quedar enmascarada por la obra de albañilería, bien que el abastecimiento de agua es a expensas del arroyo. Posiblemente ambas cosas a la vez. La piscina está llena, lo que me resulta extraño si la piscina no es natural, dado que la normativa sobre aguas tiende a ser cada vez más restrictiva en cuanto a su uso para este fin. Claro que la normativa también está hecha para saltársela a la torera. Sobre todo en el ámbito rural en lugares apartados de la mano de Dios. Los arbolillos del recinto en primer término parecen frutales. Magnífico uso para el agua. A la derecha puede verse la boca de una tubería, con un barreño en el suelo, justo a sus pies, lleno de agua. Aunque no vi señales de vida, ningún coche, que suele ser la principal señal, está claro que la casa estaba habitada en el momento de hacer la foto.



326.6.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Camino de Herrera del Duque (Villarta de los Montes - Badajoz).

El sendero por el que discurre el CN desde Villarta de los Montes recibe el nombre de Camino de Herrera del Duque. Raro sería que no condujese a dicha población. Es lo habitual. Pero, mapa en mano, soy incapaz de determinar la ruta. Hasta el Puerto del Lobo, en la divisoria con el municipio de Helechosa de los Montes, mantiene el nombre. Más allá de ese punto ninguno de los senderos que parten hereda el nombre, ni tampoco soy capaz de determinar cual conduciría o acercaría más a Herrera del Duque. Sólo está asfaltado el trecho inicial, el que acaba al final de la primera cuesta. Es una carretera de un solo carril ya que no tiene siquiera señal horizontal central. El árbol de la imagen es un sauce (Salix sp.). Es lógico ya que es justo el punto de cruce del Arroyo del Castaño. La señal vertical junto a la carretera, a la derecha, al pie del árbol, pertenece a la señalización del Camino Natural del Guadiana, con el rojo característico de la red en la que se engloba.

lunes, 15 de octubre de 2012

325.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Cañada Real Segoviana (Villarta de los Montes - Badajoz)



325.1.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Cañada Real Segoviana (Villarta de los Montes - Badajoz).

Tenía pensado describir esta etapa 17 del Camino Natural del Guadiana, que discurre entre Villarta de los Montes y Helechosa de los Montes, en orden cronológico, es decir, describiendo los parajes que me encontré en el mismo orden en que los fuí visitando, con el fin de facilitarme el trabajo. Esta estapa, como muchas otras, la recorrí en sentido inverso porque era la forma de reducir tiempos. Pero al final he optado por seguir el mismo procedimiento que hasta ahora. De la propia localidad de Helechosa apenas hice fotos, y las pocas que hice son de pésima calidad. Pase tres veces por el interior del pueblo. La primera temí quedarme atascado en las callejuelas estrechas y andaba más preocupado de salir del laberinto que de buscar elementos singulares que fotografiar. La segunda vez, al final de esa misma jornada, estaba tan cansado que me convencí a mi mismo fácilmente de que las imágenes podía captarlas la próxima vez, ya que me quedaba otra cita con Villarta. Pero en esa última vez volvió a pasar lo mismo, estaba tan cansado que lo que tenía eran ganas de finalizar. Además, iba acompañado, y eso siempre merma un tanto mi sentido del deber, sobre todo hacia el final de la jornada.

La imagen muestra la localidad de Villarta de los Montes vista desde el noroeste, con la Sierra de la Iglesia a su derecha, al sur de la localidad si se consulta el mapa, y la Sierra de la Umbría, por la que discurre la etapa 16, a sus espaldas, al este en el plano. El camino por el que discurre el CN está asfaltado en su tramo inicial, y luego se convierte en una pista forestal de tierra, con un color ocre claro amarillento muy característico. Cuando hizo la foto aun quedaban algunas horas de luz, pero el cansancio era máximo, así que ver el pueblo, que era la meta de la jornada, fue puro gozo.



325.2.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Cañada Real Segoviana (Villarta de los Montes - Badajoz).

El Camino Natural corta la Cañada Real Segoviana nada más dejar atrás Villarta de los Montes. Aunque el trazado no está amojonado, queda claro en el tramo que muestra la imagen por los dos muros de piedra que delimitan terrenos particulares. Aunque bien pudiera ser que cuando se proceda a su amojonamiento el ancho de la vía pecuaria los exceda. El bosquete de encinas parece interrumpir su avance. Es probable que estos senderos aun se usen para desplazamientos cortos entre el redil de los rebaños y los mejores pastos. La Cañada Real Segoviana es una de las vías pecuarias más importantes. Tiene una longitud total de unos 500 Kilómetros, desde Neila en La Rioja hasta Las 5 Villas en Badajoz, relativamente cerca de este lugar.



325.3.- Etapa 17 del CN del Guadiana. Abrevadero junto a la Cañada Real Segoviana (Villarta de los Montes - Badajoz).

El punto de cruce de la carretera y la vía pecuaria es además descansadero, con un abrevadero bien abastecido, de lo que se infiere que la vía pecuaria es utilizada aunque sea para desplazamientos cortos. En el frontal aparece lo que parece la marca de un ganadero. Hay dos piletas, seguramente la alta para ganado vacuno y la de menor altura para el ovino, que es el característico de Extremadura.

sábado, 13 de octubre de 2012

324.- Masas de pino resinero (Pinus pinaster) en el entorno de Cobeta (Guadalajara)



324.1.- Masas de pino resinero (Pinus pinaster) en el entorno de Cobeta (Guadalajara).

Las fotografías de esta entrada se pueden considerar un homenaje a los que murieron aquella jornada del verano de 2005 luchando contra el fuego que se extendió entre las localidades de Mazarete y Cobeta. Hacia el final de la carretera que une ambas poblaciones el pinar ya no ofrecía síntomas de haberse visto afectado por el incendio. El pino resinero, también llamado rodeno, marítimo y de muchas formas más, tiene la particularidad de la calidad de su resina, utilizada en la industria para infinidad de cometidos. Su extracción se propicia hiriendo al árbol e induciendo de esta manera la segregación, que es un mecanismo de defensa ante el ataque de agentes patógenos, en especial insectos. La extracción sistemática de la resina acorta la vida del árbol y provoca crecimientos y portes poco adecuados para su aprovechamiento maderero. La labor de extracción es una tarea artesanal, un oficio que en España hace tiempo que carece de personal adecuado ya que requiere operarios altamente cualificados, acostumbrados a la tarea, cuyos secretos en otros tiempos se transmitía de padres a hijos. Es algo parecido con lo que ocurre con la extracción de la corteza de los alcornoques para la obtención del corcho en bruto. Extraer resina de los montes dejó de ser rentable en España hace mucho, aunque la calidad de la resina de nuestros pinares sea de las mejores del mundo. Queda la curiosidad de saber que la inmensa extensión de pinar resinero que era propiedad de la empresa La Unión Resinera Española, haya sido repoblada con encina para la crianza de cerdos en montanera. La LURE encontró en la producción de jamón ibérico un negocio mucho más lucrativo que el de la resina, industria cuyo momento de esplendor hace tiempo que término.



324.2.- Cortafuegos en la masas de pino resinero en el entorno de Cobeta (Guadalajara).

La imagen muestra la calle desde la que se realizó la fotografía anterior. Se trata de un cortafuegos, posiblemente utilizado como camino de desembosque durante el aprovechamiento del arbolado. Parece haber sido limpiado hace poco, bien durante el propio incendio para constituir una línea de defensa y dificultar el avance del fuego en caso de haber afectado a esta zona, bien de forma posterior al incendio dentro de las labores que se realizaron para reactivar la economía de la zona. Una limpia en el monte supone la contratación de mano de obra. La mecanización de los trabajos en España es muy escasa debido a la paupérrima inversión que se realiza en el ámbito forestal y por la escasa rentabilidad económica de los montes, casi siempre orientados a la labor protectora del medio natural.



324.3.- Carretera GU-944 a la altura del P.K. 15+300 (Cobeta - Guadalajara).

Esta imagen se corresponde con la vista de la Carretera GU-944 a la altura del P.K. 15+300, cerca de su final. Son masas sanas de Pinus pinaster con sotobosque poco poblado de quejigos (Quercus faginea) de hoja marcescente, es decir, que aunque esté seca por haber dejado de ser funcional al inicio de invierno, permanece en el árbol hasta la foliación de la primavera. La primera hilera de árboles del pinar situado a la izquierda de la carretera están en su mayoría inclinados hacia el interior de la masa. Es de suponer la existencia de fuertes vientos. Los pies del borde de una masa arbolada adquieren resistencia y protegen a los del interior. La caída de los primeros desprotegería a los segundos, mucho más vulnerables frente al empuje del viento. Este hecho ha de tenerse en cuenta a la hora del aprovechamiento maderero si no se realiza de una sola vez y es escalonado, mediante aclareos sucesivos y periódicos de la masa.



324.4.- Carretera GU-944 a la altura del desvío hacia Cobeta (Guadalajara).

Apenas son las 14:20 de la tarde y el arbolado ya cubre de sombras el asfalto de la carretera. Es cielo de invierno, con un sol relativamente cálido, pero que recorre el cielo rápidamente, y que nunca llega a situarse en la vertical, ni siquiera aproximarse. Justo al final de la doble curva está el desvío a Cobeta, continuando la carretera hacia Olmeda de Cobeta y La Buenafuente del Sistal, donde finaliza. Es una carretera poco transitada. No me crucé con nadie en todo el día. Guadalajara es una de las provincias más despobladas de España, con infinidad de pueblos en vías de extinción. La nueva carretera ayudaría a la saca de la madera afectada por el incendio. También se pretendía dar la sensación a la población afectada de que se les tenía en cuenta en las inversiones. No creo que haya mejorado la situación. Seguirá seguramente igual de poco transitada. No conduce a ninguna parte. Las carreteras favorecen el desarrollo cuando abren vías a lugares que ofrecen algo y la Guadalajara profunda es como un animal a la intemperie, a merced del gélido frío del páramo, a punto de morir por congelación en medio de la ventisca, mientras se adormece en lo que parecen las vísperas de un plácido sueño.



324.5.- Carretera GU-944 a la altura del desvío hacia Cobeta (Guadalajara).

El otro día me dijiste que habías soñado conmigo y no creo que puedas imaginarte la turbación que eso me causó. Desde entonces solo tengo tu silencio. Cada vez que te acercas a mí vuelves a alejarte, como si mi proximidad te agotara y necesitases reposar de ella. Siempre ha sido así. Al contacto esporádico le ha sucedido la distancia duradera. Una distancia y un silencio que me cuesta romper porque hago mía tu voluntad. En la medida de mis pobres fuerzas, porque tu ausencia quema y a veces no puedo evitar gritar para que me escuches. Poblar tus sueños pero no tu vida, he ahí tal vez una solución a la paradoja que formamos, a este acertijo sin respuesta. En vez de un roce en tu piel ser eco en tu memoria. A veces no se si debo contentarme, si es eso lo que quieres, si pretendes que me rebele contra este imposible. Solo se que si miro tus ojos me pierdo en su pleamar, desaparecen los senderos en la arena y solo me resta contemplar desde su borde el infinito, con los pies descalzos bañados por el agua.

miércoles, 10 de octubre de 2012

323.- Arroyos interceptados por la Carretera GU-944 Mazarete-Cobeta (Guadalajara)



323.1.- Barranco de Salceda, interceptado por la Carretera GU-944 en el P.K. 6+289 (Mazarete - Guadalajara).

Revisar en el libro de la base las anotaciones de anteriores campañas casi daba miedo. En alguna se había llegado a agotar las horas de vuelo contratadas, tantos habían sido los servicios realizados en incendios forestales por los aviones. Para los pilotos la zona también era una novedad. Incluso el trabajo de extinción de incendios creo yo, porque jamás habían oído hablar de los retardantes y recelaban de su uso. El que entonces se empleaba volvía completamente roja el agua. Tenía un tinte, inocuo para el medio ambiente, que permitía saber donde se había producido la descarga. Costó mucho convencer a los pilotos, que alegaban que aquel producto químico podía perjudicar a la maquinaria de los aviones. El líquido para cargar los aviones estaba en una piscina de plástico, hasta donde se bombeaba el agua desde un arroyo cercano y donde podían añadirse los retardantes. Se usaron alguna vez, pero solo en incendios de grandes dimensiones. El tipo de incendio habitual era por quemas de pastos y matorral o para delimitar parcelas. En las primeras semanas se produjo un hecho curioso y que explica muy bien lo que ocurría en Sanabria. Oímos en la radio a uno de los vigías alertar de un incendio. Pequeño, pero ya sabemos que todos empiezan así. Lorenzo me dijo que el lugar indicado estaba muy cerca de la base, que podía ser avistado incluso. Salimos de la caseta y, efectivamente, en una ladera a varios kilómetros, frente a nosotros, estaba ardiendo el matorral. Uno de los aviones fue a apagar las llamas. Tuvo que realizar un par de descargas. Al día siguiente y casi a la misma hora volvía a arder la misma ladera. La historia se repitió al tercer día por última vez. La explicación era sencilla. Un ganadero con apenas 2 ó 3 vacas había estado quemando matorral para potenciar los pastos en los predios donde sus reses y las de sus padres pastaban desde hacía décadas. Al ser interrumpido el primer día siguió con su tarea al siguiente. Al tercero debió considerar que la superficie quemada era suficiente. El piloto que tuvo que volar en aquellas tres misiones nos decía con mucha razón: "¿No es más fácil ponerse de acuerdo con el vaquero y quemar de forma controlada lo que necesite? Hacer volar al avión es carísimo. Es dinero tirado a la basura". Sí, eso sería lo lógico. Pero tal vez sería también demasiado fácil.



323.2.- Barranco del Hornillo, interceptado por la Carretera GU-944 en el P.K. 8+918 (Mazarete - Guadalajara).

Tuvimos algún otro fuego relativamente cerca de la base. Empezaron siendo por el día y a partir de cierta fecha ocurrían por la noche, tras el cierre de la jornada de trabajo. Un día nos enteramos que el alcalde, nuestro casero, tenía organizadas dos cuadrillas forestales, que empleada en extinción de incendios. El peculiar sistema de pago de entonces, por horas trabajadas, propiciaba el fraude de que se provocaran incendios para poder cobrar más. Total, los motivos para quemar eran tantos, que uno más no importaba. Pero quienes usaron este atajo para ganar dinero se encontraron con la sorpresa de que los Drommader se convertían en sus esquiroles. Por eso empezaron a producirse fuegos intencionados de madrugada, donde solo los medios terrestres son operativos. La sospecha de que el alcalde también incurriera en este fraude eran altas. Incluso que nuestro jefe lo supiera e hiciera la vista gorda. Tan severo para unas cosas como despreocupado con otras. Después de todo el verano llegando tarde al inicio del trabajo casi todos los días, de realizarlo con desgana, visiblemente enfrentado a mi compañero (Fernando. Lo recordé esta madrugada) y a mi, el radio operador de Rosinos remató la fauna queriendo afanarnos la rueda de repuesto del coche que había alquilado la DGMA para nosotros. La había sustraído y cambiado por otra que era ya un desecho. Se lo notificamos a nuestro jefe. Aun así, se prorrogó la campaña 15 días en los que solo iban a trabajar los pilotos y un radio operador. Los pilotos solicitaron al ladronzuelo y nuestro jefe le dio el visto bueno a esta decisión. Se me llevaban los demonios el último día. Lorenzo reunía todas las cualidades profesionales y personales para ser merecedor de esos 15 días extra de trabajo. Aquella decisión no solo era un premio a alguien ruin sino un castigo a una de las personas más bondadosas que he conocido.



323.3.- Barranco de la Raya, interceptado por la Carretera GU-944 en el P.K. 12+714 (Cobeta - Guadalajara).

También había días de calma. Eran especialmente problemáticos las vísperas de los cambios de tiempo, los días previos a la llegada a Galicia de temporales procedentes del Atlántico. Si la TV anunciaba lluvia para el día siguiente y hacía días que no caía una gota sabías que iba a ser una jornada con muchos incendios. La gente tendía a quemar el monte entonces en previsión de que tal vez pasase mucho tiempo antes de que hubiese una nueva oportunidad por estar el combustible húmedo. Pero en los días que nadie de Zamora hablaba por la radio forestal, ni vigías ni guardas ni medios de extinción, podíamos oir a la gente de León. Cierta mañana escuchaba absorto los diálogos entre personas de León. En especial, había una jefa de cuadrilla que captaba poderosamente mi atención. Parecía ser joven y comandaba una cuadrilla de extinción helitransportada. Había llegado a la zona de un incendio en zona de matorral muy crecido, quizá el peor escenario de todos. En Sanabria las escobas y retamas, xesteira en Gallego, que era como los llamaban allí, podían tener talla más elevada que una persona. Los prados ganaderos abandonados habían sido invadidos por un matorral muy crecido, que la DGMA quería repoblar con pino silvestre. Al cabo de un rato desde la llegada de la cuadrilla al fuego escuchamos a la chica visiblemente preocupada. El fuego empezaba a descontrolarse. Pregunté a Lorenzo cuan lejos quedaba el lugar de la base. Se encontraba al sur de León, al otro lado de la Sierra de la Culebra, relativamente cerca de nuestra posición. Poco a poco el tono de la chica se fue volviendo más sombrío, casi histérico. Pedía ayuda porque el fuego les superaba. No pude más, oir a una chica apurada pidiendo socorro es algo que no soy capaz de soportar. Podía hablar con ella directamente y solicitar información pero: 1) Los pilotos también oían la radio en su casamata, y si se enteraban que la iniciativa de enviar los aviones partía de mí podían negarse, o anotarlo en su libreta de agravios; 2) Igualmente, si en el centro de mando de Zamora me escuchaban podían tomarlo como una afrenta, literalmente como un robo de uno de sus medios aéreos, ya que consideraban los Drommader de Rosinos como de su propiedad. Llamé a mi jefé en Valladolid por teléfono y le exageré un poco la situación. Me dio permiso para enviar medios si lo creía conveniente, pero me indicó que debía pedir permiso tanto a Zamora como a Léon. Los primeros dieron su visto bueno, quizá considerando que se anotaban un tanto sacando las castañas del fuego a los vecinos. Los segundos, y aquí viene lo mejor, escucharon mi ofrecimiento casi con disgusto, y me autorizaron a enviar los medios de la base, pero solo uno, como si me hicieran un favor, pero reduciendo mis demandas como si estuviese solicitando más de lo razonable. Una vez cumplido tan complicado trámite burocrático solo me quedó informar a los pilotos con un "que putada, nos han ordenado que uno de los aviones acuda a un incendio en León...". Esta es la ridícula forma en que funcionaba por aquel entonces las labores de extinción de incendios. Los odios cainitas han sido la causa de algunos desastres en los últimos años. Y no solo entre Comunidades Autónomas, también entre provincias, lo cual resulta alucinante. Me costó una docena de llamadas pero le pude enviar a la valiente doncella forestal mi ayuda.



323.4.- Rambla del Barranco de la Guijarreña, interceptado por la Carretera GU-944 en el P.K. 13+017 (Cobeta - Guadalajara).

Son arroyos que parecen quietos todos los que fotografié aquella mañana. Los situados más cerca del inicio de la carretera sin hierba ni matorral en su entorno. Los más cercanos a Cobeta parecidos a los que recuerdo en la Sierra de Guadarrama, aunque en aquellos el agua se deslizaba alegre, rápida y transparente. Río más vivos los últimos, como el bosque que recorren, no afectado por el incendio.

martes, 9 de octubre de 2012

322.- Refugios forestales. Carretera GU-944 Mazarete-Cobeta (Guadalajara)



322.1.- Refugio forestal situado junto a la Carretera GU-944 a la altura del P.K. 10+880 (Mazarete - Guadalajara).

Mi segundo verano trabajando en extinción de incendios forestales fue en 1997. Fui asignado a la base de aviones de descarga de Rosinos de la Requejada, en la comarca zamorana de Sanabria. Vergüenza me da reconocerlo, porque tengo vivo recuerdo de ambos, pero los nombres de mi compañero ingeniero y el de el radio operador no acuden a mi memoria. Nos conocimos allí mismo. Mi hermano me llevó hasta allí, y nos ayudó a buscar un piso para los tres. Tanteamos algunas opciones visitando los pueblos del entorno y preguntando, pero al final se impuso la opción más lógica. Le alquilamos al alcalde del pueblo una casa en el mismo Rosinos. Casa de pueblo, amplia y muy modestamente amueblada. Pero había un cuarto para cada uno y los servicios básicos. El segundo radio operador era del mismo lugar. Tampoco recuerdo su nombre, pero en su caso no siento ningún pesar. Mi compañero era sevillano. Un andaluz muy serio en las cosas serias, pero que cuando tocaba jolgorio era el más lanzado. Había estudiado en la Escuela Forestal de Leida  y pretendía hacer la carrera de Ingenieros Agrónomos. En su estancia en Cataluña le había dado tiempo a echarse novia, a la que llegué a conocer y casi diría que a querer. Recuerdo que lo primero que pensé nada más conocer Sanabria es que allí era imposible un incendio forestal. Era bien entrado julio pero parecía casi invierno. Había que dormir bien abrigado y la lluvia era frecuente. Mi sorpresa cuando me dijeron que era la base más problemática de España es comprensible. Ninguna otra base del ICONA tenía una hoja de servicios con más intervenciones. La clave la averiguamos mientras buscábamos piso. En aquella tierra quemar el monte era tan natural como respirar. Los mismos lugareños confesaban sus tropelías sin ningún rubor. El más consciente quizá lo consideraba como una simple trastada o gamberrada. Y que fuéramos el personal de la base del ICONA no les causaba la más mínima impresión ni les cortaba en absoluto. Aquella misma noche, tras emprender mi hermano el camino de vuelta a Madrid, mi compañero y yo salimos a pasear por la carretera local que unía Rosinos con la carretera general, entonces la N-525, ya que ahora es la Autovía de las Rias Baixas la que vertebra la comarca. Justo donde se acababa la escasa luz del pueblo había un banco con cuatro ancianos de charla. Un metro más alla casi no se veía la calzada de la carretera. Saludamos al pasar y nos devolvieron el saludo. Cuando ya los habíamos sobrepasado y empezábamos a adentrarnos en la oscuridad uno de ellos nos dijo riendo: "Cuidado nos os coman los lobos". Nos reíamos y seguimos adelante. Al final de aquel verano ya sabíamos que no había sido ninguna broma. Sanabria delimita al norte con la Sierra de la Culebra, cuya divisoria de aguas sirve de linde con la vecina León, siendo esta sierra el lugar con la mayor población de lobos de toda Europa.



322.2.- Refugio forestal situado junto a la Carretera GU-944 a la altura del P.K. 12+680 (Cobeta - Guadalajara).

Me acaba de llegar de repente su nombre. Nuestro radio operador se llamaba Lorenzo. Tan buena gente como Ireno. No era de Sanabria sino de Soria capital, y en aquellos lares era como ser de la Luna. Apasionado del cotilleo recuerdo la mañana que nos despertó a grito pelado porque acababa de morir Lady Di. Hasta que se aclaró mi cabeza tras el primer café pensé que nos advertía del fin del mundo. Era un gran profesional. Quien le hacía los relevos era todo lo contrario. Un chaval amargado que solo pensaba en engañarnos y sacar ventaja de ello. Quizá fuera comprensible. La media de edad del pueblo debía rondar los 75 años. Eso quiere decir que sus escasos habitantes habían entrado todos de lleno en la tercera edad, salvo los dos discapacitados, lo que antaño se denominaba como el tonto del pueblo, uno de los cuales era hermano suyo. Había también una chica con Síndrome de Down que se pasaba el día caminando sola por las callejuelas de Rosinos y hablando en voz alta consigo misma. Conozco el percal. Los familiares acaban cansándose y se desentienden. Conocí otro caso en Torrelodones, pero aquel chico tenía un cociente intelectual notablemente más cercano a la normalidad. En Sanabria, como en otras zonas de la España profunda, el matrimonio entre parientes es bastante habitual. Un día que fui con mi familia, que estaban de visita, a las playas de baño del Lago de Sanabria a pasar la tarde, cuando vi llegar un coche con una familia hice la siguiente afirmación: "Si son más de tres niños ya veréis como uno es mongólico". Si, use ese término. Cuando vi salir del coche al cuarto niño y comprobé que, efectivamente, tenía Síndrome de Down, me sentí un canalla marisabidillo. Sus hermanos, pequeños como él, lo trataban con enorme cariño. Pero el mayor problema de Sanabria es la despoblación. La región es habitada solo por los abuelos, que viven en las mismas casas de piedra caliza y pizarra en las que vivían sus padres. Los hijos emigraron en los años 60s y 70s a Madrid y Barcelona en busca de trabajo. Era particularmente llamativo el gran número de taxis de Madrid que veíamos. Los hijos aun sienten apego por su tierra y vuelven cada verano, único periodo en que Sanabria es habitable. Los nietos también vuelven, pero ya no se sienten en la mayoría de los casos de allí. Los que se van independizando se van librando de tener que visitar a los abuelos.

Nuestro casero, el alcalde, dueño de la única tienda de Rosinos, si es que aquello merecía tal nombre, nos alojó en una de sus muchas casas. la mayoría de las del pueblo, buena parte de ellas deshabitadas, eran de su propiedad. De hecho eramos vecinos al norte y al sur de sendas pocilgas. En Rosinos los cerdos casi vivían mejor que las personas y tenían casas propias. La gran cantidad de moscas que teníamos en casa pudo explicarse cuando averiguamos quienes vivían en nuestro entorno. Estaba prohibido dejarse una puerta o ventana abierta. Tampoco era tan grave porque en Sanabria jamás hace calor. Son 3 meses de primavera u otoño, según el clima del año sea mejor o peor, y 9 de crudo invierno. Si querías leer el periódico necesitabas ir a la gasolinera de la N-525, que estaba a unos 20 kilómetros. El panadero visitaba el pueblo en su furgoneta cada dos días, por lo que uno de cada dos días el pan era de ayer. No había tiendas ni bares ni posibilidades de ocio. Supe aquel verano lo que es vivir en el ámbito rural y no lo quiero para mí, por mucho que me guste el monte y la España profunda. Pero para visitarla, para recorrerla, quizá con calma, pero estando sólo de paso.



322.3.- Refugio forestal existente en la confluencia de la Carretera GU-944 con el acceso a la Localidad de Cobeta (Guadalajara).

El antiguo ICONA había desaparecido y las escasas propiedades, funciones y competencias que aun le quedaban eran asumidas por la Dirección General de Medio Ambiente, la administración de los medios aéreos de extinción de incendios y algunas competencias relacionadas con los Parques Nacionales, que son ahora básicamente de las Comunidades Autónomas. La base tenía asignados dos aviones de descarga Drommader, de fabricación polaca. En realidad la patente era de aquel país, pero se fabricaban en diversos sitios. Estos aviones suelen motejarse como camellos, por su aspecto. Son pequeños y cuentan con un depósito con una capacidad para unos 2.500 litros de agua. Si se trata de un líquido de mayor densidad la capacidad es menor. Se usan en extinción de incendios, arrojando el agua de los depósitos sobre el fuego en una sola descarga tras un picado. Agua normal o mezclada con retardantes del fuego, que aumentan la eficacia del líquido, pero también su peso. Los dos aviones pertenecían a una empresa particular de dos pilotos andaluces bastante veteranos. Se alquilaban los aviones, con un número máximo de horas de vuelo, creo recordar que 150 por cada aparato, pero sin cantidad mínima. Eso se traducía en que los pilotos eran reacios a volar y trataban de evitarlo si era posible. A nuestro jefe en Murcia lo conocimos el primer día y luego fue a visitarnos a Caravaca dos o tres veces. Al de Zamora, que trabajaba en Valladolid, solo lo tratamos por teléfono. La base contaba con una pista que era un auténtico lujo. Más de un likómetros de pista asfaltada, más que suficiente, según nos dijeron, para que aterrizara un hidroavión Canadair CL-215 de los del Grupo 43 del Ejército del Aire. Los pilotos andaluces estaban más que satisfechos, aunque ellos al aterrizar realizaban el primer contacto con el suelo antes de la pista, porque decían que el asfalto era más abrasivo para las ruedas que el suelo. Lo hacían para ahorrar llantas, era una empresa pequeña que tenía que mirar todos los gastos. Se habían dedicado a todo tipo de trabajos, sobre todo a la siembra desde el aire de los campos de arroz y fumigaciones. La pista estaba bien, pero la base apenas contaba con nada más, aparte de la valla que la delimitaba, y que no debía estar en buen estado porque no era infrecuente ver ciervos rondando por allí, al final de la pista, pero dentro de la base. Nuestra habitáculo, como el de los pilotos, aparte del nuestro, era apenas un chamizo sin servicios siquiera. Las necesidades había que realizarlas en el campo. Las que fuesen. Aquello soliviantó a los pilotos, que con razón consideraban aquello intolerable. El problema se agravó cuando nuestro jefe prohibió terminantemente al segundo día las salidas, fueran cuales fuesen los motivos. Los pilotos contaban con poder comer fuera y usar los servicios del restaurante o del hotel donde se alojaban. Aquello nos costó bastantes días de tensión porque trataron de que hiciéramos la vista gorda. El jefe estaba a muchos kilómetros de allí. No quisimos aceptar ese acuerdo y nos apuntamos los primeros tantos en contra. No entendían nuestra labor. La despreciaban incluso. Quizá sea injusto con ellos, pero mi experiencias con pilotos españoles, en la que incluyo mi conocimiento de la piloto de la Base de Caravaca, me dice que la mayoría de ellos sienten desprecio por todo aquel que no sea capaz de pilotar. Se sienten seres superiores al resto. Si aceptas esa premisa puedes llevarte bien con ellos y hasta es posible que se quiten las gafas de cristales tintados cuando hablen contigo para que puedas verles los ojos.