miércoles, 27 de octubre de 2010
56.- Puente viejo, al suroeste de Córdoba Capital
56.- Puente viejo, al suroeste de Córdoba Capital
En mi opinión ni el mísmísimo Taj Mahal es más hermoso que un mar de trigo. Si sirve para defender mi afirmación diré que vi el monumento con mis propios ojos y que al menos hablo con conocimiento de causa. Me impresionó mucho más que el mausoléo ver los cadáveres en el río que discurre a los pies de el peñasco en el que fue construido mientras eran devorados por los buitres con tranquilidad y parsimonia. Un campo de trigo con unas sola amapola. Lástima, por que el verde y el rojo combinan fabulosamente en el paisaje.
Debereis creerme si os digo que esta imagen muestra una colina situada entre la Autovía A-4 y el Río Guadajoz. La excusa para tomarla fue que esta zona iba a ser usada como préstamo para la obra del acceso al aeropuerto. ¿Que no sabeis lo que es un préstamo? Pues aquí estoy para explicar las cosas. Cuando haces una obra civil, en especial una carretera o línea ferroviaria, avanzas excavando el terreno en zonas de colinas y lomas, es decir, donde sobra, o aportando material en las zonas de hondanada y vaguada, es decir, donde sobra. Se trata de pegar la plataforma de la vía lo máximo posible al terreno, sin que haya cuestas pronunciadas. Si no es posible se excava un túnel o se construye un viaducto y Santas Pascuas. es lo que ocurre en el País, en general en el norte, donde las carreteras y líneas de ferrocarril apenas se entran en contanto con la superficie del terreno, o flotan sobre ella o bucean por el subsuelo. Uno de los objetivos en estas obras es lograr un equilibrio entre lo que sustraes (desmonte) y lo que aportas (terraplén). Si te falta material lo deberás buscarlo en otro sitio, excavarlo y transportarlo, y si te sobra tendrás que ocupar volumen de vertedero. Cualquiera de las dos opciones tiene un impacto notable sobre el medio ambiente. Una de ellas será en alguna medida inevitable, por que el equilibrio perfecto casi siempre es una quimera. Ver una obra en marcha de una carretera es como contemplar la labor de un gigante caprichoso. Una vez vi una en As Pontes que me dejó impresionado. En unos sitios parecía que un ser inmenso habia trazado surcos en las colinas con las manos. En otras que hubiera estado modelando, como con plastelina, estribos para los puentes o zonas de terraplenes. Construir una carretera tiene mucho de modelar el paisaje con voluntad de alfarero. Cuando las ves en proceso lo entiendes claramente.
La tierra del campo de cereal de la imagen fue extraida para ayudar a construir los estribos de los viaductos de paso del acceso al aeropuerto sobre la autopista la Autovía A-4 y el Río Guadajoz. Espero que tras los años volviese a subir la marea verde para anegar los ojos de los viajeros por aquellos parajes.
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