domingo, 18 de diciembre de 2011
239.- Valle del Reguero Puerco (Salas - Asturias).
239.1.- Horreo de Figares (Salas - Asturias).
El hórreo de Figares, que puede verse en la imagen tras la parcela de manzanos, iba a quedar, debe estar a estas horas de la noche, bajo un viaducto de la A-63, a su sombra. Es alto más habitual de lo que pueda parecer. En el norte las autovías y líneas de alta velocidad, sobre todo estas últimas que requieren de trazas son apenas desnivel, avanzan por el territorio a fuerza de viaductos conectados por túneles. El que cruza el valle recibió el nombre de Viaducto del Reguero Puerco. Tiene 162 metros de longitud y me lo imagino sobrevolando el territorio como un gigante totalmente ajeno a lo que pisan sus pies. Para eso está en realidad la gente de medio ambiente, para evitar que pisen lo menos posible a elementos del territorio con valor natural o cultural. Y si no hay más remedio que lo hagan tratar de aplicar paños calientes. En este caso, bastará con jalonar el elemento de patrimonio etnográfico para que durante las obras el personal sepa que lo que se ha acotado es territorio prohibido.
239.2.- Valle del Reguero Puerco (Salas - Asturias).
A la sombra imaginaria del futuro viaducto, en realidad actual, porque puedo verlo en las imágenes de satélite de Google Maps, busqué el punto exacto de intersección del Reguero Puerco. En realidad si la carretera sobrevuela el curso fluvial no se produce daño, salvo que el cauce se ancho y haya que construir un pilar del puente en su lecho. Es algo que lógicamente se evita. En este caso el arroyo es tan solo un pliegue del terreno que evacua las aguas de escorrentía tras los aguaceros. Sin embargo, en Asturias todos los cursos fluviales se delatan por su vegetación de ribera, siempre de mayor entidad que la que cabría esperar por la importancia del cauce (el que nos ocupa siquiera está dibujado en los mapas a escala 1:25.000). La del Reguero Puerco tal vez no impresione, está compuesta por algunas zarzas y pues aislados de arbolado, pero para si la quisieran muchos ríos pequeños de Castilla. Vale, estoy exagerando. El valle forma una V cuyo vértice inferior ocupa el reguero, con pastizales aterrazados en la ladera contraria y una gran mancha de bosque en aquella por la que discurro en la imagen. Hay vacas y caballos pastando y al fondo del valle puede verse la localidad de Arrojo, otra minúscula agrupación de casas sin apenas actividad. Llegará el día en que todo asturiano de aldea sin excepción pueda asomarse a la ventana de su caso y disfrutar de la hermosa vista de un viaducto de hormigón armado. En todo caso no será por los importantes esfuerzos que se están realizando para conseguirlo.
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