sábado, 31 de marzo de 2012
263.- Mirador del Tombo (Caín - León)
263.1.- Mirador del Tombo (Caín - León).
Solo ví un rebeco en mi vista a Caín, y fue este de color rojo y moldeado en hierro por José Luis Coomonte, un escultor zamorano, concretamente de Benavente. Los trabajadores de la obra y algún aldeano de Caín mi advirtieron que había muchos. Pero debían andar muy arriba, en las cumbres blancas de caliza y nieve. El Mirador del Tombo, situado en el Valle de Valdeón, más allá de Cardiñanes, fue inaugurado en 1964. Entonces supuso una gran alegría para la comarca, un hito, una gran inversión turística. Lo cierto es que desde entonces no han habido más. Desde arriba de una columna de bloques de piedra sin tallar ni pulir, el rebeco mira a quienes acceden al mirador como si quisiese incitarles a asomarse. Al fondo queda el desfiladero por el que el Río Cares atraviesa los Picos de Europa para poder precipitarse hacia la Cornisa Cantábrica, situada unos 1.500 metros más abajo.
263.2.- Mirador del Tombo (Caín - León).
El mirados se sitúa justo en la linde de la carretera, en una colina en mitad del valle que ofrece panorámicas hacia adelante y hacia atrás del sendero, con un farallón de piedra tapando su costado. El relieve es insospechadamente complicado. Al recorrer este primer tramo de la carretera a Caín desde Cardiñanes a uno le asaltaba la duda de si podría completarla. Aunque lo cierto es que siempre que venía un coche de frente, por complicada que fuera, siempre se acababa encontrando una solución. El moteado del liquen sobre la piedra caliza la hace parecer gneis o granito desde la distancia. Blanco que ha tornado al gris para poderse diferenciar de las nubes y no volar con ellas empujado por el viento. Abajo en el valle, a la izquierda en la imagen, un par de prados y una granja ganadera en una zona algo más llana le dan el contrapunto al paisaje y lo humanizan un tanto.
263.3.- Mirador del Tombo (Caín - León).
Por alguna razón los farallones de roca avanzan en paralelo y tienen casi filo. Probablemente fueron tallados así por el hielo cuando toda esta zona era un inmenso glaciar. No pretendo entender la lógica del hielo, ni sus costumbre, pero el resultado de su obra, si es que es ciertamente el responsable de lo que vemos, es magnífico. Las nubes parecen rasgarse con el filo de las montañas y una bruma de lluvia cae y se deposita mansamente sobre el valle, sobre las piedras y los árboles, como el polvo sobre los muebles de en una casona vieja. Regueros de árboles delatan la líneas de drenaje del terreno existente entre las paredes paredes calizas. Es un paisaje desproporcionado, hecho a la medida de gigantes.
263.4.- Mirador del Tombo (Caín - León).
El censo de parejas de buitre leonado (Gyps fulvus) es de 95. Se mantiene en esa cifra porque con una mayor posiblemente se incurriría a superpoblación. Me pregunto si en estos farallones habrá algún nido. Sería un lugar ideal, cerca de ambas vertientes, aunque supongo que la leonesa ofrece menos posibilidades al estar peor organizada la ganadería. Este ave se alimenta de las cabezas de ganado que mueren. Por lo visto hay tan abundancia de alimento que se han tratado casos de empacho en algunos individuos. Otra especie que ha entrado en el Parque Natural es el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Estas dos rapaces carroñeras podrían ser inquilinas de los macizos rocosos que se ven en la imagen y no cabían en una sola foto, por lo que tuve que hacer un montaje con las dos anteriores. parece ser que la garganta del río Cares es una zona de gran abundancia de buitres. Algunos vimos sobrevolar las obras de la carretera Cardiñanes-Caín, pero es una ave que cubre mucha distancia en sus desplazamientos diarios y verla no implica que habite en uan determinada zona, Sin ir más lejos, en Madrid se la puede ver a veces sobrevolando muy alto la ciudad. Cuando removieron los lodos del Río Manzanares durante el soterramiento de la M-30 se llegaron a ver concentraciones notables de individuos trazando círculos sobre la urbe. A saber que es lo que vieron o creyeron ver desde allí arriba.
263.5.- Mirador del Tombo (Caín - León).
Podríamos situar aquí el arranque del camino a Caín desde Cardiñanes. El desfiladero se va estrechando poco a poco hasta que el río ocupa prácticamente todo el espacio disponible en el valle, con un tramo ya cercano al final en que la plataforma de la carretera antigua hubo de ser excavada en parte en la propia roca. No es raro que los musulmanes pararán su avance en esta zona durante la conquista de la Península. Un lugar como este es perfecto para una emboscada. Un ejército debería cruzarlo con una estrecha columna y quizás el riego fuera excesivo para lo que ellos consideraban poca recompensa, las tierras feraces del norte, poco propicias para la agricultura. Lloviendo en pleno agosto. La imagen neblinosa y el carácter sombrío del día da una idea de lo que puede esperarse en el techo de León. Apuesto que esta garganta rocosa se corta por la nieve y el hielo casi todos los inviernos.
viernes, 30 de marzo de 2012
262.- Mirador del Puerto de Panderruedas (Soto de Valdeón - León)
262.1.- Mirador del Puerto de Panderruedas (Soto de Valseón - León).
Parque Natural de los Picos de Europa. Soto de Valdeón (León). Recorrí esta carretera, la LE-244, tres veces, y gracias a Dios dejé testimonio de mi paso con esta y unas pocas fotografías más, porque sino habría pensado que ese verde en la tierra, ese blanco en el cielo y en las montañas son solo frases murmuradas en mitad de mis sueños. Paré, supongo, porque por mucho que desees regresar siempre hay nostalgia en la partida. Era el segundo viaje de regreso desde Caín, así que aun recorrí esta carretera dos veces más. Y espero hacerlo algún día contigo. Dentro de un año, tal como te dije. Un año para saber si todo esto no se deshace como las nubes en el viento, para que me de tiempo a atreverme a enfrentarme a tí, a aprender a dominar el temblor del alma cuando te hablo y te escucho, a desgranar sentimientos de sueños cuando cosecho los momento que pasamos juntos. Pararemos aquí, en esta curva, y será un instante mágico que repetiré, esta vez no en soledad sino contigo. Memoria del verde tapiz y de tu rostro moreno. Diminutas y claras las montañas a lo lejos como inmensos y oscuros tus ojos cerca de mi. Temo que si llego a abrazarte no sea capaz de separarme nunca más de tí.
La localidad que se adivina al fondo del valle a la izquierda es Soto de Valdeón. Es el camino por el que vine. Atrás quedan Posada de Valdeón, Cardiñanes y Caín, todas dentro del Parque Natural. Delante Riaño y Boca de Huérgamo en las riberas del embalse. Lugares. Las montañas marcan la divisoria entre Castilla y Asturias. Justo en lo alto de la otra pendiente se sitúa Caín, que fisiográficamente pertenecería al Principado. Son montaña blancas, grisáceas en días umbrosos, distintas de las que suelen verse en otros territorios de España.
262.2.- Mirador del Puerto de Panderruedas (Soto de Valseón - León).
Localizar el lugar desde tomé esta serie de fotos no ha sido fácil tras los años que han pasado. Al final he podido identificar las tres casas de la imagen y el caminito que las separa en Google Earth. El punto se sitúa en una curva de la LE-244 al suroeste de Soto de Valdeón. Luego por casualidad he encontrado fotos casi idénticas radicadas en el Puerto de Panderruedas. Parece ser un lugar típico de parada en la ruta hacia el Parque Natural, además de inicio de muchas rutas de senderismo programadas. Los bosques que cubren las laderas son hayedos y robledales. Los hayedos son arboledas umbrías, muy hermosas para ser recorridas por dentro, con prodigiosas variaciones de color a lo largo del año, la panacea de los bosques a decir de muchos, las formaciones vegetales que suponen el máximo en el aprovechamiento de los recursos energéticos que da el medio. Son formaciones climácicas que se alcanzan después de una lenta evolución de la vegetación desde los estadios más primitivos, con líquenes y musgos deshaciendo las rocas desnudas para empezara formar los suelos, hasta estos imponentes ejemplos de las maravillas que puede ofrecer la naturaleza. Los ecologistas durante años reprochaban a los ingenieros de montes que no repoblasen con hayas los montes desnudos, ignorando que antes de alcanzar la fase de hayedo es necesaria la intervención de otras especies colonizadoras, como los pinos.
262.3.- Mirador del Puerto de Panderruedas (Soto de Valseón - León).
¿Que piensas al ver esta imagen?¿Vendrías conmigo? Quiero perderme contigo en esta geografía, caminar juntos bajo el dosel de los árboles, perder de vista la civilización para que nuestra relación parta desde los supuestos mínimos. Lo que ocurra no lo ha de saber nadie. Tampoco tiene que haber reglas, ni metas. Siquiera una definición concreta para lo que supone que estemos juntos. Solos tu y yo, como tantas madrugadas. Hacer del bosque un refugio para los sueños. Solo hablar, si es lo que quieres, si es lo que impone la situación, aunque no se como podré soportar esta hambre de siglos por la carne de tus labios.
262.4.- Mirador del Puerto de Panderruedas (Soto de Valseón - León).
Son los amores no correspondidos los que crean la belleza en el mundo. He tenido esa intuición hace un momento, mientras limpiaba el baño de la mugre de muchos días. Todo ese sentimiento que no converge hacia ninguna parte, que esquiva el ser amado y el que ama rechaza albergar de nuevo cuando regresa la marea. Toda esa pasión, esa lírica derramada como vasos que se colman de agua de lluvia. La belleza es un estado de ánimo que vibra en el corazón de quien mira. Amarlo todo por que no pueden amar a alguien. No amar nada porque ese amor te desborda. Lo se, me estoy engañando, el amor no correspondido es el que no da frutos, el que se marchita y se pudre, el que nada significa. Tal vez ser útil para quienes se aman entre lo verdadero, a eso se limita todo, a no estorbar a quienes miran el paisaje con ojos que entienden la belleza, a no interponerse en la trayectoria de su mirada. Si he de volver aquí habrá de ser solo. 12 horas tan solo para saber la respuesta. Sería injusto por mi parte no estar agradecido.
262.5.- Mirador del Puerto de Panderruedas (Soto de Valseón - León).
Las nubes muerden las cumbres con sus dientes blancos y fríos. Hay un claro en el bosque que parece el ombligo de la montaña. La verde carnalidad de los árboles. El mundo visto en relieve. Tan solo un segmento de recta entre tantas líneas curvas, un trozo de carretera en la cintura del valle. He de caminar sobre las zarzas para obtener la fotografía, asomarme al precipicio, aceptar la compañía de testigos mudos que me precedieron en esta breve caminata. Luego vuelvo sobre mis pasos para no regresar nunca.
Waiting in vain - Annie Lennox (Serendipity Sountrack)
miércoles, 28 de marzo de 2012
261.- Boca de Huérgano (León)
261.1.- Puente romano de Boca de Huérgano (León).
En la Carretera N-621, poco antes de llegar al Embalse de Riaño procedentes del este, esta la pequeña localidad de Boca Huérgano, junto a la cola del embalse, en donde es abastecido por el Río Yuso. La carretera discurre en paralelo a este río, pero el desvío a Basende, la Carretera L-421, después de cruzar el pueblo cruza el río mediante un puente romano recién rehabilitado. Le quitaron entonces las vigas de refuerzo que luce en la imagen y se le dotó de iluminación.
261.2.- Río Yuso a la altura de Boca de Huérgano (León).
Un tractor sobre el lecho de un río no es una imagen habitual. Tampoco deseable. Contradice todos los códigos. Falta visión a la izquierda de la imagen, pero da la sensación de que la máquina está realizando un vado. O quizás deshaciéndolo. No tiene mucho sentido ya que la imagen estaba captada precisamente en un puente, el de la imagen anterior. El bulldozer está trabajando como delata la columna de humo que se eleva junto a él.Ni que decir tiene que estoy rabiando por el encuadre de la única imagen del río que capté, porque no me explica suficientemente que hace y hacia donde se dirige la máquina, y porque en el margen contrario de la foto la casa queda cortada. Es el punto donde el río empieza a ensancharse por la presencia del pantano. Las aguas se detienen y hasta retroceden. El tramo es coto pesquero, imagino que truchero por ser río de cabecera de cuenca. Aunque el pantano abre el abanico de las posibles capturas a los ciprínidos. Nada tan decepcionante como las truchas naturales. Resultan ser más sabrosas y mejor comida las de factoría. Lo descubrí en un viaje a sanabria siendo niño. Tortilla de patata, escalope milanesa y trucha a la navarra fueron mis tres comidas habituales siempre que salía a comer con mi familia o estábamos de viaje. Luego se convirtió en una costumbre. La tortilla española la pedí incluso en Katmandú y me trajeron una francesa. Quise explicar la afrenta nacional que suponía ese error, pero al serme totalmente imposible hacerme entender me contenté con avisar que lo que pedía incorporaba patatas. Me retornaron el plato con una tortilla francesa con guarnición de patatas fritas de bolsa. Claro, que peor fue lo de mi padre, que pidió Juliana Madrileña y le sirvieron gelatina. Ni siquiera era líquido. De todas maneras nos dio orgullo saber que al pie del Himalaya llegaban los ecos de nuestra España.
261.3.- Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina (León).
Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina, visto desde Boca del Huérgano (León). El acceso a la Cornisa Cantábrica desde la Meseta es muy tortuoso y complicado. Ruta difícil casi siempre equivale a paisaje hermoso. Final de montañas una detrás de otra. Y tras ellas la inmensa llanura elevada. En algún lugar del paisaje hay emboscados dos embalses: El Embalse de Compuerto y El Embalse de Camporredondo". Por esas montañas del fondo, que son las del norte de la provincia de Palencia, corretea el oso cantábrico (Ursus arctos cantabricus). Lo descubrí hace poco. También en León hay ejemplares. Hasta hace poco pensaba que esta especie vivía confinada en lugares muy concretos de Asturias y en los Pirineos. Pero quizá empiece a expandirse. Nunca lo creí posible. El lobo tiene menos problemas para convivir con el hombre, es más bien el hombre quien los tiene para compartir su tierra con este animal. Posiblemente con razón. Pero el oso siempre supuse que tenía más exigencias. Y no tengo claro si me alegro o no. No debe ser divertido toparse con uno en donde Cristo perdió las sandalias, lejos de la civilización, de los lugares donde buscar socorro. De norte a sur, especies que se creían en trance de extinción están recuperando el terreno perdido. Esperemos que haya lugar para todos. Por lo que respecta al lobo ya ha llegado a la sierra al norte de Madrid y causa problemas a vecinos y ganaderos. Veremos si el oso es capaz de cruzar la llanura castellana.
261.4.- Entorno de la Carretera LE-241 a la altura de Siero de la Reina (León).
En el entorno de Siero de la Reina no solo es posible encontrar osos, aunque de verdad que me cuesta creerme tal posibilidad, estoy chapado a la antigua por lo que parece, sino también el urogallo, habitando los hayedos, corzos y gamos. En la cumbre de la imagen, cuyo nombre he intentado averiguar sin éxito en Google Maps, un repoblado de pinos ocupa el terreno. Supongo que de pino silvestre, ya que la altitud en mucha, en torno a los 1.400 metros sobre el nivel del mar. Esa compacidad en la masa arbórea, las líneas tan rectas en su borde, me recuerdan los pinares que pueden verse cuando comienza a subirse hacia el puerto de Somosierra desde el norte por la Autopista A-1.
261.5.- Entorno de la Carretera LE-241 a la altura de Siero de la Reina (León).
Se trata de una carretera hermosa, bien trazado según recuerdo, donde se podía alcanzar cierta velocidad, sin grandes pendientes y con curvas no muy pronunciadas. Y por supuesto con un paisaje extraordinario. He tenido que colegir el lugar de las fotos consultando mapas y extrapolando a partir de la hora de las fotos. A 10 minutos exactamente de Boca de Huérgano. Tampoco la herida visual de la vía es mucha, ha sido bien integrada en el paisaje y apenas se vislumbra. La hora es también la propicia, sin sombras y con un sol muy alto como solo puede conseguirse en verano. Tengo que volver aquí y viajar despacio. En verano las temperaturas son suaves y es un destino razonable. Quiero volver acompañado. Se con quien. Que Dios me de coraje para intentarlo y suerte para conseguirlo.
domingo, 25 de marzo de 2012
260.- Embalse de Riaño (León)
260.1.- Embalse de Riaño (León).
El Embalse de Riaño estaba en mi ruta de acceso a Caín. León es una provincia con infinidad de embalses y lagos. Las veces que he estado al menos he pasado al lado de uno. En la ruta de acceso a Asturias por la A-66 se pasa al lado de uno bien hermoso. El color del agua tan claro es como poco singular. Y las montañas tan blancas, tan características de León, son de una belleza que emociona. En estas montañas se refugiaron los últimos godos y desde ellas se reconquisto España. Tres tonos de verde, otros tres de azul y unas gotas de blanco. La tonalidad de la imagen confiere al conjunto un aspecto de fotografía antigua. La lámina de agua está baja y muestra las encías de las orillas. Estábamos en plena sequía.
260.2.- Embalse de Riaño (León).
No me acuerdo bien, pero creo recordar que escapé de Caín casi sin despedirme. Comí en Riaño y aproveché unos minutos para tomar algunas fotos. Las vetas de verde en la lámina de agua probablemente se deban al reflejo de las nubes del cielo. Ojalá hubieras estado ahí para darme una razón para demorarme toda la tarde. Cuando vas solo a veces te puede la prisa. Compartir las cosas te ayuda a saborearlas. Y tendrías que ser tú porque no puedo evitar quererte. Y no es que trate de evitarlo, mi amor no puede causarte ningún mal que yo prevea, pero tal vez de otra manera sería todo más fácil. Hablar contigo es como caminar sobre el alambre. La emoción, la falta de equilibrio, el angosto espacio disponible para negociar el corto trecho que nos separa. Tan hermoso tenerte en mi vida, tan inquietante tratarte, tan sorprendente escuchar como zumba mi corazón, como un panal, cada vez que te me acercas. Quererte es una emoción tan diminuta comparada con el azul del agua que tengo la esperanza de que jamás llegues a descubrirlo.
260.3.- Embalse de Riaño (León).
La presa de la Remolina es la que da lugar al Embalse de Riaño al detener las aguas del Río Esla. Este río no se escapa de Castilla-León como el Cares y vierte en el Duero, a cuya cuenca pertenece. La presa tuvo una enorme controversia en su momento, porque el pantano anega a 9 localidades, entre ellas la que le da nombre. Los desalojos forzosos de viviendas dieron lugar a serios altercados, con cargas policiales de antidisturbios contra los paisanos afectados que se manifestaban en contra de la obra. El pueblo leonés debe ser muy aguerrido. Una de mis últimas escapadas a Asturias coincidió a la vuelta con una huelga de mineros que cortaron la A-66 en el tramo final antes del peaje en León. Nos tenían detenidos más de media hora cuando me decidí a averiguar que pasaba. Fui hasta la cabecera de la caravana de coches, de la que no estaba muy lejos, y vi un camión de gran tonelaje atravesado en la calzada impidiendo el avance de los vehículos. Evidentemente había sido colocado así aposta por los mineros. Llegué hasta ellos y les pregunté que ocurría. Es verdad que a veces el enfado me nubla el entendimiento, porque fui demasiado enérgico en mi protesta. Pregunté que pasaba y me respondieron que estaban en conflicto con las autoridades. Le pregunté a quien me lo había dicho si yo también formaba parte de su enemigo porque aquel corte de la vía a quien estaba perjudicando era a la gente común como yo, que me tenían parado y me quedaba mucho trecho hasta mi destino. El tipo mantuvo la calma a pesar de mi tono destemplado. A todo esto no pude dejar de reparar en que cada minero llevaba en la mano un grueso bastón de madera con el que fácilmente se podía descalabrar al más cabezón y con el cráneo más duro. Cuando nos dejaron seguir y alcanzamos el peaje estaban llegando los antidisturbios. Parecía el desembarco de Normandia. Cientos de policías pertrechados con rifles y escudos saltaban de camiones de transporte. Lo que estaba por suceder no era ninguna broma. Ahora lo siento por aquellos hijoputas porque tenían bemoles. Aquella noche no había dormido apenas y quizás eso explique tanto mi inconsciencia ante los manifestantes como el que estuviera a punto de dormirme media docena de veces en el viaje.
260.4.- Embalse de Riaño (León).
Aun no te has ido y ya te hecho tanto de menos. Fue tan hermoso conocerte, descubrir la parte de mi que conecta contigo, que existe porque tú existes. Una vez me dijiste que no se nada de tí. Siempre es tentador dar la razón a la sensatez. Nuestro encuentro no es racional, se produce en el ámbito de lo ilusorio, del deseo y no de la certeza, de lo virtual por más que sea inevitable y necesario. Quererte es un ejercicio de fe en que la ternura es posible. Perderte será la confirmación de que la madrugada le gana terreno al mediodía, pero eso es solo astronomía, el lenguaje de los astros. Tan chica que cabes en mis manos abiertas, presta a volar lejos. Tan inconmensurable que no habrá horizonte capaz de abarcar tu recuerdo. Llorar no es una solución. Celebro ahora mismo los besos que nunca nos dimos, las palabras de amor que solo nos dijimos en los primeros momentos. Perdí la costumbre de hablarte cuando ambos nos asustamos de lo que nos ocurría y decidimos desandar el camino. Si es que alguna vez lo recorrimos, porque recuerdo haberte querido desde el primer temblor, desde la primera emoción y si ahora me siento abrumado cuando te tengo delante es quizá porque me he querido explicar a mi mismo este misterio de quererte tanto. No, no es que dude de mi amor, solo que me extraña ser capaz de tanto. Mi corazón se volvió un atleta del sentimiento instantes antes de tu primer "te quiero". Ahora arrastra los pies anticipando tu ausencia. No, llorar no es la solución. La vida volverá a traerme tu alma niña, volveré a vigilar tus sueños, a habitarlos, a ser protagonista del cuento de hadas que te leerán para dormirte. Mi niña, mi amor, adiós más que una palabra triste es inexacta. Estarás conmigo, viviré contigo, existiré por tí, aunque te hayas ido.
260.5.- Embalse de Riaño (León).
Una vez dije que me gustan las mujeres que me hacen sonreir. Nadie pareció entenderlo. La ternura contra la pasión. Es un debate permanente en el que parece que llevo siempre las de perder, que en realidad he perdido infinidad de veces. Ese impulso de besar su frente, así es como me descubro enamorado de alguien. No con ganas de destrozar, de invadir, de hacer que arda todo, sino con instinto protector, entrecerrando los ojos para que llegue el sueño. Sentir el tacto en los labios. La ternura puede ser infinita, como infinita es su paciencia. La pasión es solo un suspiro que no soporta las demoras. La ternura puede ubicarse en un lugar concreto del sentimiento y de la geografía del otro, en un rasgo o de un gesto concretos hacia el que tienden las manos o los labios. La pasión en cambio se propaga en todas direcciones y lo consume todo, cualquier combustible sacia su fiebre y su sed, no atiende a nombres ni a razones, lo mismo ama que agrede, lo mismo se obsesiona que traiciona. Aunque a veces reconozco querer transgredir todos los límites, punzar hasta rasgar el lienzo de la cordura, santiguarme tras mojar mis dedos en la humedad salada de tu sexo, ser ceniza después de gozar de tí para que luego me resucites, perderme en el laberinto de tu cuerpo para vagar hasta el fin de los días en el desvarío de tu piel morena. Tus ojos grandes porque me miran, tu cuerpo pequeño que puedo abarcar como un imperio, la tibieza de tus manos sobre mis mejillas, el candor de tus labios que son promesa de confites, el contagio de los cuerpos y sus temblores. Me haces sonreir, eres mi fiebre.
sábado, 24 de marzo de 2012
259.- Carretera de Cardiñanes a Caín (León)
259.1.- Carretera de Cardiñanes a Caín (León).
Supongo que no debí aceptar aquel trabajo, aunque luego todo ocurrió según esa máxima tan española de "nunca pasa nada". Reconozco que anduve intranquilo aquellos días, superado, aunque no diera esa imagen. Más pensando que debía enfrentarme a mi peor pesadilla, la de enfrentarme a un grupo de gente representando algo. Me manejo genial con las personas, cuando las distancias se acortan, pero pésimamente con grupos. El trabajo estaba relacionado con la carretera que une Cardiñanes y Caín, dos pueblecitos de Los Picos de Europa, en las montañas que separan Asturias de León. Era entonces tan estrecha que dos coches que se cruzaran procedentes de sentidos contrarios podía convertirse en un acertijo de solución imposible. Doy fe por que hube de recorrerla unas cuantas veces y los encuentros se resolvían acudiendo a espacios en la carretera que casi no existían, con barrancos en uno de los lados, con más decisión que pericia. Cunducción prestando atención a los lugares más anchos, demorando la marcha en sus proximidades y acelerando en los tramos angostos. Estaban construyendo una carretera nueva casi en voladizo, ensanchando las hechuras de la ya existente. El ingeniero de caminos que llevaba la obra quería tomarse unos días de vacaciones y debía suplirle 3 fines de semana. Yo soy ingeniero de Montes, y ahí radicaba el problema. Teóricamente mi formación abarca la construcción de pistas forestales, pero mi práctica era nula. Me aseguraron que mi cometido se limitaba a estar allí, ha pasearme a la vista de todos, que de la dirección de la obra y de la toma de decisiones ya se encargaría un capataz de obra. Y con esa garantía y una hacer constar de mi nula operatividad hacia Caín que me fuí, con más angustia que otra cosa. El primer día iría con el ingeniero que debía suplir. El viaje fue agradable, por rutas secundarias. Hacia León por Burgos y Palencia, alcanzando Los Picos de Europa a través de Riaño. Camino hermoso, fresco a pesar de agosto, cuajado de verde, de bosques, de montañas y de vegas con plantaciones de chopos. A mi llegada ya tenían muy avanzado uno de los tramos de la carretera remozada, el que se ve en la imagen, con el río Cares discurriendo por el fondo del barranco.
259.2.- Carretera de Cardiñanes a Caín (León).
Una carretera excavada en la roca en su primera versión. El ensanchamiento en su tramo final, que ha de acometer la travesía de las montañas, de traspasar la divisoria de aguas, era casi pura artesanía. Con pavimento de cemento, que tal vez supeditaba la estética a la funcionalidad. Al problema del cruce de coches se unía el enorme flujo, en especial los fines de semana, de caminantes practicando treking. Ascienden por la vertiente leonesa, en autobús o a pie desde algún pueblo cercano, y luego acompañan al Cares en su descenso por la vertiente sur de las montañas. Un paseo denominado La Ruta del Cares, de dificultad moderada al ser en pendiente y cuesta abajo. Muchos dejan el coche en el extremo asturiano del recorrido. A este tráfico peatonal había que darle espacio en la carretera. Una franja de medio metro en el borde más cercano al río sería marcada con el suelo de otro color, y se discutía se dotarla de alguna tipo de separación física del ancho para coches para evitar la invasión de estos de la franja para peatones. Esta foto corresponde a mi tercer y último fin de semana (23 de agosto de 2006), mientras que la anterior al primero.
259.3.- Carretera de Cardiñanes a Caín (León).
Allí estuve 6 días, mirando mucho, tomando fotos por hacer algo, por fingir que controlaba las cosas, callando para no delatarme y tratando de aprender algo. Pregunté bastante y toleré abusos ambientales. Desde la obra corría ladera abajo del talud del río piedras, tierras y, lo que es peor, cementos y otros materiales de obra. Pero no estaba allí para ese cometido, aunque ver algunas cosas hacía que me dolieran los ojos. Un inspector ambiental supervisaba las obras y dejaba al parecer que la constructora hiciera de su capa un sayo. Pues bien. Bueno, mal, pero ya se me entiende, espero. Las dificultades de la ejecución de la obra eran extremas. El cemento llegaba en camiones cisterna desde la cementera más cercana, ubicada a muchos kilómetros, y tenía que acceder al lugar por esa carretera tan angosta. Se programaban los envíos en el calendario de obra para no retrasarla, y aun así se perdían horas esperando que llegaran. La centralización de la obra también era problemática. No era cosa de poner más trabas con asuntos de importancia menor realmente. Tampoco había mala voluntad y el estropicio era escaso. En el tramo de la imagen ya se había acabado la plataforma y se procedía a la construcción de la base del bordillo exterior a base de encofrados de madera, trecho por trecho.
259.4.- Carretera de Cardiñanes a Caín (León).
En la última curva, antes de llegar a la pequeña recta que desemboca en Caín, la carretera cruza el río Cares. Este tramo final no iba a ser modificado apenas. Tiempo brumoso en pleno agosto. Casi un lujo esos días en la alta montaña. Las montañas blancas, los derrubios en las pendientes casi verticales que rodeaban al pueblo. El Cares pasa de largo ante el pueblo y se precipita montaña abajo como en un tobogán.
martes, 20 de marzo de 2012
258.- Entorno del Puente Arbex (Lascellas - Huesca)
258.1.- Puente Arbex, sobre el río Alcanadre (Lascellas - Huesca).
El Puente Arbex fue construido durante la Guerra Civil, en 1938, por los nacionales, sobre los cimientos de otro puente tendido en 1830, a su vez construido sobre los restos de un puente medieval. Otra vez nos encontramos un ejemplo de como las rutas, los puentes en este caso, se trazan a lo largo de la historia por los mismos sitios. Los avances en ingeniería permitieron más tarde trazar el puente para el cruce del Alcanadre en la ruta Huesca-Barbastro por donde pasa ahora la N-240. Rebuscando en Google me entero que durante la construcción de la A-22, de la que la N-240 es ahora vía de servicio, hubo que cortar la circulación del viaducto sobre el Alcanadre y utilizar durante un día el Puente Arbex. Cuando yo lo conocí, dos años antes solo era usado por una explotación minera próxima al río, que aprovechaba la roca caliza para la fabricación de áridos para cementos. Por eso aparece en la imagen enblanquecido, como cubierto por una capa de harina blanca, la causada por los derrames de miles de portes en camiones.
258.2.- Ribera del Río Alcanadre (Lascellas - Huesca).
Esta es una de esas fotos que cuando la ves en casa adquiere sentido, ves que tienen su aquel. Se trata de un paisaje natural con dos intrusiones humanas: Hay un campo de labor, pero con forma de lengua, redondeada, con líneas curvas que ayudan a su fácil integración visual. Por otro hay un acopio de materiales, pero cuya forma imita, supongo que por mera casualidad, las forman que adopta el terreno en la zona. Así, delante justo del acopio hay una formación rocosa casi con idéntico perfil, pero en más pequeño, como si los mineros hubieran imitado lo que habían visto cerca. Casi parece un trampantojo, como si el terreno fuese un falso acopio o el acopio una falsa formación rocosa.
258.3.- Medidor de caudal cercano al Puente Arbex (Lascellas - Huesca).
Desde las instalaciones de la cantera podía verse en el río una pasarela junto a un desnivel, posiblemente un caudalímetro en el cauce. Si hubiera tenido menos pereza habría bajado al lecho del Alcanadre a tomar fotografías. Tampoco había investigado una posible ruta de descenso en el puente de la N-240. Eran más de las dos y tenía ganas de iniciar el camino de regreso a Madrid. Claro, ahora me arrepiento de esa debilidad, pero llevaba despierto y trabajando ininterrumpidamente desde las 6:30. Me quedaban unos 450 kilómetros de carretera por delante. Tener fotos desde la pasarela habría estado bien, investigar que era esa estructura con forma de ladrillo en la otra orilla del río, que aun me sigue intrigando.¿Quizás el pilar de un puente? El amarillo de las hojas de los árboles preludiaba el cercano invierno. Algo curioso en la foto es que parece haber sombras en la corriente de ambas orillas. En realidad la de la orilla izquierda si lo es, la de los árboles que crecen justo en la margen del río, mientras que la de la orilla derecha es solo el reflejo en el agua, y no sombra, del talud y la construcción existente en la ribera.
258.4.- Puente Arbex desde la explotación minera (Lascellas - Huesca).
Uno de los aspectos más relevantes de una obra pública es los movimientos de tierra que genera. Es uno de los factores que más pesan a la hora de decidir el trazado de una carretera o línea ferroviaria. Se proponen varias alternativas, tres o cuatro generalmente, y se evalúan los costes en dinero, los previsibles impactos sobre el medio (naturaleza y patrimonio) y los movimientos de tierra que genera. Para conseguir que la plataforma de la carretera o el ferrocarril no presente grandes desniveles, cuestas pronunciadas, se tendrá que aportar materiales al perfil del terreno en las zonas más deprimidas y excavar en las lomas y colinas. Como alternativa en ambos casos podrán construirse viaductos o túneles para salvar grandes vaguadas, ríos o montañas elevadas. Lo ideal es que lo que tenga que excavarse sea aproximadamente igual en volumen de tierras generadas a lo que deba rellenarse. Lógicamente esta es una situación un ideal que rara vez se consigue. Además, a veces los materiales que se excavan son de mala calidad y no pueden emplearse para terraplenes. Si hay déficit de material tendrá que conseguirse haciendo uso de lo que se denomina préstamos, zonas donde se excava con la única finalidad de conseguir material de relleno. Si sobra material o parte del excavado no puede utilizarse en la obra existen varias alternativas, que menciono en orden de preferencia:
1) Cesión de los materiales a otras obras del entorno, o a particulares para remodelación del terreno. Se da el caso de que algunas constructoras venden el material excavado a otras que ejecutan obras públicas cerca. Si la costa está próxima es muy habitual comprobar si se están ejecutando obras de ampliación en algún puerto. La construcción de un muelle es básicamente la colocación de dados de hormigón huecos que luego se rellenan con tierra. Las obras de ampliación del Puerto de Gijón, por ejemplo, absorbieron gran cantidad de las tierras excavadas en las obras de su entorno, ya que se necesitaban varios millones de metros cúbicos de material de relleno para la creación de las nuevas explanadas.
2) Relleno de huecos de canteras agotadas. Existen infinidad de canteras abandonadas en España, muchas de ellas incluso ilegales en su momento. Se da prioridad al relleno de estos huecos y su restauración mediante plantaciones o siembras, porque las canteras sin uso provocan un gran impacto visual.
3) Uso de vertederos autorizados. La escasez de vertederos es uno de los grandes problemas en la actualidad. En el norte, sobre todo en el País vasco, a veces se buscan vaguadas naturales, sin cursos fluviales reseñables, sin especiales valores naturales, que se rellenan con las tierras excedentes, que se estabilizan en el talud y se revegetan mediante siembras y plantaciones.
No suelo documentar fotográficamente las canteras cercanas a las obras, más que nada porque puede ser difícil encontrarlas, suelen ser muchas, y las fotos obtenidas no es habitual que sean estéticas, pero a veces ando escaso de imágenes para el reportajes y no me queda más remedio. Esta quedaba muy cerca de la N-240, había fácil acceso y a lo largo del día había fallado en varios de los objetivos que me había fijado.
258.5.- Río Alcanadre a la altura del Puente Arbex (Lascellas - Huesca).
El acopio justo a centímetros de la pared del río no parece emplazado en el mejor lugar precisamente.Recuerdo un vertedero de basura en El Molar cuyo acopio principal, en Madrid, situado justo al borde de la cabecera del talud de una vaguada muy angosta y empinada. El resultado era que toda la pendiente está rociada de detritus, plásticos y escombros. Lo que había arrastrado el viento, la lluvia, y la propia inestabilidad del acopio, que era enorme. Y se trataba de un vertedero controlado, una planta de tratamiento de RCDs, gestionado por la CAM, para darle más colorido al disparate.
lunes, 19 de marzo de 2012
257.- Río Alcanadre a su paso por Lascellas (Huesca)
257.1.- Puente de la N-240 sobre el Río Alcanadre ( Lascelles - Huesca).
Dijo no se quien no se cuando, aunque se que era inglés y que lo escupió allá por el siglo XIX, antes de que hubiera una red de ferrocarriles en España, que nuestro país jamás se desarrollaría porque su orografía impedía tender caminos al tren. No sabía este buen señor que del inconveniente se suele extraer la virtud, que de la escasez el método para el uso racional de las cosas. La selvicultura, la técnica para la explotación de los bosques sin agotarlos, se desarrolló como disciplina en Europa, donde los árboles son escasos, no en países tropicales donde abundan. La necesidad de dotar de viaductos y túneles a casi cualquier camino que se trace en casi cualquier rincón de España convirtió a nuestros ingenieros en los mejores del mundo. Tantos caminos en el aire, por necesidad no por capricho, han convertido nuestras carreteras, nuestros canales y vías férreas en breves paseos por el cielo. Cada día me gustan más estos puentes de pilares desnudos, a pesar de la fealdad del hormigón visto, porque parecen un desafío a que la próxima dificultad sea incluso más exigente. Son piezas prefabricadas que a veces ves transportar enteras por las autovías. En Despeñaperros son habituales los atascos por la agonía de esos camiones articulados al trazar las curvas cerradas de la A-4 en el puerto, a veces portando vigas inmensas, otras aspas de molinos de viento. A la altura del Río Alcanadre la N-240 se estira hacia abajo del precipicio para que el desnivel no se note. Un tobogán en curva precede al puente, y al llegar a su inicio y ver la honda fisura que el río ha creado en la piedra caliza es difícil no sentir algo de vértigo. No nací para volar, como prueba mi miedo a las alturas. Siempre que me asomo a un abismo temo caer por voluntad propia. Y si hay viento parece una incitación al vuelo. Apenas corre agua por el lecho del Alcanadre. También es escaso el caudal en el río de asfalto que lo sobrevuela. Llegué hasta la mitad del puente para fotografiar el eje del río, con muy escaso pasillo para caminar en el lateral de la vía. Algunos conductores hacían sonar sus claxons como protesta por mi temeridad. Supongo que algo de miedo portaba. Pero en la soledad no hay testigos. El beige de la roca en los paramentos casi verticales de la brecha en el terreno, el blanco ceniza del cemento fraguado, moldeado y estirado por las manos de un gigante, el azul lechoso de la franja inferior del cielo, la claridad de esta mañana, tan parecida a la de aquella, la palidez de tu rostro donde la luz de la fotografía se impone a tu piel morena. Para llegar hasta tí tendría que ser ingeniero, porque tu corazón fluye al fondo de un desfiladero que sobrevuelan mis sueños.
257.2.- Río Alcanadre a su paso por Lascellas (Huesca).
El Alcanadre es pura contradicción. Abre la roca en canal y vacía de vísceras el surco para encontrar su camino, como si fuera un río de montaña, al tiempo que al fondo de la trinchera traza meandros y fabrica playas de arena fina, como si fuera un río de llanura. El agua tiene filo, y es muy cortante porque el tiempo está de su parte, porque su falta de forma definida la dota de paciencia una infinita, capaz de superar cualquier obstáculo. La caliza es de color mostaza donde la sombra y del color del pescado ya cocinado donde el sol calienta. Hay un campo de labor en la terraza de la margen derecha y árboles que crecen muy juntos donde se juntan los paramentos verticales con los horizontales. Al final del camino que permite acceder hasta el lecho hay varios rulos de hormigón, vestigios de la obra del puente seguramente. La plataforma junto a la corriente es demasiado plana, está demasiado pelada de vegetación. Tal vez no sea obra del río después de todo, sino del hombre, que se cree con saber suficiente para ir corrigiendo en todas partes lo que hizo la naturaleza.
257.3.- Río Alcanadre a su paso por Lascellas (Huesca).
Al otro lado del puente, hacia aguas arriba del río, desaparecen las sombras. La futura A-22 cruzará el Alcanadre aprovechando la explanada del campo de labor de la izquierda para asentar el estribo oeste del viaducto. Más complicado parece la solución de la otra margen. Habrá de evitar el bosquete de pinos y la edificación, que parece ser una vivienda. Me gustaría estar allí para ver como lo han construido finalmente. Sería bonito volver a los lugares que estuve. Y alguna vez lo he podido hacer. Pero el tiempo normalmente pospone indefinidamente los reencuentros.
257.4.- Puente de la N-240 sobre el Río Alcanadre ( Lascelles - Huesca).
¿Por qué no pintar los puentes? En realidad no propongo camuflar como un camaleón la infraestructura para que se diluya en el paisaje hasta que parezca desaparecer. En realidad su presencia me gusta. El hombre también tiene cosas que decir en el paisaje. A lo que me refiero es a por qué no darle una coloración al material más acorde a su entorno. El verde de la vegetación es problemático porque los especies arbóreas visibles en la imagen son de hoja caduca por lo que el puente resaltaría más de lo normal en vez de menos en determinadas épocas del año. Pero una tonalidad en el cemento parecido al beige de la piedra caliza no lo creo complicado. En Lanzarote se ensayaron tonalidades para el asfalto de las carreteras parecidos al del malpaís, la lava solidificada, con el fin de integrar las vías de tráfico en el entorno. En todo caso, lejos de ser una agresión para la mirada, la visión del viaducto, la forma en que une una y otra orilla del desfiladero con la elegante curva de su plataforma, es sencillamente asombrosa.
sábado, 17 de marzo de 2012
256.- Balsa de San Miguel (Angués - Huesca)
256.1.- Balsa de San Miguel (Angués - Huesca).
Balsa de San Miguel, en Angués (Huesca). Se trata de una balsa naturalizada. No se muy bien la razón de su creación ya que no hay regadíos en el entorno, los campos de cultivo de la zona están destinados al cereal en secano, siendo uno de los edificios que domina el Sky-Line del pueblo el silo de grano, como en cualquier localidad de las llanuras de Castilla. El aspecto es desolador, con la nave abandonada en el centro y el aspecto grasiento del agua por las tonalidades verdosas de los elementos reflejados en el espejo. La dirección de incidencia de la luz oscurece la imagen y el relejo del cielo no ayuda a suavizar la estampa. Sin embargo, si se agudiza el ojo se puede detectar una garza real (Ardea cinerea) encaramada al pilote situado en mitad de la laguna.
256.2.- Garza real (Ardea cinerea) en la Balsa de San Miguel (Angués - Huesca).
La imagen anterior esconde un secreto que merece la pena desvelar con algo de zoom, aunque se pierda calidad. Hay una garza real posada en el pilote situada dentro de la laguna. Me pregunto se habrá peces que poder acechar desde esa atalaya. No se hasta que punto esta imagen desmiente la idea de que el hombre estorba a la fauna. Creo que en nada. Una sola ave, en realidad una pareja, como se verá en seguida, parece poco bagaje para este humedal, que se encuentra a las afueras del pueblo, en la zona industrial, ahora en franca decadencia. No debe descartarse que mi presencia espantara algún otro ejemplar. Es más que probable, aunque lógicamente no lo recuerdo. La garza se posa sobre la cruz de piedra que corona la columna de bloques de granito como si fuese el remate de un conjunto escultórico. Puede que pronto, como en muchos otros lugares de la España profunda, el hombre le devuelva a la naturaleza estos parajes que antaño le arrebató. Aunque en este caso sería con un regalo, un humedal que no existía antes de su llegada.
256.3.- Garza real (Ardea cinerea) en la Balsa de San Miguel (Angués - Huesca).
En realidad eran dos las garzas que había en la laguna, posiblemente una pareja. La garza real anida en los árboles cercanos a láminas de agua, que aquí brillan por su ausencia. A veces entre las cañas, por lo que la maraña situada detrás del ave podría ser un buen lugar. A falta de peces puede alimentarse de ranas y otros anfibios, así como invertebrados acuáticos. Bon apetite.
255.- Carrascales y encinares al sur de Angués (Huesca)
255.1.- Carrascales y encinares al sur de Angués (Huesca).
Aunque probablemente captada en el vecino término municipal de Blecua y Torres, la imagen muestra las llanuras ligeramente onduladas situadas al suroeste de Angués, una pequeña localidad situada en la ruta de la N-240. Enfrente, por la zona de vaguada que se adivina ante nosotros, discurre el Barranco de la Fuente Umper, otro cauce seco en espera de las lluvias de otoño. La especie dominante en las formaciones de vegetación es la encina (Quercus rotundifolia), acompañada de la carrasca (Quescus coccifera), de coloración más clara y mucha menos envergadura. Todas la masa situada en primer término es carrascal, quedando las encinas más abajo en la hondonada. El matorral está compuesto por las especies habituales en cualquier zona de España, tomillos (Thymus sp.) sobre todo. Es un paisaje en el que el verde de las encinas dibuja garabatos sobre ocre claro de los campos de pan y las tierras sin labrar, que no cansa por que varía según la dirección de la mirada, aunque mantenga un patrón.
255.2.- Localidad de Angués (Huesca).
Más allá del carrascal, flotando sobre una colina, aparece ante mí la localidad de Angués. Apenas soy capaz en este viaje de encontrar los objetivos que tengo marcados. Es difícil interpretar los mapas. Los hitos que busco están alejados de las carreteras y los caminos transitables y acceder a ellos me lleva demasiado tiempo. Son varios los yacimientos arqueológicos y cruces de arroyos que he debido descartar sobre la marcha. Pero esta imagen compensa con creces las pequeñas derrotas. Incluso la dirección y el ángulo de incidencia de la luz me son favorables y la imagen capta los tonos suaves de la mañana. En la distancia solo puedo interpretar la existencia de un silo de grano a la derecha, cerca de donde la vegetación esconde en parte el pueblo, y la Iglesia Parroquial de la Purificación de Nuestra Señora en mitad del grupo de edificios y construcciones urbanas. Destaca la alta torre levantada sobre otra de época románica, en torno al siglo XII, y rematada en el siglo XIV. Quizá debería haberme acercado. Esas dudas llegan ahora, mientras escribo, no entonces, cuando solo me interesaba fotografiar la masa vegetal. Otra historia que se queda sin narrar. Ni siquiera el encuadre es el adecuado. Angués se me escurre hacia la derecha de la fotografía, como si se estuviera deslizando inadvertidamente por la suave pendiente de los campos. Han pasado siete años. Tiempo suficiente para que de ocupar el eje de la imagen haya pasado a situarse casi en una esquina.
viernes, 16 de marzo de 2012
254.- Velillas (Huesca)
254.1.- Velillas (Huesca).
El reloj de la iglesia está en hora. Marca las 12 y cuarto. Lo puedo claramente haciendo zoom con la cámara. Sin embargo, el tiempo parece haberse detenido hace mucho en Velillas. No noto actividad en sus calles. Tampoco accedo hasta su casco urbano para sacar a la gente de sus madrigueras. Seguramente la mayoría de las casas están vacías. La regresión de la localidad le ha hecho perder su estatus de municipio independiente hace tiempo, por lo que ha sido adscrita a Término de Angués. Las dimensiones de la iglesia parroquial, dedicada a San Martín y de estilo renacentista, indican un pasado más esplendoroso. Justo detrás, a las espaldas de la iglesia, se sitúa el Cerro de Santa Bárbara, con la parte superior explanada, donde que dan vestigios de un antiguo castillo, en realidad solo las ruinas de una torre de vigilancia, oculta a los ojos desde esta perspectiva, así como buena parte de los muros de cierre de una ermita, con el mismo nombre que el cerro, y que si puede verse en la imagen.
254.2.- Carretera N-240 desde el paso superior de acceso a Velillas (Huesca).
Sin un solo coche circulando por la calzada. El paisaje está completamente detenido, congelado en un fotograma. Ni siquiera hay gente de paso por estos parajes. Parece un enlace demasiado grande para el escaso servicio que se le supone. Y la futura existencia de la A-22 lo hará aun más innecesario. Hacia mi derecha el paso superior conduce a Velillas, que ya hemos visto que vive adormecida en su pasado. A la izquierda no hay caminos asfaltados, por lo que las dimensiones del enlace se hacen aun menos comprensibles. En todo el trayecto desde Huesca no he visto un solo establecimiento de hostelería. Lo que muestra la imagen son los parajes de los que provengo. La zona desprovista de vegetación en los cerros situados a la izquierda de la carretera, al fondo de la imagen, marca la ubicación de la colina desde la que tomé la primera fotografía de Velillas.
254.3.- Río Rija a la altura de Velillas (Huesca).
Cuando localizo el punto de cruce de la A-22 con el Río Rija solo encuentro un surco fluvial muy desdibujado por la hierba y sin señales de haber portado agua en muchos meses, probablemente en varios años. Me cuesta encontrar un encuadre que evidencia la existencia de un río dentro de los márgenes de la imagen. En la penumbra amarillenta de los chopos hago muchas fotografías. La mayor parte narran historias confusas. Quizá sea esta la que en mayor medida incite a creer en el río, en su existencia esquiva. Estamos en 2005, hacia el final de una sequía que ya dura varios años.
miércoles, 14 de marzo de 2012
253.- Yacimiento arqueológico no catalogado junto a la N-240 (Velillas - Huesca)
253.1.- Yacimiento arqueológico no catalogado junto a la N-240 (Velillas - Huesca).
Las obras públicas son un regalo envenenado para los arqueólogos. Los grandes movimientos de tierras desentierran gran cantidad de yacimientos, vestigios de bienes de patrimonio cultural, dan mucho trabajo. La construcción de una carretera, no digamos ya una autovía que discurre menos pegada al perfil del suelo, con mayor superficie de terraplén y desmonte que una vía de doble sentido, supone mucho trabajo para los arqueólogos, pero que habrán de ejecutar con un plazo de tiempo limitado. En los yacimientos normales el tiempo no es una variable y puede invertirse grandes cantidades de paciencia a la hora de desenterrar el pasado. En la construcción de una infraestructura vial la única opción normalmente es recuperar todo lo que se pueda de lo que el avance de las obras habrán de destruir irremisiblemente. Cabe el desvío del trazado si la importancia del yacimiento es notable. Antes de ejecutar las obras se identifican sobre el plano los yacimientos catalogados y se hace una prospección sobre el terreno de la banda de terreno que ocupara la infraestructura. Por prospección arqueológica se entiende un reconocimiento somero del suelo por parte de un experto, capaz de encontrar indicios en la superficie de la existencia de vestigios arqueológicos enterrados. Una vez se inician las obras, y antes de excavar la caja por la que discurrirá la plataforma de la vía, se harán catas y sondeos a fin de evaluar la importancia de los yacimientos detectados en la prospección y se tratará de recuperar todo aquello que se pueda cuando la afección vaya a ser directa, y de delimitar el contorno del yacimiento cuando la vía vaya a discurrir próxima.
En la colina de la imagen, de forma prácticamente hemiesférica, la prospección arqueológica detecto la presencia de materiales arqueológicos de sílex. Puntas de flechas y lanzas probablemente. El camino que discurre a los pies de la loma era el antiguo trazado de la carretera N-240, una curva que fue rectificada, eliminándose la calzada de asfalto. Esas encinas guardaban sus secretos. Sobre la cúspide de esa loma tal vez se apostaran los cazadores prehistóricos a fin de detectar las posibles presas. Un lugar elevado es siempre un punto privilegiado desde donde hacer fotos panorámicas. Y allí que me fuí sin pensármelo dos veces.
253.2.- Campo de labor en Velillas (Huesca).
Desde la cima de la colina realicé varias secuencias de fotografías para captar una panorámica del corredor geográfico de la futura A-22. Se trata de un paisaje que tienda a la llanura, pero movido, con pequeñas colinas donde crecen los bosquetes de encinas. Cerca de la carretera N-240 la agricultura a aprovecha el terreno menos accidentado, y las parcelas, principalmente de cereal se ven claramente delimitadas por cordones de vegetación arbórea. El tráfico es escaso. No es un eje vial importante. Ni Huesca ni Lérida, las provincias que unirá la futura autovía, son provincias que suelan ser muy tenidas en cuenta en los desarrollos económicos programados por las administraciones estatal y autonómica. El pardo de la vegetación invasora en el campo de trigo, palidece y tiende al rosa salmón. Es un color poco habitual que quizá se deba a la luz más que a la coloración de las plantas. El ovala de la parcela parece una alfombra que hubiera perdido las fibras de tejido en su centro. Ni una nube en el cielo. El aire se ha detenido. Predomina el silencio y la quietud. Me alegro de haber trepado a lo alto de la loma. A cada viaje he de medir más mis esfuerzos y no siempre las caminatas planeadas tienen frutos.
253.3.- Entorno de la Carretera N-240 a la altura de Velillas (Huesca).
La panorámica en la dirección contraria permite ver la localidad de Velillas al fondo, en la margen izquierda de la N-240, enmarcada entre las diminutas montañas de caliza donde se han situado los repetidores de radio, TV y teléfono. Los chopos del cordón de vegetación arbórea que cruza la carretera, de coloraxión verde más clara, tirando al amarillo, delatan que se trata del trazado de un cauce fluvial. Se trata del Río Rija, cuyo punto de intersección con la futura A-22 he de encontrar, y que se ubica cerca del borde derecho de la imagen. No hay caminos transitables para el coche hasta ese lugar, así que me tocará hacer caminata.
sábado, 3 de marzo de 2012
252.- Barranco de las Carboneras (Velillas - Huesca)
252.1.- Barranco de las Carboneras (Velillas - Huesca).
El primer obstáculo que ha de salvar el tramo de autovía es este pequeño arroyo, sin caudal en el momento en que tomo la imagen. Tiene el lecho cubierto de zarzas y en algunos puntos de sus bordes crecen árboles, sobre todo sauces, aunque también algún chopo. El curso principal recibe las aguas de un segundo curso capturadas en la ladera de la derecha y las lomas que hay al fondo de la imagen, aunque es difícil jerarquizar, decidir que barranco es tributario y cual receptor. Octubre es el mes de las moras y me parece estar viendo algunas en la esquina inferior izquierda. No hubiera sido la primera vez que habría matado el hambre arrancando las bayas a mi paso en mitad del monte. Pero tengo suerte en como funciona mi organismo, que solo me advierte de sus necesidades cuando las puedo satisfacer. Lo normal es que no tenga hambre hasta que me siento a la mesa a comer. Eso sí, que se encomiendo a su santo patrón quien se interponga en ese momento entre mi cacho de pan y yo. Muy a menudo he comido bocadillos mientras trabajaba para no partir la jornada de trabajo y poder iniciar el camino de regreso cuanto antes. Solo una vez recuerdo haber tenido problemas. Fue en Teruel, en el entorno de Santolea. A eso de las 6 encontré una gasolinera en la carretera principal, todo lo principal que puede ser allí una vía de tráfico, y maté el ansia a base de doritos. Aunque más necesario incluso que la comida es el café de después del postre. Sin él puedo caer en un extraño sopor, nada aconsejable si conduces.
252.2.- Campo de cereal en Velillas (Huesca).
El Barranco de Carboneras zig-zaguea entre los campos de cereal recién segados, las espigas contadas cerca del suelo y ya algo agostadas semejan un corte de pelo para-militar en las laderas. En las lomas que cierran el pequeño valle las encinas crecen entre pedregones de piedra caliza. Este árbol se adapta a todo, al calor o al frío y la sequía si no son exagerados, a los suelos básicos o ácidos. No así el alcornoque, que reniega de los últimos, razón por la que tiene en la mitad occidental de la Península su feudo. Los campos fueron cosechados ya hace un tiempo porque empiezan a proliferar las hierbas invasoras. Es octubre y puede que no hace una nueva siembra. los inviernos en el campo suelen ser verdes por la hierba incipiente de las gramíneas sembradas en otoño tratando de aprovechar las lluvias de esa estación y las de invierno. Pocas cosas hay más hermosas que las lomas y pendientes verdes por la hierba del cereal. Algo tan sencillo como eso siempre es una foto con acierto asegurado. Contrasta con la sensación áspera que provocan los trigales cosechados y agostados.
252.3.- Ejemplar de almendro (Amygdalus communis) junto al Barranco de Carboneras (Velillas - Huesca).
Árbol asilvestrado, que ha sobrevivido en muchos lugares al cese de su cultivo en parcelas de secano, el almendro es una especie habitual en los campos, que lo mismo prolifera en la España seca, como la Mancha, que en lugares donde el agua escasea algo menos. Arrimarse a un río es también una buena treta, aunque solo sea un arroyo seco la mayor parte del año porque, acostumbrado a la falta de agua, el almendro es capaz de medrar con la que escurre por el subsuelo. Su tronco de tonos rojizos contrasta con el verde intenso de su copa. Con el espinazo arqueado, como si inclinara a beber en el caudal inexistente, tratando de obtener su porción de agua antes que las zarzas se la roben. Su propia sombra hace de contrapeso para evitar caer en la zanja fluvial. A la orilla también del campo de labor, que tal ocupara en otro tiempo.
jueves, 1 de marzo de 2012
251.- Cañada Real de la Cabañera a su paso por Velillas (Huesca)
251.1.- Cañada Real de la Cabañera a su paso por Velillas (Huesca)
La mayoría de las vías pecuarias son en la actualidad, aquellas que no han sido delimitadas y amojonadas legalmente, tan solo un rastro de lo que fueron. Carreteras y caminos agrícolas han ocupado su trazado, dando una idea de por donde discurrían, pero no necesariamente del ancho que tuvieron. Muchas no tienen uso ganadero en la actualidad, y si gozan de protección legal, además de por el legado cultural que suponen, es porque se trata de suelo público al que el estado no está dispuesto a renunciar. Menos en un país donde la propiedad privada acapara la mayor parte de la superficie del territorio, más que en otros países. A pesar de tratarse de una cañada real, la de la imagen ha quedado reducida a mero camino agrícola, tal como delatan las huellas del paso de tractores. Son los campos de cereal los que dominan la zona, acaparando las pocas superficies planas donde es posible la mecanización del cultivo, siempre en secano. La encina es la dueña y señora del paisaje, que comparte a regañadientes con los trigales, haciéndose fuerte en las colinas. Los cielos de Huesca son siempre amplios, por alguna razón. Pequeñas nubes aumenta esa sensación de que el azul se expande indefinidamente en todas direcciones. Velillas no queda lejos. Es el inicio del tercer tramo Velillas-Ponzano, de la autovía A-22 Huesca-Lérida, que habría de discurrir, ya lo hace en realidad, en paralelo a la N-240.
251.2.- Cañada Real de la Cabañera a su paso por Velillas (Huesca)
No entiendo del todo porqué las sombras de las encinas son tan alargadas. Son las once de la mañana de un 10 de octubre y el sol debería estar más alto. O quizá no. Llegué a entender a los cineastas cuando hablan de lo estrecha que es la franja horaria en que la luz es propicia para rodar. En aquellos tiempos, hace 7 años, salía de Madrid antes de las siete de la mañana y me "plantaba" en el lugar del trabajo a eso del mediodía. Imagino que cogí aquel día la A-2 y en Zaragoza la carretera a Huesca, la A-23, para allí conectar con la N-240 que une la capital oscense con la ciudad de Lérida. Un largo trecho que a la vuelta, porque la razón de ser de tantos kilómetros seguidos era hacer el trabajo en un solo día, me tenía siempre dando cabezadas al volante. Si sobreviví a aquella época es por que Dios a veces tiene misericordia con los torpes. Pero, como decía, el sol tarda mucho en elevarse los suficiente como para borrar las sombras de las figuras, en algunas épocas del año no lo llega a hacer del todo, y comienza a declinar a media tarde, ubicando las sombras al otro lado de donde estuvieron por la mañana. Se trata de un camino que se cubre de barro de tanto en tanto. Por eso los tractores más que dejar huellas las esculpen en tres dimensiones. Si la maquinaria es muy pesada la profundidad de los los y la altura de las crestas de barro al secarse hacen impracticable el sendero para los coches.
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