viernes, 16 de marzo de 2012
254.- Velillas (Huesca)
254.1.- Velillas (Huesca).
El reloj de la iglesia está en hora. Marca las 12 y cuarto. Lo puedo claramente haciendo zoom con la cámara. Sin embargo, el tiempo parece haberse detenido hace mucho en Velillas. No noto actividad en sus calles. Tampoco accedo hasta su casco urbano para sacar a la gente de sus madrigueras. Seguramente la mayoría de las casas están vacías. La regresión de la localidad le ha hecho perder su estatus de municipio independiente hace tiempo, por lo que ha sido adscrita a Término de Angués. Las dimensiones de la iglesia parroquial, dedicada a San Martín y de estilo renacentista, indican un pasado más esplendoroso. Justo detrás, a las espaldas de la iglesia, se sitúa el Cerro de Santa Bárbara, con la parte superior explanada, donde que dan vestigios de un antiguo castillo, en realidad solo las ruinas de una torre de vigilancia, oculta a los ojos desde esta perspectiva, así como buena parte de los muros de cierre de una ermita, con el mismo nombre que el cerro, y que si puede verse en la imagen.
254.2.- Carretera N-240 desde el paso superior de acceso a Velillas (Huesca).
Sin un solo coche circulando por la calzada. El paisaje está completamente detenido, congelado en un fotograma. Ni siquiera hay gente de paso por estos parajes. Parece un enlace demasiado grande para el escaso servicio que se le supone. Y la futura existencia de la A-22 lo hará aun más innecesario. Hacia mi derecha el paso superior conduce a Velillas, que ya hemos visto que vive adormecida en su pasado. A la izquierda no hay caminos asfaltados, por lo que las dimensiones del enlace se hacen aun menos comprensibles. En todo el trayecto desde Huesca no he visto un solo establecimiento de hostelería. Lo que muestra la imagen son los parajes de los que provengo. La zona desprovista de vegetación en los cerros situados a la izquierda de la carretera, al fondo de la imagen, marca la ubicación de la colina desde la que tomé la primera fotografía de Velillas.
254.3.- Río Rija a la altura de Velillas (Huesca).
Cuando localizo el punto de cruce de la A-22 con el Río Rija solo encuentro un surco fluvial muy desdibujado por la hierba y sin señales de haber portado agua en muchos meses, probablemente en varios años. Me cuesta encontrar un encuadre que evidencia la existencia de un río dentro de los márgenes de la imagen. En la penumbra amarillenta de los chopos hago muchas fotografías. La mayor parte narran historias confusas. Quizá sea esta la que en mayor medida incite a creer en el río, en su existencia esquiva. Estamos en 2005, hacia el final de una sequía que ya dura varios años.
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