276.1.- Parque de Berlín. Monumento a Beethoven (Madrid).
El presupuesto del modesto monumento dedicado a Beethoven en el parque fue pagado por las ciudades de Madrid y Bonn. Se trata de un busto en bronce del músico, de dimensiones reales, obra del escultor alemán Franz Rotter, ubicado sobre un pedestal de piedra, diseñado por el arquitecto español Guillermo Costa, quizá algo aparatoso y que empequeñece la figura. El volumen de la estructura y el telón de fondo de los árboles hacen que la cabeza de Ludwig se pierda en un primer vistazo. El monumento se sitúa al principio de una calle, sobre el césped, cerca del sendero. Me pregunto si la ciudad de Bonn se sintió algo contrariada, o quizás con mayor motivo la de Berlín, al elegirse un habitante de esta ciudad para que fuera homenajeado en un parque que lleva el nombre de la actual capital alemana. Me huele de que en su momento hubo confusión ya que Bonn era la capital de la RFA entonces. Tampoco está de más recordar al que fue mi ídolo musical en la infancia. La Sinfonía Pastoral es probablemente la pieza musical que más me haya hecho gozar. Luego, cuando cumplí los 17 le fui infiel a la música clásica con el pop-rock. Supertramp, Queen y otros grupos de rock sinfónico me sirvieron de puente.
276.2.- Parque de Berlín. Sendero junto al monumento a Beethoven (Madrid).
Sospecho que los tiempos han cambiado, pero en el pasado era habitual pasear por los parques con tu pareja. Yo lo hice mucho con Victoria por el Jardín Botánico y el Jardín del Moro, dos lugares maravillosos de Madrid que conocí gracias a ella. Me dió algo de vergüenza fotografiar a esta pareja sentada en un banco a la sombra de los árboles, pero esa era mi intención principal cuando situé la cámara para hacer la foto. De hecho tomé dos imágenes porque el primer encuadre no me satisfizo del todo. La tranquilidad y el aislamiento de los parques casa bien con las parejas recientes, cuyos miembros aun están en proceso de conocerse. Los paseos incitan al diálogo, hay cierta intimidad aunque estés rodeado de gente. Lo que ves, lo que te rodea, promueve el pensamiento positivo. Los niños, las praderas de césped, los perros eufóricos por tener espacio en el que correr sin que les riñan ni intenten detenerlos, los árboles, el agua que salta en las fuentes o reposa en las lagunas. Con Patricia hace poco recuperé uno de los jardines de mi infancia, el de la Fuente del Berro, que fue mi patio del recreo muchos años. Nos gustaba pasear y llevar a la perra de su compañera de piso, una schnauzer enana que se asustaba de todo y brincaba como una cordera, haciendo extraños escorzos, yo creo que porque se asustaba de si misma al verse en el aire. El miedo y la pasión por la libertad mezclados ya que aquel animal vivia casi todo su tiempo en la terraza de un apartamento.
276.3.- Parque de Berlín. Fuente de los sauces (Madrid).
En la zona media del parque, a media ladera ya que el terreno desciende suavemente de oeste a este, hay una pradera con algunos sauces llorones (Salix babylonica) en cuyo centro hay una laguna circular con un surtidor de agua. Hacía el suficiente calor, aunque fuera moderado, como para que la visión del agua en movimiento fuera un reclamo irresistible. Primero calculé el mejor encuadre para que la laguna se viera claramente a través de los troncos de los sauces. Tras tomar la primera foto un niño pequeño irrumpio por mi derecha. La fotografía se convirtió en una narración con personajes. Estaba feliz con la ocurrencia del chorro vertical, como si jamás hubiera visto nada tan genialmente divertido. Esa forma de encarar la vida, con asombro, con ganas de descubrir cosas nuevas y disfrutar con ellas es el único paraíso en la tierra.
276.4.- Parque de Berlín. Fuente de los sauces (Madrid).
He leído que en otros tiempo esta y la otra laguna estaban pobladas de peces. Me hubiera gustado ver la cara del niño al descubrir los peces nadando en aguas tan someras. Pero el surtidor fue suficiente recompensa. Le costaba expresar su alegría con palabras a su madre, así que hizo uso de la mímica y con un movimiento ascendente de la mano acompañada de una risa gozosa le hacía saber cuan maravilloso le parecía el surtidor. Su madre le daba la razón y traducía el lenguaje corporal a frases. Soy consciente de que es un imposible pero por un momento me imaginé que aquella mujer eras tú, paseando un día de primavera con tu hijo. Imposible porque aun queda tiempo para eso, para que tengas tus propios niños, y es muy poco probable que haya un futuro en el que coincidamos en tiempo y lugar. Pero es gozoso imaginar y no puedo evitar contagiarme del entusiasmo del niño. ¿Un hijo de ambos? Lo que digo se que es casi blasfemia contra el sentido común, pero últimamente no puedo evitar ver en las mujeres que se ubican en mi corazón como madres en potencia. Cuando te conocí pensé que lo eras, una madre soltera, por lo que decías cuando yo orientaba mi oreja hacia tí. Tardé meses en salir de mi error, el tiempo que se demoró nuestra primera conversación. Casi lamenté que no lo fueras, incluso madre felizmente casada, porque en el papel te veías todavía más hermosa de lo que eres. La ternura casa contigo. Creo que estás hecha para proteger a los que quieres, para darles tu cariño. Lo daría todo por ser una de esas personas.
275.- Parque de Berlín. calle junto a la fuente de los sauces (Madrid).
Será amor mientras el corazón se imponga a la sensatez y la realidad se contente con rondarnos sin invadir nuestro mundo. Ese universo formado por todos los lugares donde puedo imaginarte sin olvidar un solo rasgo de tu divino rostro, por todos los momentos que hiciste tuyos al querer compartirlos conmigo. Me cuesta expresarme con palabras, igual que al niño junto a la fuente. La mímica de los abrazos sería la forma en que quisiera comunicarme contigo. Caminar junto a ti bajo cielos sospechosamente perfectos, aunque fueran soñados, y luego espigar los besos que fueron verdaderos antes de abrir los ojos a la vigilia de la mañana. Será amor mientras me hables a pesar de tus dudas, mientras el temblor no cese y sea capaz de conmover los cimientos de los días yermos. Algún día caminaré contigo por este sendero y todo sucederá tal cual lo imagino ahora mientras miro la fotografía. Entonces cerraré los ojos y te tomaré la mano para guiarte por la ruta correcta. Y nuestra única penitencia será devolver a los labios todos los besos robados antes de volver a abrir los ojos.
P!nk - Please Don't Leave Me
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