domingo, 13 de mayo de 2012
278.- Plaza de Nuestra Señora de Guadalupe (Madrid)
278.1.- Glorieta de Nuestra Señora de Guadalupe (Madrid).
Lo he descubierto en estas últimas entradas. Me encanta como lucen los semáforos en las fotografías, con sus colores aleatorios. Introducen el azar en la imagen. ¿Y por qué hago un hallazgo tan elemental tras dos años de trabajar en este blog? La respuesta es evidente, hay muy pocas fotos de ámbitos urbanos. Podrá parecer un logro minúsculo este descubrimiento mañanero, pero me invita a seguir buscando motivos dentro de mi propia ciudad. No es que la desdeñara hasta ahora, pero si es cierto que buscaba mostrar paisajes sorprendentes o con carácter y se da por sentado que en el ámbito urbano escasean o son directamente imposibles. Pero ahora que soy como una ballena varada en la playa, que ni vehículo tengo para circular por Madrid, me veo necesitado de explorar mi entorno inmediato si no quiero estancarme en este proyecto. Sí, tengo muchas fotografías de viajes aun inéditos en el blog. Tal vez para seguir durante años. Pero necesito que el presente se involucre para no tener la sensación de que negocio mis obsesiones con un pasado casi fosilizado. A veces es pertinente desenterrar lo que fui para mostrar lo que soy. Hablar de mi usando imágenes en las que no estoy incluido, esa podría ser una forma de explicar este blog. Pero a veces necesito partir desde los últimos días para no sentir que camino hacia atrás. Esos puntos rojos me dan otra vía para recorrer el proyecto. La sombra de los plátanos sobre la fuente de la acera alude tanto al sofoco que sentí ascendiendo por la cuesta de Concha Espina camino del Parque de Berlín hace apenas una semana como a mis correrías de niño cuando perseguir una pelota en cualquier campo de fútbol improvisado era prácticamente mi única misión en la vida. Aprender a beber a morro de un grifo es uno de esos ritos iniciáticos que te ayudan a incorporarte a la comunidad de los hombres adultos. Eso creíamos entonces. Beber sin tocar con los labios el metal, capturando el chorro de agua en el aire, robándole al viento su frescor. Placeres gratuitos. Los únicos que realmente dan una satisfacción plena.
278.2.- Glorieta de Nuestra Señora de Guadalupe (Madrid).
Esta fuente siempre tuvo surtidores de agua y abundantes flores en el parterre. El encuadre muestra una de las rutas de escape de Madrid a través de la M-30. Cuando era niño cruzábamos está vía para demostrarnos el valor los unos a los otros. Había que cruzarla para llegar al polideportivo donde teníamos las clases de gimnasia. En los años en que hubimos de hacerlo la M-30 paso de ser una autovía sin apenas tráfico a convertirse en peligrosa para los peatones. Entonces lo que quedaba fuera del círculo interior, incompleto por otro lado porque algunos tramos estaban sin construir, no era Madrid. El barrio de Chamartín que recorro en estas últimas entradas, adquirió su aspecto actual en los 60s y 70s. Pero quien querría huir de estos cielos tan azules y llenos de nubes. Ambas cualidades se deben a la proximidad de la Sierra de Guadarrama. Suelo situar los horizontes en las fotos muy alto, pero en Madrid quizá sea un pecado imperdonable.
278.3.- Glorieta de Nuestra Señora de Guadalupe (Madrid).
Al otro lado de la plaza queda la entrada al Parque de Berlín. La idea era volver a casa andando, aprovechando que la mayor parte del trayecto iba a ser cuesta abajo. Pero no tenía ni fuerzas ni motivación. cada día me van quedando más atrás. La salida en sí tenía como objetivo empezar a recuperarlas, pero estoy desentrenado. Cogí un autobús de la línea 43 y dejé la mente prácticamente en stand by, en suspenso. Ahora planeo nuevas salidas por la zona para descubrir rincones de Madrid que queden cerca y puedan albergar algún interés. Tengo una idea al respecto. Otro parque tan desconocido como el de Berlín con un paisaje urbano en su entorno últimamente en plena transformación y bastante sorprendente. Madrid crece hacia el norte actualmente. Es la zona donde se están creando los nuevos barrios, que costará décadas que adquieran una personalidad propia.
278.3.- Calle Ramón y Cajal a la altura de la Glorieta de Nuestra Señora de Guadalupe (Madrid).
Un cielo que parece una acuarela, una calle con las aceras colmadas de árboles y Torre Europa asomando en la rasante de la carretera. Mi ruta de vuelta a casa. Hubo un tiempo en que solo se plantaban plátanos en Madrid, a cientos. El mismo grafitero que ha martirizado los carteles de la calle ha hecho estragos en el Parque de Berlín, que ocupa la calzada izquierda de la imagen. Ni siquiera son las 5 de la tarde. Mi mundo es cada vez más reducido. No soy capaz de defender una línea de abastecimiento si la distancia excede la de unas cuantas manzanas. Siento la necesidad de volver cuanto antes. Estoy cansado por la falta de costumbre, es cierto, pero es algo más. Es la fuerza interior la que escasea. Tiempo habrá de sanar si sobrevivo a este año tan aciago en todos los sentidos. Y sigo privado de tu voz.
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