martes, 30 de agosto de 2011

188.- Ejemplar de olivo (Olea europaea) en Molina de Segura (Murcia)



188.1.- Ejemplar de olivo (Olea europaea) en Molina de Segura (Murcia).

A veces el trabajo es sencillo y el principal esfuerzo reside en la conducción durante el desplazamiento al lugar y la vuelta a casa. Algo menos de 400 kilómetros separan Madrid de Molina de Aragón. Pero la conducción hace tiempo que dejó de resultarme fatigosa. El coche con el que "eche los dientes" como conductor fue un viejo Volkswagen Passat sin aire acondicionado y sin más compañía que una radio medio estropeada. Los viajes largos en aquel automóvil si que eran duros. Uno como el que realicé el viernes pasado a Molina de Aragón, en pleno agosto ni os lo imagináis lo que eran. Recuerdo viajes a Murcia, que era un lugar de destino habitual,  con las ventanillas bajadas para poder ventilarme con el viento tórrido de fuera, y el ruido del roce del aire con el coche atronando en los oídos que me impedía oir la radio, ya de por sí difícil de escuchar. Si a esos inconvenientes sumamos el estrés en la conducción por querer llegar pronto para tener más tiempo para poder trabajar sobre el terreno, el resultado es que acababa agotado. Antes solía hacer viajes de un solo día. A las 7 de la mañana ya estaba en la autovía correspondiente camino de mi destino. En cierta ocasión despache un trabajo en Huelva en una sola y disparatada jornada. 1.300 kilómetros más las tres o cuatro horas gastadas en fotografiar el recorrido de una tubería. Ahora hago los desplazamientos la tarde anterior. Sin embargo, no me cansa viajar. Tal vez me aburra a ratos algunas veces y otras me haga enloquecer si me desplazo con el ánimo alterado. Que se yo, por estar enamorado, por ejemplo. Eso siempre anima a la locura a hacer acto de presencia cuando estás solas con tus pensamientos durante muchas horas.

El jueves pasado viajé hasta Toldo de Minateda, a la altura del kilómetro sesenta y tantos de la N-301. Dormí en un hostal de carretera situado un poco más allá de Hellín, donde Albacete se transforma en otra cosa para poder parecerse a Murcia en la frontera entre ambas provincias. La mañana del viernes recorrí los 60 kilómetros entre Toldo de Minateda y Molina de Aragón, hice el trabajo, que no me llevó más de una hora. Y de vuelta a casa. Sencillo. Habrá quien lo considere absurdo o excesivo, injustificado, pero fueron 800 kilómetros de contemplar paisajes. Algunos únicos, como los existentes en la zona de fricción entre La Mancha y Levante, con montañas color verde limón por estar forradas por un manto de esparto como única vegetación.

La obra que me llevó hasta allí pretende la construcción de una estación de bombeo en unas instalaciones de Aguas de Murcia, la empresa seudo-estatal que gestiona el agua en aquella región. Han decidido construirla justo en el sitio que ahora ocupan un grupo de olivos, 7 en total, bastante añosos, plantados con fines ornamentales en una parcela situada junto a la verja de cerramiento. Así que se han decidido trasplantar esos árboles a otro lugar. Desde el punto de vista ambiental ese es el único aspecto relevante de las obras, así que fotografíe los 7 árboles repetidas veces. También sus 6 compañeros salvados de la quema situados unos cuantos metros al sur. Y por dejar constancia de mi presencia allí y porque los árboles, más los olivos con años y con carácter, siempre resultan fotogénicos, dejo un par de fotografías en el blog.



188.2.- Ejemplar de olivo (Olea europaea) en Molina de Segura (Murcia).

La idea de usar olivos añosos como elemento ornamental es una idea feliz relativamente reciente. Se trata de árboles torturados por las sucesivas podas con fines productivos que sufrieron cuando vegetaban en una era. Con estas podas se trata de eliminar la melena superior de ramas para permitir que la luz penetre en la copa y así aumente la producción de fruto. Las podas acortan la vida del árbol pero le confieren personalidad. Igual que se la confieren a un tullido o un manco. Los troncos gruesos, nudosos y retorcidos, como con nervaduras, son muy vistosos. Un ejemplar de este tipo es capaz de llenar visualmente el interior de una rotonda de carretera, una pequeña parcela a ajardinar, un parterre en que no se sabe muy bien que poner. Al lado de mi casa, junto al Corte Inglés de castellana, al pie del edificio Windsor, pusieron uno en una parcelilla terriza y queda la mar de propio. Si además le dotas al conjunto de un sistema de riego por goteo el apaño es total, porque garantizas unas condiciones de vida a los árboles que les permitirán un retiro estable y tranquilo. Se acabaron las podas, los vareos para arrancar la aceituna de los ramillos del año, los ajetreos del trabajo. Ahora a disfrutar de la jubilación ornando algún parquecillo, o tapando unas instalaciones con su mera presencia testimonial. Espero que el lugar en el que se les realoje sea igual de bueno que el que ahora gozan, y que en la mudanza no se lleven por delante a alguno. Sobrevivieron a la llegada a la ciudad, así que hay que ser optimistas. Momento: 25 de agosto de 2011.

1 comentario:

  1. Hace ya unos años, cuando las rotondas llegaron a mi "pueblo", se dedicaron a poner en las rotondas horrosidades de hierro que costaron un pastón...pero muy cerquita de mi casa, plantaron tres olivos...pequeños...no creía que sobrevivirían a la excesiva contaminación, y a este clima, tan diferente del que yo creía que les convenía...pero ahí están, estupendos...

    Bss!!

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