viernes, 3 de junio de 2011
108.- Panorámica desde la ciudadella antigua de Melilla.
108.1.- Panorámica de la dársena pesquera-deportiva desde la ciudadela antigua de Melilla.
Esta imagen puede considerarse la opuesta a las dos incluidas en el post 107. Lo que vemos abarca la práctica totalidad de Melilla. Incluso más allá de la frontera. Melilla es como una esquirla arrancada de la Península e insertada, no se si clavada ya suena excesivamente agresivo, en la carne de África, en el Magreb. Para justificar su españolidad baste decir que lo es en el tiempo antes que Navarra, por ejemplo, y que ese carácter uno intuye que es por voluntad propia si pasea por sus calles.
El viaje en avión de ida me deparó una curiosa sorpresa doble. En cierto momento del vuelo una azafata distribuyo un almuerzo entre los pasajeros. Vaya, me dije, la mejor línea aérea en cuanto a trato va a terminar siendo la que enlaza a Melilla con la Península. Cuando miré la bandeja de comida advertí algo aun más curioso que el hecho de que fuera gratis, que ya es bastante, cuando hasta las medias latas de coca-cola las cobran en los vuelos actuales a precio de artículo de lujo. Mi bandeja incluía cubierto de metal. Ya hubiera querido tener unos tan buenos cuando era medio pensionista en el colegio. Aquellos que me comprara mi madre tenían mangos huecos rellenos. Cuando se rajaban empezaban a soltar arenilla. Los que me ofrecían en el vuelo eran bien macizos y aparentes. Tanto me gustaron que los guarde en la bolsa de viaje. Podría haberlos utilizado para secuestrar el avión, pero preferí afanarlos para equipar el coche con una cubertería completa para una persona. Todos esos recelos aeroportuarios quedaban desmentidos, el tenerse que desnudar junto a los arcos de detección de metales, la requisa de bebidas, yogures y otros comestibles líquidos o fluidos. Aquí estaba yo en pleno vuelo armado por la propia compañía aérea para encabezar un motín camino del norte de África.
Pero ahí no acabó la cosa. Cuando al iniciarse el atardecer llegué al aeropuerto de Melilla para tomar el vuelo de regreso a Madrid me acordé de mi cubertería de uso personal. ¿Como iba a poder pasar la aduana? Ja, pues sin problemas. Mis cubiertos macizos no fueron detectados ni por el arco de detección de metales ni por la cámara de rayos X. Moraleja: llevan años tomándonos el pelo en los aeropuertos, en especial en el de Barajas, donde ya casi obligan a todos los usuarios a descalzarse y a ser cacheados por un sonriente guardia jurado.
108.2.- Batería de la ciudadela de Melilla.
Toda el litoral del sur español está repleto de fortalezas. No solo los puertos, también la propia línea de la costa. Melilla no podía ser una excepción. Me fascina los carriles para que la batería pueda girar con facilidad. El tiro parabólico de balas de cañón era uno de mis tipos de problemas preferidos en mecánica. la herrumbre por el salitre del mar le da un aire más creíble a lo que pudiera ser solo una imitación. En algún sitio leí o escuché que la mejor colección de piezas de artillería del mundo la albergada el Museo del Ejército, ahora en Toledo. A los españoles nos cabe el dudoso honor de haber inventado casi todo en la guerra moderna, de forma directa o por gente contratada por la Corona. También el haber librado tantas guerras como el que más, con un expediente militar bastante aceptable. De todo aquello queda poco, salvo historias maravillosas que escritas en el papel apenas causan dolor. Como la conquista de Túnez, La Goleta, Bizerta, Argel. Melilla me sugiere la guerra contra el moro, contra los piratas que asolaban las costas españolas. Me sugiere aventura. En Madrid no hay ciudadelas que puedan servir como último bastión en la defensa. Lo era antiguamente el Alcázar Real, pero las murallas árabes son las arqueología que historia. ¿Cómo sobrevivió Melilla en manos españolas tantos siglos? Por su voluntad de ser española he de suponer como primer argumento. La batería que apunta al mar tal vez disparase en otro tiempo a los enemigos. La Melilla moderna, casi sin rasgos foráneos, en contraposición con esta otra que me indica su posición en el mapa.
108.3.- Interior de la ciudadela antigua de Melilla.
Paseo por la muralla exterior. Tres baterías en el tramo de lienzo que ocupa la imagen. Buenas defensas. El lugar es bonito y está bien cuidado. tengo la suerte de que alguien se sitúa junto a la batería más cercana para darme la escala exacta. Son más grandes de lo que parecen, más altas que una persona. Un poco más allá
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