110.- Masas de encinar en el entorno de Arnedo (La Rioja)

110.- Masas de encinar en el entorno de Arnedo (La Rioja).

Recuerdo la fascinación en clases de ordenación, botánica o selvicultura cuando un profesar nos mostraba la imagen de una masa forestal y, al cabo de un rato, nos hacía distinguir entre varios tonos de verde, cada uno correspondiendo a una especie arbórea. Leer el paisaje, una ladera arbolada, es algo que se aprende, que puede entrenarse, y no deja de ser otra forma más de aprender a mirar al mundo. Creo que eso fue lo principal que aprendí en mi carrera, Ingeniería de Montes, a mirar el mundo y advertir los matices. Le decía a mis amigos que era el perfecto excursionista. Tenía rudimentos de mineralogía, de botánica, de zoología. Sabía clasificar las nubes incluso. Todo eso lo he olvidado en buena parte. Pero conservo la idea principal. Hay que mirar con detenimiento. Las formas, las tonalidades, delatan diferencias en lo que vemos. Los individuos dentro del grupo se diluyen si no prestamos atención. Supongo que es igual en el trato con la gente. hablar con los demás sin percibirlos. Son de esas pequeñas diferencias de lo que nos enamoramos. Su forma de ladear la cabeza cuando ríe. El peso de su cuerpo cuando camina, como se distribuye para crear una estela diferente a la del resto cuando camina. El equinocio de sus ojos, la geometría de sus primeras lágrimas. Saber mirar es saber amar lo que vemos.

Las masas que vemos no son monoespecíficas. En la ficha de la imagen puse encinar (Quercus ilex), pero puede advertirse claramente una segunda especie al menos. Los individuos con copas más esféricas, redondeadas, y de tonalidades más apagadas son encinas. Individuos de una segunda especie de copas más ahusadas, menos esféricas y follaje verde ligeramente más intenso, se mezclan con ellas. Seguramente es otra quercínea, rebollos (Quercus pyrenaica) o quejigos (Quercus faginea). Si hubiera amado más esa ladera lo habría sabido y escrito en la ficha.