domingo, 21 de agosto de 2011
184.- Encinar sobre berroques al norte de la ciudad de Ávila (Ávila)
184.1.- Encinar sobre berroques al norte de la ciudad de Ávila (Ávila).
La raíz de las montañas, lo que queda cuando han envejecido y han perdido su envoltura de material blando sedimentario, es el granito, una roca formada por cuarzo, feldespato y ferromagnesiano. El granito en bruto ha nacido para ser muro. Se quiebra cuando el impacto es terrible, pero jamás cede al empuje. El norte de Madrid, la propia sierra de Guadarrama en sus dos faldas, es un campo de berroques, de bloques de granito sobresaliendo del suelo, creando colinas de piedra, donde las encinas y enebros se apoderan del territorio. Difícil distinguir una vertiente de Guadarrama de la otra. Si el sur de Madrid es manchego, con suelos margosos y calizos, el norte es serrano. Y la encina está en ambas partes, porque se amolda a casi todo. Solo elude los extremos, el frío de las montañas y la aridez de los páramos donde la lluvia es una extraña sin una hora precisa de visita. En paisajes como este paseaba con mi familia cuando era niño. Pedía campo sin atisbo de ciudad y me daban esto, el país de la encina y el berroque, para que lo recorriera investigando hormigueros, persiguiendo caballitos del diablo, observando el yoga y la meditación de las lagartijas sobre las piedras calientes al sol y capturando saltamontes.
La encina es un árbol con carácter cuando procede de semilla, como el ejemplar de la imagen. Tronco tortuoso, corto, pero robusto, y una copa densa, irregular, que en el pie de la imagen está descompensada y se prolonga hacia la izquierda, pero que le confiere personalidad al árbol. No hay dos encinas iguales, como no hay dos pinos piñoneros. Son especies que mejoran cuando no crecen en masa. La soledad les otorga belleza., un porte elegante, una razón para apropiarse de nuestra mirada.
184.2.- Encinar sobre berroques al norte de la ciudad de Ávila (Ávila).
Podría parecer sorprendente en principal la existencia de un encinar de esta calidad al lado de la Ciudad de Ávila, cuyo límite se sitúa a menos de un kilómetro de donde está tomada la fotografía. Pero es que todo lo que no es ciudad es monte o campo, y este se adentro en el ámbito urbano como el agua del mar en la tierra en una ría. Ávila no necesita jardines contando con encinares como este a la distancia de un paseo. Bajar a comprar el par y volver a casa dando un rodeo que te adentra en el monte. Me imagino que en ese detalle hay mucha calidad de vida. Aunque cuando obtienes algo normalmente has de dar algo a cambio. La naturaleza alcanza su esplendor allá donde la ciudad y los inventos del hombre, entre los que se encuentra la agricultura, retrocede. Allá donde un arado lo tiene difícil es donde el bosque tiene más posibilidades de tener voz y palabra. Y aquí, en Ávila, los berroques son un serio hándicap para quienes quisieran roturar estas tierras. Las faldas de Guadarrama son tierras sobre todo para el ganado, no estabulado principalmente. Ni tuyo ni mio, le dice el monte a la ciudad, lo agrícola a lo urbano. Los cuatro pies de encina juntan sus copas para formar una sola, toda la imagen es tan solo un manchón verde donde las hojas de las encinas se confunden con las de las jaras en el sotobosque.
184.3.- Encinar sobre berroques al norte de la ciudad de Ávila (Ávila).
Si esto fuera un cuadro hablaría sobre diagonales, que es de lo que se suele comentar sin falta en los análisis de pinturas. hay una clara que conduce desde la esquina superior derecha a la esquina inferior izquierda, trazada por la copa de la encina. Una segunda, como contrapeso, marcado el aspa en la imagen, es insinuada por la nube arriba, secundada por el árbol de copa clara, tal vez un olivo, abajo en la esquina contraria. Fotografiar encinas puede llegar a ser adictivo, puede que a alguien le haga sonreir esta afirmación, pero aseguro que es cierto. Luego llegan los problemas si has de escoger entre muchas imágenes las que has de utilizar en un reportaje fotográfico, porque el encinar es de los tipos de masa forestal más cambiantes cuando los recorres por dentro. Una encina por si sola varía según desde donde la mires. Desde un perfil puede ser cuadrangular, como esta, y desde el punto de vista contrario redondeada o alargada. Cierto que ocurre en general con todos los árboles, pero con las encinas de forma más acusada. Por eso es conveniente fotografiarlas desde varios sitios, porque a menudo te sorprende un perfil respecto a los demás.
184.4.- Encinar sobre berroques al norte de la ciudad de Ávila (Ávila).
Donde el encinar se abre y está representado por pies aislados procedentes de brotes de raíz la estepa negra (Cistus salviifolius) rellena los huecos y colorea el suelo con sus flores de pétalos blancos y estambres colo yema. Parecen huevos fritos de codorniz. Se que la fecha grabada en los archivos de las imágenes es incorrecta. Julio es demasiado tarde para que florezcan este tipo de jara. En realidad casi cualquier matorral o árbol. Probablemente estrenara cámara. También eso explicaría las fotos apaisadas. Aunque se agradezcan.
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