sábado, 29 de octubre de 2011

210.- Etapa 12 del CN del Guadiana. Área de descanso de Luciana (Ciudad Real).



210.1.- Parking para vehículos en el área de descanso de Luciana (Ciudad Real).

El descanso del guerrero. Pocas son las veces que durante un trabajo mi compañero de fatigas ha podido gozar de sombra durante sus ratos libres, que son estrictamente aquellos en los que no lo necesito, así de tirano soy con él. Si hay algo de lo suele carecer el monte es de sombra. En este viaje aprendí un truco para evitar las calorinas cuando regresas al coche y lo tienes a pleno sol, dejar las ventanillas un poco bajadas. El aire dentro, aunque se caliente, tiende a igualarse con el de fuera. Se puede hacer en parajes poco transitados, como los del entorno del CN del Guadiana que he visitado el mes pasado. Una vez que me toco viajar a Écija, la que llaman la sartén de Andalucía, en pleno julio, y tras regresar al coche, que lo había tenido que dejar en medio de un olivar a esa hora tan gozosa de las 3 de la tarde, aseguro que en contenido de la botella de agua que me había dejado dentro hubiera podido servir para hervir huevos. Mi coche ha tenido que soportar lluvias. Granizadas salvajes. En una que nos sorprendió a la salida de Sevilla tuvimos que refugiarnos bajo un paso superior de la A-4. Era gracioso ver la autovía sin tráfico y los coches estacionados bajo los puentes. En otra que nos agredió en algún lugar cercano a Medinacelli, pero aun dentro de la provincia de Guadalajara, la calzada de la A-2 quedó cubierta por una capa de hielo de 10 centímetros de espesor en menos de un cuarto de hora. Me ha llevado por carreteras nevadas en Burgos camino de Bilbao, León en la puerta de Asturias, Huesca y Palencia, cuando trataba de ganar la costa de Cantabria. Le he hecho transitar caminos de piedras por los que solo circulan todo terrenos, por barros y senderos encharcados. Le he hecho tragar polvo por litros, y ahora se puede escribir en su salpicadero aprovechando el que se ha depositado en los viajes que hemos hecho por todos los rincones de España. En Cantabria lo choque contra el quitamiedos de la carretera al salir de la A-8. En Segovia tuvieron que sacarlo con grúa de un cuneta por que me empeñé en meterlo por un camino intransitable y trate de sortear un charco arrimándome al borde. En Asturias fue con tractor porque quise acceder a la ribera de un río y el camino que me llevaba allí de repente desapareció. En Córdoba me ayudaron unos vecinos con su furgoneta a devolverlo al camino de servicio del AVE. Dos horas me costó encontrar socorro. Fue en una urbanización de lujo. Ricos pero buenos samaritanos. Me vieron sudando la gota gorda y me prestaron su ayuda sin esperar nada a cambio. Además, era domingo y les saqué de una fiesta. Querían que me uniese a ellos un rato, pero ya iba apurado.

En resumen, que mi coche es mi fiel escudero. Me lleva de aquí para allá, y hay que tener en cuenta que si el aquí es Madrid, a menudo el allá es Cabo de Gata, la costa gaditana, las Rías Bajas o el Pinrineo Oscense. Aguanta sin rechistar mis tozudeces, los esfuerzos que le exijo sin darle tregua. Me sirve de refugio cuando truena, sopla la tramontana o el aire hiela fuera. Me hace compañía en los trayectos largos. Es mi pareja de baile cuando me aburro en carretera, y le hago bailar twist por esas rectas solitarias. Y encima escatimo a la hora de llevarlo al taller. No es por gusto sino porque mi economía naufragó hace unos años. Al día siguiente del que tomé esta fotografía dijo basta y se paró en un recodo de un camino forestal, porque no podía más, no porque no quisiera seguir, que mi coche es soldado viejo de los tercios y jamás se negaría a luchar. Por segunda vez desde que somos pareja tuvo que acudir una grúa en nuestro socorro. Pensé en lo peor, pero era tan solo que la batería se había descargado y que sufría una pequeña hemorragia de aceite. Ahora le veo en la imagen, estacionado como un señor en el parking de madera de la zona de descanso de Luciana, y me doy cuenta de cuanto me ha dado. Y a cambio de tan poco. Señoras y señoras, mi coche en su último día de trabajo. La Etapa 14 ha sido su último cometido hasta ahora.



210.2.- Etapa 12 del CN del Guadiana. Estructura en el área de descanso de Luciana (Ciudad Real).

Da la sensación de ser un bar con una cubierta para los clientes, aunque clausurado. Normalmente en las zonas e infraestructuras de uso público se piensa demasiado a lo grande y se las dota en exceso de elementos. No parece tener mucho sentido un bar en este área de descanso, quizás ya de por sí demasiado grande. Por otro lado, me parece hermosa esta estructura. La madera siempre es elegante, pero la idea de por sí me parece acertada. Se podría celebrar una fiesta a resguardo del sol o de la lluvia. El río está a escasos metros. El área tiene todo lo necesario: barbacoas, zona de estacionamiento, punto limpio. Sin embargo, me di cuenta que las papeleras estaban todas llenas. Algo muy español, invertir en crear y nada en conservar. Sobran papeleras, pero falta un servicio eficiente que retire la basura con una frecuencia adecuada.


1 comentario: