Post dedicado a @GirlFLebanon
195.1.- Jarales a las puertas de la Comarca de la Jara (Alía - Cáceres).
Dudo que haya muchos nombres, en este caso el de una comarca, tan acertados como el de La Jara. Un mar de jaras se extiende allá donde se ponga la vista. El verde caqui de este matorral podría hacer desaparecer ante nuestros ojos toda una división de infantería. Nada más sobrepasar Puerto de San Vicente, el último pueblo de Toledo y tomar el desvío correcto a la carretera EX-102, vi la antena del repetidor en la misma cumbre, y al pie un cartel indicativo de la Provincia de Cáceres. Para mi fue una sorpresa. Pensé que accedería directamente a Badajoz. Y no se si me alegré o no. Porque es verdad que hacía el viaje más largo, pero Cáceres es una de esas maravillas en las que apenas he empezado a indagar, en la que aun no hago pie por más que la haya visitado muchas veces. Mal está que lo diga teniendo ascendencia pacense, pero Cáceres hace tiempo que me enamoró por completo. Y al deslizarle por el otro lado de la montaña las sorpresas llegaron en cascada. Era un paisaje montañoso el que tenía ante mí. El paso entre Ciudad Real y Badajoz no es ni de lejos tan dramático. Y los eucaliptares. El pinar de silvestre (Pinus sylvestris) dio paso a mitad de ladera a un eucaliptar asombroso. Nunca había visto esa mezcla. Por así decir, porque cada especie ocupa su lugar. La conífera donde el frío y el viento arrecian. La frondosa al abrigo de la falda de la montaña. Los eucaliptares de Galicia y Asturias, del Cantábrico en general, son otra cosa muy distinta. Aquellos tienen como meta la obtención de pasta de papel y la especie estrella es el eucalipto blanco (Eucalyptus globulus), de crecimiento vertiginoso. Estos tienen una misión netamente forestal y creo que son eucaliptos rojos (Eucalyptus camaldulensis). Nunca había visto un bosque de eucaliptos rojos y reconozco que me dejaron sin respiración. Y la combinación con pinos silvestres me pareció tremendamente exótica. Pero lo que en esta imagen acapara la atención son las jaras abarcándolo todo, mojándolo todo con su presencia hasta donde la vista alcanza. Y al fondo la Sierra de la Villuercas.
195.2.- Tramo de la Etapa 5 del Camino Natural de Las Villuercas (Alía - Cáceres).
Seguí conduciendo ladera abajo, y tras la primera curva al pie de la misma tuve una nueva sorpresa. La carretera se cruzaba con un Camino Natural. Lo pude identificar claramente por la señalización de color rojo sangre. He estado todo el mes de septiembre recorriendo otra ruta de esta red, El Camino Natural del Guadiana. 250 kilómetros, desde Corral de Calatrava en Ciudad Real hasta Puebla de Alcocer en Badajoz. Tengo el aspecto de estos caminos grabado para siempre. Y este se veía más lustroso, con la prestancia de lo nuevo, con mejor acabado incluso en las infraestructuras, con más mino en los detalles, que en lo que he visto en el otro. No tuve más remedio que detenerme, aunque en Talavera invertí una hora en hacer fotografías del Tajo. Dos cosas me recordaron enseguida a @GirlFLebanon, el nombre del CN, que alude a una Comarca de la que ella me hablo. Y el olor de la jara, de los pinos en menor medida, y hasta de los eucaliptus. Mujer que siente pasión por los olores, por las fragancias, por los aromas de las cosas, aquí habría disfrutado.
El camino es hermoso. Una talanquera de madera sirve de protección a quienes lo usen, al tiempo que remata su aspecto de forma sobresaliente. La madera es el material que se usa de forma preferente en los CN. Da un toque natural a las construcciones e infraestructuras. Tanto más congruente en presencia de un bosque de pinos. En la ladera puede verse la carretera EX-102, la barrera quita-miedos en realidad. Tras la curva, al final de la misma, se agazapa Puerto de San Vicente. Los pies de árbol salpicados a uno y otro lado del sendero parecen pinos resineros (Pinus pinaster) y la masa por encima de la carretera está formada por eucaliptos rojos.
Estuve un rato esperando a que los excursionistas se acercaran. Llenar la imagen de un sendero con persona es lograr que hable de sí mismo. Y cuando tuve mi imagen volví sobre mis pasos camino del 4x4. Seguramente está mal, pero no me gusta dar explicaciones y las evito siempre que puedo.
195.3.- Tramo de la Etapa 5 del Camino Natural de Las Villuercas (Alía - Cáceres).
Un kilómetro más adelante el Camino Natural de Las Villuercas volvía a cruzar la carretera. Esta vez de lado a lado, ya que la vez anterior en realidad solo besada su arcén. Sobre la calzada habían pintado en cruce a nivel en rojo. Ahí que me detuve. Iba a ser un viaje interminable. Pero es que 15 minutos en Cáceres me habían bastado para volverme a enamorar de ella. El tramo de camino era en cuesta. Una señal advertía que el desnivel era del 12%. En la ladera sorprende el contraste de compacidad entre la masa de pinos y la de eucaliptos. Los primeros parecen formar una legión romana. Ocupan un espacio rectangular que rellenan hasta su último centímetro cuadrado. Los eucaliptos son las huestes bárbaras de la otra orilla del Ring. El orden contra la libertad absoluta. Es un camino hermoso con hermosas vistas. Hasta el color de su calzada y del barniz de la madera son consecuentes con el de la roca de la montaña, ese pardo amarillento de la piedra caliza.
195.4.- Primera ladera de la Sierra de Altamira en Cáceres (Alia - Cáceres).
El Camino Natural llega hasta el pequeño valle de alta montaña deslizándose por la pendiente cubierta de jaras. Cruza un arroyo cuyo trazado se adivina por el cordón de vegetación riparia. La coloración desigual en las copas indica mezcla de especies. Asciende la ladera por el borde del eucaliptar, que no alcanza nunca la senda, como si la rehuyese, como si no quisiera partir jamas de aquella ladera. Escala entre tomillos y encinas solitarias y achaparradas. Y alcanza el tramo donde estuve antes, cerca de los pinos.
195.5.- Primera ladera de la Sierra de Altamira en Cáceres (Alia - Cáceres).
En esta vista frontal, con los codos apoyados en la talanquera al tomar la fotografía, son nuestros ojos los que recorren la ladera. El de los eucaliptos es un extraño bosque, deshilachado, irregular, lleno de calvas y claros. Lo cierto es que el eucaliptar deja penetrar la luz al sotobosque con mucha menos resistencia que el pinar. Pero debajo apenas crece nada. Dicen que sus hojas envenena sus suelos. También que propicia los incendios al estar mejor adaptado para sobrevivirlos, para rebrotar tras el paso del fuego. Pero a mi no me preocupa la moralidad del paisaje, solo su belleza. Y lo exótico es siempre hermoso. Jamás había visto lo que estáis viendo ahora. Son 5 escalones de vegetación: jaral, vegetación de ribera, eucaliptar, pinar, y entre las peñas desnudas de las cumbres el encinar. Retened la imagen, memorizadla si podéis, porque es un prodigio al que el hombre no es ajeno.
195.6.- Primera ladera de la Sierra de Altamira en Cáceres (Alia - Cáceres).
Sorprende el porte tan distinto del eucalipto rojo cuando está aislado que cuando está en masa. Solo tiene a engrosar, a formar una copa completa que cae en cascada hasta el suelo. En masa es como un penacho que se alza de puntillas sobre un tronco delgado. En realidad es algo habitual en todas las especies arbóreas, pero es que ya he dicho que nunca había visto un bosque de eucaliptos rojos.
195.7.- Primera ladera de la Sierra de Altamira en Cáceres (Alia - Cáceres).
La panorámica de la ladera creada con la fusión de las tres imágenes anteriores. No está lograda. Se aprecian las líneas de sutura. Pero permite obtener una imagen de conjunto. Por eso la incluyo. El cielo partido en dos colores. El bosque que parece empezar a desdoblarse en la juntura. Pero la montaña está intacta, fiel a lo que mi memoria me dice..
Ya te conté que Cáceres lo descubrí la pasada primavera, de vuelta de Huelva, en el camino hasta la capital, pasamos por parajes parecidos a esos...la mayor parte del tiempo no se que arboles veo, solo se que era todo inmenso, verde, y precioso...tenía la idea de que esa era una zona árida...para nada...me encantó...
ResponderEliminarOlores, ahora aquí solo huele a humedad, pasas por el parque, por la alameda, y solo huele a mierda de pájaro y a humedad...no me gusta el otoño en ese sentido...hasta que empiece a oler a chimenea, no volveré a encontrar "inspiración", salvo en lo químico que yo me ponga ;))
Muchísimas gracias por la dedicatoria...de verdad...aúnque esto llegue un poco tarde U_U
Besotes