sábado, 22 de octubre de 2011
201.- Etapa 11 del CN del Guadiana. Arranque del ramal a Pozuelos de Calatrava (Ciudad Real)
201.1.- Etapa 11 del CN del Guadiana. Ejemplar de fresno (Fraxinus angusfitolia). Inicio del ramal a Pozuelos de Calatrava (Ciudad Real).
Los fresnos. He aquí un tema de charla interesante, y útil si no se quiere hablar de otros asuntos menos gratos que te rondan la cabeza una mañana de sábado. Como pasa con todos los árboles forestales pasas años sufriendo para distinguirlos en el monte, y un buen día te preguntas si estabas ciego o qué por lo evidente que te parece su aspecto. Enormes, con una sed enorme, viven cerca de los ríos, en su misma ribera si pueden. Aunque suelan ser los sauces (Salix sp.) los que ocupen la primera línea por su sed insaciable. Chopos y álamos (Populus sp.), fresnos y sauces son el abc de la vegetación arbórea de nuestros ríos. Cuando te cuesta distinguirlos tienes que acercarte a ellos y examinar la hoja. Muchas son las veces que he buscado en otoño o invierno entre la hojarasca muerta hojas completas que me dieran la identidad de un ejemplar. Sin la fronda, cuando los árboles aparecen rapados, calvos de hojas, estoy más bien perdido. Primera razón para preferir a los de hoja perenne, pinos y encinas por ejemplo. Los fresnos tienen la hoja compuesta. Eso quiere decir que la hoja real es lo que a simple vista nos parece un manojo de ellas, un ramillo. Un largo peciolo tiene insertado a ambos lados de su eje unas hojillas pequeñas, llamadas foliolos, con forma oblonga y alargada en el caso de los fresnos. Para entendernos, tienen la silueta con la que representaríamos una llama en un bloc de dibujo. Se sabe que son foliolos y no hojas si se las mira detenidamente y se comprueba que se insertan directamente en el nervio de la hoja. La hoja abraza a la rama en su inicio y se desprende sin rotura si se tira de ella. El foliolo forma parte de la hoja, es una porción de ella, y separarla supone arrancarla. Si vais al monte con un libro de botánica con claves de identificación es vital que sepáis distinguir entre hoja y foliolo, en caso contrario os podéis volver histéricos.
Hay dos tipos principales de fresnos, dos especies dentro del género. El Fraxinus excelsior se supone que es el guapo, con muchos más foliolos en la hoja, más cerca entre sí, crea una fronda esplendorosa. El Fraxinus angustifolia, especie a la que pertenece el árbol de la imagen. Tienen menos foliolos por hoja, estos aparecen separados entre sí unos centímetros, como si la naturaleza hubiera estado mucho más rácana en su caso y desaprovechara el espacio disponible en aras de una mal entendida economía del ahorro. El caso es que por su magnífico porte y elevada talla, después de llevar viéndolos dos días en el valle del Guadiana, pensé que eran fresnos excelsior, el tipo fetén para entendernos. Fue precisamente al acercarme a este cuando deshice mi error. Podríamos decir que tiene la copa irregular. Para que os hagáis una idea, vosotros y mis clientes, puse a mi ayudante, a mi camarada cerca del ejemplar. Magnífico. Cuando sea alguien me gustaría ser un árbol. Quizás un Pinus uncinata con la copa moldeada por el viento, o una encina en la cumbre de una colina, y contemplarlo todo detenidamente, mientras medito sin apremios, despacio, con método y calma, y hundo mis raíces en busca de la saliva de la tierra, del beso dulce y salado del planeta.
201.2.- Etapa 11 del CN del Guadiana. Ejemplar de fresno (Fraxinus angusfitolia). Inicio del ramal a Pozuelos de Calatrava (Ciudad Real).
Lo primero que he pensado al ver la foto otra vez, después de semanas, es lo diferente que se veía el fresno respecto a la imagen anterior. Como las personas, los árboles parecen mutar si cambiamos el lugar o la forma en que los miramos. Como las personas, los árboles alcanzan todo su potencial, su mejor porte, en solitario. Como las personas, los árboles fructifican con la luz y crecen en su ausencia para escapar de las sombras. Como las personas, solo los que pueden enraizar en el suelo, solo los que tienen cimientos sólidos, pueden soñar con arañar el cielo raso, el techo del mundo. Pero, en este caso, si el árbol parece otro visto desde el lado contrario es porque es cierto. En la primera imagen el fresno oculta un segundo tras de él. Igual que en esta. Quien vemos en cada imagen es quien es eclipsado en la otra. Y todo se debe a un intento deliberado por mi de obtener la silueta pura de los ejemplares que retrato. La única forma de evitar que en la copa aparezcan lóbulos que no corresponden al individuo es ocultando gracias al encuadre y la posición desde donde se toma la foto los árboles situados en segundo término con la presencia del protagonista. he necesitado mirar las fotos con tranquilidad para cerciorarme. Son árboles distintos, aunque sean ambos fresnos. Solo en espesura los árboles se igualan unos a otros, con el espíritu gregario de las ovejas. El bosque no deja ver a los árboles, efectivamente. Porque en masa los individuos dejan de existir y hay que pensar en almas colectivas.
Al pie de esta pareja finaliza la Etapa 11 del Camino Natural del Guadiana. Si nos situamos junto a las señales rojas de la encrucijada que hay en segundo término a la izquierda de la imagen, el camino que viene en nuestra dirección lleva a Luciana. A Corral de Calatrava se va recorriendo el camino en sentido contrario y girando a la izquierda a la altura de las señales. Mientras que a Pozuelos de Calatrava se accede virando a la derecha y luego tomando una vía pecuaria que avanza en perpendicular a nosotros, hacia el frente, hacia donde miramos, una pista de tierra que discurre entre las dos lomas que oculta a medias la copa del fresno. Es la Cañada Real Soriana. Casi nadie al aparato. ¿Qué haces tan lejos de tu tierra, caminito? Por ella transcurrí el resto de la mañana. Entre olivares, retamares y encinares, por un sendero flanqueado de acacias, que algún día darán sombra a quienes se aventuren por esta ruta.
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