lunes, 6 de junio de 2011

115.- Río Urrobi a la altura de Nagore, en la cola del embalse de Itoiz (Navarra).



115.1.- Arroyo Sargamín a la altura de Nagore, en la cola del embalse de Itoiz (Navarra).


La cola del de Itoiz estaba en la primera parada en el entorno de este embalse. Nagore, una localidad pequeña, apenas unas cuantas viviendas agrupadas, aunque con la sensación de que allí se respiraba poderío económico. Tanto el río Urrobi como su afluente el arroyo Sargamín, en la imagen, mostraban más polvo que agua. En el caso del Sargamín una hierba rala y áspera en el lecho del embalse. Ocre de tono apagado en el suelo, y verde oscuro en las masas de pinar de las montañas del fondo. En la distancia se divisa un campanario que delata la ubicación de la pequeña iglesia de Nagore y del pueblo en sí.



115.2.- Río Urrobi a la altura de Nagore, en la cola del embalse de Itoiz (Navarra).

Los embalses ensanchan los lechos de los ríos, engordan su cintura hasta desbordarlos. El suelo agrietado, el arbolado muerto. Si hubiera habido una lámina de agua todo habría sido perdonado. Busqué el cauce real del río (a la izquierda de la imagen) para poder fotografiarlo y se había convertido en una sucesión de charcas estancadas, comunicadas entre si por pequeños regueros. Un pequeño puente de piedra de un solo arco, semienterrado en el cieno seco, delataba un pasado anterior a la existencia del pantano. Los cantos rodados de gran tamaño daban otra pista, de cuando el río era un curso de montaña, con corrientes enérgicas a favor de la pendiente y en las épocas de lluvia, capaz de arrastrar piedras de mucho peso y suavizar y redondear sus perfiles a base de golpes.



115.3.- Localidad de Nagore (Navarra).

Solo por dar testimonio del esplendor en la hierba pongo esta imagen. Una parcela de césped cuya necesidad no comprendo, ocupa la primera terraza hacia el río Urrobi desde la plataforma del pueblo de Nagore. Huele a dinero, a dispendio, tanto de caudales públicos como privados. Un capricho, pero que no deja de ser efectivo. Me olvido de los suelos que parecen corteza muerta en el suelo del embalse.

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