martes, 20 de diciembre de 2011

240.- Paneras en el Concejo de Salas (Asturias)



240.1.- Panera de La Calzada (Salas - Asturias).

¿Qué cuando voy a Asturias da la impresión que lo hago para realizar un inventario de hórreos y paneras? Pues no podría objetar nada. Esa impresión da y la media docena de capturas por lo menos cae en cada viaje. Tampoco hay queja. Me gustan. No hay dos iguales. Encontrarlos no es difícil y generalmente siempre hay un buen encuadre a disposición del fotógrafo. A veces hay más de uno donde los buscas y la dificultad reside en saber cual de ellos es el que se ve amenazado por la construcción de la infraestructura. Si juntas en Asturias más de dos casas para formar una aldea o un barrio ten por seguro que habrá alguno de estos elementos en la agrupación de construcciones. Incluso si son modernas es probable que en un jardín veas un falso hórreo como ornamento. Y ninguna queja. Mucho mejores que los enanos de jardín. Aunque con ese verde perenne pintando los suelos los enanos sean mucho más lucidos. La panera de la imagen es una de las dos existentes en La Calzada, una pequeña agrupación de casas situada junto a la carretera N-634, de espaldas a la montaña que cierra por el norte el valle del río Nonaya. Hablar de enanos me ha hecho darme cuenta que la galería con barandilla que da la vuelta a la panera no es apta para gente de estatura normal. Ni siquiera encorvados parece que podrían deambular por ella. Tal vez a gatas.



240.2.- Panera de La Calzada (Salas - Asturias).

Característica vivienda en el norte de España, con su panera, que delata la zona concreta en la que estamos, el pequeño huerto, con la cosecha protegida con plásticos, el pajar de madera y el caminito que desciende la ladera hasta la casa, con la doble rodada que indica que un vehículo lo recorre regularmente. Los senderos de Asturias son tema aparte. Algunos parecen improbables. ¿Quien arriesgaría a circular por ahí con su coche? por senderos más peligrosos he circulado yo, me temo. Hay dos cipreses junto a la panera, un poco fuera de lugar en estas tierras, y dos árboles moribundos junto al pajar que parecen castaños, aunque pudieran ser chopos también. Uno de ellos está casi seco del todo y el otro ha sido podado tantas veces que no es capaz de conformar una copa en condiciones para dar vida a la materia vegetal. Hay pinos junto a la carretera que da acceso al camino, un bosque de frondosas en la ladera izquierda y un eucaliptar al fondo. Por la arruga del fondo del valle discurre el río Camuño, que la autovía salvará con un viaducto, cuyo tablero dará sombra a la panera. No es la luz del sol lo que sobra, pero ese no será el principal problema de los que habitan la casa. El de los coches al pasar y hacer vibrar la estructura será un ruido al que deban acostumbrarse, lo mismo que quienes viven junto a una playa han de hacerse al rumor de las olas al batir sobre la arena.



240.3.- Panera de La Rabera (Salas - Asturias).

Algo más rústica, pero quizá por eso mismo más auténtica, la panera de La Rabera se sitúa cerca de una de las zonas que se empleo como vertedero de tierras para los excedentes de la obra. En ausencia de vertederos auténticos, en las obras que se acometen en las provincias del norte se suelen aprovechar vaguadas, que se tupen de tierra y se revegetan. Se buscan emplazamientos no valiosos desde el punto de vista botánico y vaguadas por las que no discurras arroyos. Si suena mal es porque es sin duda una salvajada, pero en el norte las heridas del paisaje cierran rápido, y la orografía accidentada a menudo oculta incluso las cicatrices a los ojos de los curiosos.

La base de la panera es de piedra, de tamaño desigual, lo que a mi juicio le confiere más carácter y belleza. Solo tiene pegollos, como se denomina  a las columnas que sustentan de la estructura, en los laterales, lo que le da un aire de inestabilidad a la construcción, a la que contribuyen la sensación de estar arqueada, aunque tal vez sea un efecto óptico, y la ubicación en una cuesta. El camino de la izquierda tiene yerba en la calzada, señal de que tal vez se acabe a los pocos metros. El tractor de la derecha me ha recordado aquella vez, también en Asturias, en que se me acabó de repente el camino que me conducía a un riachuelo, y al final me tuvieron que rescatar con uno mucho más pequeño, manejado por una señora que vino muy amable y rauda en mi rescate.

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