viernes, 30 de diciembre de 2011

248.- Etapa 14 del CN del Guadiana. Mirador de la Celadilla (Puebla de Don Rodrigo - Ciudad Real)



248.1.- Etapa 14 del CN del Guadiana. Sierra de Peribáñez (Puebla de Don Rodrigo - Ciudad Real).

Ya inequívocamente a la sombra de la montaña recorrí el último tramo de la etapa. Apenas quedaba rastro del dorado de los últimos rayos de sol. Solo su ceniza. La Sierra de Peribáñez se sitúa entre la Sierra de los Caballos, territorio de la encina, y la Sierra de Saceruela, dominada por los bosques de pinos. En un acto de elogiable neutralidad se contenta con un matorral de poca talla, con salvias y tomillos, con la línea de pinos al fondo como un ejército invasor en espera de la orden de ataque. Moverse en la penumbra en presencia de un sol que declina, que hace mutis por el horizonte, que ya ocultó su rostro detrás de la raya del mundo, es vacunarse contra la enfermedad de la noche. Al fondo, iluminado aun, el lugar de donde vine. Cuando la referencia es el pasado, la enfermedad nada tiene que ver con la ausencia de la luz y sobrevivirá al alba.



248.2.- Etapa 14 del CN del Guadiana. Mirador de la Celadilla (Puebla de Don Rodrigo - Ciudad Real).

Justo donde acaba el pinar y comienza el despoblado existe un pequeño mirador, dotado de mesas con bancos incorporados y una barandilla de madera. El lugar es óptimo para zamparse un bocadillo mientras contemplas la realidad en la lejanía. Por que esa es la sensación que me procuran siempre los miradores, la de que las cosas ocurren muy lejos, que el mundo avanza en un lugar muy apartado de donde me encuentro, sin advertir siquiera mi existencia. Pero es buena la distancia a veces, no sentirse involucrado en los hechos que suceden. Porque puede pasar que no te sientas aludido por el crepúsculo, que olvides que eres la parte del día por la que la luz realiza una cuenta atrás, que es a tí a quien se le agota el tiempo.

¿Por qué me encuentro estás instalaciones siempre sin que nadie las utilice? Si la ciudad no está cerca no serán las gentes del lugar las que se avengan a invertir sus horas de ocio donde la Administración les sugiera. Ellos tienen sus lugares predilectos, que no cambiarían casi seguro por aquellos otros que les indiquen gente de fuera, aunque les mejoren. No se si es tozudez de ellos o nuestra, pero si que es invertir dinero para nada. Además, aunque la idea romántica sea otra, el turismo rural y por la naturaleza no tiene vocación de esforzado. Pasear puede, pero otra cosa es subir a lo alto de una sierra a pie solo por el disfrute de hacer ejercicio físico. Las vistas son magníficas, pero es un lugar demasiado apartado para llegar sin vehículo y mal señalizado su acceso si se pretende acceder con uno.



248.3.- Etapa 14 del CN del Guadiana. Vista del renuncio del Guadiana desde el Mirador de la Celadilla (Puebla de Don Rodrigo - Ciudad Real).

Esta imagen me hubiera gustado gustado haberla tomado en un momento con mejor luz, y yendo avisado de lo que veían mis ojos, porque es sumamente curioso. Hay una pequeña sierra, de menor altura que la sierra de Peribáñez en la que me encuentro, por eso el mirador ofrece una vista superior, con forma de de escarpia. Corre al principio en paralelo a las sierras que cierran el valle y efectúa un giro de 90º para quedar perpendicular a ellas. Desde donde estoy no se aprecia, pero no llega a contactar con la Sierra de Peribáñez, dejando una zona de estrecho entre ambas. No tiene nombre en los mapas, y debería, por que obliga al Guadiana a esforzarse al máximo para sortearla. Podemos apreciar al río, por su cordón de vegetación dentro de la planicie, discurriendo al pie de la ladera de esta sierra, hacia la izquierda, desde el mismo extremo izquierdo de la imagen. Al llegar a la pendiente no encuentra hueco para pasar y retrocede, discurriendo ahora el río de izquierda a derecha, más visible, con el cauce más ancho en la mitad de la planicie. Una vez a hecho acopio de fuerzas efectúa un segundo giro de 180º y traza una trayectoria al pie de la montaña en la que me encuentra, fuera de mi vista. Reaparece a la izquierda de la pequeña sierra, pero con dos brazos, uno de ellos pegado a la sierrecita y el otro trazando un arco, con trayectorias que se alejan de mi, hasta juntarse justo donde la sierrecita se dobla, discurriendo el Guadiana en un solo cauce a partir de entonces que avanza en paralelo al valle y nuevamente hacia la izquierda, camino de Extremadura, aunque con parada previa en Puebla de Don Rodrigo, donde dormiría esa noche. Ojalá hubiera avanzado más hacia el borde del precipicio y hubiera llegado antes al mirador, porque habría tenido una foto magnífica.



248.4.- Etapa 14 del CN del Guadiana. Vista de la ermita de San Isidro desde la Sierra de Peribáñez (Puebla de Don Rodrigo - Ciudad Real).

Vista contraria a una de las que ofrece una de las imágenes de la entrada dedicada a la Ermita de San Isidro, sonde se veía la Sierra de los Caballos desde el entorno de la iglesia. Vemos ahora el borde contrario de la masa de encinas, y el valle del Guadiana desdibujado al fondo, a punto de esfumarse y convertirse en bruma como por algún sortilegio. El rojo del ladrillo parece más intenso por el efecto de la luz del sol que impacta de frente en el edificio, aunque con rayos más lentos, más débiles, porque han tenido que viajar por la atmósfera de la tierra más rato. El rojo claro se turno oscuro porque la tonalidad se hace más fría, como ocurre con la tierra arcillosa de los campos que hay tras la ermita, en la campiña. La visual nos ofrece la ermita sobresaliendo por el escote de la sierra mientras el paisaje se enfría por el efecto Doppler. La Física viene en el auxilio de la Religión, aunque el único sacrilegio cometido es el de utilizar ladrillo de la construcción para restaurar un edificio antiguo, que solo a la luz del ocaso adquiere algún esplendor. Todo muy rebuscado y lleno de segundas lecturas. Prefiero no indagar en este asunto.



248.5.- Etapa 14 del CN del Guadiana.  Vista del Río Peribáñez desde la Sierra de Peribáñez  - Ciudad Real).

Son dos las imágenes que capté desde esta ubicación. me interesaba la existencia de una lámina de agua del Río Guadiana en la visual del valle, perteneciente a unos de los dos brazos en que se divide el río tras sortear la sierra en forma de gancho. Una de ellas está captada con zoom. El río es claramente visible, pero se pierden las referencias al acercarnos al lugar retratado. También nitidez. Prefiero insertar esta otra captada sin zoom óptico, con la confianza de que el gran tamaño del formato permitirá que se vea el río con claridad. Son imágenes con demasiado peso en el disco duro, entre 5 y 6 megas, pero de extraordinaria calidad a cambio, donde detalles que creía perdidos han resaltado en el PC cuando he podido contemplarlas a su tamaño real. Como una perteneciente a una etapa posterior de este del CN del Guadiana, donde capté un ciervo mientras vadeaba el río, y que casi me hizo llorar de emoción al ver el momento reflejado en la pantalla. Merece la pena exagerar el tamaño de las fotos. Ya lo creo.

Hermosa es también la ladera de la sierra tapizada por el matorral en la que sobresalen los pies de encina, uno de ellos en el perfil de la montaña. Al fondo, la Sierra Loca y la Sierra de Enmedio, que cierran el valle por el norte, respirar los últimos rayos de sol del día.

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