sábado, 24 de diciembre de 2011

244.- Etapa 14 del CN del Guadiana. Monte de Castilnegro (Puebla de Don Rodrigo)



244.1.- Etapa 14 del CN del Guadiana.  Ejemplar de Pino piñonero (Pinus pinea) (Puebla de Don Rodrigo - Ciudad Real).

Después de tener que renunciar a avanzar en la etapa 13 más allá de la umbela, sin tiempo que perder decidí iniciar la decimocuarta etapa, la que discurre entre el Alberque Juvenil Puente de Retama y Puebla de Don Rodrigo. Aquello pintaba bien al fin. Albricias, al fin arbolado, bosques, pinares de reforestación. Y para recorrerlos un camino explanado con traíllas. Compacto, de firme perfecto aun siendo de tierra arcillosa. Tras entretenerme unos minutos en el referido albergue, recién construido, con instalaciones casi por estrenar en mitad de un pinar de pinos piñoneros, entre en cuestión. Había que recuperar el tiempo perdido, y el camino a recorrer era largo y sinuoso, aunque transitable para mi Peugeot 206 y bien señalizado. En cada encrucijada estaba indicada la dirección correcta y las que había que descartar. El mapa me indicaba que debía atravesar una extensa zona de pinares en la vertiente noreste de la Sierra de la Saceruela. El borde del bosque estaba  compuesto por una masa mixta de encinas (Quercus rotundifolia) y pinos piñoneros (Pinus pinea), bastante abierto, con rodales en los que dominaba una u otra especies y con grandes claros. En uno de ellos encontré mi primer objetivo de la etapa, un pino con tronco doble y copa esférica perfecta, que lo dominaba todo desde su talla netamente superior al del resto del arbolado que lo circundaba. Hube de rodear el árbol hasta encontrar el tiro de cámara en que el sol no me diese de cara. Empezaba a caer la tarde. Aun había algunas horas de luz por delante, pero las sombras empezaban a alargarse, a pesar sobre el suelo. Tuve claro desde el primer momento que la imagen iría al reportaje, aunque carezca que referencias que nos permitan evaluar las dimensiones del árbol. De unos 12-15 metros. Talla bastante notable para una masa tan joven. Quizás no fuera coetáneo con sus congéneres. En ese caso estaríamos ante un superviviente de otras épocas. Un árbol madre, respetado para los últimos años del turno de aprovechamiento para que esparciera su semilla y quizá indultado en la última corta.



244.2.- Etapa 14 del CN del Guadiana. Masa mixta en el del pinar del Monte de Castilnegro (Puebla de Don Rodrigo - Ciudad Real).

Aunque parezca una guerra que tienen ganada de antemano los pinos serán al final las encinas las que prevalezcan. Las frondosas son más versátiles, se reproducen más rápidamente. Un pino piñonero tarda unos 25 años en empezar a producir piñas, en cuya creación invierte mucha de su energía disponible y que le puede llevar 2 o tres años formarla. Las masas de pinar puras solo son posibles en montes ordenados. Todo tiene su belleza. Los pinos no gozan de la simpatía de los ecologistas. Dicen que propician los incendios forestales, y no les falta razón. Pero tienen la ventaja de producir madera, aunque sacar beneficio del monte muchos lo consideren poco menos que un sacrilegio. Otra aun más valiosa es que son capaces de colonizar suelos degradados. Las frondosas constituyen precisamente el tope evolutivo del ecosistema y suelen hacer acto de presencia cuando los suelos están maduros. En esta imagen están contenidas las tres etapas últimas de la serie evolutiva de la vegetación. La primera sería la del matorral, compuesto en este caso por retamas y tomillos. La segunda la constituirían los pinos, en este momento en apariencia los más fuertes. La tercera y más evolucionada sería la representada por las encinas, aun en fase incipiente en eta zona de la masa. No, no os compadezcáis de las  encinas porque ellas acabarán ganando y, si el hombre no interviene, acabarán desterrando los pinos de estos parajes.



244.3.- Etapa 14 del CN del Guadiana. Sendero de desembosque en el Monte de Castilnegro (Puebla de Don Rodrigo - Ciudad Real).

Poco a poco las encinas fueron desapareciendo. A veces reaparecían en torno a alguna vaguada. El camino seguía siendo bueno. El paisaje aunque repetitivo era absolutamente maravilloso. No hacía más que tomar fotos porque no me canso nunca de lo que me gusta. Sería capaz de comer siempre lo mismo si fuera algo que juzgara delicioso. De hecho tiendo a repetirme cuando doy con un plato que me gusta. Tampoco me cansa el contacto permanente con las mismas personas cuando estoy a gusto con ellas y disfruto de su compañía. Denme una mujer que me quiera siempre y tendrán un amor eterno. El paisaje no tiene porque ser una excepción a esta regla. El olor a bosque, a resina, a tomillo y a madera. La leña seca en el sendero, pisarla y hacerla crujir bajo mis pies era un pequeño placer que me costaba dejar de disfrutar. No hacía más que parar cada poco para seguir tomando fotos.

No se la causa pero imagino que la madera de pequeñas dimensiones acumulada en este sendero se debe a que fue utilizado para sacar la madera al finalizar el último turno. Vi árboles coetáneos en cada zona, así que imagino que aquel monte está ordenado por el procedimiento más sencillo. Cada año se corta la parte correspondiente al turno y se planta en el claro creado. Por turno se entiende la edad fijada apara aprovechar los árboles, aquella a la que se consideran maduros y con dimensiones óptimas para ser convertidos en madera. Cada vez que se completa un turno se ha extraído del monte  la totalidad de la madera existente. Pero con un ligero detalle, al final del turno el volumen de madera en pie sigue siendo aproximadamente el mismo que en su inicio. La masa arbolada no merma con el tiempo. Los ingenieros de montes lograron convertir un recurso tan escaso como los árboles en un recurso sostenible. Ellos inventaron el concepto, aunque lo llamaron de otra manera. Un turno normal en un pinar puede ser de 100 años. Si ese fuera el caso, y simplificando, cada año se cortarían todos los árboles existentes en una parcela equivalente a la centésima parte de la superficie ocupada por la masa. De esa manera, en un momento dado, se tienen rodales formados por pies coetáneos de todas las edades. Se tala con motosierra, se cortan las pequeñas ramas hasta dejar el fuste más o menos limpio y se extraen los troncos por las que se denominan vías de saca. Esta podría ser una de ellas.



244.4.- Balsa forestal en el Monte de Catilnegro (Puebla de Don Rodrigo - Ciudad Real).

Las balsas forestales sirven para el abastecimiento de helicópteros de extinción y vehículos motobomba mientras trabajan en incendios forestales declarados. La de la imagen se abastece con el agua de un pequeño barranco. Es hasta bonita. A mi me lo parece al menos. Y son tremendamente útiles durante los fuegos. Un hidroavión de las fuerzas aéreas puede tardar una hora fácilmente en reabastecerse tras efectuar una descarga. Un helicóptero puede lanzar agua sobre las llamas con una cadencia de unos cuantos minutos si se disponen de balsas forestales en el entorno. Trabajé un verano en una base del ICONA donde operaba un helicóptero ucraniano, aunque de origen soviético, que en otro tiempo estaba destinado en un portaviones de la flota. Era capaz de cargar 5 mil litros en el bambi, el depósito esférico colgante con el que operan los helicópteros de extinción de incendios. Esta balsa se la habría merendado en un rato, pero seguramente habría acabado el solito con el fuego. ¿La pega? Que la tripulación, todos ex-militares, bebían desde que se despertaban hasta que caían borrachos perdidos en la cama por la noche.

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